Atenea: una vida secreta
Atenea: una vida secreta
Por: Arc_en_ciel
Capítulo I

6 de enero del 2021…

Voy de camino a la empresa en donde voy a comenzar a trabajar a partir de hoy o mañana. Estaré trabajando en las finanzas de la compañía. Llego al aparcamiento de la compañía, pero, cuando voy a estacionar mi coche, otro coche se parquea delante de mí y entra en el único lugar que había libre. 

— ¡Idiota, yo iba a estacionar mi auto allí! —le grito saliendo de mi auto.

—Tú misma lo dijiste, "ibas" a estacionar, ya no.

— ¡Imbécil!, yo llegué primero y no queda ningún espacio, así que quita tu puto coche para aparcar el mío.

— ¿Tú crees que voy a hacer lo que dices? —expresa autoritario.

—Sí —suelta unas carcajadas y comienza a caminar.

— ¡Tarado! —le vuelvo a gritar mientras va caminando y se gira a donde estoy yo.

— ¿Qué gritaste? —me está dando una oportunidad para arrepentirme, pero, no la acepto.

—Tarado —comento sonriente y satisfecha.

Entro a mi auto y busco con la vista un espacio vacío, pero, no lo encuentro. Enciendo el coche y voy al parqueo del edificio de en frente. Entro a la empresa y en la entrada pregunto por el piso del director. Voy directo al elevador y pulso el botón del piso. Cuando llego a la cima del edificio, veo que no hay ninguna secretaria, así que entro a la puerta que vi más cercana. Toco y una voz me dice que entre. Abro la puerta y mis ojos no pueden creer lo que están viendo.

— ¿Tú?

—Señorita Quinn.

Pero, primero les voy a contar un poco de mi vida y cómo fue que llegué aquí. Todo empezó una mañana de invierno.

12 de diciembre de 2018…

Me levanto por los reflejos de la luz del sol, entran por la ventana que al parecer, Wanda abrió, provocando así un quejido de mi parte. Wanda es una mujer joven, solamente tiene 29 años, es nuestra ama de llaves y cocinera, y muy buena amiga mía, la única que tengo, por cierto. Mi padre, Lance, trabaja en la ISA (sus siglas en inglés son International Spies' Association o en español como Asociación de Espías Internacionales). Es alto, corpulento, ojos celestes claros pequeños, su frente es amplia y no está arrugada pese a su edad y su cabello es castaño, graso y liso. Yo, en cambio, soy pequeña al lado de mi padre, mis ojos y los de él son del mismo tono y mi cabello es entre castaño claro y rubio. El cabello fue lo único que saqué igual a mi madre. No la conozco ni jamás la conoceré puesto que murió dándome a luz. 

—Señorita, ¿ya se despertó? —inquiere Wanda desde el otro lado de la puerta.

—Sí Wanda, ya bajo a desayunar que tengo mis clases dentro de una hora —le contesto.

Por el trabajo de mi padre, yo no voy a la escuela, por cuestión de seguridad, así que estos 19 años, que cumplo mañana por cierto, lo he pasado toda mi vida, por clases virtuales o por profesores que mi padre contrata para darme clase aquí en casa. En estos momentos, estoy en el segundo año de universidad y escogí economía y negocios. 

Entro a bañarme, lavo mi largo y graso cabello, al salir me paso secadora y lo plancho como siempre. En el armario, busco una blusa transparente con un top blanco, y uno de mis shorts. Bajo a desayunar, ya Wanda tenía listo mis huevos revueltos y mis cereales con leche. Me siento en la mesa y le pregunto por papá. Me contesta que ahora viene, que ayer llegó tarde de la ISA. 

—Ya llegué, preciosa —entra mi padre a la cocina.

— ¡Papi! —me levanto a abrazarlo con emoción —. ¿Cómo te fue? 

—Bien hija y te tengo una noticia.

Wanda entra al comedor con el desayuno de mi papá.

—Dime, papá —indago impaciente.

—Me mandaron a investigar a una familia muy grande, tengo que mudarme a Acapulco y tú te vas a quedar aquí con Wanda, porque es muy peligroso —a Wanda se le caen las cosas que traía y se va llorando. 

—No lo puedo creer, papá, siempre que hay alguna misión, me llevas contigo —me inquieto —. ¿Por qué esta vez no quieres que vaya?

—Porque es muy peligroso hija —alza la voz mi padre —, pero, hay otra cosa —la disminuye.

— ¿Qué es ahora? —alego.

—Máximo, me voy a demorar un año, de eso no pasa —me jura.

—Pero, papá...

—Pero, nada —me interrumpe brusco.

Salgo de la cocina molesta en busca de Wanda, me imagino que debe estar devastada. Hace unos meses me enteré de que ella está enamorada de mi padre y aunque mi papá no lo sabe, debe imaginárselo más ahora, por su reacción y por otras que han pasado ya antes. Toco la puerta del cuarto de Wanda y no me contesta, así que entro.

—Wanda, ¿cómo estás? 

—Más o menos, señorita. Usted sabe que yo lo amo y aunque sepa que él no lo sabe —si supiera que lo sospecha —, me duele mucho. ¿Cuánto tiempo? —pregunta en un susurro.

—Un año —solloza nuevamente.

Yo la consuelo hasta que se queda dormida y al salir de su cuarto, me encuentro con una pregunta qué jamás la hubiese escuchado de sus labios, en otras circunstancias. 

— ¿Cómo está Wanda? 

—Mal papá, y todo por tu culpa.

—Sí, lo sé —admite —, voy a esperar a que despierte, tengo que hablar con ella.

—No la ilusiones papá. Tú te vas y ella se queda, recuerda eso —le hablo con la verdad.

—Solamente voy a decirle una cosa.

—Solo me queda una pregunta. ¿Cuándo te vas?

—En dos semanas —responde sinceramente.

Voy directo a mi habitación a dormir, mañana será un gran día.

Al otro día, me despierto antes de lo esperado o es lo que yo pienso. Bajo a desayunar, pero, no hay nadie. Al parecer en esta casa no se han levantado y son las 8. Voy a buscar mejor a Wanda, seguro se le hizo tarde. Subo de nuevo las escaleras y voy directo a la habitación de ella. Abro la puerta de su habitación, grito y los dos saltan de la cama. Se cubren y me miran con cara de espanto.

— ¿Qué pasó aquí? —pregunto aunque sé la respuesta —. Bueno, me imagino que ocurrió y ya mi mente se desvirgó. Mejor me voy para que ustedes puedan vestirse.

—Hija espe...—cierro la puerta, no quiero ninguna explicación. 

No es que esté molesta, pero, tampoco quería ver a mi padre en su intimidad con Wanda, además, fue error mío entrar sin tocar, pero, también no debían haber dejado la puerta sin seguro. Es una contradicción seguida, una detrás de la otra; primero me dice mi papá que no le interesa Wanda, y de un momento a otro están aquí desnudos en la cama. ¿Desde cuándo mi padre está interesado en Wanda?, y lo peor de todo es, que yo no me había dado cuenta. 

Salgo un momento de la casa en dirección al parque que hay en la esquina de la casa. Me hace sentir en paz conmigo misma. Hoy es mi cumpleaños y tampoco quiero pasarla mal con mi padre, pretendo pasar bien este cumple, que el próximo no estará él. Doy una vuelta por el parque, y lo que más hizo esto fue deprimirme. 

Veo a todos los padres con sus respectivas hijas, jugando con ellas en las atracciones, llevándola a la escuela. Observo todas esas cosas desde hace 5 años que vivimos aquí, hace 5 años que prácticamente conozco a Wanda y aunque nunca la aprecié como una empleada, siempre la quise como una hermana mayor, gracias a que mi padre se la pasa todo el tiempo en el trabajo. Ahora nos abandona nuevamente, y esta vez ni nos quiere llevar con él, diciendo que es peligroso. ¿Cuánto peligro no hemos pasado ya, para afrontar el que viene? ¿Cuántas veces tengo que rezar que en unas de sus misiones no lo descubran y lo maten? 

Solo Dios sabe cuánto he sufrido desde que escuche que mi padre es espía. Solamente tenía 14 años, había cosas que entendía, pero, otras, no y esa era una de las que no concebía correcta. Mi padre siempre está en peligro y duele que pueda quedarme huérfana en cualquier momento. A mis 17, luego de que casi perdiera a mi padre, firmamos un papel con Wanda, que ya en ese tiempo era de nuestra confianza, para que si le pasaba algo a mi padre, Wanda se convirtiera en mi tutora. Volví a mi casa, solamente pasó una hora. 

Al llegar estaba en la cocina Wanda y me llama.

—Señorita, su padre la espera en el despacho.

Voy en dirección al despacho de mi padre y toco la puerta. Emite un adelante y entro.

— ¿Me buscabas? —cuestiono.

—Siéntate, por favor —hago lo que me pide y me observa un rato mi padre.

— ¿Me quieres decir algo? —su silencio lo dice todo —. ¿Qué pasa?

—Acuérdate siempre que Wanda a partir de ahora, mejor dicho, cuando me vaya, es tu tutora, debes obedecerla. Yo siempre te voy a llamar con un número diferente, debes tener tu celular eternamente encima para poder hablar contigo. Si no logro contactar con el tuyo, llamaré por el de Wanda. No salgas mucho, siempre sé que vas al parque, es lo único y trata de ir con Wanda o con unos de los vigilantes que pondré.

—Papá, ¿esta vez es más peligroso? Siempre que tienes alguna misión, jamás dejas vigilantes —me callo un momento para pensar bien que voy a decir —. No quiero perderte papá —me levanto llorando a abrazarlo.

—Jamás hija, jamás.

Después de irse mi padre, los primeros tres meses hablamos más seguidos, después, los otros, se fue complicando para hablar, hasta que después de 10 meses fuera de casa, no me llamó más. Voy hasta la ISA nerviosa y nadie sabe decirme nada. Estoy muy asustada. 

8 de noviembre de 2019…

Un mes y cinco días para mi cumpleaños y un mes, dos semanas y dos días para que mi papá llegue. Estoy muy feliz, unas semanas después de visitar la ISA, recibí una llamada de mi padre, que no me preocupe, que ya está en la recta final y aquí estoy, desayunando con Wanda al lado mío y contándole de mis estudios. 

Ella no pudo terminarlos porque tuvo que ponerse a trabajar puesto que su madre está muy enferma y luego de unos meses que comienza con nosotros, su madre fallece, así que la única familia que tiene somos nosotros y la aceptamos como parte de ella, así que estudia los mismos días que yo.

4 de enero de 2021…

— ¿Segura que quieres ir allí? —inquiere tangible.

— ¿Segura tú de qué quieres hacer esto? —pregunto igual que ella.

—Segurísima —afirmo.

—Entonces, yo también.

Y aquí estoy yo, en el aeropuerto con Wanda, que nos vamos a aventurar en un viaje con regreso en un corto tiempo.

— ¿Nos vamos?

—Vámonos —contesta y nos fuimos a la sala de espera.

Actualmente...

—Señorita Atenea Quinn —se levanta de su silla con unas hojas en la mano y se aproxima a donde estoy —Soy Aarón McDermott. 

Ese nombre me es conocido. ¿De dónde? No me acuerdo. Voy a pensar mucho para acordarme.

—Mucho gusto señor McDermott, estoy aquí para que conozca a su nueva socia en la empresa.

— ¿Usted fue la misteriosa chica que compró el 45% de las acciones de la empresa que pusimos a la venta? —inquiere con una sonrisa en su bello rostro. 

—Sí soy yo, vengo para instalarme y que para mañana me tengan lista una oficina —ordeno a McDermott.

—Está bien, señorita Quinn. Mi secretaria se encargará de todo. 

—Discúlpeme por lo del estacionamiento, no pensé que llegaría a ser mi socio, fue un poco irrespetuoso —me excuso. 

—Acepto sus disculpas, pero, no voy a permitir algún otro insulto. 

—Yo puedo decir lo que quiera, o quiere que su empresa pierda el dinero que invertí, recuerde que yo fui la que salvé la empresa. 

Luego de decir esto, cojo el pomo de la puerta, la abro y me voy, dejando a Aarón sorprendido. Llego a mi casa, o mejor dicho, a mi mansión, dejo mi auto en el garaje y entro por la puerta que da a la cocina. 

—Buenas tardes, Wanda, ¿te fue bien en tu entrevista? 

—Sí Atenea, y ¿a ti cómo socia?

—Súper. Conseguí lo que quería.

— ¿Cómo que lo que querías? —replico sorprendida.

—Entré y salí como triunfadora.

— ¡Pero, eso es excelente! —exclama emocionada. 

—Aparte de eso, me resulta conocido, como si alguna vez lo haya visto en el pasado. 

—A lo mejor es una coincidencia —comenta. 

—No Wanda, ese chico ya lo había visto antes, pero, ¿en dónde fue?, no llega a mi mente. 

— ¿En el parque? Es que allí conoces a muchas personas —confiesa. 

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