Capítulo 4: CALLEJÓN SIN SALIDA


                        .........

Juro que en este momento me siento ajena a mi cuerpo, siento que soy una simple espectadora en un maravilloso circo de arañas.

El pelirrojo me hace un leve gesto de cabeza, sorprendentemente captó la indirecta.

—Es un gusto conocerlo Oficial Blaith.—No sé de qué parte de mi interior saco una sonrisa.

—Un gusto, señorita Luna.—Recibe mi saludo de mano y  me ofrece su más sincera sonrisa.

Gabriel agarra mi cintura.

—Creo que mi hermana y yo ya debemos irnos.

Mi pecho no deja de bajar y subir de forma rítmica. El policía solo asiente y sale, el chico suelta mi cintura, sale también de la habitación  y yo decido ir detrás de él.

—¿Sabés? Eres un tanto extraña.—Me mira sobre su hombro al notar que le estoy siguiendo.

Frunzo el ceño y le veo de forma acusatoria, ¿Pero quién se cree que es este tipo?. Intento seguirle el paso pero las piernas de jirafa le ayudan bastante a la hora de caminar rápido.

—¿Yo  extraña?.—Lo agarré de el brazo para detenerlo.—No fui yo la que armó un numerito allí dentro.

—Gracias a mi numerito te salve el pellejo.—Sonrío de forma descarada.

Perdóname madre naturaleza, pero tengo la necesidad de torturarlo lentamente hasta que se ahogue en su propia sangre y así borrarle la estúpida sonrisa de la cara, bueno creo que leer tanto me está afectando.

—¿Salvarme? ¡Me acabas de poner en el peor aprieto de mi puta vida!

Rueda los ojos con fastidio y me toma fuerte de el brazo, llevándome a rastras por las escaleras, ignora todas mis protestas y reclamos. Salimos por la puerta principal, ya no hay rastros de los niños fresas repartiendo sexo a su alrededor.

—No creí que las jirafas fuesen tan salvajes.—Zafo mi brazo de su fuerte agarré.

Se encorva para quedar a mi altura.—Acabo de salvarte, deberías ser más educada y agradecerme.

Me cruzo de brazos y le sostengo la mirada.—No pienso tener incesto.—Recalco la última frase para que coja la indirecta.

Eleva la comisura derecha de sus labios. Un frío espeluznante me recorre de pies a cabeza, miró los alrededores, todo está oscuro, no hay ni un alma en la calle. Cuando vuelve a hablar me produce un escalofrío:

—No obligó a ninguna  chica a  venir a mí, ellas vienen por si solas. Además no me gustan las pelirrojas.—Toma un mechón de mi cabello y lo enreda entre sus dedos.—Incluyendo a las que   son teñidas.—Sonríe como quien descubre américa.

Le golpeó la mano y retrocedo varios pasos.—No es personal, pero la chica con la que estabas hace un rato no parece estar buscando solo sexo.

—¿Isa? Sí, estás en lo correcto.—Vuelve a acercarse a mí con las manos metidas en los bolsillos.—Ella es mi novia.

—Claro.—Ahora soy yo la que rueda los ojos con fastidio. Este idiota no puede ser más parecido a un personaje de novela cliché porque seria imposible.—El típico fuck Boy.

—No necesariamente, pero en rialidad, ese no es tu problema ¿O si?.—Se voltea, su espalda es una perfecta “V” puedo ver cómo empieza a abotonar su camisa. Se acerca a un lujoso lamborghini de color negro aprieta el botón en su mano, el carro parpadea y suelta un pitido.

—¡¿Piensas dejarme aquí?!

Abre la puerta de el copiloto y  señala con la cabeza hacia dentro.

Si decido  entrar a ese auto no habra vuelta a tras.

No sé lo que pueda pasarme o lo que él pueda hacerme, no tengo teléfono para comunicarme en cuestión de que algo me suceda. Si me quedo aquí, puede que sea igual o hasta peor, no sé dónde estoy, ni si quiera se si hay una parada de autobuses cerca.

¿Qué digo? ¡Ni siquiera tengo dinero para pagar el autobús!.

Estoy jodida por dónde lo veas.

Muerdo mi labio inferior hasta sentir el sabor metálico en mi boca, lo sé, un abito bastante masoquista.

Quizás irme con él sea estúpido, pero es la opción más racional, me trago mi orgullo y el pánico, obligó a mis piernas a moverse.

—Quiero sentarme el la parte trasera.—Digo cuando  ya me encuentro a su lado.

Se encoge de hombros, cierra la puerta de el copiloto, abre la puerta de la parte de atrás yo entro y el cierra la puerta, cabelleroso el muchacho

 

—¿Cuál era tu intención con esta  farsa? ¿Esa estupidez solo se te ocurrió por la similitud de el apellido?.—Digo cuando ya ha arrancado el carro.

Puedo notar que me ve por el espejo retrovisor.—Lo de tu apellido influyó, pero la verdad tienes un parecido exagerado con mi hermana Eleyn.

Mi boca se seca y le volteó a ver.—¿En realidad sí  tienes una hermana?.

 

—Así es.—La manera en la que maneja con una sola mano puede ser calificada con sensual.—El asunto es este: Mi hermanita se escapó hace dos años atrás, la hemos localizado varias veces pero es astuta y se nos ha escapado de las manos. Mi madre tenía  una boda arreglada con el hijo de Charles Tomson, dueño de Tomson Company, por eso escapó, el capricho tonto de casarse con su amor verdadero o algo así, dudo que podamos encontrarla. El plan que armamos no servirá de nada. En pocas palabras…

—¡¿Quieres utilizarme como carnada?!

—En pocas palabras.—Hablo como si no le hubiese interrumpido.—Un favor por otro. No tendrás que casarte con él, lo que realmente necesitó es que hagas que el  prometido de mi hermana se enamore de ti, que  firme una autorización para que  yo esté a cargo de sus empresas, después de eso podrás volver a tu vida normal, te pintas el cabello y te pago cualquier operación facial que necesites. También puedo darte una buena dote de dinero por tu trabajo.

—No, rotundamente yo no…

—Para la gente común encontrar una beca es bastante difícil ¿No es así?.—Me deja con la palabra en la boca.—Y más en una de las seis mejores Universidades de Londres.—Nos paramos en un semáforo en rojo y volteo a verme.—Anna, no tienes opción, al menos que quieras esperar  unos cinco años más para tener otra beca. El oficial que nos encontró le informará al Director que lo que vio, sí gracias a qué soy un Luna no nos detuvieron, pero eso no quiere decir que no vaya a tener algún tipo de consecuencia,  ¿Qué crees que pensara el Director cuando le diga que no eres mi hermana? ¿Qué crees que pensara que  estábamos haciendo en un cuarto oscuro tu yo solos?.

—Tendrá que creerme, la verdad, es la verdad.—Me cruzó de brazos.

El semáforo se puso en verde y él volvió a arrancar el auto.—No es lo que parece señor Director, solo fui a una fiesta ilegal y entre a esa habitación porque solo quería escapar de el policía.—Me imita con una voz chillona.—Incluso si te creé no saldrás ilesa  y en tu primer día de clases eso no se ve para nada bien, ¿O si?.

El maldito tiene razón, la situación no me favorece de ninguna forma. ¡Dios! Daniela me matará ¿Y si mi madre se entera?, no quiero ni imaginar que me hará, mejor dicho,

¡Lo que  me harán esas dos uniendo fuerzas!

—¿Cómo harás con mis papeles de ingreso? Para el director soy Anna Luna.—Me meto entre los asientos pasando mi pierna por encima, me acomodo  aterrizando  en el asiento copiloto.

Vuelve a sonreír, aceptando su triunfo.—Tengo  contactos, pueden  tomar tus papeles y borrar toda huella, así como si nunca hubieses existido en los registros, cuando termine todo esto puedo hacer que tus papeles aparezcan como recién ingresada, serás solo Anna Luna, solo una coincidencia de apellidos.

—¿No puedes intentar sobornar al Director o algo para no tener que hacer este plan sin sentido?

—¿Crees que voy a hacerte un favor porque soy el buen samaritano?.—Una sonrisa diabólica se extendió en sus labios.—Ya lo dije, un favor por otro favor.

La esperanza es lo último que se pierde, pero esa vaina nunca ha estado de mi lado.

—¿La Universidad está muy lejos?.

—¿Quién dijo que iremos a la universidad?.—Dice como si mi pregunta fuera lo más estúpido que hubiera escuchado jamás.

—Quiero ir  a la universidad, ahora.

—Lo siento, ¿Cuándo dije estabas en posición de exigir?.

—Idiota.—Mascullé entre dientes.—¡Mi teléfono!.—Le dí un golpe al asiento donde me encontraba.—¡Necesito volver!

—¿Qué?.—Me miró con el ceño fruncido.

—¡Mi teléfono! ¡El que lo encuentre!.—Me puse las manos en la cabeza de forma desesperada.—¡Ashley siempre me dijo que le pusiera contraseña y ni bolas le pare! ¡Mi biblioteca de w*****d! ¡La madre que me pario!.

—¡Pero ¿Qué dices?!

—¡Tenemos que volver!.—Tome su brazo libre y tiré fuerte de él.—¡Da vuelta! ¡Ahora!

—¡Suéltame! ¡Vas a hacer que choquemos!

—¡Tenemos que volver!—Le jale el brazo mas fuerte.—¡Mi teléfono  quedó en esa casa proveedora de  sexo gratis!

—¡¿No puedes hablar sin decir una vulgaridad!?

—¡Vulgaridad tus cojones! ¡Yo no era la que le estaba metiendo los dedos a esa  chica hasta el fondo!

 —¡Suéltame!¡No voy a volver por un teléfono!  ¡Puedo cómprate otro!

—¡Tú no entiendes!.—Empecé a gimotear como una niña.—¡Tengo cosas importantes allí! ¡Da vuelta!

—¡Vas a hacer que nos matemos!.—Desvío su mirada de el camino hacia mí. La vena en su cuello se pronuncia notablemente.

 

—¡Mira el camino!.—Chille al ver a acercarse a un carro hacia nosotros.

Todo paso muy rápido.

Gabriel agarró el volante con las dos manos y maniobro haciendo que el carro girará, las  llantas rechinarón en el pavimento, el carro que venía directo hacia nosotros paró en seco, no tenía puesto el cinturón  así que por instinto me agarré fuertemente del asiento.

Él pelirrojo aparco el auto cerca de la cera, el carro que casi nos choca siguió su camino. Él peino su cabello con frustración, puso sus antebrazos en el volante y dejo descansar su cabeza encima.—No pienso volver por un teléfono, haré que alguien vaya a buscarlo, ahora que lo pienso, si alguien lo encuentra puede ser peligroso para los dos.—Su voz se escuchó totalmente neutral, sin miedo, casi relajante.

¿Ahora es que te das cuenta de eso  pelotudo?

Okey, esa vaina de que nos pueden descubrir ni sé me había pasado por la cabeza.

No pude responderle, el miedo paralizó la más mínima neurona en el cerebro. Recosté mi cabeza del asiento, empezé a sentir temblores en el cuerpo, la respiración se me aceleró más. Abrí la puerta de el auto y la cerré de golpe, me senté en el  césped, apoyé mi espalda al lujoso carro y me abraze a mí misma.

¿Cuando mi vida cambio tan derrepente? ¡En una maldita noche! Todo estaba tan bien, tan normal, ahora tengo que seguir está farsa al pie de la letra o estaré más hundida de lo que ya de por sí estoy.

Gabriel salió del lamborghini. Tuve que enterarme las uñas en los brazos para controlarme un poco. Se sentó a mí lado. Levanté la mirada y me atreví a verlo fijamente.

—Me pasaron muchas cosas está noche, pero esto es la peor.—Mi voz salió entrecortada por la contención de las lágrimas.—Estoy aceptando esto porque no me queda de otra, pero tú tanto como yo, necesitas ésto.

—Es cierto.—Una sonrisa lobuna decoró sus labios.—Lo verdaderamente importante ahora, es si estás consiente de toda la responsabilidad que conlleva hacer esto.

Asentí lentamente.—No soy una niña puedo ver la gravedad de mis actos, no sé cuánto poder tenga tu familia y la verdad en estos momentos no me importa. Estoy dispuesta a salvar mi pellejo.—Lo mire directo a los ojos y endurecí más mi voz.—Pero ten en cuenta que si caigo, caemos juntos.

—Tienes coraje.—Se levantó y me ofreció su mano para levantarme, a lo cual yo acepté.—Esta noche no dormirás nada, tienes que estar preparada para mañana, aprovecha de dormir en el camino.

Hasta yo misma me sorprendí a no replicar nada:—Esta bien.—Me abrió la puerta y subí, decidí hacerle caso y dormir,  no sé en qué momento de el trayecto me rendí en los brazos de Morfeo.

(...)

¿Puedes creer que estoy siendo llevada de brazos por el chico que más detesto en estos momentos?

No sé, me imagino la vida como una señora de ochenta diciendo: "eres pendeja y amo joderte, las cosas simplemente te pasan porque te odio y quiero que sufras perra" *insertese risa malvada agonizante*.

Caminar sin zapatos después de haber pasado por tu casi muerte no es para nada lindo, así que cuando me propuso cargarme no me opuse. Vamos, que la ahorrada de la caminata se lo agradezco.

 —Pesas igual que una vaca.—Se quejó.

—Se vé que haces ejercicio, mi peso no es nada para tí.—Me agarro a su cuello en una posición íntima para fastidiarlo.

Anotese nuevo pasatiempo favorito: Joderle la vida a mi nuevo hermanito.

 

—No deberías de acercarte tanto, incesto ¿Recuerdas?.—Su sonrisa se extendió, dejando ver su perfecta dentadura.

—¿Serías capaz de meterle la lengua hasta la garganta a tu pequeña y dulce hermanita?.—Fingir inocencia es mi pasión.

 —Iug, Claro que no, eso sería asqueroso.—Puso una cara de culo y por primera vez en la noche reí de con ganas.

Llegamos a un mini sendero de la entrada. Bueno, está m****a le da una patada a la en las bolas imaginarias a la universidad, es decir no es que sea más grande, pero si que es mucho más sostisficada, la estructura es magnífica, no es de un castillo medieval, si no más bien de una mansión antigua de las más lujosas trasnportada a nuestros tiempos para volverla el top de Inglaterra.

—¿Estás bien?.—Mi sexy captor habló.—Me parece que hay una mosca cerca, deberías de cerrar la boca.

No me contuve y le di un fuerte golpe en el brazo, el soltó un fuerte quejido, a lo cual yo solo reí.

—¡¿Qué te sucede?! Pareces una salvaje.—Se quejó.

Le saque la lengua de forma infantil. No soy infantil, aclaro, mis acciones lo son. Cosas distintas gente, cosas distintas.

—¡Dios, gracias por no hacerla hombre!, ¡imaginate lo agresivo que sería!— El dramático pelirrojo  grito al cielo.

—Eres una nena llorona.—Farfullé.

—Y tu un ogro.

—Pela bolas...—Murmuré entre dientes.

—¿Qué?

—¿Eh?.—Sonreí de la forma más convincente. ¿Que se yo si le entran ganas de tirarme al piso? —No he dicho nada.

El entrecerró los ojos pero no hablo.

Llegamos  a la grande puerta de madera, a penas pisamos la alfombra de color vinotinto, me bajo y tocó el timbre, la puerta fue abierta al instante, no, no la abrió el típico mayordomo pelón.

Todo lo contrario, la abrió una sexy chica de cabello marrón y ojos color miel, paso su mirada de Gabriel a mí y se quedó muda.

—¿Qué sucede aquí?—Dijo estupefacta.

—Carolina, haste a un lado.—La chica no le hizo caso, en cambio saco su teléfono y mando un mensaje.

Un teléfono sonó, el chico a mí lado saco su pequeño y lujoso aparatito de su bolsillo, frunció el ceño con clara molestia.

—Carol...—Advirtio.—Tienes que dejar de ser tan perezosa y hablar como una persona normal.

La chica sonrió y apretó su pantalla de el móvil, el teléfono de Gabriel volvió a sonar.

—¿Es enserio Carolina?.—La mandíbula de el chico se contrajo al ver la pantalla de su  iphone 12.—Le diré a mamá que te lleve a un psiquiatra. No es normal tu forma de comunicación.

La chica sonrió con diversión y se encogió de hombros.—Un gusto, mi nombre es Carolina.—Me sonrió.

—Alias la rara de los stickers.— El pelirrojo sonrió con burla. La chica solo le saco el dedo de en medio.

—Soy Anna.—Le devolví la sonrisa.—¿Porque la llamas así?.

—Vamos.—El pelirroja ignoro por completo mi pregunta. Me agarro de la mano y me arrastró por el camino.

Oh shit, pensé que mi habitación en la UCL era alucinante, pero esto es inexplicable. El piso es tan  blanco y limpió que si no tienes espejo no hay problema, tu reflejo en el piso se verá más nítido que en el cachorro que tienes por teléfono; el salón es mucho más grande que la decepción que te dejo tu ex cuando dijo que te amaba y te dejo con iluciones, pero no más  que las grandes ilusiones rotas que te dejo el supuesto trailer de ATDMV.

En el techo  cuelga un candelabro transparente con finos de talles en oro, esos mismos detalles anormales que no has notado en tí.

Me gustaría detallarte más, pero  pela bolas esté me arrastró directo hacia las escaleras de la esquina derecha en forma de caracol. La escalera no tiene muchos escalones, pero que flojera tener que subir y bajar esto todo los días.

—El piso está frío.—Me quejé y me puse como piedra en mi lugar para que no pudiera moverme.

—Eres un tanto irritante, vamos sube.—Me ofreció su espalda, claro, yo no me quejé y me aferré a su cuello.

¿Hay que reforzar la confianza, no? No, no me refiero a lo que están  pensando cochinones.

—¡Patrick!.—Grito el temperamental.

Al instante aprecio un hombre cincuentón por el pasillo y inclinó un poco su cabeza.

—Buenas noches señor Gabriel ¿En qué  puedo ayudarle?.—Sí, es mayordomo, pero por lo menos no es pelón.

—Nesecito que hagas que traigan a madame Dudu.

¿Dudu? ¿Qué clase de nombre es ese?

—Enseguida señor.—El hombre de cabello canoso y ojos negros nos abrió la puerta de  color marfil, supongo que es la habitación del papanatas, sí tengo millones de abjetivos no calificativos para describirlo.

—Ella es Anna, se quedará un tiempo con nosotros.—Gabriel volvió a hablar. El mayordomo al parecer noto mi presencia, su cara fue la misma de la chica cuando me vió en la entrada, pero a diferencia de ella lo disimulo bastante bien.

—Un gusto señorita Anna, soy Patrick, puede llamarme para lo que necesite.—El mayordomo me sonrió, al menos el tipo parece ser cuerdo.

—Muchas gracias.—Le devolví una sonrisa forzada.

—¿Nesecita algo más señor?.

—Café y Coca Cola.

Así que era en serio lo de mantenerme despierta toda la noche, eh.

—En seguida, señor.—El  mayordomo cerró la puerta y Gabriel me dejó en el suelo.

Pude ver la la habitación era demasiado femenina para él, los colores pasteles y blancos predominan toda por la habitación, la cama en medio de es de estilo matrimonial, tiene unos cuantos peluches encima, una mesa de noche del mismo color rosa de las sábanas, con una lámpara en forma de bailarina. En  el lado izquierdo hay una doble puerta color rosa viejo, o muerto como me gusta decirle, me imagino que es el armario, en  la esquina hay otra puerta, es el baño, también hay una peinadora estilo kim kardashian, repleta de peines y maquillaje.

¿Es legal enomorarse de un balcón? Porque yo lo hecho, es como una mini terraza decorada por muebles de color crema, allí también hay un televisor de cien pulgadas con soporte aerostático. 

Lo siento UCL pero está habitación te da una patada por el culo.

—¿Duermes con tu madre o algo así?

—Al parecer tu coeficiente intelectual es más bajo de lo que imaginé.—Se acostó en la cama.—Esta era la habitación de Eleyn.

—Eso tiene más sentido y es menos perturbador.—Me senté en la cama al lado de él.

—Tienes que saber un par de cosas.

—¿Cómo cuáles?

—Tu nombre completo es Eleyn Shirley Luna Dupont. Tienes veinte años, cumples el once de diciembre, tus colores favoritos son el rosa pálido y el crema, Tus padres Son Christopher y Shirley Dupont de Luna, tu padre murió a tus diez años de edad a causa de un atentado, eres dulce, para nada vulgar.—¿Soy yo o menciono esa palabra con una ligera malicia?

>>Sabes tocar el piano y cantas a la perfección. Tienes una inteligencia elevada pero no exagerada, no te jactas de eso porque eres humilde. Te fuiste de vacaciones y decidiste volver para retomar tus estudios.

—Basicamente soy la princesita perfecta, a la que todos aman.

—Ese es un buen resumen, eso es lo mas importante de todo lo que dije. —Ironizo.

—No sé cantar ni tocar el piano.

—Se nota, tomarás clases privada todos los días después de clases.

—No soy sostisficada.

—Sí, también lo note. Tomarás clases de modales.

—No se caminar en tacones de más de cinco centímetros.

—Madame Dudu te ayudara con eso.

Tiene todo perfectamente calculado el capullito.

Tocaron la puerta sultilmente.

—Señor madame Dudu ya se encuentra aquí.

—¿Tienes lo que te pedí?

—Sí, señor.

—Entra y deja las cosas en la mesa, has que traigan a madame Dudu.

—Enseguida, señor.—La puerta fue abierta y el mayordomo entro con una pequeña mesita rodante de color plata.—Traje unos aperitivos por si la señorita gusta.

—Muchas gracias.—Vale, debo admitir que tengo hambre.

—Gracias, puedes retirarte Patrick.—El mayordomo asintió y salió de la habitación.

Gabriel se levantó de la cama y agarró el frasco de vidrio le metió un pitillo y me lo ofreció a lo que yo acepte no muy segura.

—Esto no me matará ¿Verdad?.—Me metí la pajita en la boca... Eso se escuchó poco raro, finjamos que no dije eso.

—Tomatelo si no quieres caer de sueño.

Decidí hacerle caso por milésima vez en la noche.

—¿Hay algo más que deba saber?

—Mientras está farsa dure te cuidaré como si fueses mi propia hermana, tendrás que aguantarlo.

Asentí no muy convencida, mientras bebía el líquido del frasco.

—Y hay un chico llamado James, no te acerques a él.

Oh, James es el amor verdadero.

—¿Algo más?

Su respuesta fue imterrumpida por la estrepitosa entrada de una mujer de unos cincuenta años, mirada altiva, cuello largo y ojos color zafiro penetrates, a su espalda un  grupo de estilistas con cajas, peines y no sé que mas cosas.

La señora me  dió un aire a Cruella de Vil, a  diferencia de que su cabello que es blanco por completo, ah, y le faltan los dálmatas como abrigo.

—Madame Dudu está aquí.

Wow, presentarte en tercera persona no es para nada anormal.

—Madame Dudu.—Gabriel sonrió con ¿Dulzura? Tomo su mano y la beso.

Iug.

—¿Te acuerdas de Eleyn?.—Tomo mi mano y me hacerco a la intimidante mujer.

—¡SANTO CIELO! ¡QUE TE HAN HECHO QUERIDA!.—Su  expresión  fue de completo horror.

Gracias por poner mi autoestima por el piso mujer.

—Es una historia realmente larga. —El chico salió en mi defensa.

—Louis.—Llamo a el único de hombre de los cinco estilistas que venian con ella.—Prepara todo, tenemos bastante trabajo por hacer.

—Sí madame.

Transportaron una silla y la  pusieron una silla en medio de la habitación.

—Sientate querida.—La mujer me empujo hasta quedará sentada en la gran silla de estilo salon de belleza.

—Bueno, debo irme.—Gabriel se acerco a la puerta ignorando mis suplicas silenciosas.— Retoque su color de cabello, por favor.

—Con gusto señor Luna.—El saco de huesos habló con un tono empalagoso.

Para mi desgracia, lo que queda de la noche será excesivamente larga.

...........................................................

Saludos pedazos de mis corazones <3

Mucho gusto, mi nombre es Anna, pero me dicen Ann.

Estaré subiendo un Dibujo de este Cap a mi istagram,  pueden seguirme como Ann__Delgado, por si les interesa interactuar más conmigo.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo