Ella

—¡Crys!.

Aquel grito de Bastian me erizaba la piel, no pude evitar recordar su rostro lleno de furia, lleno de odio y confusión, apretando los puños al ver como Milan y yo nos besábamos.

Intenté hablar, articular alguna palabra, había tanto que quería decirle, reclamarle, mentalmente lo culpé por lo que estaba pasando con Milan, con mi vida, esos breves momentos en los que nuestras miradas se cruzaron, fueron suficientes para saber que entre él y yo las cosas jamás volverían a ser las mismas, ambos estábamos rotos, ya no podíamos hacer nada. Incluso temí que iniciara una pelea con Milan, pero no fue así, solo se dio la media vuelta y siguió su camino, cuando lo observé, poco a poco sentía como si mi vida se fuera con él.

—Estarás bien Crys —puedo escuchar la voz de Milan, que aunque sé que está a mi lado, lo escucho lejano— has tomado la mejor decisión, ahora yo me encargaré de amarte, respetarte, y de cuidarte por el resto de mi vida.

—Lo sé Milan, lo sé —dije con voz débil.

Me sentía morir, ¿por qué llegamos a esto si nos amamos tanto?, ¿por qué me lastimó de esa manera?, ¿acaso yo soy la culpable?, esas y más preguntas bombardeaban mi mente, quería llorar, gritar a todo pulmón, incluso quise ir detrás de él, detenerlo, besarlo y gritarle lo mucho que lo amo, pero eso ya no lo podría hacer, esto era la guerra, y así como aprendí a amarlo en tan poco tiempo, así como pude sentir tantas cosas hermosas por él, así mismo tendría que arrancarlo de mi corazón y de mi vida, tenía que olvidarme de él.

Entonces sucede, como era ya costumbre, me despierta la alarma del despertador, son las 7:00 am, no es que sea un día especial pero desde todo lo ocurrido en mi vida, últimamente me ha dado por correr todas las mañanas por el bosque, por lo que me levanto, tomo mi ropa preparada la noche anterior, la cual consistía en un pans de licra color negro y una blusa de tirantes del mismo color, y comienzo a vestirme, estábamos de vacaciones, por lo que Milan se levantaba un poco más tarde, desde que decidí ser su novia no se me ha despegado en ningún momento, y debo admitir que llega a ser un poco asfixiante, pero le quiero, y aún trabajo en tratar de verlo como mi novio y no como mi mejor amigo, aunque supongo que eso siempre lo será.

Al salir de mi habitación noto cierto impulso de caminar rápidamente hacia la estancia principal, últimamente me daba pánico encontrarme con Milan por la casa, ya que cada vez que lo hacía, me jalaba y comenzaba a besarme, a tratar de tocarme y siempre me zafaba con falsas excusas, pero día con día se me acababan las ideas para poder evitar ser suya nuevamente, estaba mal, pero quería ir poco a poco, mi corazón aún estaba con Bastian, y me costaba tratar de ver a Milan como mi novio.

Cuando bajo salgo corriendo de mi casa, y al hacerlo comienzo a sentirme libre, el sol comenzaba a regalar sus cálidos rayos con más intensidad, tomo una liga que sostenía en mis manos y me hago una coleta rápidamente, me introduzco en el bosque y comienzo a trotar, aparté todos mis pensamientos negativos y me concentré en terminar bien mi rutina. Al cabo de veinte minutos paré a medio camino, ya que mi celular comenzó a sonar, y al ver el nombre que mostraba mi pantalla, se me revolvió el estómago. Se trataba de mi padre.

—Hola hija —me saluda mi padre con un tono de voz algo monótona.

—Hola papá.

—¿Cómo has estado?.

—Bien, gracias —contesto algo agitada— ¿y tu?.

Mi padre tardó unos segundos en responder, y eso solo significaba que algo andaba mal, por lo que sutilmente intenté preguntarle nuevamente pero mi padre suspiró y se aclaró la garganta.

—Bien, sabes, lamento haberme marchado sin despedirme, la verdad me dolió mucho lo que pasó en esa cena que organizó tu madre, y esas noticias que dio... —mi padre suspiró de nueva cuenta— me hicieron ver que aún la amo, y que siempre la amaré.

—Entiendo lo que quieres decir, pero ya es demasiado tarde, ella ama a Brandon y serán padres, tu debes seguir con tu vida papá —le digo tratando de no ser demasiado cruel.

—Tal vez luche una última vez por ella, y tal vez...

—Olvídalo papá, eso nunca va a pasar y lo sabes bien —contesto sin muchos ánimos de seguir con esa conversación.

Estaba a punto de colgarle con toda la intención del mundo, cuando observé como un pequeño gato blanco comienza a subir un árbol, y una vez estando arriba intenta saltar a una rama más delgada y frágil, entonces, al hacerlo, el pequeño gato resbala y aunque se alcanza a sostener no podrá resistir mucho tiempo, por lo que mi instinto por salvar a los animales salta, quería salvarlo. Mi padre seguía hablándome de cosas que no entendía, ni sabía de que se trataba puesto que toda mi atención iba dirigida al pequeño gato que maullaba.

—Papá, tengo que colgar.

—Pero... Tengo que decirte otra cosa...

—Luego, me voy, te quiero papá.

—Crys, espera...

No le permití que siguiera hablando, colgué y me dirigí al árbol, hace muchos años que no trepaba en uno, cuando era niña solía hacerlo con Milan en el parque más cercano que teníamos de casa. Por lo que me armo de valor y comienzo a trepar, el pequeño gato no dejaba de maullar, cuando llego hasta él e intento tocarlo para agarrarlo, él me muerde y me hace perder el equilibrio, entonces la rama que estaba pisando, se truena y caigo, cierro los ojos esperando que no doliera tanto el golpe, aunque no estaba tan alto, temía lastimarme algo, pero curiosamente caigo en alguien que amortigua la caída, abro los ojos y mi mirada se cruza con aquellos ojos negros que tanto me ponían nerviosa, se trataba de Bastian. Yo había caído encima de él, estaba con mis piernas abiertas y él tocando una de mis piernas.

—¡Cielos Crystalle, no tienes porque ser tan brusca! —me grita con voz ronca.

—¿Tú? —pregunto frunciendo el ceño.

—Si —Bastian me miraba fijamente— ¿Qué hacías arriba de aquel árbol?.

Intenté bajarme de él pero rápidamente me giró para que yo quedara debajo, lo que hizo que mi corazón latiera rápidamente, pero después de unos cuantos segundos recordé que tenía que olvidarme de aquellos sentimientos.

—No es algo que deba importarte —respondo con voz gélida.

—Dime —Bastian sonrió de oreja a oreja— ¿cómo te va con Milan?.

—De maravilla, es un excelente novio —dije tratando de zafarme de él nuevamente pero sin resultados satisfactorios.

—Me alegro por los dos —Bastian intensificó su sonrisa burlona— ambos son iguales.

—¿Qué quieres decir?.

—Crystalle, ambos son mentirosos.

Estaba a punto de responderle cuando escuchamos la voz de la pequeña Lauren, entonces Bastian se levantó y yo hice lo mismo.

—¡Bass! —gritaba Lauren a todo pulmón.

—Me largo —digo dándome la media vuelta para seguir mi camino.

Bastian no dijo nada, y yo comencé a caminar lo más rápido posible, era mala suerte habérmelo encontrado en el bosque. Mientras caminaba recordaba todo lo que me había hecho y un coraje gigantesco invadió mi ser. Cuando estoy a unos cuantos metros de mi casa me detengo, sentía algo extraño, era como si aquel hogar fuera de otro planeta, o como si yo fuera un alienígena invadiendo algún lugar terrestre, en el fondo sentía una gran necesidad de salir huyendo de todo y de todos, en especial de Milan, pero me había prometido y a él también, enamorarme de él, así que era hora de comenzar a hacer un esfuerzo. Entré y el olor a tocino y pan francés llamó la atención de mi estómago impaciente, mi madre se veía hermosa cocinando, no sabía a que se debía pero desde que estaba embarazada, un brillo no dejaba de iluminar sus ojos, y hasta le habían salido pequeñas chapas en las mejillas, sin necesidad de maquillaje se veía muy guapa.

—Hoy estás muy contenta mamá —sonrío mientras tomo un pequeño panque de fresas que estaba colocado en un enorme plato de muestra.

—Tengo muchos motivos para estarlo hija —dice acercándose a mí para darme un beso en la frente— tengo la familia que siempre soñé, tengo un futuro esposo de ensueño, una hija que cada vez se pone más guapa y que es muy inteligente, tengo un yerno que conozco de toda la vida, Milan, a Saskia que es como si fuera una hija, y esta hermosa niña que viene en camino.

—¿Sigues pensando que será niña?.

—Lo será —mi madre comienza a frotarse su vientre con una enorme sonrisa de oreja a oreja— va a ser una hermosa niña y sacará los ojos de Brandon.

—Aún sigo sin entender cómo es qué estás tan segura —suelto una pequeña carcajada.

—Lo estoy porque soy su madre, nunca fallo, así como cuando estaba embarazada de ti —mi madre me toca con cierta pasmocidad mi mejilla.

—Entiendo.

—Por cierto, ¿todo va bien con Milan? —mi madre se dirige a terminar de preparar el desayuno— debo admitir que me tomó por sorpresa la noticia de que ambos eran novios, pensaba que tú y Bastian iban en serio.

—Lo que teníamos Bastian y yo nunca iba a funcionar, en cambio lo que tengo con Milan es real, nos conocemos desde que tengo uso de memoria —digo algo inquieta— Milan y yo somos más compatibles, él me conoce perfectamente y yo a él, y es mi mejor amigo.

Mi madre me observó detenidamente, era como si estuviera intentando meterse en mi cabeza para saber la verdad, después sonrió y siguió preparando.

—Sabes hija, desde que ambos eran pequeños, la madre de Milan y yo soñábamos con que ustedes se casaran algún día, y tendrían una boda espectacular, pero eso era lo que nosotras queríamos —mi madre dice al tiempo que se limpiaba las manos con un pequeño paño blanco— debo admitir que me tranquiliza que ambos sean novios, le tengo una fe ciega a Milan, pero...

—¿Pero?.

—Digamos que tú y Bastian tenían más química, se veían muy bien juntos, y me cae bien, no sé porqué terminaron pero, creo que no eres feliz con Milan —mi madre suelta un enorme suspiro, y me mira fijamente— no te he visto sonreír desde que nos diste la noticia de que andabas con Milan, y con Bastian... 

—¡Basta mamá! —pongo los ojos en blanco— agradezco que te preocupes por mí, pero estoy bien con Milan, él es atento, cariñoso, hablamos de muchas cosas, y le quiero.

—Sigues hablando de él como tu mejor amigo, no como el hombre del que estás enamorada —mi madre sonrió muy triunfal.

Auch, era cierto, yo aún no veía a Milan como lo hacía con Bastian, y eso me dolía, me hacía sentir como si yo fuera la peor de las personas en este basto planeta, ya que Milan se comportaba como un verdadero novio, incluso debo admitir que evitaba besarlo, aún se me hacía algo extraño hacerlo, mi madre tenía toda la razón como siempre.

—Prefiero no hablar de eso —comienzo a caminar para ducharme.

—Hija, ¿te puedo dar un consejo?.

—Claro mamá.

—Si de verdad no amas a Milan y amas a Bastian, no pierdas el tiempo, la gente se cansa de esperar, y tal vez él está esperando a que regreses a sus brazos por tu propia cuenta.

—¿Él? —frunzo el ceño— ¿hablas de Milan?.

—No, sabes perfectamente de quién hablo hija.

—Vale, ya entendí —puse los ojos en blanco.

—Enseguida estará el desayuno, Brandon ya se fue, tenía mucho trabajo, y Saskia también se retiró, al parecer la mamá de Bastian la requería temprano.

—Bien, pues me ducharé rápido —dije saliendo de la cocina, pero antes de subir las escaleras mi madre me detuvo.

—¡Avísale a tu novio que está el desayuno listo! —mi madre me gritó entre risas.

No dije nada, sabía que lo hacía solo por molestar en el buen sentido de la palabra.

Subí y me pasé por la habitación de Milan pero estando frente a su puerta me detuve en seco, mi corazón colapsaba cada que me sentía cerca de él, por lo que decidí hablarle cuando yo terminara de ducharme, de esa forma no pasaría demasiado tiempo con él a solas. Me dirigí a la ducha y me refresqué con un buen baño, el agua a término medio por las mañanas me despertaba y me ponía indudablemente de buen humor, al terminar me dirigí a paso veloz a mi habitación y comencé a vestirme, elegí unos jeans negros entubados, una sencilla blusa blanca sin mangas y algo holgada, que tenía el nombre "Good Charlotte", una banda que escuchaba en mi época de rebeldía, y unos converse blancos para hacer juego, esta vez me maquillé con un poco más de color, y dejé mi cabello suelto haciendo pequeños ondulados en las puntas, al terminar, decidí que era hora de ir por Milan, pero al darme la vuelta él me sorprendió abrazándome por la cintura y estrechándome contra su cuerpo, tan fuerte, que por segundos sentía que me faltaba la respiración.

—Me has pegado un buen susto —dije con voz nerviosa.

—¿Por qué? —Milan tomó mi rostro con ambas manos y me besó nuevamente, últimamente lo único que quería hacer era besarme— soy tu novio, tengo derecho a todo contigo.

—Eso sonó algo posesivo —dije entre el bombardeo imparable de besos que me daba.

—Eres mía, Crys, solo mía, estás dolorosamente hermosa, Crys —me dijo con voz ronca.

—Milan... Yo...

—Crys, estás absolutamente deliciosa, eres como un manjar de dioses, y sabes qué —Milan me quitó el sostén con un movimiento rápido— yo soy un hombre hambriento, y muero por probarte

—Milan...

Entonces me tomó con cierta fuerza y me aventó en mi cama para posteriormente colocarse encima de mí, comenzando a besar desesperadamente mi pecho.

—Oh, Dios —jadeó Milan mientras hacía empujes con sus caderas hacia mi parte más íntima.

—Milan... Para... Yo...

Intentaba decirle a Milan que parara, que no quería hacerlo pero tal parecía que él no me prestaba nada de atención, después tomó mi rostro entre sus manos, bajó su cabeza y frotó sus labios con los míos.

—Crys... Mi Crys...

—Bass... —mencioné sin pensar, después abrí los ojos de golpe al darme cuenta de lo que había dicho.

—¿Qué? —Milan se detuvo y me miró fijamente a los ojos.

—Lo siento, no quería...

—¡No soy Woodwryn! —me grita enfurecido— soy Milan, tu novio.

—No tienes porque gritar, te he pedido una disculpa —intenté zafarme de él pero pesaba bastante— se me ha escapado.

—¿Estabas pensando en él en este momento?.

—Bájate —le dije algo incómoda.

—¡Contesta, carajo!.

La verdad era que si, con cada caricia que me hacía Milan, con cada beso, me imaginaba que era Bastian, pero lo hacía sin pensar, era como una maldita maldición, tenía que esforzarme más, por lo que tomé a Milan del cuello con ambas manos y lo atraje hacia mí para que me besara, él al principio no cedía, pero terminó rindiéndose y nos volvimos a besar. Esta vez fue con mucha más intensidad, y poco a poco sentía como el deseo iba creciendo más y más en mí, era puro deseo sexual, Milan comenzaba a bajarse los boxérs cuando mi madre nos gritó.

—¡Chicos, bajen antes de que se enfríe el desayuno!.

Milan suspiró y se puso de pie, mientras ambos nos vestíamos, me sentía mal, y eso era siempre que Milan me besaba, y malos pensamientos rondaban mi mente, en verdad necesitaba esforzarme.

—Mi suegra nos ha interrumpido, eh.

—¿Tu suegra? —pregunté entre risitas nerviosas.

—Si, tu eres mi mujer, mi futura esposa y madre de nuestros futuros hijos —dijo Milan dijo con una enorme sonrisa.

—Te estás adelantando a los hechos, ¿no crees?.

—No, ¿acaso tú no piensas igual?.

—No lo sé, es muy pronto para estar pensando en ese tipo de cosas, además puede que más adelante te enamores de alguien o...

Milan en ese momento me volvió a abrazar y me dio un beso tierno en la frente.

—Eso jamás, tu eres la única, te recuerdo que llevo enamorado de ti desde que tengo uso de memoria, eres el verdadero amor de mi vida —me dijo con una sonrisa cálida que expresaba una ternura muy propia de él.

—Mejor no hablemos de ese tema por el momento —le sonreí y le di un beso en la mejilla, como solía hacer cuando era mi mejor amigo, aún lo era, pero me sentía extraña todavía.

—Vale, tu ganas, será como digas.

—Bajemos —le propuse.

Milan y yo bajamos, mi madre tenía todo preparado, pero decidí ir a la cocina por si faltaba algo mientras Milan tomaba asiento en el comedor. Cuando entré, me sorprendió ver a Bastian hablando con ella muy sonriente, y él al verme apretó la mandíbula y su expresión cambió a una más sombría y seria.

—¡Hija, mira quien nos visita! —dijo mi madre en un tono demasiado alegre para mi gusto.

—Mmm.

—Hola Crystalle —me saludó Bastian con un tono burlón.

—Hola Woodwryn —le respondí sin darle mucha importancia y tratando de ignorarlo— mamá solo vine a ver si necesitabas ayuda.

—¿Woodwryn? —mi madre abrió los ojos como platos— ¿desde cuando le dices así a Bastian?.

—Desde que me di cuenta de ciertas cosas —encogí los hombros.

—¿Y de qué cosas hablas? —Bastian me veía hecho una furia— me gustaría saber, soy muy curioso.

—La curiosidad mató al gato Woodwryn —lo desafié con la mirada.

—No te preocupes Crystalle, aún me quedan muchas vidas —sonrió.

—Bueno chicos, creo que será mejor que los deje —habló mi madre quien comenzaba a salir de la cocina.

—¡No! —ambos gritamos en unísono.

—Ustedes dos necesitan hablar —dice mi madre en un tono algo molesto.

Yo estaba a punto de decir algo en mi defensa y dejar a Bastian en ridículo, cuando entró Milan.

—¿Qué sucede aquí, por qué tanto alboroto? —Milan habló, y al ver a Bastian apretó los puños, mientras que por otra parte, Bastian le regalaba una enorme sonrisa burlona de oreja a oreja.

—Hola Milan —Bastian lo saludó.

—Woodwryn —Milan lo veía hecho una furia.

Ambos se veían detenidamente, pero cuando volteé hacia mi madre, me percataba de que ella nos miraba con una expresión muy feliz, es como si estuviera disfrutando del espectáculo.

—Bueno, un gusto charlar con usted señora Bellowk —Bastian se despidió de mi madre, mientras ella le sonreía y salía de la cocina.

—Nos veremos pronto Bastian —dijo ella mientras se alejaba poco a poco.

—¿Qué hacías aquí? —le preguntó Milan a Bastian con un tono de voz hostil.

—Eso no es de tu incumbencia.

—Largo Woodwryn —Milan estaba muy a la defensiva.

En ese instante mi madre le gritó a Milan pidiéndole ayuda para algo, y muy en el fondo sabía que eso era uno de sus sucios planes para dejarnos a solas a Bastian y a mí, al principio Milan no le quiso hacer caso, pero al ser tanta la insistencia de ella, él terminó por comenzar a marcharse de mala gana.

—Más vale que te mantengas alejado de Crys, de lo contrario de mataré —Milan lo amenazó.

—No te preocupes, yo tengo a una novia, la cual no cambiaría por nada —Bastian dirigió su mirada hacía mi, por breves momentos— ni por nadie.

—Idiota —puse los ojos en blanco.

—Creída —respondió Bastian.

—¡Milan! —gritó nuevamente mi madre.

—Esto no se va a quedar así Woodwryn —lo amenazó Milan, quien salía apresuradamente de la cocina.

—¡Te estaré esperando! —le gritó Bastian entre risas, después volteó a verme seriamente— tu novio es algo divertido.

—Ya —le respondí de mala gana— será mejor que te vayas.

—¿Acaso me estás corriendo?.

—Si.

Bastian me miró fijamente durante unos segundos, incluso llegué a pensar que si seguía así moriría, pero después volvió a sonreír.

—Bien —encogió los hombros, se dio la media vuelta, pero antes de salir de la cocina se detuvo y sin voltear a verme, me dijo algo que hizo que me temblaran las rodillas— es una lástima que ya no pudieran terminar Milan y tu lo que estaban empezando en tu habitación.

—¿Qué?.

—Siempre te observo Crystalle, recuérdalo, siempre sé en dónde, cuándo, con quién y la hora exacta en la que estás siempre —dijo con voz ronca.

—¡¿Me estás acosando?! —estaba molesta.

—Algo así —dijo volteando a verme— recuerda que debes estar cerca de tus enemigos para ganar, nos vemos luego Crystalle.

Y diciendo esto se fue rápidamente dejando una enorme nube de dudas y de preguntas infinitas, ¿en serio me vigilaba todo el tiempo?, o ¿solo era una sucia jugada para despistarme?. Por lo que después de un buen rato, decidí que solo lo decía por molestarme, ninguna persona en su sano juicio vigilaría a alguien en todo momento. Estaba tan entretenida con mis pensamientos confusos, que no me percaté de que Milan estaba viéndome fijamente.

—Piensas mucho —me dijo con voz ronca mientras se cruzaba de brazos— estás pensando en él, ¿cierto?.

—No —mentí— no tienes porque dudar de mí cuando este cerca de él.

—No dudo de ti, pero de él, si.

—Pues debes estar confiado de que me sé defender de él, yo sola, solo es un insoportable que me quiere molestar, y a ti también —me acerqué a él— pero por lo que veo lo está logrando.

Milan guardó silencio, es entonces cuando mi madre vuelve a entrar y nos mira muy sonrientes, después Milan sale y se dirige al comedor, dejándome con mi madre a solas, quien traía un aura muy extraña.

—¿Y bien? —me pregunta con un brillo en los ojos.

—¿De qué hablas? —enarqué una ceja.

—¿Pudiste hablar con Bastian?.

—No tengo nada de que hablar con él mamá —pongo los ojos en blanco— sabía que tú tenías algo que ver con que viniera.

—Te equivocas hija, ambos tienen mucho de que hablar, no pueden dejar ciclos abiertos, si ya tomaron la decisión de ya no estar juntos por lo menos traten de llevarse bien —mi madre comenzaba a sermonearme.

—No, y la verdad es que estoy bien ahora, Milan es mi novio, y...

—¿Lo amas?.

Auch, mi madre me había sorprendido con algo que mi corazón sabía a la perfección, pero que mi cabeza se negaba a aceptar.

—Claro, lo conozco desde que yo era una niña.

—Bien, dime algo de Milan —mi madre comenzaba un juego que me decía que yo perdería.

—Otro día —respondí desganada.

—Dime.

—¿No piensas rendirte?.

—No hija.

—Vale, pues es lindo, cariñoso, tierno, protector, buen amigo, me escucha, me comprende, me apoya, siempre está para mí en todo momento y hace unas malteadas excelentes.

—Bien, me parece una muy buena respuesta, pero ahora dime algo de Bastian.

—Pues es romántico, detallista, celoso, cruel, creído, posesivo, protector, territorial... —comienzo a comerme una manzana sin darme cuenta al cien de lo que decía, era como si aquellas palabras hubieran estado encerradas en mi boca durante siglos— besa bien, tiene unos brazos que en cuanto te rodean sientes como si estuvieras protegida de todo y de todos, unos labios que te invitan a querer más cada que los rozas con los tuyos, unas manos que son como seda cuando recorren alguna parte de tu cuerpo, rápido, con facilidad, y con delicadeza extrema, unos ojos que son mejor que cualquier lugar en el mundo, y...

—Creo que ya tienes la respuesta de a quién amas —mi madre me sonrió y después salió de la cocina.

Y una vez más mi madre tenía la razón, pero yo ya no podía estar con él, por lo que sin dudar, y después de tanto tiempo perdido me dirijo al comedor y comenzamos a probar bocado, mi madre no dejaba de parlotear sobre cosas de su boda, y Milan fingía no prestarme atención, pero sabía que me veía de reojo. Después de desayunar, mi madre y Milan comenzaron a recoger y a lavar los trastos sucios, yo estaba a punto de poner alguna película, cuando sonó el timbre, así que sin dudar me dirigí rápidamente a la puerta para recibir la visita, pero lo único con lo que me encontré, fue con una caja color rojo, parecía de regalo, pero no había nadie afuera, o eso pensaba, era muy extraño, la tomé entre mis manos, la abrí, y al ver de lo que se trataba, mi corazón comenzó a acelerar sus latidos, era la cabeza de una muñeca de ojos azules, y cabello café claro, en la frente tenía escrito mi nombre; "Crystalle". Aquello me asustó, revisé la caja rápidamente y observé que al fondo había un sobre negro, tragué saliva y decidí saber de que se trataba, y al hacerlo, me encontré con un mensaje que me heló la sangre.

NOTA

EL JUEGO HA COMENZADO

RECUERDA, SIEMPRE HAY ALGUIEN QUE TE VIGILA.

ATT: TU PEOR PESADILLA.

Eso era algo que no me esperaba, entonces lo veo a lo lejos, era él, parado junto aquel árbol de cerezos, de algo si estaba segura, el juego ya estaba en su curso, y al parecer Bastian ya estaba haciendo su primera jugada.

Un juego, dos desafíos, y mucho amor escondido nos esperaba a ambos corazones perdidos, después de todo el destino ya estaba trazado.

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