Sin Destiny
Sin Destiny
Por: Ravette Bennett
Prólogo

La luz de las velas adornaban cuidadosa y celosamente aquella habitación, la luna se había ocultado temerosa de presenciar un pacto carnal entre las dos almas solitarias que se encontraron. Después de tanto camino recorrido, de tantas heridas y tropiezos, por fin todos los esfuerzos tenían sus frutos. 

Milan estaba seguro de lo que quería, y llevaba tiempo planeando aquel encuentro. 

—Vamos, no me digas que tienes miedo —le susurra Crys al oído mientras poco a poco acaricia sus brazos, electrizando todo su ser. 

—No tengo miedo Crys, pero quiero que estés segura de lo que haces —responde Milan tragando saliva. 

—Estoy muy segura, no hay marcha atrás, quiero esto —Crys responde con tal seguridad y sin ningún titubeo. 

—Vale —dice.

—No digas nada —ella lo calla colocando coquetamente uno de sus dedos en su boca. 

De pronto ella se veía tan frágil debajo de su cuerpo tan varonil, entonces ambos se fundieron en un placer incontrolable hasta que el sonido de la alarma lo despertó. 

En efecto, Milan estaba teniendo uno de los sueños que lo visitaban cada noche, suponía que se debía a que cada noche antes de dormir pensaba en Crys, ya había pasado algo de tiempo desde que estaba en la cárcel acusada de asesinato, pero resulta que su abuelo, padre de la madre de Crys, no había muerto como ella les hizo creer, al contrario, estaba más vivo y lleno de salud que nunca, al parecer su madre guardaba secretos que Crys desconocía, y que aquella noche, aquella primera noche que Crys pasó en la cárcel, su madre habló con Brandon y con él. 

El mundo era muy pequeño, y sabía que la madre de Crys venía de familia rica y acomodada, la crema y nata de la sociedad, pero no sabía que la señora Bellowk era en realidad hija de un duque de Inglaterra, ¿en la actualidad? Eso fue lo primero que pensó, pero al parecer su madre y ella se conocieron en su etapa rebelde, cuando escapó y renunció a su herencia, y cuando llegaron aquí inventó la muerte de su padre por miedo a que hiciera lo mismo que hizo con ella, con Crys, así que sí, prácticamente Crys era más rica que el pueblo entero, pero eso no era todo. 

Cuando su abuelo se enteró de que su querida nieta estaba metida en ese gran lío, movió sus contactos y pago cerca de cinco millones para que todo quedara borrado en su expediente, y para que la sacaran lo más pronto posible, a lo que Brandon no estuvo muy de acuerdo, ya que él estaba en contra de la corrupción, aunque sintió alivio al saber que Crys saldría pronto. 

Por otra parte ella no había querido recibir a nadie de visita, solo aceptaba a su madre o a Brandon, a Saskia, Tony y a Milan, no quería ver a nadie, decía que odiaba la idea de que sus amigos la vieran en ese estado y guardaran para siempre esa imagen en su cabeza. 

En lo que se refería a Bastian, era otro tema, lo había visto en la escuela pero algo había cambiado, era un total desastre, andaba con una y con otra, las trataba mal, cada que una chica se acercaba a pedirle algo él solo las miraba como si fueran la cosa más asquerosa que hubiera visto, y se marchaba dándoles un pequeño empujón, por lo que sabía de boca de Caleb, se había acostado con dos modelos que conoció en el antro de Erick, y que en pleno acto no dejaba de mencionar el nombre de Crys, por las noches lloraba y destruía todo a su paso, también cada día tomaba y no llegaba algunas veces a casa, sus calificaciones habían bajado notoriamente y estaba a punto de reprobar materias, su familia estaba preocupada por él, incluso sus amigos, quienes trataban de ayudarlo pero él solo se alejaba. 

En la Universidad parecía un muerto viviente, le pareció cruel e injusto, debido a que él sabía ese secreto que obliga a Crys a alejarse Bastian, lo cierto era que ella lo amaba tanto, que lo único que buscaba era protegerlo y Milan sintió celos de eso. 

Aparta todos esos pensamientos y se levanta, habían pasado dos meses desde aquel desagradable suceso que arrasó con todos, y estaban de vacaciones, pero eso no era lo que lo tenía contento, hoy visitaría a Crys para darle la buena noticia, así que se mete a la ducha y prepara sus cosas, cuando sale se encuentra con Saskia, se veía tan tierna con esa panza que cada día crecía más y más, que soñó con el día en que Crys estuviera embarazada. 

— ¿Listo para verla de nuevo? —pregunta ella con una enorme sonrisa. 

—Sabes que sí, le daré la buena noticia —responde Milan sin poder contener la alegría que le ocasiona eso. 

— ¿Y ahora que esté afuera, le dirás? —pregunta ella con misterio. 

—No sé de qué hablas —Milan encoge los hombros. 

—Sabes bien a qué me refiero —Saskia se acerca y le toma la mejilla con la palma de su mano, últimamente se comportaba como una madre— tú nunca dejaste de amarla, ¿cierto? Es tu momento, no sé exactamente qué fue lo que pasó para que Crys cambiara tan de repente, y se volviera una persona tan fría, pero me lo imagino, es mi mejor amiga, la conozco, y desde ese día en que llegó llena de sangre, han sido inseparables, es como antes de que vinieran aquí, es como si eso los hubiera unido de nuevo, y creo sinceramente que esta es tu oportunidad, lucha por lo que te hace feliz. 

Milan guardó silencio unos segundos, Saskia tenía razón, pero no iba a presionarla, Crys tendría que aceptarlo por su propia voluntad. Observa la hora en su reloj y se da cuenta de que va tarde. 

—Lo sé pero luego hablamos, voy tarde —Milan se despide de Saskia recordando mentalmente cada una de sus palabras. 

Se sube al carro y se pone en marcha, la necesitaba, la quería ver, la amaba, pero quería verla feliz. 

—No te pienso dejar sola Crys —murmura. 

Milán sabía solo una cosa, Crys estaría de vuelta, pero muchos se llevarían una enorme sorpresa. 

Ella había cambiado 

Ella no era la misma Crys de antes. 

Ella guardaba un enorme secreto...


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