"CAPITULO 4"

-Neithan- se pone de pie- debo confesar que me extraña mucho tu visita.

-Supongo- le digo con voz austera y lo miro fijamente.

-¿Sucede algo?- me pregunta.

-Eso es precisamente lo que quiero saber.

-Bien, no entiendo pero, toma asiento- aceptó el ofrecimiento- ¿te ofrezco algo?

-No. Estoy bien- tensó la mandíbula.

-¿Y bien?

-Comprendo que para Lucía, no es fácil adaptarse a la vida en tu casa.

-Y no entiendo el porqué, sé que está en la adolescencia, una etapa bastante dura, sin embargo es un poco más rebelde de lo normal.

-Eso es con ustedes. Conmigo es totalmente diferente.

-Porque te adora, Neithan- me dice en tono de obviedad- la verdad es que yo no entiendo su comportamiento hacia mí.

-¿De verdad?- le pregunto irónico- evidentemente Lucía, comprende que tú destruiste el hogar que yo tenía junto a su madre, para ella eres un enemigo.

-Lo sé- tensa la mandíbula y me mira- sin embargo hago todo lo posible por ganarme su afecto, al menos su respeto, pero no lo logro, sin importar lo que haga.

-Si te soy sincero no creo que lo logres nunca- lo veo fruncir el ceño- ella no puede respetarte Rafael, al menos no en las condiciones que te conoció- me mira con los labios fruncidos, como sin saber qué decir.

-Nunca he hecho diferencia entre ella y mis hijos. La trato bien aunque ella no me corresponda.

-¿Qué tan bien?- le pregunto empuñando las manos.

-¿A qué te refieres?

-Dime algo Rafael. . . ¿Por qué Lucía, no puede dormir?

-Supongo que sufre de insomnio.

-Casualmente es solo en tu casa. Cuando va a la mía, duerme tranquilamente toda la noche, se levanta descansada y relajada como si no hubiese dormido así en mucho tiempo.

-No sé lo que le ocurre- se encoje de hombros- la verdad es que no lo sé, Neithan. 

-¿Seguro que no lo sabes?- le miro con intensidad- ¿seguro?

-¿Intentas acusarme de algo, Neithan?

-Intento averiguar lo que le roba el sueño a mi hija- digo a secas. 

-Te puedo asegurar que no soy yo- levanta ambas manos- no sé lo que ocurre Neithan, no sé porqué Lucía no puede dormir, pero te aseguro que lo que sea que estés pensando, yo no tengo nada que ver.

-¿Qué sabes tu de lo que pienso? - le pregunto fijándome en cada movimiento de si cuerpo, en cada reacción, en cada expresión.

-Imagino que al estar aquí no es nada bueno, de serlo estarías hablando con Allison, no conmigo.

-Que te quede claro que solo me interesa el bienestar de mi hija- me pongo en pie y lo miro seriamente- no quiero averiguar que algo macabro sucede bajo tu techo y que le impide a mi pequeña descansar, no quiero hacerlo Rafael, porque si es así, me verás realmente enfadado.

-¡Soy incapaz de tocar a Lucía!- me dice furioso, poniéndose en pie.

-¿He dicho yo eso?

-Deja tus juegos policiales conmigo, eso es lo que has insinuado y yo sería incapaz de tal cosa.

-Solo quiero advertirte algo Rafael Farrell, Lucía es mi todo y por ella soy capaz de cualquier cosa, no me tiembla el pulso para defenderla. No te maté cuando descubrí lo cobarde que eras, que entrabas a mi casa como un vil ladrón, te metiste en mi casa, en mi cama, con mi mujer, y sólo Dios sabe lo que me costó no hacerlo- todo mi cuerpo está en tensión- pero no toleraré ni un solo maltrato hacia mi hija, no permitiré que ni tú, ni nadie le haga daño. Te lo juro, así que cuida como tratas a mi hija o tendrás que lamentarlo- sentencio, me giro y me marcho con rapidez de su oficina, sin dejarle oportunidad a contestar a mis palabras. . .

Palabras que estoy determinado a cumplir. 






Lucía. . . 

-¿Iremos al cine?- me pregunta Becca, con una enorme sonrisa.

-No lo sé, anoche me quedé con mi padre y hoy ni he llamado a Allison, seguramente se enfadará si voy a algún sitio sin su permiso.

-Disculpen que me meta- dice Gabbe- si me lo permiten puedo ir con ustedes, yo podría pedirle permiso a tu madre, Lucía- siento que mi cara arde, no me acostumbro a tenerlo tan cerca de mi. 

-No es necesario, Gabriel- le digo apenada, sintiendo que sudo las manos a mares.

-Vamos, Lucía. Este hermoso nos acompañará- mueve las cejas cómicamente, de arriba a abajo varias veces.

-Yo. . . - lo pienso y luego admito que me importa muy poco la opinión de mi madre, no tiene moral para reclamarme nada, así que acepto.- bien, vayamos al cine- digo sonriendo.

-¡SIIII!!- grita Becca, feliz. 

-Seré muy afortunado- dice Gabbe- iré al cine con dos chicas lindas, qué suerte la mía- dice mirándome directamente a los ojos y logrando que me ruborice violentamente, y todo es peor cuando la carcajada de Becca inunda mis oídos. 

En la sala de cine, me han dejado en medio de ambos, Becca a mi izquierda y Gabbe a mi derecha. Hemos decidido ver una película de romance y la verdad es que no puedo concentrarme del todo en la trama, ya que Gabbe, no pierde oportunidad para rozar mi brazo, o tocar mi mano.

-¡Eres hermosa!-susurra en mi oído y casi grito de la impresión. Me giro y lo observo, a pesar de la oscuridad sus ojos brillan y la hermosa sonrisa que le caracteriza ilumina su rostro. Es tan perfecto.

-Gabbe. . . - susurro.

-Me encantaría besarte, Lucia- me dice y trago el nudo que se forma en mi garganta. Agradezco que la oscuridad evite que el rubor de mi rostro se note. Levanta una de sus manos y me acaricia una mejilla, siento como un hormigueo nace justo allí donde me toca y se extiende por todo mi cuerpo. Su pulgar recorre el contorno de mi labio inferior, y tiemblo completamente, se inclina un poco y roza mis labios, luego sonríe y se aleja, girándose nuevamente hacia la pantalla, dejándome con un maremoto interno de sensaciones.

Después de que la película se acabara, decidimos tomar un taxi para volver a casa. El hombre tendría que hacer una ruta bastante larga ya que Becca, Gabbe y yo, vivimos muy distanciados. Dejamos a Becca en su casa, quien promete llamarme, entonces le doy la dirección de mi casa al taxista, mientras él maneja, Gabbe y yo vamos en la parte trasera del coche. Él me lleva tomada de la mano y yo no hago intento por retirarla su calor me reconforta. 

-¿Sabes algo Lucía?, por tanto tiempo me he dedicado a observarte desdeb lejos- me giro para verlo a los ojos- tan hermosa, tan inteligente, tan fresca, tan llena de vida. Me encanta todo de ti.

-Yo. . . esto es extraño Gabbe, yo no me imagine si quiera que te gustara.

-Pero me gustas- me dice sonriendo- y mucho, mucho muchísimo. Llevo todo el día diciéndote lo que siento, pero no quiero que esto sea unilateral, ni que te veas forzada a nada.

-No es así- le digo nerviosa.

-¿Te gusto?- me pregunta y mi corazón golpea con violencia.

-Si- susurro y le sonrío apenada. El auto se detiene y el chofer nos indica que hemos llegado. Él baja del auto conmigo y me acompaña hasta la entrada de la casa. Me toma de ambas manos y me giro para quedar frente a él.

-Fue un día hermoso.

-Así es- le sonrío- el mejor de todos.

-¿Pensarás en mi propuesta?, ¿pensarás en ser mi novia?- demanda saber.

-¿Tendrías algún problema en que habláramos con mi padre?- le pregunto nerviosa- él. . . su opinión es importante para mi- lo miro a los ojos.

-No tengo ningún problema- me sonríe- podemos hablar con él cuando tu lo quieras, hermosa.

-Gracias- le digo sonriendo. Él me abraza y yo me recargo en su pecho, es tan lindo sentirse así, es una sensación que nunca antes había tenido y no puedo creerme que me esté pasando esto. Cortamos el abrazo y me quedo allí mirándolo, esperando que se marche, mi boca se entreabre y lo que sigue es a un Gabbe, mirando mis labios y luego lanzándose contra ellos. 

Nuestros labios se encuentran así que instintivamente cierro los ojos, disfrutando de este momento. . . mi primer beso. Su boca es suave, y muy agradable, no sé hacerlo pero le imito, permitiendo que mis labios se muevan contra los de él, siento que mi cuerpo se agita y la respiración comienza a fallarme. Nos alejamos cortando el beso, él tiene aún los ojos cerrados y une su frente a la mía.

-Fue mejor de lo que imaginé- me susurra- me gustas tanto, Lucía.

-Tu también me gustas, Gabriel- decido decir, aunque sienta que pierdo el decoro- me gustas mucho, muchísimo- sonrío por usar sus mismas palabras, él también sonríe.

-Eso es magnífico. Por favor, dime que si. . . - me suplica- te prometo que hablaremos con tu padre, pero dime que si.

-Si- le digo sin pensar, no creo que papá se oponga. Gabriel, es un buen muchacho. Él vuelve a besarme y esta vez correspondo, con más libertad.

-Nos veremos mañana, hermosa.

-Si- le digo sonriendo como tonta. Y luego lo veo subirse al taxi y alejarse. ¡Dios!, eso ha sido maravilloso. 

¡Tengo novio! Sonrío feliz. 

Solo espero que papá no se enoje. Suspiro y decido entrar a la casa.

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