4. Como ser una buena novia y no morir en el intento

Gregory:

Había pasado parte de la noche armando un plan, así mismo, le había pedido a mi asistente que comprara ropa para ella, no podía pasearse con ese vestido, además de que no podía permitirle andar con cualquier clase de ropa, tenía que estar a la altura de su nuevo estatus.

- Buenos días –dice ella entrando en la cocina–, gracias por la ropa, prometo que no le pasará nada –dice bajo, estábamos solos así que no había problema.

- Más te vale –ella se acerca al refrigerador, saca algunas cosas y las coloca en la encimera, justo en el momento en que voy a preguntarle qué cree que hace, mi insufrible hermano entra.

- Buenos días, no sabía que cocinabas cuñada –dice sentándose casi junto a mí, toma una manzana mientras bebo café.

- Me gusta cocinar, quiero hacer algo especial para él, antes no había tenido la oportunidad –dice bajo y se sonroja, sonrío, si actuaba así, estaba segura que mi madre no se percataría del engaño.

- Siempre he querido que me prepares algo querida –digo suave, ella asiente y se sonroja. Comienza a picar champiñones, tomate, pimiento, lo coloca en un refractario y vierte varios huevos en una sartén, miro con sorpresa sus habilidades de cocina, toda nuestra vida habíamos sido servidos, no hubo la necesidad de aprender nada de eso.

Gira la tortilla de huevo, le coloca queso y los ingredientes del refractario, con cuidado lo dobla, espera un momento antes de retirarlo y colocarlo en un plato, lo coloca frente a mí, la verdad es que tiene muy buena pinta. Repite el proceso 2 veces más, uno para mi hermano y otro para ella, ambos tomaban jugo de naranja.

- Gracias cuñada –dice antes de comenzar a comer, sonríe feliz; lo imito, en efecto sabía bastante bien, la combinación de sabores resultaba exquisito.

- De nada –dice ella sonriendo, come con calma al igual que todos los demás.

- ¿Han pensado en dónde se van a casar? –pregunta mi hermano de repente, ella comienza a toser.

- Pensamos hacerlo cuando ella se gradúe, no tenemos prisa, quiero respetar sus deseos –digo poniéndome de pie, palmeo su espalda y le paso su jugo.

- Así es –dice ella más tranquila–, aún me faltan unos cuantos meses, prefiero no estresarme con la boda y mi tesis –dice sonrojándose, asiento de acuerdo.

- No creo que eso haga feliz a madre –dice serio, sabía que tenía razón, pero debía respetar, le había dado lo que quería: una prometida.

Charlin:

- Gracias por todo, me gustaría seguir con la plática pero debo irme a la universidad –digo, ambos hermanos voltean a verme.

- Te acompaño a la universidad –dice él extendiéndome la mano para ayudarme a ponerme de pie, asiento y le sonrío, frente a la gente debíamos actuar como una pareja de enamorados.

- Adiós Harvey, nos vemos –le sonrío haciendo un ademán con la mano a modo de despedida. Salimos de la mansión y caminamos hacia el automóvil, el chófer abre la puerta y subo, acto seguido, él me imita.

- ¿Mi hermano te hizo preguntas anoche? –pregunta serio mientras me coloco el cinturón.

- Sí, sobre cómo nos conocimos –me giro para verlo mejor.

- ¿Qué le dijiste? –pregunta sin verme, ruedo los ojos, era un cretino.

- Fue en una afinación que mi profesor, el señor Lambert; había hecho a uno de tus pianos, hablábamos de música, luego por mensaje y salíamos en secreto a petición mía, en verdad mi profesor si fue ese día, pero no yo –digo bajo, le miro asentir.

- Es una buena mentira, eso diremos ante los medios –dice sin voltear a verme, ruedo los ojos, era tan exasperante. Saco mi móvil, era mi tía.

- Hola tía, buenos días –digo lo más natural que puedo–, sí, ya voy a la universidad, Ellie me prestó ropa y me lleva –muerdo mi labio nerviosa–, hoy debo terminar un trabajo, quizás me quede con Ellie de nuevo –la escucho suspirar pero asiente–, sí tía, gracias –digo antes de colgar.

- Toma –me giro para ver como extiende una tarjeta de crédito dorada, le miro con sorpresa.

- No puedo aceptar eso, me conformo con unos cuantos dólares –digo nerviosa, esas cosas me daban miedo.

- Como mi prometida, debes estar bien vestida, debes tener comida de calidad a tu disposición y cualquier cosa que te haga parecer más sofisticada –le miro mal, suspiro negando.

- Es demasiado, no necesito tanto dinero, con muy poco puedo aparentar, la verdad es que me da miedo que pienses cobrarme eso también –sentencio seria, ahora si se gira para verme.

- Si quiero que esto se vea real, no voy a escatimar en nada, así que –toma mi mano y coloca la tarjeta con algo de brusquedad.

- Sólo voy a usar lo necesario –sentencio guardándola en mi mochila.

- Esta tarde iremos de compras, necesito comprarte más ropa, un nuevo y mejor teléfono, así como un anillo de compromiso –lo miro con sorpresa, podía entender el punto 1 y el 3, pero no el 2.

- No necesito un nuevo teléfono, este es funcional –replico molesta.

- Pero no es de última generación, ¿qué parte no has entendido? Jamás permitiría que mi novia tuviese cosas básicas ni baratas, debes hacer como digo, tú fuiste la que me aseguraste qué harías lo que fuese –abro la boca para replicar cuando recuerdo esa estúpida promesa, me muerdo la lengua.

- Bien –digo de mala gana–, no me dejes en frente de la universidad, no es momento de que lo sepan, creo yo –digo cuando veo que nos acercamos.

- Tienes razón, el chófer vendrá por ti a eso de las 3, ¿a esa hora terminaste las clases? –me mira con desinterés, nada le costaría ser amable.

- Sí, a esa hora está bien –digo de mala gana, se detiene a una cuadra, vigilando que nadie me vea bajo del automóvil y comienzo a caminar como si nada.

Lo que dijo me había hecho pensar que tenía razón, debía ser una novia ideal, estar bien vestida, cuidar lo que comía y lo que usaba, me gustase o no, tendría que hacer los cambios que él me dijese, ahora, esperaba ser una buena novia, y de paso, no morir en el intento.

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Si la historia te esta gustando, te agradecería mucho me dejarás una reseña. Muchas gracias por leer.

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