Matt

La pregunta sale de mi boca antes de que pueda procesarla, y ella parece tan estupefacta como yo, pero para mi sorpresa - y alivio - se encoge de hombros con una sonrisa divertida

— Seguro — mira a su alrededor, dudosa — aunque no tengo vestido, tendré que conseguir...

— escoge uno — suelto, de nuevo, y quiero morirme (no literalmente esta vez, lo prometo)

— no seas idiota — replica, poniendo los ojos en blanco antes de correr hacia las chicas y tirarme de la mano — Necesitamos un color !Rápido!

— Celeste — suelta Kate, la chica es refrescante, suelta lo primero que le pasa por la cabeza y siempre está bromenado

— No, Azul rey — repone Becca, aunque solo los chicos y yo la llamamos Becca, de hecho es agradable el que me deje llamarla de esa manera, aunque ahora mismo no tengo idea de que demonios están hablando

— pero ambos tienen ojo claros — replica Kate levantando las cejas, Jules me mira casi como si me estudiara y yo quiero huir — tiene que ser azul rey

— ¿ya escogieron el suyo? — pregunta Alex con fastidio antes de acercarse, las chicas niegan

— es difícil — se queja Kate señalando tres vestidos — no se me ocurre cual comprar, y papá me prohibió gastar demasiado dinero este año

— tómenlos todos, yo pago — digo mirando las etiquetas, recordando las palabras de papá, cuando le hablé de la primera chica que me gustó (una francesa llamada Louane) él me había aconsejado tan bien como pudo, a diferencia de Marcus, Harold y Viktor, yo nunca fue precisamente encantador con las chicas, adorable era el termino que más usaban.

— A las mujeres hay que consentirlas — había asegurado papá mientras jugábamos videojuegos en mi habitación — no necesariamente con regalos costosos como suelo hacer — admitió riendo — pero sí puedes hacerlas felices de distintas formas

— ¿Cómo hará eso que se enamore de mi? — había sido mi pregunta

— eso no lo hará — admitió — pero vale la pena, ellas se lo merecen, en especial cuando es algo que de verdad quieren

— ¿entonces solo debo comprarles cosas? — yo seguía confundido, y empezaba a dudar seriamente de lo que el hombre quería decir, en especial cunado él lucía tan confundido como yo

— Bueno, creo que me expliqué mal...la verdad creo que nunca comprenderé a las mujeres — había murmurado — peeeero, puedo decirte una cosa hijo, cuando encuentres a la chica indicada...lo sabrás.

— ¿y como la voy a conquistar? — insistí

— solo debes ser tu mismo, hijo, demuéstrale que te interesa, puede que te rompan el corazón muchas veces, como a tu viejo — en ese momento suspiró satisfecho y puso esa sonrisa tonta que le provocaba pensar en Nath.

Así que decido comprarles los vestidos a las chicas, mi mesada era astronómica y podía permitírmelo, Kate y Rebeca me irán con ojos como platos antes de chillar y saltar sobre mi, emocionadas

— Eres genial — chilla Kate dándome un beso. En los labios.

yo nunca he besado.

cuando se aparta, actúa como si nada pasara, pero yo estoy completamente sonrojado y acalorado, de haber sabido que comprar un vestido hacía a las chicas tan feliz le habría comprado a Jules varios hace días.

Jacob y Alex se están desternillando de la risa, y Jules mira a su amiga como si estuviera loca, pero luego pone los ojos en blanco mira las etiquetas por su cuenta y eleva las cejas oscuras

— ¿De verdad vas a pagar eso? — pregunta, Rebeca le da un zape

— Seguro — digo encogiéndome de hombros y regresando con los chicos — escoge el tuyo, si vas a ser mi cita, vas a estar radiante — ella bufa y sacude la cabeza

— acabas de cabrear a Jules — se mofa Alan, al ver que se da la vuelta — y conseguir un beso de Kate, y poner estrellas en los ojos de Becca — se ríe, pero lo miro con curiosidad — Eres un bastardo con suerte...y muerto tal vez.

— ¿por qué? — pregunto mirando a Julie, Kate prácticamente la encierra en uno de los vestidores con varios vestidos encima de ella, Jacob pone los ojos en blanco

— Jules odia a los adinerados que presumen — responde Alex, rascándose la cabeza — y tu acabas de decidir que gastarás cerca de tres mil dólares en vestidos solo porque sí

— ¿Qué tiene de malo? — pregunto, sintiéndome incomodo, ellos se encogen de hombros

— así es Jules, gastar tanto le parece innecesario, es todo — responde Alan, poniéndose de pie y estirándose — ¿irás a la fiesta de esta noche?

— sí, ¿tu? — pregunto, Jacob me mira, sus cejas rojas levantadas

— ¿Tía Nath sabe que saldrás? — me pregunta, y yo me encojo de hombros

— No es como si le importara — replico — Anya acaba de nacer, tiene otras cosas de las que preocuparse

— Ella se preocupa por ti — me recuerda, pero me limito a reír — solo...dile ¿ de acuerdo?

— bien — murmuro poniendo los ojos en blanco.

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Al final, Jules me deja comprarle el vestido, solo tuve que hacer un puchero y apretar la mandíbula fingiendo estar dolido, pero puedo ver que en realidad sí le gusta el regalo, aunque se negara a aceptarlo.

Kate Becca se van más que contentas con un par de vestidos, zapatos y nuevos aretes, aunque los accesorios los pagó Alan.

— ¿estás molesta conmigo? — pregunto una vez que la dejo en su calle, me mira por un momento antes de suspirar y hacer una mueca

— No, pero...¿sabes que no tienes que comprarnos cosas para ser nuestro amigo? — pregunta mirándome — Kate y Rebeca seguro están encantadas, pero...no por eso es que te van a querer

— para mi es normal — suelto, molesto ¿era tan jodidamente malo? ¿por qué demonios siempre que intentaba hacer una cosa por mera amabilidad la cagaba? tenía que ser una jodida broma — solo quise ser amable ¿no era eso lo que querías?

— Matt... — empieza, pero sacudo la cabeza

— sal de auto — pido, cerrando los ojos e intentando concentrarme, pensamientos positivos, no podía dejarme llevar

— ¿es enserio? — pregunta ella, mosqueada

— sal del maldito auto Julie — pido de nuevo, mirándola con irritación, no estaba dispuesto a soportar ser reñido por unos putos vestidos — no estoy de humor

— no tienes que ser un idiota solo porque no me agrada que gastes dinero de esa manera — se queja, abriendo la puerta, dejando la bolsa en el asiento — toma tu estúpido vestido, no vale la pena intentar se amable contigo

— ¿eso es todo? — digo apartando la mirada, furioso.

amable. ella solo estaba siendo amable.

Debía haberlo visto venir, la chica es demasiado dulce como para admitir que le desagrado, es malditamente genial.

— como sea — se queja cerrando la puerta del coche y caminando hasta su casa.

Enfadado, aprieto el acelerador y me largo.

Un día. Un jodido día.

¿tan malo era en realidad? ¿Cómo era posible perder a una amistad en un día?

bueno, para perderla, de hecho debía ser mi amiga.

pero ella solo quería ser amable.

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