Capitulo 2

— Me duele decir esto pero el día de hoy concluye un nuevo ciclo escolar, estas chicas dejan el nido para volar a uno nuevo. Estoy muy orgullosa por poder formar chicas que en un futuro serán la esperanza del país. Hoy dejan este lugar para seguir avanzando hasta lograr sus sueños, estoy tan orgullosa de todas ustedes. — eran las palabras que salían de la directora.

Por fin hoy era el día que tanto había esperado por tantos meses. El día de la graduación.

Por fin seré libre.

La directora empezó a llamarnos por nuestros nombres y conforme lo iba haciendo íbamos a pasar por nuestros documentos. Todas las graduadas estabamos sentadas con nuestros respectivos grupos, esperando para ser las siguientes.

— Alice Jhonson. — habló la directora, incluso pude notar como decía mi nombre con desagrado.

Me levanté de mi asiento pero cuando comencé a caminar una de mis compañeras me metió el pie, todas empezaron a reír cuando caí. Decidí que esta vez no me deprimiría, esta vez no me importaría lo que ellas hicieran así que me levanté como si nada, al hacerlo otra de mis compañeras hizo un sonido de un gas.

Las risas no se hicieron esperar.

— Alice, eres un asquerosa.

— Que asco ¿Qué comiste hoy?

No me deprimiría, después de todo hoy era mí graduación, incluso pude notar como la directora observaba todo y no les decía nada.

Era claro que les tenía miedo, dado a que sus padres hacían valiosas donaciones al colegio.

Ni siquiera se tomó la molestia de felicitarme como a las demás. Tan pronto como me dió mi certificado y mis papeles procedió a llamar a otra chica, busqué con la mirada a mis padres pero estos no habían llegado, supongo que no les dieron el día en sus trabajos.

— Felicidades a todas las chicas graduadas, espero volver a verlas convertidas en todas unas profesionales, nos vemos. — concluyó la directora y salió del escenario del auditorio.

Me dirigí a la salida y tan pronto como lo hice unas chicas me tomaron del brazo, hice un gesto de dolor, aún me dolía por los golpes del día anterior y los de toda la semana.

— ¿A dónde crees que vas? Aún nos falta darte tu regalo de despedida. — se sonrieron entre sí.

 Ya sabía lo qué vendría.

Me llevaron al patio y me empezaron a golpear nuevamente, sentí como si me hubieran roto un hueso, era horrible la sensación.

 Me aplastaban mis manos mientras se reían ¿Cómo les podía causar gracia el dolor de alguien más? Por mi parte yo sentía una angustia, el no poder defenderme era frustrante.

«¡Sólo quiero qué se detengan!»

«¡Me lastiman!»

— Espero no volver a ver tu rostro de nuevo. — dijo una de ellas mientras me tomaba del cabello y lo jalaba hacia atrás.

«Lo mismo digo» pensé.

Después de eso me dirigí nuevamente a mi casa, aún era temprano así que esperaba qué aquellos pervertidos no se encontraran en las calles. Me dolía todo el cuerpo, no podía caminar muy bien pero estaba felíz, había sobrevivido de aquél infierno.

Tardé más de lo esperado pero finalmente logré llegar a casa, me dirigí a mi habitación y empecé a reír, recordé todo lo que había sufrido en ese colegio. Insultos verbales, golpes, quemaduras, rompieron mi uniforme con unas tijeras, también lo metieron a la basura y me obligaron a usarlo todo apestoso, mi uniforme de educación física lo mojaron, me robaban mi dinero, me pegaron chicle en el cabello e incluso metieron en 4 ocasiones mi cabeza en el inodoro, pero por fin había logrado salir de eso.

Reí tanto cómo pude, por fin lo había conseguido.

Días antes intenté hacer lo peor pero en el último minuto hubo alguien que me detuvo.

"No cortes tu vida así, la vida es tan preciosa"

Si sigo aquí es por qué decidí creer en eso.

***

Todos los días me la pasé encerrada en mi habitación pensando en que si salía a la calle podía encontrarme con gente horrible, el sólo pensar en eso era desagradable.

Pasaron los días y las clases finalmente comenzaron, este era un nuevo año escolar y una escuela nueva, esperaba que mi sufrimiento hubiese acabado, aunque lo mejor era alejarme de todos, solo quería estar sola.

Miré mi uniforme, mi falda llegaba hasta abajo de las rodillas, mi camisa también era el doble de grande, no llevaba puesto aretes, ni siquiera me tomé la molestia de arreglarme el cabello, no quería que creyeran que era una chica linda, no quería que me volvieran a lastimar por cosas superficiales.

Tomé mi maleta y salí de mi habitación, tomé el dinero que mis padres siempre me dejaban en la mesa y salí de ahí. Casi no los veía, cuando yo me despertaba ellos ya no estaban y cuándo me dormía ellos llegaban, hacía tanto tiempo que no se despedían de mí.

Miré mis muñecas mientras caminaba hacia mi nuevo colegio, al parecer aún tenía un par de marcas por las cortadas que me hacían, estas sólo serían un recuerdo de mi horrible pasado.

Se escuchó el timbre, ya estaba cerca de mi colegio. Al llegar pude ver a muchos estudiantes entrando, algunos entraban platicando alegremente mientras que otros entraban en solitario, esta vez había elegido un colegio mixto, me entró la duda ¿Y si aquí volvía a caer en el infierno?

No, no lo soportaría nuevamente.

En la pared del colegio estaba pegado el aula en el que quedamos, estaba en el aula 1, no quería entrar, me entró el miedo.

Al estar cerca de abrir la puerta no pude hacerlo, mis manos comenzaron a temblar, mejor me dirigí al baño, decidí que esperaría y entraría en la segunda hora, era sólo para asegurarme de que en caso de que mis nuevos compañeros fueran iguales a mis antiguas compañeras, lo mejor sería que tomaran a otra persona como su objetivo , yo ya no quería ser el blanco de las personas.

 La segunda hora pronto llegó, suspiré y me dirigí al aula pero volvio a pasar lo mismo de esta mañana. No pude abrir la puerta, quería entrar y a la vez no, mejor no lo haría, hoy no entraría, era preferible venir al día siguiente.

— Hey ¿Eres de este salón? — preguntó un chico llegando hasta mí, traía unos jugos de la cafetería. — te ví a primera hora, estabas indecisa por entrar al salón, soy Blaze Collin ¿Y tú? Oh, espera... ¿Te peleaste con el peine? Tu cabello está despeina...

Iba a tocar mi cabello pero apenas se acercó yo di pasos hacia atrás completamente asustada.

— No te importa, no te importa quien sea yo... — dije ignorando por completo al chico y salí de ahí, lo que menos quiero es que los chicos me traten como un trapo al que pueden usar cuántas veces quieran.

Salí del colegio, hoy no era un buen día para intentarlo, aunque... Nunca era un buen día para mí.

No sé que había pensado al venir aquí, esta mañana estaba tan felíz por esto pero viendo a personas que no conozco se siente mucho peor.

«No quiero que me hagan nada, no otra vez»

Mientras caminaba por los pasillos del colegio, las miradas se posaban en mí, todo aquél que me veía pasar empezaba a susurrar, tenía miedo de que se estuvieran burlando de mí.

«No puedo hacer esto»

Por fin logré salir del colegio y me encaminé hacia mi casa, al llegar subí a mi habitación y al cerrar comencé a llorar.

— En que estaba pensando, es obvio que no puedo hacer esto, ¡No puedo! — Hablaba para mi misma mientras me sentaba de espaldas hacía la puerta con mi rostro pegado a mis rodillas.

De tantas chicas que había en el colegio femenino ¿por que me tuvo que pasar a mí?  No soy buena en los estudios, tampoco en los deportes, la razón por la que aceptaron darme una beca en ese colegio fue por que la directora es prima de una amiga de mi mamá.

Si tan sólo no hubiera defendido a esa chica.

— ¡Los odio a todos! — grité entre sollozos.

«¿A qué es eso a lo que la gente le llama vida?»

«¿Esto es vivir?»

Y ese chico... Ni siquiera se acordó de mí... Por lo visto todo lo que me dijo no fueron más que mentiras.

***

Justo cuando dí pasos hacia adelante, una mano me tomó del brazo y me jaló con brusquedad hasta él.

— ¡¿Que se supone que estás haciendo?! ¡¿Que está mal contigo?! — gritó un chico, por su aspecto parecía ser de la misma edad que yo.

— M-mi brazo... M-me estás lastimando... — dije con cierto temor.

— ¡Oh! Disculpa. — dijo soltando rápidamente mi brazo. — pero... ¿Por qué lo haces?

¿Por qué hay alguien aquí? Se suponía que a esta hora todos duermen.

Yo me quedé callada, no tenía intenciones de hablar con un desconocido, el chico me miró de pies a cabeza, comencé a sentirme incomoda, creí que el chico me veía con morbosidad pero en vez de eso, lo que hizo fue abrazarme.

— ¿Te encuentras bien? ¿Quieres hablar de ello? — su voz era relajante. Yo negué con la cabeza y empecé a llorar en su pecho. — tranquila, no me iré a ninguna parte hasta que dejes de llorar, te sentirás mejor una vez que te llores. — comenzó a acariciar mi cabello haciendo que yo llorara aún más, incluso lo abracé con todas mis fuerzas.

Quizás fue la angustia del momento que me hizo mostrarle mi debilidad a un desconocido. Una vez que me tranquilice, me separé de él.

— ¿Quién te hizo eso? Eso no está bien, ¡hay que denunciarlos! — declaró el chico.

— No puedo... Ya hablé con mis padres, con los maestros, e incluso con la directora pero todos me ignoran... Lo mejor era lo que estaba por hacer...

El chico frunció el seño pero luego volvió a relajar las facciones de su rostro y me sonrió.

— No cortes tu vida así, la vida es tan preciosa... Pero si mueres, no habrá algo que puedas disfrutar.

— ¿La vida es preciosa? ¡Eso dices por qué no sabes por lo que yo estoy pasando! ¡No tienes idea de esto! — grité.

El chico por el contrario siguió sonriendo.

— ¿Crees que tú eres la única que sufre en este mundo? Hay muchas personas que sufren pero tratan de salir adelante día con día, se trata de no darse por vencido, si te caes, tranquila, sólo levántate... Y si no puedes entonces yo te ayudaré.

— No me interesa tu amistad.

— ¡Auch! Que directa. — dijo el chico entre risas. — vive como tú quieras, no como otros quieren que vivas, lucha, lucha con todas tus fuerzas... Cuando lo hagas, podrás ver lo maravilloso de la vida... ¡Soy Blaze! ¡Mucho gusto! — habló ese chico de manera tan enérgica.

— Ni siquiera pregunté tu nombre. — dije con total seriedad.

— Que lengua tan afilada tienes, es broma. — dijo manteniendo su sonrisa.

Quise que me dejara tranquila pero al final terminó acompañándome hacia mi colegio y me hizo prometerle con el dedo meñique de que no haría nada malo, es absurdo pero mis promesas siempre las eh cumplido, aún si se trata de un completo desconocido.

Aún así, después de todas esas cosas que me dijo, ni siquiera fue capaz de preguntar mi nombre... Aunque no es cómo si me interesara algo como eso.

Son solo pequeñeces.

Y esa fue la primera vez que te ví... Pensar que ahora asistiremos al mismo colegio me hace sentir asqueada.

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