La propuesta del CEO
La propuesta del CEO
Por: sara o
Capítulo 1

Me llamo lisa Molina, tengo 22 años, vivo en la Ciudad de México, hace algunos años perdí a mis padres así que solo somos mi hermano Antonio y yo.

Mi hermano es policía y yo ahora estoy en busca de trabajo, aunque nadie la quiere dar trabajo a una persona que no tiene ninguna experiencia laboral, nada ha sido sencillo desde la muerte de nuestros padres, el único que trae dinero es Antonio y su sueldo no es mucho como para cubrir con todas las deudas que tenemos, estamos en serios problemas económicos.

-Lisa, ya me voy recuerda que hoy tienes esa entrevista de trabajo – el trabajo es en una constructora muy famosa llamada capital, aún no sé dé que es el puesto, pero en el momento no me importa, lo importante es ganar dinero, necesito ayudar a mi hermano él ya no puede solo con los gastos

-Si, tranquilo, ya me voy a arreglar para irme – este se acerca y deja un beso en mi mejilla

-Mucha suerte hermanita

-Gracias

Mi hermano se va y como siempre le doy la bendición para que la Virgen lo proteja, no quiero que le pase nada, soy consiente que su trabajo lo pone en peligro constante y la verdad no soportaría perder a otro ser amado.

Al llegar me quedo sorprendida por el enorme edificio qué hay en frente mío, creo que tiene unos 40 pisos o más, cuando entro me siento como un bicho raro, porque todos se quedan mirándome en especial las mujeres que me miran de manera extraña como con asco. Todas aquí parecen vestir súper bien, ya entiendo por qué me miran de esa forma.

Me acerco a una de ellas, pero no soy recibida con buena cara

-Buenos días, tengo una entrevista de trabajo con el señor Martín Ferrer – ella me mira de arriba abajo

-¿Cuál es su nombre?

-Lisa Molina – ella marca por su teléfono no se a quien y luego me indica que pase al piso 45, cuando por fin llego al piso una chica de cabello castaño me recibe con una sonrisa, vaya la primera

-Hola, soy Ana, la asistente temporal del señor Ferrer ¿Cuál es su nombre?

-Lisa Molina, un placer – está me sonríe

-El señor Ferrer la espera

-¿Oye tú sabes para qué es el puesto? – ella me mira sin entender

-¿no sabes par que es el puesto? – Niego agachando la cabeza con vergüenza, pero está toma mi mentón y la levanta – no agaches la cabeza, una mujer nunca lo debe hacer. El puesto es para ser su asistente la que tenía renunció hace poco yo soy la asistente del señor marcos Ferrer, pero estoy temporalmente con el señor Martín Ferrer mientras consigne asistente. 

-¿son familia? 

-así es son hermanos, los famosos empresarios hermanos Martín y marcos Ferrer 

-entra, al señor Ferrer no le gusta esperar, es la oficina de al fondo, toca primero – le sonrió y corro prácticamente hasta que llego a la enorme puerta y como ordenó Ana tocó dos veces escuchando una voz imponente que me indica que pase.

Cuando abro la puerta veo la enorme figura de un hombre que está de espaldas, un hombre alto que se nota que le trabaja al cuerpo porque tiene una espalda ancha y unos músculos que se le marcan a la perfección con ese traje negro ceñido a su cuerpo.

-Buenos días, señor Ferrer – cuando el hombre se voltea me quedo petrificada al ver a semejante adonis, ese hombre es un Dios, tiene barba perfectamente recortada, ojos color miel de color verde y su cabello es negro peinado como muñequito de torta. 

-¿Señorita Molina me está escuchando? – salgo automáticamente de mi trance al ver que me mira como si estuviera perdiendo la paciencia

-los siento señor ¿qué me decía?

-Tome asiento – me señala el asiento que está al frente suyo – estuve observando su hoja de vida, sin embargo, pude observar que no tiene ninguna experiencia

-Señor Ferrer, sé que no tengo ninguna experiencia, pero aprendo rápido yo … - m****a ahora me entraron las ganas de llorar contrólate lisa – yo en serio necesito el empleo

-¿Sabe cuantas personas llegan a mi empresa mencionando eso? – ¿Acaso este hombre no tiene corazón? Lo que tiene de lindo lo tiene de idiota

-Señor Ferrer póngame a prueba, deme una semana, si en esa semana usted considera que no soy apta para este puesto pues ya está me voy, pero deme la oportunidad de demostrarle que si puedo

este se pasa la mano por la barbilla haciendo un movimiento demasiado sensual que casi hace que se me caiga la baba, luego veo como me mira de arriba abajo descaradamente cosa que me pone incómoda

-¿Qué estaría dispuesta a hacer por el empleo?

-¿A qué se refiere con eso? – veo como se para y se acerca a mí con su mirada de depredador, como si yo fuera su presa

-¿Hasta dónde sería capaz de llegar con tal de ser mi asistente? – m****a está muy cerca de mi rostro

-Señor Ferrer, creo que usted está confundiendo las cosas – con mi mano derecha le doy un empujón haciendo que este se aleje– no sé a qué se refiera, pero sea lo que sea yo solo vine aquí para el trabajo de asistente

-Y si le digo que yo le puedo dar más que solo Ser una asistente. Puede tenerlo todo, joyas, ropa, dinero, lo que usted quiera

-¿Ah si?, ¿a cambio de qué? – me está subiendo la rabia

-Pues mire señorita Molina usted no es fea, al contrario, es muy hermosa solo que le falta pulirse 

-¿El punto es? …

-Le ofrezco que sea mi amante – no lo acaba de decir… Es obvio que lo dijo

este imbécil tuvo el descaro de ofrecerme ser su p**a

-Yo no soy ninguna p**a, señor Ferrer

-No lo es señorita Molina, solo será mi amante, iremos a cenar nos acostaremos y trabajará aquí, vas a tenerlo todo – la rabia llega a mi máxima expresión y sin que él se lo espere le propicio una cachetada que lo deja sorprendido, creo que no se lo esperaba 

-¡A mí me respeta señor Ferrer!, yo podré ser pobre, podré necesitar mucho el dinero, pero escúcheme bien ¡jamás! ¡Jamás!, seré su amante así que si esa es su única condición para entrar a esta empresa me retiro porque no tengo nada que hacer aquí – no dejo que hable porque tomo mi bolso y salgo de esa oficina encontrándome con Ana

-¿Cómo te fue?

-No muy bien – el grito del señor Ferrer hace acto de presencia haciéndonos asustar a las dos

-¡ANA!– la miro horrorizada y luego me voy sin despedirme.

En la noche llega mi hermano y como era de esperarse me pregunta como me fue, pero le digo que no me aceptaron, obviamente omitiendo el ofrecimiento descarado del señor Ferrer.  

Mi hermano me abraza y me dice que no importa que pronto conseguiré otro trabajo, pero no sé por qué siento que pronto tendré noticias de ese señor.

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