Capitulo 1: LA DESPEDIDA

...

—¡Anna!

 

Y sí, todo esto comienza con el preciado y dulce grito de mi madre. La señora más amable, considerada y paciente que podrás conocer jamás.

—¡Anna Luna!—Abre mi puerta de forma estruendosa—¡Párate de una bendecida ves! ¡No quiero ver a mi hija convertida en una buena para nada!

Amable y considerada, así es Elizabeth Luna.

—Mamá son las cinco de la mañana-Me volteo y tapo mi cabeza con la almohada.

—¡Por eso mismo!—Me quita la almohada de la cabeza, despegandome de mi comodidad—¡Tu vuelo es a las diez!

¿Ya mencioné su gran virtud de la paciencia?

—Má.—Me apoyo de mis codos para sentarme.—Estamos a menos de media hora de el aeropuerto. Tengo que estar allí a las ocho.—Bostezo abiertamente y mi mamá copia el gesto.

—No me importa, párate.—Dice con rastros del bostezo que yo le provoque.

—¡Tengo que estar allí a las ocho!.—Repito para poderle hacer entrar en razón.—Fácilmente pudiste despertarme a las siete.

—Eres una malagradecida.—Se cruza de brazos. Sí ella es una completa ternura.—Tardas demasiado en arreglarte ¿Cómo quieres que te despierta a las siete? Párate de una vez Anna Rosalí.

Vale, puede que tenga razón en qué tardo demasiado, pero exagera ¿Okey?.

—Solo quiero dormir—Lloriquie como niña pequeña y me envolví de nuevo en mis sábanas.

—Te quiero lista a las siete y media -Salio de la habitación molesta, golpeando la puerta al cerrarla.

—¡Yo también te amo!

—Solo levanté Anna.

Quisiera decir que le hice caso como la niña obediente y responsable que soy, que me pare y estuve lista a tiempo, pero la verdad es que volví a entregarme a los brazos tentadores de Morfeo.

Sentí como golpearon mí rostro con una almohada.—¡Ann son las siete y cincuenta!.

Diablos.

—¡Por la santa madre que me parió!.—Salgo rápido de mi comodidad. Corro hacia mi closet y saco lo primero que encuentro: una falda negra de corte alto y un suéter holgado con un logotipo de 5 Seconds Of sommer.—¿Por qué no me despertaste antes Daniela?.

—¡Claro!.—Eleva sus brazos.—¡Como vivo contigo tengo esa obligación!. Y no me digas Daniela, se siente extraño cuando me llamas así.-Se cruza de brazos y se deja caer en mi cama repleta por las sábanas moradas, que se supone debería empacar.

—Lo siento, sabes que eres mí Dandy.—Recojo mi teñido cabello rojiso en una coleta alta, o más bien un intento de ella, me veo en el espejo, maquillo mis cejas con un tono parecido al de mi cabello, ¿Como se vería una pelirroja con las cejas castañas?, me coloco polvo un tono un poco más claro que el de mi piel, en los labios me pongo un poco de brillo, me enrrizo las pestañas y me coloco rimen, me pongo mis lentes. Listo.

No hago mucho por mi aspecto, en rialidad suelo tardarme porque doy mucha lata.

—¿No que odias las faldas?.—Dandy me miró de arriba a bajo levantando su ceja derecha. Sí lo sé, mis apodos son extraños, pero mis amigas aman mis estupideces.

—Las odio, pero fue lo primero que encontré. Ahora ¡Ayúdame!.—Se ríe descaradamente de mí. Agarro mis sábanas las doblo con la "ayuda" de una de mis mejores amigas. La verdad es que se burló más de lo que me ayudó.

Al bajar las escaleras encontré una tostada en la mesa, la agarre y corrí detrás de Dandy para dirigirnos hacia el auto de mi madre. Abro el maletero y meto todo el equipaje allí.

 

—Lo lamento.—Digo al entrar al asiento delantero del lado de el copiloto; mientras Daniela se sienta en la parte de atrás. No obtengo respuesta, mi madre está molesta.—En serio lo lamento.—Repito casi en un susurro. Ella arrancó el carro y empezamos el tramo hacía nuestro destino. Le doy una buena mordida a la tostada de queso y jamón, me la como con un par de mordidas más, lo sé soy una tragona, no tienen que recordarmelo.

—¿Sabes? Esta bien, te acostaste muy tarde con lo de la despedida.—Me responde. Ahora la noto nostálgica.

Supongo que tengo una madre que es un tanto bipolar. Ya se a quien se lo heredé.

Me volteo para ver a mi hermosa amiga de cabello largo y ondulado color azabache. Su linda piel morena contrasta con sus ojos marrones oscuros.

—Dandy ¿Las chicas ya están en el aeropuerto?

—Sí.—Sonrie de forma triste.-Nos están esperando allá, Jeimmy debe estar ahogada en lágrimas.

Díos, esto duele mucho.

—Y Ashley debe estar burlándose de ella.—Digo compartiendo la tristeza de mi amiga.

—No, te aseguro que debe estar llorando también. La dos deben parecer dos chicas a los que los novios le acaban de dejar en el altar.—Agrega mamá, a lo cual nosotras solo reímos.

Amo a esas locas con mi vida.

Es doloroso tener que separarme así de ellas, pero es hora de comenzar la universidad. Daniela y yo tuvimos la suerte de quedar en la misma, es una de las importantes en Londres, obtuvimos una beca.

No es que yo sea una lumbrera, simplemente soy aplicada, de igual forma analítica, es decir le saco provecho a mi inteligencia al máximo, de hecho soy bastante torpe; en cambio Dandy era las más inteligente de su clase, y me atrevo a decir que de el instituto enteró.

Todas nosotras nos conocimos hace dos años atrás, por una aplicación llamada W*****d, sí esa aplicación naranja de mala fama, a la cuál muchos padres no dejarían que sus hijos se les pasará por la mente leer, ya saben, se ve inocente pero no lo es.

Daniela estudiara derecho, sí tiene un carácter de los mil demonios, supongo que por eso es la viejita de el grupo. Ashley o como le suelo llamar, Poe, es algo gracioso ya que saque ese apodo por un personaje literario que es un asesino manipulador y lujurioso, pero realmente encantador, es de un libro llamado Damián, no sé, se me parece mucho a él, a excepción de lo de ser asesino de forma frenetica, claro. Poe no sabe todavía que estudiará, quiere tomarse su tiempo. Y Jeimmy, ¡ah mi Jommy jommy!, la cosa más hermosa y dramática, ella es la perfecta Drama Queen, nunca le ha hecho dramas a su novio por no atenderle un mensaje, pero ay de nosotras si no le escribimos, o si no le respondemos un mensaje,

¡Solo en la semana me ha bloqueado diez veces en el W******p! y no, no exagero, ella quiere estudiar Arte y lastimosamente no dan esa asignatura en la UCL (University Collage de Londres).

Yo quede para idiomas, la verdad todavía no estoy interesada en una carrera como tal, así que me fui por algo más seguro.

Creo que por primera vez en mi vida la existencia no fue tan mala conmigo y dejo que Daniela y yo estuviésemos en la misma universidad.

—Bueno, llegamos.—La voz de mi madre me saca de mis pensamientos.

¡¿Qué? !

¿Tan rápido?

¡Oh no! ¡Esto es real!

Me voy de Land Broker Grove, un pueblo pequeño que he conocido toda mi vida.

Solo imagínese, pasar de un pequeño pueblo a una ciudad tan grande es demasiado para mí pequeña existencia.

Es decir ¡Voy a Londres!

¡A la capital!

¡Dejare a dos de mis mejores amigas atrás!

Esto es realmente una verdadera m****a.

Daniela abrió la puerta.

—Espera.—La detuve.

Mi corazón empezó a latir con fuerza y las lágrimas salieron de mis ojos, voltee hacia el lado izquierdo para ver a la mujer versión más madura de mí misma.

—Má.—No pude contenerme y la abraze. Y sí, lo llorona también lo heredé de ella, al igual que los gustos por leer y escribir.

—Mi tesoro.—Me abrazo con fuerza y acarició mi espalda. Nos separamos, ella se volteo y acarició la mejilla de Daniela que también estaba llorando, a diferencia de que por lo menos intentaba disimularlo.—Las amo tanto a las cuatro, son mis niñas.—Sí les comparto a mi mamá.

Los padres de Daniela son un poco ausentes. No es que no la amén, solo no son de expresar su cariño de forma tan afectuosa, se despidieron de ella en su casa, no vinieron a el aeropuerto con nosotras.

Salimos. Mamá nos ayuda a sacar las cosas de el auto.

Cuando entramos, ahí estában mis otras dos mejores amigas, efectivamente llorando como magdalenas.

La castaña con reflejos rubios, Ashley, abrazaba fuertemente a la pelinegra de cabello lizo, Jeimmy, a penas nos vieron salieron corriendo hacia nosotras. Nos abrazamos con fuerza, como si fuese el fin del mundo, lloramos hasta que no pudimos más.

¿Es posible sentir tanto a la vez?

¿O somos demasiado sentimentales?

Mi poco juicio me hace saber que la segunda es la mejor opción.

—Las amo.—Ashley casi no podía hablar.

-No se que voy a hacer sin ustedes.-Jeimmy rompió en llanto otra vez y nos abrazo.

Sí, así pasamos las dos horas y media de espera, entre llantos, risas, recuerdos y conjeturas sobre libros.

De verdad que extrañaría esto.

Todas tan distintas, tan únicas, tan perfectos complementos a la unas con las otras. Somos como las mosqueteras, pero cuatro.

Nos acompañaron a hacer la cola de revisión de maletas.

retuvieron media hora, ya que al parecer tener una navaja para defensa personal es un delito, pero que sosos, ni me había dado cuenta que había metido esa cosa, gracias a eso me gane varios regaños de parte de mi dos madres, de Daniela y de la que si tiene el parentesco de sangre.

...

-Vuelo 167. Personas del vuelo 167 presentarse a la fila de ingreso.-Se escucho el llamado por los parlantes.

-Bueno.-Daniela fue la que se atrevió a hablar.-Creo que esto es el hasta luego.-Sonrió, pero la alegría no llego a sus ojos.

Las palabras no salian de mi boca. El corazón se me está rompiendo, esto duele demasiado. Pero me obligué a hacerlo. Tenía que hablar.

-Yo-yo las amo demasiado y-y si, y si no, nos ban a visitar una vez al mes como prometieron vendré hasta aquí y les pateare el trasero.

-Iremos.-Ashley habló y tomo la mano de Jeimmy que ya había empezado a llorar otra vez. Con la otra tomo mano la mano de Daniela y así mismo, Daniela tomo la mía, y yo tomé la de Jeimmy, haciendo así un círculo.

Sí, lo sé somos estúpidamente cursis.

—Las amo demasiado chicas.—Jeimmy por fin pudo hablar.

—Nosotras también las amamos.—Dandy habló.

—Amores.—Mi madre paso sus brazos por los hombros de Jeimmy y la castaña.—Las chicas tienen que irse.

Y como si se refutaran sus palabras:—Ultimos llamados para el vuelo 167.

Abraze con fuerza a mamá y a las chicas, Daniela hizo lo mismo, ella tomo mi mano y nos adentramos hacía la fila. Mi mamá decidió no acompañarnos ya que afirmó que no nos dejaría ir.

Antes de entrar nos volteamos para ver a las chicas y darles el último adiós con las manos.

—En otras circunstancias no diría esto...—Dandy apretó más mi mano. Levanté un poco la mirada para verle, ya que yo mido uno con sesenta y cinco y ella uno setenta.—¿Lista para lo desconocido?.

Sonreí con ternura e imite su gesto apretando también su mano.—Lista para lo desconocido.

—¿Juntas?.

—Juntas.

Y así emprendimos nuestro viaje, a lo cual no sabríamos dónde nos llevaría, ni en que terminariamos.

Allí vamos UCL.

¡Prepárate Londres!

O ¿debimos prepararnos nosotras?

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