Capitulo 2 Despedida

Ruth había sido conocida por su gran carisma y entrega a su profesión, una luchadora incansable, había siempre opinado que no era más que los demás, siempre gustaba de tratar a todos con la misma calidad y amor, detestaba la gente racista, de hecho era amiga de muchas familias africanas que habían llegado a la zona, para buscar trabajo, lo había demostrado en su profesión cuando a un grupo de enfermeras negras las habían relegado por su color, ella abrió las puertas de par en par y dijo- Si mi trabajo es válido aquí el de ellas también lo es, somos iguales, y nadie se irá de aquí- los que tienen que cambiar son aquellos que se sienten superiores- Nadie lo es aquí-.Si ellas se marchan yo también-  Los médicos que estaban allí se unieron y en un instante había logrado que las puertas se abrieran. Odiaba la injusticia social, criticando duramente la discriminación y el racismo.

Ella había sido un fuerte roble en momentos difíciles. Una vez más se acercó al ataúd miro por última vez el rostro sereno, feliz, y apacible de su madre, ya no la volvería a ver, ella estaba donde siempre había soñado llegar al final de sus días, estaba con su Salvador aquel a quien tanto había amado, en quien su confianza había estado puesta siempre por encima de las adversidades. Se sentó a pocos metros de allí, observando los rosales ese día estaban más hermosos que nunca, colores vivos parecían resaltar por encima de todo aquello, daban su adiós, unos pasos cercanos la sacaron de sus pensamientos.

-Señorita Angelina reciba nuestras condolencias-

-Gracias por venir señor Olson-

-Tu madre siempre fue una gran amiga de nuestra familia- ya sabes, estamos para lo que necesites- replicó doña Eloísa-

-La extrañaremos- dijo don Olson besando la mano de Eloísa su esposa.

-Muchas gracias- se los agradezco- gracias por estar en estos momentos…

-Hola Papá- Todos giraron, incluso Angelina, allí estaba Jake, tenía tiempo de no verlo, estaba cambiado, mucho más maduro.

- ¿Angelina recuerdas a Jake?, no sé si le recuerdes, solían jugar de chicos, en este mismo jardín, solía gastarte bromas, ha regresado de culminar sus estudios-

-Señor Jake- un gusto saludarlo- claro que…

-El gusto es mi- siento mucho lo de la doctora Ruth-estas cambiada- claro ha pasado tiempo-le miro de frente.

-Gracias-dijo Angelina mirándole fijamente-.

-Le envié un motivo floral al cementerio, de parte de nuestra familia- En verdad lo siento mucho-

-Mi madre lo habría apreciado-

Robert Olson disculpándose fue a saludar a el doctor Luis, quien en ese instante entraba en el jardín, -Perdona querida- iré a saludar, mientras Eloísa se acercaba a Jake y de una manera muy sutil, le tomo del brazo, -Jake, y ¿Claudia se quedó en casa? -Preguntaba su madre en baja voz,

-Si… no se sentía muy bien, irá a la iglesia- dijo Jake tomando una taza de café que en ese momento Dolores les acercaba.

Angelina les agradeció el arreglo floral, y se alejó hacia la parte principal de la casa, en ese momento el Reverendo William le hizo ademán que era hora de partir hacia la iglesia, ella asintió con su cabeza. Así que los hombres tomando el féretro lo llevaron hasta la carroza fúnebre. Y puesto en marcha los autos en silencio avanzaban por la vía, hasta llegar a la iglesia, allí se hizo la ceremonia que duro media hora, ella sintió que habían sido horas. Cuando terminando el servicio, todos abordaron sus autos, había un bus destinado para llevar a los que desearan acompañar, había muchas personas allí, otros que no pudieron asistir le lanzaban una flor al pasar el cortejo fúnebre.

El cementerio era un camposanto, rodeado de flores y árboles, cuando llegaron ubicaron el lugar donde seria sepultada, el alcalde dio unas palabras, cuando entonaron aquellas estrofas de “Más allá del sol”, ella dejo escapar una lagrima, luego otras más, las dejo correr por sus mejillas, los allí presentes se despedían dejando una flor, cuando comenzó a bajar el ataúd el reverendo exclamo- “Polvo eres y al Polvo volverás”-.

Los ojos de Angelina se nublaron completamente, por instantes su mirada estaba en el vacío que ahora tenía por delante, Jake miraba desde el costado, donde se había quedado solo, miraba a Angelina, no podía imaginar lo que sentía, sus padres se retiraban en ese momento, Eloísa abrazo a Angelina, diciéndole que estaban para lo que ella necesitase, en ese momento Natalia le dio un abrazo, una mirada triste se cruzó con la de su hermano Jake, era sentimiento que le embargaba, aunque había pasado tiempo por fuera, eran buenas amigas, solían verse con Angelina de tanto en tanto cada vez que venía por vacaciones, temporadas pequeñas y navidades.

Jake le entrego una rosa blanca-. ella le miró con una débil sonrisa, agradeciendo su gesto, se quedó mirando hacia el ataúd que ahora bajaba a tierra.

-Lo siento- sé que por más palabras que te diga, ninguna jamás te devolverá a tu madre, pero lo que si estoy seguro es que ella está ahora en un lugar bonito, en completa paz -le tomo la mano, quería abrazarla contra su pecho, se veía desvalida, sola, en una profunda sombra, quería protegerla, -lo siento tanto- diciendo esto, se retiró a paso rápido, pudo ver como subía a su auto y emprendía la partida de aquel lugar.

Natalia se devolvió hacia ella. - ¿Deseas que te lleve a casa?

-No te preocupes, queremos caminar un poco- replicó Angelina, quien hizo ademán a Dolores-.

Natalia le dio un cálido abrazo, -llámame si quieres o si necesitas algo- no lo dudes- Angelina la abrazo con cariño infinito, dando gracias por estar con ella en ese momento- Natalia se juntó a su hermano William que en ese instante se retiraba del lugar.

Las personas empezaron a abandonar el lugar en grupos, algunos habían dejado ramos en verdad hermosos, ella no dejaría ninguno pues su madre le había enseñado desde pequeña que en vida era mejor aquellos homenajes, flores y detalles. Tampoco deseaba que Angelina fuera a su tumba pues allí no había nada. Y así lo hizo no llevó flores consigo, todas se las había dado a su madre en vida, las había disfrutado, así como cada logro obtenido por ella.

En ese instante ella miro al cielo, su madre estaría en el jardín más hermoso del mundo entero, admirando las bellezas que allí había, y estaba segura completamente de que ni siquiera estaría pensando en su hija que estaba en su funeral.

-Enjugará Dios toda lagrima de los ojos de ellos; y ya no habrá más muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor, porque las cosas primeras pasaron- cito Angelina. Y era fiel y digno aquel que había llamado a Ruth a su morada celestial.

Dolores se le acercó al notar que ya todos se habían ido, tomó a su niña de las manos emprendiendo el regreso a casa, caminaron a paso lento, doblando en la esquina avanzaron por la plaza de las flores, siguiendo arriba dos calles llegaron a casa. Dolores habló de ir a dar el almuerzo a los trabajadores y de paso ellas probarían bocado. -No acepto un no como respuesta- dijo cerrando la puerta de la habitación.

Flora Valencia, una de sus amigas cercanas, era una guapa española con la cual había forjado una hermosa amistad, Flora era soltera, sin afán por el matrimonio, independiente como ninguna otra, había llegado ese día para el sepelio de su madre, había preferido esperar que todos se marcharan para hablar con Angelina.

-Querida mía, cariño- lo siento tanto-.

-Oh, mi Flora querida-. Estas aquí, y gracias por todo, recibí las flores, son hermosas, las dejé en casa-.

-Mejor, tomaremos un café juntas-. Espero que vayas pronto, he cuidado tus plantas, y árboles, te ha llegado correspondencia cosa que no he leído, y…suspiró-. Extrañando tu visita, las tardes sin ti no son iguales-. Dijo mientras acomodaba su sombrero con su ancho cinto, la larga falda plisada era de un azul marino envidiable.

-Me alegra que estés aquí- deberías pasar la noche, e irte mañana-.

-Lo haría, pero debo regresar guapa- ya sabes Rogelio quizás pase a una copa, nada serio, que va, -no me mires así chiquilla que casorio no habrá, solo unos besos, y a su casa este tío-. Le dijo con suspicacia mientras que Angelina sonreía, era simpática.

-Venga, por lo menos te veo sonreír, espero que vayas pronto, se que te meterás en esa tienda a trabajar como si fueras una esclava -pero recuerda a las buenas amigas como yo-. Le abrazó y le besó con ternura en la frente, alzó la mano con donaire alzando su bolso amplio de flores de la silla, se abrazaron, saliendo de casa de Angelina caminó hacia su auto y emprendió el regreso.

En ese instante Licha le llamaba desde el interior, no tenía apetito, pero se sentó a la mesa, aunque comió muy poco, Angelina se acomodó su vestido atándose un delantal, la vida continuaba, lo primero que hizo fue tomar los vestidos de su madre e irlos colocando en bolsas de tela, zapatos, así como algunas carteras y objetos que habían quedado en el armario de su madre. Podrían donarlo a las familias de los trabajadores, estarían en mejores manos aquellos lindos vestidos, sabanas y algunos cubrecamas. Aunque decidió conservar algunas cosas que le recordaban gratos momentos, el cofre de las joyas de su madre que tantos años le había acompañado, echó mano de unos pares de aretes y una pulsera, el reloj azul en cuero y lo entrego a su nana. - Mama quería que lo conservaras contigo-

-No puedo aceptar esto querida- te pertenece-

-No nana- es tuyo- Tómalo- dijo extiendo las prendas en una caja con un listón amarillo.

-Mi niña… No sé...

-Vamos Dolores- ahora son tuyos-

Sus ojos se humedecieron y se acercó a la ventana mirando hacia el horizonte, estuvo con Ruth desde antes de casarse, siempre al tanto de su niña, había sido su chef preferido, su amiga. Solía siempre animarla cuando ella estaba triste. Cuando su niña se había ido a estudiar había estado feliz de sus logros, al regresar se llevó a Dolores a su casa y desde ese instante se tornaron más unidas que nunca. Para ellas Dolores no era solo la nana o el ama de llaves, era de la familia y como tal se lo hacían sentir.

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