2. El trato

Charlin:

Acaso había oído bien, había dicho, ¿novia? Parpadeo un par de veces intentando procesar lo que dijo, seguro que escuché mal.

- ¿Tú qué? –pregunto con sorpresa, esto no estaba pasando, seguro que me había desmayado y estaba teniendo una pesadilla, sí, me imaginaba que el tipo sólo fingía ser bueno frente a las cámaras y en realidad era un pedante egocéntrico, estaba desmayada, sólo así podía explicarme su actitud tan horrible y esa propuesta ridícula, debía dejar que Ellie me contara todas esas fantasías suyas.

- Quiero que seas mi novia –su voz era seca, niego al tiempo que me pellizco el brazo, chillo ante el dolor.

- ¿Por qué? –es todo lo que puedo decir, ¿de verdad el famoso Gregory Athens estaba pidiéndome que fuese su novia? Debía ser una broma o algo parecido.

- No te confundas niña, ya te dije que no te hagas ideas –rueda los ojos con fastidio, frunzo el ceño molesta.

- Entonces explícame, genio –digo en tono molesto, trago saliva cuando se gira para verme con cara de póker, seguro lo había hecho enojar.

- Así que tienes agallas –dice burlón con una sonrisa de lado–. Verás, mi madre quiere que me case, y como podrás imaginar, con alguien que le parezca apropiada, sin embargo, no quiero hacerlo, no le veo sentido a ese acto tan irrelevante –dice de manera desdeñosa–, en fin, necesito que te hagas pasar por la novia que le dije que tenía –dice como si anunciara el clima.

- ¿Estás loco?, ¿te has puesto a pensar qué pasaría si nos descubre? –chillo aterrada, podría ir a la cárcel por usurpación, o quizás algo peor.

- No lo hará si te apegas al plan –dice con toda la calma del mundo, comienzo a jugar con el vestido–. Sólo debes hacerte pasar por mi novia y prometida –lo interrumpo chillando.

- ¿¡Prometida!? –casi había gritado–, eso es ir demasiado lejos, o sea, puedo hacerme pasar por tu novia, ¿pero tu prometida?, ¿no crees que eso es demasiado? –chillo aterrada.

- No va a pasar nada si guardas silencio y me escuchas –dice en tono frío, muerdo mi pulgar intentando controlar mis emociones, asiento-. Mi madre se la pasa viajando, vendrá por dos semanas de visita, durante ese tiempo fingirás ser mi prometida, le daré gusto el tiempo que este aquí, cuando se vaya y hable por teléfono, le daré largas al matrimonio argumentando sobre tus estudios y esas cosas –dice con simpleza.

- ¿Cómo sabes qué estudio? –lo miro con sorpresa.

- Lo dije por decir, mejor para mí que seas estudiante, me ayudarás con el pretexto –se encoge de hombros–. Al final, cuando quiera casarme o cuando mi madre se harte de las vueltas, le diré que lo nuestro se acabó y ya –me mira con desinterés, frunzo el ceño.

- No me gusta tu plan, pero en vista de que no tengo con que pagarte ese broche, no me queda de otra que aceptar –digo de mala gana–, sólo quiero dejar en claro ciertas cosas –digo seria, él asiente–. Primero que nada, sólo voy a tomarte de la mano y quizás un beso en público, no haré nada más que eso –él asiente de acuerdo–, segundo, no vas a limitar mi ida a la universidad ni las actividades que suelo hacer –me mira arqueando una ceja.

- ¿Qué actividades? –pregunta mientras me evalúa.

- Creo que deberíamos comenzar por conocernos un poco, al menos lo básico –él asiente de acuerdo–. Bien, mi nombre es Charlin Rosemary Rowson, aunque mis amigos me dicen Charlie, tú puedes decirme como gustes –suspira–, pues tengo veintidós años, estudio historia de la música con especialización en música clásica, estoy por graduarme en enero, trabajo medio tiempo en una pequeña cafetería y –siento como soy impulsada hacia el frente, estampándome contra el asiento.

- ¿Qué demonios pasó? –grita molesto, froto mi frente y cuello, eso había dolido.

Gregory:

Escuchaba con atención lo que decía, era excelente que estudiase historia de la música, así mi madre podría intuir porque la había escogido.

Maldigo por lo bajo cuando me estampo contra el asiento de enfrente.

- Una disculpa señor, un perro se atravesó –dice el chófer apenado, ruedo los ojos, si la gente no podía hacerse cargo de una mascota, no debían tenerlos en primer lugar.

- Esta demás que te diga mi nombre, Gregory Alexandre Athens, mi madre se llama Suellen Marie Athens, tengo veintisiete años, sabes a lo que me dedico, no sé qué más podría decirte –la miro encogiéndome de hombros.

- No sabía que tenías un segundo nombre –dice de repente, la miro con sorpresa.

- Todos mis fans lo saben, ¿eres nueva fan o algo así? –pregunto en tono bromista.

- No, para nada soy tu fan, casi podría decirte que te aborrezco debido a lo mucho que te menciona mi mejor amiga, ella si es súper fan tuya –abre mucho los ojos cuando se da cuenta lo que ha dicho–. Lo siento, a veces sólo digo lo que pienso –dice apenada, sus mejillas estaban rojas.

- Es mejor ser directo y sincero que fingir –miro al frente–. A decir verdad, es mejor que no seas mi fan, así no me hostigarás a cada rato –suspiro aliviado, todo saldría bien.

- No te dije dónde vivo, puedes dejarme por aquí cerca y tomo un taxi –dice logrando que voltee a verla.

- No vas a tomar nada, ya te había dicho que irás a mi casa, avisa a tu familia que saldrás de viaje o inventa algo –la miro abrir la boca con sorpresa.

- No puedo hacer eso, debo ir a mi casa, levantarme mañana para la universidad y después ir a trabajar –dice como si fuese lo más obvio del mundo.

- Como mi novia, no necesitas trabajar –la miro atenta–, y para que sea más creíble, es mejor que vivas en mi casa, así cuando mi madre venga de visita, pueda comprobar que lo nuestro es muy serio –ella me mira casi con horror.

- Pero yo –alzo la mano para silenciarla.

- Te compraré todo lo necesario, nada te va a faltar, así que tranquila –me giro para ver por la ventana, no había más que discutir.

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