Capítulo 2

Termino de ordenar algunos de los asuntos de la fiesta. El banquete, la decoración y también aprovecho para hacer el pedido de los puros del señor Denti. 

Faltan 15 minutos para salir de la oficina. Tecleo una última frase en mi portátil y mi móvil se ilumina anunciando que el señor Denti está llamando. Tal vez se ha arrepentido, cruzo los dedos. 

—Buenas noches Señor Denti —escucho silencio 

—Quiero que alguien venga a buscarme… al aeropuerto —sus palabras se arrastran con dificultad. Me alarmo y miro el reloj. Son las 7 de la tarde. 

—Claro señor, mandaré a un chofer para…

—Venga usted —frunzo el ceño 

—Cla… claro —muerdo mi labio y me apresuro a hablar—. Estaré ahí.

—Llegue a tiempo señorita Moore.

—Por supuesto —la llamada se termina y bufo

—Genial —jueves por la noche, estoy exhausta, solo quería llegar a mi departamento a descansar y tomar un té caliente, pero ahora tendré que ir a buscar a mi jefe al aeropuerto. 

Apago mi portátil y lo guardo en el portafolio de mano. Tengo que ir a tomar un baño y cambiar mi ropa. Es la primera impresión, debe ser buena. 

Salgo de la oficina y camino hasta el ascensor, presiono el botón y en un minuto tiene sus puertas abiertas. 

—Buenas noches —digo al par de personas que hay dentro. Estos me contestan el saludo para después dejar que el silencio se apodera del lugar, mi cabeza va de un lado a otro, repasando los pendientes de la fiesta de cumpleaños y por si fuera poco de su llegada repentina. 

Al llegar a la planta baja me despido de Pamela pero esta me hace una señal para que me acerque.

—¿Cómo estás he?, he escuchado que se te adelanto la llegada del jefe —alzo las cejas. No puede suceder nada en el edificio sin que Pamela se entere.

—Sí, se me ha adelantado, pero estaré bien o eso espero. Yo te aviso —le doy un beso en la mejilla.

—He, sigue en pie lo de mañana —asiento

—Buenas noches —me giro en mis talones y escucho como mis zapatillas golpean en el suelo. 

No recodaba que mañana saldríamos a tomar un par de copas… hace tiempo que no lo hago, ya que el señor Denti no me deja mucho tiempo libre. Voy hacia mi Pontiac y lo libero de la alarma, me adentro en el auto y antes de que lo olvide tomo mi agenda y escribo en el día de mañana la salida con Pamela y los chicos. Vuelvo a colocarla en el asiento del copiloto y conduzco hasta mi apartamento. 

El tráfico es terrible y termino llegando casi a las 8:10 de la noche. Me adentro de forma torpe hasta mi modesto apartamento. Corro hacia la ducha y me deshago de la camisola y falda color negro. Meto mi cuerpo en la ducha mientras deshago mi peinado. Dejo que el agua tibia comience a cubrir mi cuerpo y trato de que mi mente no piense demasiado en que algo vaya a salir mal. 

Salgo de la ducha después de unos minutos y voy hacia mi closet. Selecciono un vestido negro hasta la rodilla ceñido al cuerpo y unas zapatillas de pulsera del mismo color. 

Termino secando mi cabello rubio de forma hábil y las ondas aparecen. Subo el cierre del vestido y coloco las zapatillas. Voy hacia mi tocador y comienzo a maquillarme. 

Todo irá bien, me repito sin cesar. Tengo que llamar a Joaquín, el chofer, y pedirle que venga cuanto antes para ir al aeropuerto. 

Tomo mi móvil y el amable hombre me contesta de inmediato y asegura que sale hacia mi departamento. Me da tiempo para terminar de arreglarme. En 10 minutos llaman al timbre. 

—En un momento bajo —digo en la bocina. Rápidamente tomo mi bolso negro y salgo del lugar. El elevador se tarda un poco en llegar hasta el primer piso. Por fin las puertas se abren y corro hacia donde Joaquín se encuentra, el auto está reluciente y con la noche parece tan misterioso. Como el señor Denti.

—Buenas noches Joaquín —él se inclina un poco

—Señorita Jenna, ¿Qué tal está? —siento un viento frío que me hace estremecer pero ya es demasiado para volver al apartamento. 

—Muy bien gracias, tendremos que apresurarnos, el señor Denti fue muy claro, no quiere esperar — asiente y cierra la puerta para después adentrarse en el lugar del piloto. 

—Me da gusto volverla a ver —dice Joaquín. Es un hombre de unos 50 años, ha trabajado toda su vida para el señor Denti.

—A mí también me da mucho gusto verlo. ¿Cómo están sus hijas? —eso bastó para que el resto del camino hacia el aeropuerto se pasara hablando de ellas. La sonrisa que aparece en su rostro me pone feliz. Está muy orgulloso de ellas. 

Cuando menos pienso hemos llegado y tengo que salir del auto e ir a buscar a mi jefe. Tomo una gran bocanada de aire y aferro mi bolso en la mano. Llevo escrito el número de vuelo, su número de asiento, la puerta en donde tengo que ir a buscarlo, si… hay que ser precavida. 

Camino por el enorme lugar y por fin encuentro la puerta. Para mi felicidad el vuelo no ha llegado. Miro de nuevo el móvil y no tengo ningún mensaje, me siento tranquila de ya estar aquí y sobre todo a tiempo. 

Muerdo mis labios debido al nerviosismo, siento como mis manos sudan y suspiro de forma incontrolable. Estoy nerviosa. La mujer de la bocina anuncia que el vuelo ha llegado. Mi estómago se hace un nudo y miro hacia todos lados. M****a, m****a. Y es cuestión de 3 minutos para que mi móvil suene.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo