2. Hola, soy Raúl

Daría todo por dormir, pero no, siempre tengo que trabajar y soportar a Violetta.

O a otro ser humano más insoportable aun.

— ¡Hermano! — grita a todo pulmón mi amigo Ryan con quien me gradué de la universidad.

Dios, llevártelo lo más lejos que puedas. Me tape el rostro con la sábana molesto, ¿Cómo demonio entró a mi apartamento?

— ¡¿Qué quieres, Ryan?! — le devolví el grito mientras me paro y me dirigía al baño, pero no entro y me quedo en el pasillo que tiene mi recámara.

Se escuchaba algo y cuando yo escucho algo extraño es porque algo malo pasa, salgo del cuarto y miro al primer piso.

—¡¡Ryan!! —grité a más no poder, estoy enojado, me empezaba a hervir la sangre.

— ¿Si? — pregunta tan inocente el desgraciado que tengo por amigo.

— ¿Qué hace un tiburón blanco en mi apartamento? — pregunto más calmado, el doctor que por cierto es mi cuñado me dijo que tenía que guardar reposo y encima no enojarme.

O se me sube la tensión, sabes destacar que me volví un alcohólico hace unos años, pero tranquilas, estuve en recuperación y aquí estoy, mi tensión sufre y mi hígado igual por esa misma razón.

— Oh, te presento a mi bebé Tipititi — dice.

— ¿Tipititi? ¿Quién demonio le pone de nombre "Tipititi" a un tiburón? — es que no tiene ¿cerebro?

Bajamos y el animal se veía más grande que desde arriba.

— Hermanito, quiero que cuide de mi bebé, así que adiós el deber me llama — dice dejándome a mí y al tiburón de 2,90 metro, es más grande que yo.

— Tipititi, hi and bye, bye — subo a mi recámara y me tomo una ducha para relajarme y pensar qué hacer con el tiburón que se encuentra en mi sala, también tengo que ir a preguntar de cómo demonios pudo meter al tiburón y su pecera a mi pent—house. De un momento a otro se escuchó un grito femenino.

— Por el amor de Dios  y  todos los Dioses y santos que existen en la tierra y en el más allá como diría mi abuela, ¿Quién es ahora? —  salgo de la ducha dudando en si salir con el paño amarrado a la cintura o ponerme algo decente, segunda opción mejor, me pongo uno vaqueros oscuro y una camisa de algodón gris y descalzo, salgo y me encuentro a Violetta abajo en la primera planta.

Esta mujer no me  dejara en paz, por culpa de ella, Max terminó conmigo y desde la distancia y aun peor por mensaje.

— ¡¿Raulín, que hace esta bestia aquí?! — grita preguntando desde la sala de abajo, desde aquí se puede apreciar el interior de la pecera de Tipititi y también a la pelinegra que arruinó mi relación de casi un año, le tengo cierto rencor.

— Si no quieres ver a Tipititi, vete por donde viniste o... ¿me pregunto que come? — bajo las escaleras hasta llegar a donde se encuentra.

— ¿Prefieres a esa bestia ante que a mí? — obvio que prefiero al tiburón mil veces.

Raúl tranquilízate mira lo que dijo el doctor o ¿Quieres morir joven? Si, si quiero morir ahora.

— Violetta, no me encuentro para nada bien, por favor... vete — digo mientras señalo la puerta, de pronto llega mi salvación hecha mujer.

— Violetta, ¿Qué haces aquí?, ¿no ves que el señor Owen's necesita descansar? No puede estresarse demasiado, ni una pica, así que por favor por las buenas o por las malas — dice Vicky, mi asistente, una gran amiga y ex amiga de Violetta.

Razón por la que no son amigas: Desconocida.

— Bien, ya me voy. Adiós, mi Raulín​ — dice y me trata de besar pero no logra su objetivo solo besa mi mejilla y se va tirando la puerta.

Suspiro y me tiro en el sofá de cuero negro en forma de L.

— Gracias, Vicky.

— No hay de que, ¿Qué hace un tiburón blanco a mitad de la sala? — pregunta curiosa  señalado el acuario del tiburón.

— Ryan...

— ¿Ese estúpido que tienes por amigo? — se arregla sus lentes y un mechón rojizo, ella odia a Ryan por muchísimas razones de las cuales también desconozco.

— Si, Vicky ella es Tipititi, Tipititi ella es mi asistente Vicky  — digo presentándolas como si fueran personas, Tipititi la saluda con la aleta e igual Vicky con la mano sorprendida.

— Tipititi, es muy inteligente, ¿Eh? — halaga Vicky, puede que Ryan no tenga cerebro pero es un buen entrenador cuando se lo propone, claro.

— ¿Te tomaste la pastilla? — pregunta mi cuñado que entra por la puerta.

¿Pero cómo entran todos a mi casa?, ¿Mi seguridad está en riesgo?

Lo veo entrar a la cocina.

— Vicky, llama al dueño del edificio tengo una queja por arreglar — digo con mi barbilla en el sofá, todavía estoy en este maldito sofá.

— Ya lo llamaré.

— ¡Vicky!

— Dime... — dice con el teléfono a centímetros de su oreja derecha.

— Después que lo llames, me dices los planes, es tan aburrido estar en mi apartamento, ¿verdad, Tipititi?   — digo volteando a mirarla y ella mueve la cabeza.

— ¿Quieres que me mate tu hermana si no tomas tu pastilla o qué? — Juan, mi cuñado el cual se casó con mi hermana Rita hace 10 años y tiene una niña y un niño. La verdad, no me gustan los niños, lloran mucho, hacen mucho ruido, desordenan y un montón de cosas. — ¿Por qué no sales este fin de semana? — vuelve a preguntar mientras me tomo la pastilla.

—Déjame pensarlo — suspiro sin pensar en nada — No.

Mientras más me hundo en mi aburrimiento, ¿Para qué salir si me van pedir autógrafo y todo eso?, ser un arquitecto, salir en portadas de revistas, muchas cosas y eso de ser muy famoso, encima de millonario, cuesta mucho trabajo.

— El dueño vendrá en cualquier instante y aquí tienes una carpeta con todos los planes, citas y otras cosas  — dice Vicky entregándome una carpeta color salmón, los dos salen y se van.

Me pregunto, ¿Qué hubiera pasado si no viniera a España a estudiar en primer lugar?

Es una pregunta que me he hecho desde que Max terminó conmigo aquel frio noviembre. Tanto pensar hizo que en cuestión de segundo me quedara dormido.

*Recuerdo*

¡Me aceptaron en la universidad de Madrid! — grito emocionado, me volteo y veo a Max parada en el marco de la sala de mi apartamento.

Así que te vas a España, que bueno sonríe un poco triste, me paro de la silla y camino hasta quedar frente a ella.

Max... no, no, no llores... mira podemos estar juntos aunque sea a larga distancia, podemos hablar por vídeo chat, por W******p y hasta por F******k y email — digo, mientras lágrimas tras lágrimas salen de sus hermosos ojos, limpio sus rosadas mejillas.

 Está bien, no quiero que dejes tus sueños por mí, pero mira idiota si te veo con una chica ya me perdiste ¿okey? — dice señala dome, le sonrió y bajo mis manos hasta abrazarla fuerte como si fuera acabarse el mundo.

Okey, de verdad ¿te gusta tanto ese libro que te regale? Como se llama ah sí... ¿bajo la misma estrella?—   ella asiente.

Es tan pequeña es una enana, nos llevamos 7 años de diferencia, tuve que hacer de todo porque sus padres me aceptaran tenía 23 y ella 16.

En ese entonces estaba estudiando arquitectura ya tenía dos años en eso y me iba a España a estudiar lo que me restaba pero ante de eso estudie medicina y trabaje en un buen hospital allá en Venezuela.

*Fin del Recuerdo*

El timbre suena haciendo que abra mis ojos despertándome del sueño que tenía con Max.

— ¿Quién es? — claro como si alguien fuera a contestar.

— Soy tu hermana  — habla y me paro a abrirle la puerta, por fin alguien que toca la puerta ante de entrar a mi casa, como una persona civilizada.

Risas se empieza a escuchar, cuando abro la puerta encontrándome a los hijos de mi hermana mayor.

Mis... sobrinos.

— ¡Tío Raúl! — saludan Juliana y Rafa, ambos pequeños rubios.

— Hola, hermano, ¿no te molesta que haya traído a los niños? Sabes muy bien que Richard es un irresponsable  — dice entrando e igual los niños, Richard es mi hermano menor, Rita es la mayor yo le sigo y Richard el menor.

— Odio que traigas a los niños, sé que Richard es un irresponsable pero le gusta los niños  — sé que soy muy del otro mundo pero la verdad no me agradan y tengo mis razones.

— Por Dios, son tus sobrinos, que pasaría si tu "esposa" quiere tener hijos o que quedará embarazada tu "novia", la vas a obligar que aborte o... Ya hemos hablado de esto, Raúl  —  ya estoy harto de que siempre venga con ese tema desde hace años — Bien, no diré más nada, pero hermano ya tienes 28 años, tienes que formar una familia o por lo menos casarte, mira que mamá es muy seria con quien te case  — dice mi hermana, tiene razón pero algo me dice que espere un poco.

¿Quién cree en el destino?

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