Capítulo 2

Corina:

Los campos son espectaculares, la vista es hermosa y más porque está a punto de atardecer. Llevamos ya casi media hora de camino.

—¿Qué tal les fue en el vuelo? —pregunta Yvonne

—Genial, fue muy cómodo ¿no es así Cori?

—Muy cómodo —me limito a contestar.

—Tenemos una cena preparada para ustedes.

—Muchas gracias, no debió molestarse —tomo un respiro y dejo que mi amiga siga hablando con su madre sobre las novedades que tiene.

Recargo mi frente en el cristal del auto. Después recuerdo que no he encendido mi móvil, tal vez mi madre ya haya contestado… Pero la pantalla no muestra ninguna notificación nueva. Vuelvo a recargar mi frente en el cristal y una punzada de dolor me invade, pero al final lo sé. No soy su prioridad ahora.

▮▮▮▮▮▮▮

Al fin llegamos al lugar. El auto se aparca delante de una enorme casa parecida a una cabaña pero… por Dios esto es una mansión.

Tiene 3 pisos, con un hermoso jardín delantero. Tengo que obligarme a cerrar la boca y seguir a mi amiga quien se adentra a toda velocidad por la casa.

—¡Papá estamos aquí!, ¡hemos llegado! —yo voy a paso un poco más lento tras de ella y arrastrando mi maleta.

—Señorita no se preocupe, yo me encargo —dice el que ahora sé que se llama Kevin. Su rostro es afilado, tiene ojos café oscuro y una sonrisa muy linda, desvió la mirada rápidamente

—Gracias —digo y me adentro junto a Yvonne quien nos mira riendo.

—Bienvenida a tu casa Corina.

—Gra… gracias Yvonne, de verdad —sonríe y me indica que pase a lo que creo yo que es la sala.

—Corina, que gusto —dice Matt, el padre de Adriana

—Señor —se pone de pie rápidamente y me funde en un abrazo, todos aquí son muy cálidos.

—¿Cómo estás mi niña?, ¿te va bien en la escuela? —asiento mientras reacomodando un mechón que se me ha soltado.

Matt tiene el cabello canoso al igual que su esposa. 65 años de edad, pero de complexión delgada y ejercitada, nariz afilada y su rostro es mera masculinidad, en su juventud debió ser muy apuesto.

—¿Listas para la cena?

—¿Dónde está Joel, madre? —escucho un carraspeo ronco

—Estoy aquí hermana —su voz es imponente, gruesa y fuerte. Mi piel se eriza casi al instante así que froto mi brazo para evitar que se den cuenta.

—Que gusto verte al fin… eres el único que no me visita y no sabes cuánto te he extrañado cascarrabias —Joel es el hermano mayor de Adriana, no sé mucho sobre él, salvo que… es un cascarrabias.

—Mira… quiero presentarte a mi amiga Corina—oh no, trato de recomponerme antes de darme la vuelta y encontrarme con…

—Corina, él es mi hermano Joel —parpadeo varias veces sintiéndome un tanto estúpida. Quedo anonadada en el primer momento que veo a aquel hombre alto de alucinantes ojos azules. Tiene nariz afilada, sus labios son apenas una línea, cejas y pestañas pobladas, el mentón es sumamente pronunciado, lleva puesto un sombrero y camisola a cuadros, jeans, botas…

—Mucho gusto, Corina —está extendiendo su mano. M****a, despierta Corina. Estrecho su mano y desvío la mirada al suelo, no quiero lucir como una idiota petrificada de nuevo.

—Bueno, deberíamos ir a cenar —anuncia la madre de Adriana. Me libero torpemente de su agarre.

—Primero quiero instalarme madre… y tomar un baño, por favor —dice mi amiga.

—Está bien, muéstrale su cuarto a Corina, está junto al tuyo —asiente y me toma de la mano para comenzar a caminar de manera obligada. Aún siento la mirada de Joel pero no me atrevo a confirmarlo, mejor me dedico a mirar el suelo y las escaleras de madera fina que subo rápidamente.

—Esta será tu habitación —dice mi amiga abriendo la puerta. Es un lugar  amplio y extremadamente lujoso, las paredes están hechas de madera al igual que el suelo. La cama es sumamente amplia, la iluminación recorre todas las esquinas y...

—Es… hermosa.

—Es mi hermano y su gusto... no me agrada mucho pero me alegra que a ti sí.

—¿Bromeas?, es precioso, los acabados, los muebles… por Dios  —suelta una carcajada.

—Bien, te dejo para que tomes una ducha y te prepares para la cena, te recomiendo que uses tu ropa de verano… —le hago mala cara

—Como si tuviera.

—Pues mañana mismo vamos de compras, no quiero que te deshidrates usando esos abrigos…

—Vale… lo he entendido —sonríe y cierra de un portazo. Es cuando puedo tomarme el tiempo para admirar a mi alrededor. No puedo dejar de ver los acabados color chocolate y las hermosas pinturas. Paso un rato admirando el espacioso lugar hasta convencerme e irme a dar una ducha, no estaré lista a tiempo.

Abro la puerta del baño y me encuentro con más madera… lo juro esta casa me volverá loca.

La ducha tiene un vitral de puerta… será algo incomodo, coloco el seguro y tomo un par de toallas, mi shampoo y el acondicionador para dar comienzo a mi glorioso baño.

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