Capítulo 3

Joel:

—Estoy tan feliz de tenerlas aquí —repite mi madre una y otra vez. Mi hermana ha vuelto después de casi un semestre fuera de casa y ha traído a su amiga… Corina.

—Corina ha crecido desde la última vez que la vi —dice mi padre mientras toma asiento. Esa chica es, muy hermosa y… delicada—. ¿No te parece bueno tener a tu hermana aquí por el verano Joel? 

—Teniendo en cuenta que yo nunca la habría dejado ir tan lejos… si padre, es bueno tenerla aquí —me hace mala cara.

—Joel…

—Dejémoslo—termino la conversación con esas palabras cuando escucho la puerta.

—¡Estamos aquí! —entra mi hermana gritando como una adolescente.

—Adriana por favor… —digo quejándome y al alzar la mirada me encuentro con Corina, no puedo evitar mirarla de arriba abajo. Lleva puesto unos jeans y blusa color blanco. Muerde sus labios constantemente y está ruborizada.

Su piel es pálida y tiene algunas pecas en su rostro que sólo la hace lucir más hermosa. No tiene curvas exageradas, sus piernas son delgadas al igual que su torso y tiene tetas perfectas…

—¿Joel? —mi padre me sorprende pasándole registro.

—He… ¿Qué cosa? —alza una ceja y mira hacia Corina

—Refresco… —asiento

—Bien niñas, tomen asiento y pronto Tomasa traerá la comida —Corina con un leve movimiento toma asiento y su mirada está fija en el plato. O es muy tímida o tiene hambre…

—Corina y ¿Qué tal está tu madre? —es mamá quien habla

—He… está bien, trabajando y… ya sabe —dice esbozando una sonrisa.

—¿Le has dicho que venías?

—Sí… le he dejado un mensaje —¿su madre no se preocupa por ella?, ¿A qué clase de madre se le deja mensaje para avisar que viajarás a otro estado?

La comida llega y Tomasa la coloca frente a nosotros. Huele exquisitamente, es res. Cada quien toma su porción y yo la devoro, me estoy muriendo de hambre, el trabajo ha sido duro.

La cena continúa y Adriana habla sobre su semestre en NY y cosas sobre el campus. Corina apenas despega su boca para decir sí o no. Contesta solo las cosas que le preguntan y después se limita a jugar con el tenedor o tomar sorbos de agua.

—El postre… —anuncia mi padre y Tomasa trae la tarta. La coloca en el centro de la mesa y todos toman sus trozos. Noto como Corina toma una porción demasiada pequeña y frunzo el ceño.

—¿Es todo lo que vas a comer? —pregunto con un tono un tanto molesto. Sus ojos me miran bien abiertos, parece un pequeño conejito asustado.

—Si —se limita a decir y su pequeño cuerpo se encoje.

—Cori no come demasiado… ¿no la miras?, he luchado por hacerla subir de esos 47 kilos pero es imposible…

—¿47 kilos?, ¿es lo que pesas?, eso pesa un ternero al nacer —digo un tanto sobresaltado. Corina me mira alzando una ceja y por primera vez la veo reír, es muy hermosa.

—Pero que dices… —escucho a mi padre y niega —. Disculpa al muchacho Cori, demasiado trabajo…

Continúa riendo y niega. Tiene la sonrisa más jovial y hermosa que he visto. Su rostro se ilumina, produce… que yo también quiera sonreír.

—No se preocupe —tomo el tenedor y pincho un trozo de la tarta y no puedo evitar sentirme confundido. No sé que he dicho que le ha dado tanta gracia, es la verdad, pesa lo que un ternero.

—Bueno, nos iremos a dormir —anuncia mi hermana y veo como Corina se pone de pie. No quiero que se vaya, no quiero dejarla de ver.

—Buenas noches y muchas gracias —le dice a mis padres y al mirarme una leve sonrisa se dibuja en su rostro y luego sale del salón.

—No pudiste haberle dicho peor hijo… digo, si lo que querías era conquistarla…

—¿Conquistar a Cori?, pero si es una pequeña Matt, tu hijo ya es un hombre… —miró de mala gana a mi madre al escuchar sus palabras. Doy un pinchazo en el último trozo de tarta y lo llevo a mi boca.

—Solo hice una observación y gracias por decirme roble viejo madre.

—No quise decir eso, solo que comparando a la pequeña Cori, contigo… —niego y me pongo de pie de inmediato. Salgo del salón y subo las escaleras rápidamente.

En mi habitación me libero del sombrero, desabrocho mi camisola y jeans, botas… tomaré una ducha. No sin antes detenerme en el espejo… La barba me aumenta tal vez un poco de edad pero estoy en buena forma, no soy viejo, no soy tan viejo… 35 años no es ser viejo. ¿Pensará Corina así?

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo