Capítulo 3

Levanto mi cabeza al escuchar mi teléfono sonar, lo tomo y abro el mensaje de Mia.

"Buenos días, Sam. Recuerda que ahora estás en el instituto de nuevo y tienes que ir a clases... 😘😂 Luego me cuentas cómo te fue con el chico 😏"

— ¿Qué..?

Miro la hora y me levanto de golpe al ver que voy justa de tiempo. Corro al baño tomando mi cartera y ropa en el camino, me doy una ducha rápida y, como mujer prevenida vale por dos, saco mi cepillo de dientes junto con la pasta dental. Me seco y me visto a modo flash para luego salir y encontrar a un sexy Dylan aún dormido.

Sí que dio pelea en la madrugada... Hasta siento una pequeña incomodidad en mi vagina.

Tomo una hoja y un lápiz  para dejarle una nota.

" Fue un placer haber pasado la noche contigo, Dylan. Siéntete orgulloso de tus habilidades. Es una desgraciada no poder repetir contigo.

Sam."

Dejo la nota en la mesa de noche y salgo de la habitación no sin antes dejar un pequeño beso en sus labios.

Una vez fuera del lugar tomo un taxi y le indico la dirección del instituto.

(°°°)

Una vez pagado al chofer me bajo del taxi y corro a mi clase con un dolor de cabeza gracias a la falta de comida.

Entro al salón disculpándome con el profesor por haber llegado tarde y me siento sin observar quién estaba a mi lado.

—Te ves muy mal...—dicen a mi lado y yo solo volteo a verlo para sonreír con sarcasmo.

— No me digas, Evans, si no me lo dices ni yo me entero. — levanta una de sus cejas, yo volteo y recuesto mi cabeza sobre la mesa.

<<Tengo hambre...>> Lloro para mí misma.

(°°°)

Durante la hora del almuerzo me senté con Emili como de costumbre, mientras charlamos animadamente noto que se queda repentinamente callada y sus ojos se tornaron asustados, enseguida baja la cabeza.

— Emi, ¿qué...—me callo cuando siento un líquido caer sobre mi. Volteo y no es nada menos que la rubia hija de su...

— Vaya, vaya... Pero si aquí está la gorda que se cree valiente. —dice la estúpida con una sonrisa maliciosa y un vaso vacío en su mano mirándome con superioridad.

En todo el lugar se hace silencio, algunos ríen y otros simplemente se quedan callados mirando espectante la escena.

Suelto un suspiro, me levanto y observo a la rubia sin ningún tipo de expresión mientras que ella me mira sin dejar de sonreír pensando que me dejaré humillar. No escogió el mejor día para joder mi paciencia. 

Decepciona a tantas rubias la maldita...

Tomo su cabello con fuerza y esta chilla dejándome casi sorda, la tumbo sobre la mesa y agarro de la bandeja un poco de espagueti con salsa de tomate y carne, sonrío restregando lo todo por su cara y su ropa.

— ¡Maldita gorda! —grita enfurecida.

Tomo mi vaso de jugo y lo vacío sobre ella lentamente sin soltar su cabello.

Logra levantarse y trata de tirarse sobre mí, pero antes de que haga algo le encesto una bofetada que le hace girar el rostro y terminar de caerse al suelo.

Miro a mi alrededor y solo puedo ver miradas de sorpresa y oír expresiones de asombro. Vuelvo a ver a la rubia y me acerco con una mirada nada agradable mientras ella toca su mejilla, me ve con miedo e ira al verse humillada frente a todos y perder su posición.

— ¿En serio pensaste que dejaría que me humillaras, estúpida? Te lo advierto, niñita... No voy a tolerar que trates de pisotearme, no eres nadie en este mundo. Por tener un cuerpo de "modelo" no te hace mejor que yo, ¿escuchaste? Yo siendo una gorda, como dices tú, me cargo a hombres y mujeres que jamás se fijarían en alguien de tu clase.

Y sin más nada que hacer ahí salgo de la cafetería.

Camino por los pasillos intentando mantener la calma en lo posible, Emi viene tras de mí con apuro y la mirada llena de preocupación. Llego a mi casillero y tomo una muda de ropa extra que siempre llevo conmigo, en silencio nos dirigimos a las duchas.

— Sam, ¿estás bien? —pregunta Emi desde el otro lado de la ducha.

Abro la llave de la regadera y dejo que el agua tibia recorra cada parte de mi, llevándose lo desagradable y las malas vibras. Paso mis manos por mi cabello y todo mi cuerpo, suelto un suspiro cerrando los ojos.

— Estoy bien Emi, solo tengo que calmarme un poco. —respondo suavemente.

— No entiendo por qué Alice es tan mala… 

— No daré opinión al respecto sobre eso, no conozco su vida y tampoco es de mi interés. Solo no quiero que vuelva a hacer algo similar porque entonces no me contendré y la dejaré morada. —declaro cerrando la llave. Salgo de la ducha, la rubia mira a otro lado avergonzada de verme desnuda— ¿Por qué tan avergonzada? —pregunto con una ceja alzada.

— Estás...desnuda. —responde con timidez.

Sonrío divertida y tomo una toalla para secarme, guardando dentro de mí todas las ganas de molestarla. 

— No debes sentir vergüenza de ver el cuerpo femenino, princesa. No hay nada que ocultar, sabes lo que hay ahí. —me acerco a la chica que seguía negándose a verme. Suelto una suave risa y acaricio su cabello.

— Ay, princesa. Eres un encanto total, me dan muchas ganas de molestarte. —admito apretando sus mejillas. Me separo un poco de ella, tomo mi ropa y me dirijo a los vestidores para no hacerla sentir más incómoda y avergonzada.

Me miro en el espejo e inspecciono minuciosamente mi ropa hasta dar el visto bueno por el conjunto deportivo.

Salimos de los vestidores y nos sorprendemos al ver a Mark esperándonos apoyado en la pared.

<<¿Qué hace aquí?>> 

Al vernos se pone recto y se acerca a nosotras con una mala expresión en su rostro, Emi me agarra del dobladillo del suéter y yo pongo mi brazo frente a ella mirándolo con precaución.

— No les haré nada —dice de la nada intentando tranquilizarlos.

— ¿Qué haces esperándonos aquí, Evans? —pregunto ignorando lo que dice.

Suelta un suspiro y mira a otro lado, acaricia su cuello notándose algo nervioso.

— ¿Estás… bien? —pregunta mirándome directamente esta vez.

Frunzo el ceño y asiento lentamente, extrañada.

— Eh, si… ¿Por qué te interesa saber eso? —niego con la cabeza— Olvídalo, no estoy de humor para nada. Nosotras nos vamos.

Rodeo a Emili con uno de mis brazos y la empujo un poco para irnos de ahí sin esperar a que el moreno dijera algo.

Ella tiene clases a las que asistir y yo… mejor me voy de aquí, no quiero pensar en volver a encontrarme con esa rata.

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