Capítulo 2

CAPÍTULO 2.

Nate.

Jess insistió en llevarme al aeropuerto y una vez estuvimos ahí me retuvo durante quince minutos mientras parloteaba sobre el tipo de champagne que se ofrecería en el brindis, luego me besó como si me fuese de su lado por más de un mes, no me quejo de eso, tomó todo de mí sacar su mano de mis pantalones cuando se dio cuenta que sus besos habían causado una erección que según ella no podíamos desaprovechar.

Y no voy a negarlo, hubiese disfrutado mucho de las atenciones de mi novia si no supiera que podría perder el avión y mi jefe cortaría mi cabeza, aún estaba molesto por la manera en que acorralé al presidente Trump en la última entrevista que realicé y es que me hubiese encantado que nuestro apreciado presidente me contestara la pequeña pregunta que lo sacó de casillas y le hizo dejarme plantado como un pelmazo. Así que rechacé la oferta de sexo oral y me bajé del auto mientras pensaba en las piernas peludas de mi tío Donald. Hice check-in rápidamente y pasé a la sala vip de la aerolínea justo en el momento en que el vuelo era llamado.

Una vez sentado en el avión, revisé los apuntes de Mike, a quiénes entrevistaría y los datos de hospedaje y trasporte. Serían tres días de trabajo intenso, lo que me daba solo dos días para ponerme al corriente con el tema en general.

Mientras volábamos traté de investigar todo acerca de este congreso y sus principales ponentes, leí algunos artículos sobre el doctor Cheung quien era el director de la sede en Honolulu del centro de emergencias meteorológicas de Hawái y la investigación que estaba haciendo junto a la Universidad de Honolulu, sobre el magnífico, pero inestable Cinturón de Fuego[1], el solo leer sobre el tema trajo a mi memoria el rostro de mi exesposa, ella estaba realmente obsesionada por ese lugar en específico en la tierra, negué con la cabeza y me pregunté internamente si ella aún se encontraba en Hawái o si se había ido a Chile que era su segunda opción. No había vuelto a saber de ella desde esa vez en los juzgados, los primeros seis meses después de nuestra separación estuve constantemente revisando su perfil en Twitter y F******k nunca subía fotos de ella, siempre eran paisajes, los volcanes, el cielo o monitores y un día su página simplemente desapareció.

Ella no era una persona famosa así que G****e me daba muy poca información suya.

Le había perdido el rastro.

Pedí un whisky con Coca Cola a la auxiliar de vuelo y seguí investigando al doctor Cheung que era el encargado central de la exposición que se daría en marco a este congreso.  Cuando creí que había leído suficiente para no parecer un idiota y había escrito las preguntas que le haría en la rueda de prensa a los diferentes investigadores apagué el computador, presioné mi dedo índice y pulgar sobre el puente de mi nariz para así mermar un poco las palpitaciones en mi cabeza, me coloqué el antifaz y me recosté en la silla, necesitaba dormir un par de horas.

Para cuando el avión aterrizó eran casi las ocho de la mañana y Honolulu me recibió con una temperatura de veinticuatro grados, un cambio brusco para los siete que estaban haciendo en Nueva York, como llevaba equipaje ligero mi desembarque fue rápido, pero me urgía cambiarme el suéter de cuello alto que me había colocado en Nueva York. Encendí mi celular para encontrar un mensaje de Jess en W******p, dos fotografías de servilletas.

Definitivamente esta boda iba a volverme loco.

Entré al primer baño que localicé encontrando una camisa de lino celeste, decliné por el saco y guardé todo en la pequeña maleta que había traído y luego humedecí mis manos y froté mi rostro y cuello disipando un poco el calor.  Tomé el maletín donde traía mi laptop y la maleta y decidí desayunar algo en el aeropuerto, faltaban un par de horas para poder ocupar mi habitación en el hotel y sabía que una vez me pusiera en modo trabajo, solo me detendría para respirar.

Entré al Starbucks y pedí un expreso grande con un panini de huevo y tocineta, eso tendría que bastar hasta que pudiese volver a comer, me senté en una de las mesas desocupadas, frente a mí y observé todo el lugar en una de las mesas cercanas estaba una niña de unos cinco o seis años me saludó con la mano y una sonrisa en su carita de porcelana, no era muy dado a los niños y agradecía que Jess tampoco estuviera muy interesada por ser madre, un niño necesita atención y tiempo y con mi carrera el poco tiempo que tenía libre lo dedicaba a investigar para mis próximas entrevistas y Jess, sin embargo esa niña  me hizo sonreír y devolverle el saludo, tenía una diadema de brillantes y un vestido rosa, mecía sus pies enfundados en unas Converse también rosas hacia adelante y hacia atrás mientras sorbía un frappuccino unicornio, pensé en la bomba de azúcar que estaba absorbiendo y elevé una plegaria para el pobre padre que no veía por ningún lado, pero que en minutos estaría corriendo de un lado a otro, comí mi panini y saqué mi computador dispuesto a revisar algunos correos, pero mi mirada volvió a la niña frente a mí, sus ojos eran exactamente iguales a los de mi madre, azules como el color del cielo, mucho más claros que los míos, eran amplios enmarcados en unas pestañas tupidas. Era una preciosura. Una chica se acercó a ella, se veía bastante joven para ser su madre, pero la niña reaccionó abrazándola, ella la hizo levantar de la mesa después de limpiar su boca con una servilleta, antes de irse la niña volteó para despedirse, no sabía por qué, pero había algo raro en esa niña. Me vi diciéndole adiós con la mano y la observé hasta que se perdieron entre la multitud. Entonces me concentré en el trabajo, tenía dos correos de mi jefe y uno de Jess pidiéndome que revisara por última vez la m*****a lista de invitados.

****

Charlie.

La oficina era un caos, gracias a la actividad presentada por, el volcán Kilauea Mauna Loa empezó a emitir cenizas por la mañana alertando a cada uno de los miembros del equipo del doctor Cheung, tener dos volcanes activos, emitiendo cenizas y vapor en el marco de un congreso ambiental era peligroso y crítico si alguno de los dos hacía erupción a pesar de las distancias entre Isla Grande y Oahu. no me preocupaba tanto el Mauna como el Kilauea, el año pasado la isla se vio afectada por la erupción, muchas personas tuvieron que salir desalojadas de sus casas y otras resultaron lastimadas por los gases y las bolas de magma que fueron expulsadas, todo eso sin contar los daños ecológicos.

—Charlotte—la voz del doctor Cheung me hizo volver al presente —comunícate con el doctor Edward Jagger en el Parque Nacional de Volcanes, dile que nos envíe las estadísticas sísmicas de los dos volcanes, ten contacto permanente con él, trabaja con Will, juntos mantengan vigiladas los monitores y analicen los sismogramas en concordancia con la MSK[2], West que entable conversaciones con Japón, Chile, México y Ecuador — se llevó las manos a los cabellos y luego apretó el puente de su nariz. — Milu llama a Carter Brown en San Francisco, necesitamos los reportes de los últimos tres días de la falla de San Andrés y la falla de Nueva Madrid.

—¡Sí, señor! — dijimos al unísono. Cada uno empezó a hacer lo que nos habían ordenado, había que estar preparados para afrontar cualquier situación, pero esperaba con todo mi corazón que nada malo sucediera.

Al doctor Jagger le tomó una hora enviarme la información que necesitaba, quedamos en mantenernos en contacto pero hasta ahora la actividad volcánica se encontraba en la misma intensidad que hacía horas atrás, algo que nos tranquilizaba, pero igual no podíamos bajar la guardia, durante las siguientes horas me dediqué junto con Will, West y Jason a revisar los sismógrafos y tener comunicación constante con los demás centros de emergencia, se habían registrado pequeños sismos catalogados entre tres y cinco, solo Chile había presentado un temblor de 5,5, en el noroeste de Tongoy, pero según el doctor Sepúlveda, encargado del Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de Chile  todo estaba bajo control eliminando así la posibilidad de un tsunami en las costas de Coquimbo, también se había sentido en Colombia en las costas de Buenaventura, afortunadamente ambos lugares no reportaban mayores reportes de daños.

El doctor Cheung se había ido a mediados del día debía terminar unos ajustes a su presentación por lo que le pedí a West que apoyara a Will y a Jason y el resto de mi jornada me dediqué a dividir mi tiempo entre la presentación para el fin de semana y la vigilancia al sismógrafo, había dejado un mensaje a Lizzie pidiéndole que acostara a Kai ya que era improbable que llegara a la hora del baño, odiaba perderme esos pequeños momentos con mi niña, pero mi trabajo ocupaba un lugar importante en mi vida, casi tan importante como mi hija.

Llegué al edificio casi a media noche, saludé a Peter el guardia nocturno y subí el elevador marcando el botón quince y recostándome en la cabina de metal, cerré los ojos mientras el elevador ascendía hasta llegar a mi piso. El corredor estaba a oscuras y se iluminó tenuemente cuando empecé a caminar por él, busqué las llaves en mi bolso y abrí la puerta soñando despierta con mi cama y recordando que debía cargar mi celular y colocar el sonido durante la noche ya que West, Will y Jason estarían monitoreando los volcanes y los demás puntos sísmicos. La televisión en la sala estaba encendida, pero las luces estaban apagadas, seguramente Lizzie se había quedado dormida mientras veía algún programa de televisión, estaba a punto de entrar a la sala de entretenimiento cuando las luces se encendieron y Ryan saltó del sofá gritando “¡Sorpresa!” Junto a Lizzie y Kai.

—¡Ryan! —grité arrojándome a los brazos de mi amigo, hacía dos años que no veía a Ryan más que por videollamadas y realmente lo extrañaba… —¡No es que me moleste, pero ¿Qué haces aquí?!

—Vacaciones, nena…— Ryan me devolvió el abrazo con fuerza.

—Pero tú…— me separé de él —Hablamos hace dos días y no me dijiste nada, joder Ryan llegas en el momento que más tengo trabajo.

—Mami dijo una palabrota…—me pegué dos veces en la frente con la palma abierta antes de darle a mi hija un dólar para su tarro de las groserías.

—Sí, lo sé la jodida cumbre —él mismo sacó un dólar de su bolsillo a la niñita que sonreía feliz por el dinero. — Esa niña me va a dejar en la jo… En la quiebra, ahora, lo de tu trabajo solo será el fin de semana y seguro después vas a tener, aunque sea unas horas para tu mejor amigo, ¿no te molesta que invada tu casa por unos días…?

—Esta es tu casa, siempre será tu casa ¿A qué horas llegaste?

—Esta mañana, Lizzie y Kai estaban esperando por mí en el aeropuerto.

—¡Ustedes lo sabían! — señalé a Elizabeth y a Kai, ambas asintieron —traidoras.

—Era una sorpresa baby. En fin, después de rogarle unas vacaciones a mi jefe terminó aceptando y ¿A dónde más podría ir sino donde mis tres chicas favoritas? —volví a abrazarlo —La idea era salir a comer, pero tú has llegado un poquitito tarde.

—Y el tío Ryan ha comprado pizza, te guardamos palitos de queso mami.

—¡Yumi! —Miré a mi niña mientras me acariciaba el estómago.

—La calentaré para ti, vamos Kai — dijo Lizzie dejándome sola con su hermano.

—¿Todo bien por aquí?, tienes cara de que las cosas estuvieron agitadas en el trabajo.

—Hoy fue un día agitado y tengo que dormir con una oreja en el teléfono, pero no hablemos de trabajo, mejor cuéntame cómo fue que planeaste un viaje sin contarme.

—Bueno, quería ver a Kai más que por fotografías en I*******m y llamadas por FaceTime. — ambos miramos a Kai, estaba sobre un banquillo alto mientras Lizzie y ella hablaban de algo. —Está preciosa.

—Y enorme, además es una parlanchina, tiene muy buenas calificaciones…es una buena niña. — dije mirando con orgullo a mi pequeña.

—No pude evitar notar lo mucho que se está pareciendo a él.

—Ryan…— mi voz tenía un toque de reproche, no quería hablar de Nate, él ya no existía para mí.

—¿Vas a decirle algún día?

—Algún día… Tal vez. — me encogí de hombros, la verdad prefería no tener que decirle nunca, pero algún día Kai preguntaría, ahora le bastaba con saber que su papá estaba ayudando a las personas.

—Va a casarse… —mi corazón se saltó un latido, había visto la noticia, pero pensé que era falsa como otros rumores que he leído de él a lo largo de los años, tragué el nudo en mi garganta e intenté que mi rostro no delatara lo que estaba sintiendo.

—Espero que esta vez termine bien, ¿cuántos días me dijiste que te quedarías? — Ryan suspiró y con ello dejó el tema de Nathaniel fuera de los dos.

[1] Situado en las costas del océano Pacífico y se caracteriza por concentrar algunas de las zonas de subducción más importantes del mundo, lo que ocasiona una intensa actividad sísmica y volcánica en las zonas que abarca.

[2] La MSK es una escala de intensidad macrosísmica usada para evaluar la fuerza de los movimientos de tierra

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