Cap° 2

Sin saber que su tranquila vida está a punto de dar un giro inesperado inocentemente Tanying no dejaba de sonreír alegremente mientras conducía su coche; pensando que se había salido con la suya, le había dado su merecido a aquel hombre arrogante no tanto de lo que realmente se merecía a su parecer, pero le bastaba con saber que al menos había hecho algo y que no lo volvería a ver por el resto de su vida. Ahora, tenía que ver a donde compraría el obsequio que quería comprar en aquel centro comercial para el cumpleaños de su mejor amiga y compañera de clases. 

De repente el celular sonó atrayendo la atención de la joven quien al ver el nombre de su madre en el identificador de llamada hizo una mueca con sus labios y volteo su atención en conducir. Lo que restaba de la mañana Tanying era consciente de que había ignorado al propósito todas las llamadas de su madre, ya que esta segura que su único propósito era convencerla a como diera lugar para que asistiera a la cena de hoy; sin embargo, hoy no estaba dispuesta a ceder por ningún motivo.

                          

Horas más tarde… 

—Eres genial, Tang —la alabó la chica más bulliciosa y de cabellos rojos, al ver la enorme caja que su amiga le estaba obsequiando. En el club privado «» de la ciudad de Nueva York, en una habitación Vip reservada, el lugar estaba poco iluminado pero lleno de gente. Hombres y mujeres jóvenes acudían en grandes cantidades al lugar, que era uno de los más populares de la ciudad. Los cuerpos sudorosos chocaban entre si al ritmo de la música en los salones principales, mientras tanto dentro de la sala 501 había una mesa llena de botellas de cervezas, de vino y una buena cantidad de aperitivos. La sala estaba adornada para celebrar una fiesta de cumpleaños. La cumpleañera era Karen White, quien cumplía 20 años ese día, amiga de Tanying y compañera de clase. Cuando ambas chicas terminaron de tomarse muchas fotos juntas (hasta llenar sus galerías de sus celulares), la cumpleañera comenzó a divertirse bebiendo con sus compañeros de clases, por lo que Tanying también comenzó a hacer lo mismo.

 Jeremy apareció cantando una canción, abrazado de hombros por otro chico. «Lo que mola de ti es lo que mola de ti», tarareó. Muchas de las chicas de la sala gimieron y se taparon los oídos porque la voz de Jeremy era muy dura. «Un burro canta mejor que tú». Habían murmurado muchos con mala cara, haciendo obvio el malestar que provocaba escuchar a Jeremy.

Emily Sorni, una de las compañeras de habitación de Tanying, le dijo a Jeremy que se limitara a hacer cosas que no rompieran los oídos de los demás. Sus palabras consiguieron que todos los presentes se callaran, era una chica alegre, llena de confianza y siempre llamaba la atención de la gente. Los chicos y chicas miraron a Emily, esperando instrucciones.

 —Juguemos «verdad o reto» ...

 Los invitados se opusieron al instante a que jugarán «verdad o reto»" y una sonrisa apareció en los labios de Emily. Varios de ellos le dirigieron una mirada de desprecio, expresando su desacuerdo con aquel juego, ya que les parecía infantil.

 —Emily, ese juego es asqueroso, qué pena— Tanying ya estaba borracha cuando se quejó.

Jeremy, el niño rico de segunda generación, se volvió hacia Emily y la miró con disgusto porque le parecía aburrido. Por otro lado, Emily siguió mirando a Jeremy, mientras le decía: —Hoy es el cumpleaños de nuestra sexi y ardiente peli roja, así que haremos más emocionante el juego—y enseguida mostró una sonrisa malvada que se podría comparar con la del «Grinch», lo que hizo que a algunos de los invitados se les erizara la piel. Dado que todas las personas en la fiesta eran estudiantes universitarios, muchos todavía eran bastantes inocentes ya que eran de nuevo ingreso. Conocían el juego y las consecuencias de los retos que estos podían ocasionar, solo sirven para hacer el ridículo de alguna o otra forma, por lo que ellas o ellos terminarían siendo la burla de los demás presentes. Pero Emily tenía otra cosa en mente para su buena amiga Tanying, las mejillas de esta ya estaban de color carmesí por el exceso de la cantidad de alcohol que había consumido. Cuando comenzó la primera ronda, Emily guiñó un ojo a los demás, quienes se dieron cuenta de lo que estaba planeando.

—Escuchen con atención esta será la primera vez que aremos de este juego algo interesante, si pierde cualquiera de nosotros no estará en la posición de negarse a nada, por lo que si aun están en pañales este es su momento de retirarse bebitos— Emily miro a todos los que habían formado la ronda al ver lo reacio que estaban en marcharse sus labios dibujaron una sonrisa siniestra.

—Quien pierda primero tendrá que interrumpir cualquier sala privada VIP de este piso, entrar como un anfitrión, beber de las bebidas que estén consumiendo los ocupantes de la sala y besar en los labios a cualquiera de los presentes sea hombre o mujer —dijo Emily.

Al escuchar el reto, todos se emocionaron; estaban ansiosos por saber quién sería el primer perdedor. Esta vez Jeremy resopló de disgusto, pero no dijo nada, sabía que ya existía un complot y este era dirigido contra Tanying quien claramente no se podía mantener en pié muy bien.

Después de jugar «piedra papel o tijera», todos voltearon a mirar a Tanying, quien a pesar de estar ebria se quedó sorprendida de ser la única en perder ya que por estadística debían perder dos o tres. Ella se quedó mirando su mano, siendo esta la única que formaba el símbolo de papel. Luego miro a los demás y vio que todos eligieron tijeras; sus ojos se agrandaron y su mandíbula se tensó.

 —¡Joder, ¿no?, Emily Sorni! —gritó al recordar el reto, e inmediatamente sintió ganas de llorar de solo pensar que tendría que besar a un desconocido y peor aún al tener que entrar a una sala privada donde podría ser reconocida inmediatamente y desprestigiar el apellido de su familia la cual era una de las más importantes, era consciente de los problemas que esto podía ocasionar. Pero no podía retractarse a cumplir el reto ya que desde el inicio estuvo de acuerdo, así que dio unos pasos en dirección a la puerta mientras se tambaleaba de un lado a otro, sacó todo el coraje de donde ya no había y suspiró varias veces antes de abrir la puerta. Una vez salió de la habitación tomo impulso a la puerta de al frente que era la habitación 501 con lo mareada que estaba solo se golpeo en la cabeza sus amigos quienes la seguían para ver si cumplía con el reto, solo se rieron sin ayudar, después se levantó y siguió caminando por el pasillo mientras intentaba entrar a una de salas, paso por la 503, 504, cuando se encontraba por la sala 508 noto que la puerta de la sala 510 se abrió y de ella salió una pareja que al parecer ya se estaban retirando de esa sala, Tanyin se movió apresuradamente mientras en su cabeza todo daba vueltas como si estuviese en un parque de diversiones, ya poniendo su mano en el pomo para evitar que la puerta se cerrase. 

Su perfecta figura delgada logro deslizarse y pararse en la entrada, mientras que sus ojos curiosos divagaron por toda la habitación, su contacto visual fue inevitable con un hombre que estaba sentado en los sofás en medio de la habitación, las luces bajas no dejaban ver perfectamente las facciones del hombre, pero su apariencia era la de un tipo que sobresalía entre la multitud, aunque había tres hombres mas quienes la miraban con curiosidad, sus ojos estaban fijo en el hombre que vestía de camiseta blanca, pantalón negro y zapatos de cuero, también negros.

—¡Wow, esos tipos son guapos! ¡Tang, date prisa! Te estamos observando —le susurró Emily al oído. Tanying se quedó paralizada por un momento; había algo que ocupaba su mente: «Tengo el presentimiento de haberlo visto en algún otro lugar». Pero la voz de Emily y el bullicio y susurros de sus compañeros interrumpieron sus pensamientos, así que respiró hondo y reunió más coraje. Sin embargo, todavía estaba presente ese pensamiento inquietante: «» Con valentía, se adentró a la habitación sin dejar de mirar aquellos ojos fríos con pasos seguros evitando tambalear y verse más ridícula de lo que ya se sentía. A medida que se acercaba le era inevitable respirar el humo de cigarro que flotaba en el ambiente, arrugo la nariz a la vez mostrando una dulce y tierna sonrisa mientras se acercaba a su objetivo, su mirada se desvió por cuestión de segundo a la mesita donde se podía observar algunas botellas de vino vacías, cartas, cigarros y encendedores. 

—A la mierda— maldijo para sus adentros, recordando que debía beber y ella ya que se sentía lo suficientemente mal como para beber otro vaso más de licor; sin embargo, arrastro sus pies hacia donde se encontraba el bar y tomo la primera botella que sus ojos lograron ver, una vez de beber de esa botella sintió una corriente de adrenalina recorrer cada parte de su cuerpo, sus ojos volvieron a encontrase con los de su objetivo quien parecía mirarla con rareza de igual manera como ella lo hacía. Un paso, dos pasos, tres pasos y cuando menos lo pensó estaban tan cerca que el aroma de su perfume flotaba alrededor de su nariz, sin previo aviso choco sus labios con los de aquel hombre mientras cerro sus ojos perdiéndose en aquel contacto de calidez por un segundo, ya que huyo al instante como si se trace de un ladrón siendo descubierto.

Maximiliano había llegado al club 20 minutos atrás, procedente de la mansión Domale Dapane, donde había estado esperando por horas a la futura esposa que su abuelo le había impuesto en aquel contrato matrimonial y quien nunca se apareció a dicha cena. No estando dispuesto a esperar a tal mujer por más tiempo, se había marchado de aquella mansión algo molesto por lo que decidió ir a un club para tomar unos cuantos tragos con un par de amigos, al llamarlos ellos ya se encontraban en un club diferente a los que solía ir, ellos le dijeron que fuera que se encargarían de guardarle un lugar, una vez llegando a dicho club se dirigió a la sala 510, en un lapso de 30 minutos el solo se dedicó a tomar whisky mientras veía jugar póker a los demás, de pronto noto que una pareja que ya se retiraba, no pudo evitar ver a la pareja y decir en su mente «menuda manera de desperdiciar la vida», en ese instante noto que una chica se asomó a la puerta evitando que esta se cerrara, de alguna manera dicha chica le resulto familiar lo cual hizo que su expresión facial cambiara a una manera más seria, Frunció el ceño «quien rayos es y por qué me molesta verla», trató de recordar dónde la había visto antes. Mientras se perdía en reflexionar acerca de quién podría ser y donde la había visto, Maximiliano perdido en sus pensamientos ignoro totalmente el tiempo y espacio a su alrededor, algo así como soñar despierto, solo pudo despertar al sentir unos suaves labios de alguien más en los suyos, quedó estupefacto no era ni más ni menos que la misma mujer que le rayo su auto por la mañana.

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