Capítulo 28

La noche calló. Íbamos en la carretera a una velocidad muy baja. El viento revoloteaba en mi cabello, me sentía feliz de estar con él, pero no podía demostrarlo del todo tenía que ayudarlo a encontrar su camino.

¿Crees que lo del astronauta fue algo exagerado? —grito

—Sí, algo —le respondí con el mismo volumen de voz. Vi como sus labios se curvaban en una sonrisa. No pude evitar sonreír también. Llegamos hasta mi casa, me ayudó a bajar de la motocicleta.

—No te vuelvas apartar de mi lado, eres como mi ancla, que me ayuda a mantener la cordura.

—No vuelvas a lastimarme.

—Te juro que me dolió mucho haberte tratado así, trató de controlarme—sus manos comenzaron a temblar, así que las entrelace con las mías.

—Yo te ayudaré. —me pego a su

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