LA SELECCIÓN FINAL

Se acercaba la graduación de la escuela de oficiales de la academia de la policía Nacional de Ávila. Como siempre, había ido un representante de cada comisaría de España para informar sobre su comisaría y dar su evaluación, para ver si el agente era apto o no.

Por Distrito Este fue la inspectora Morales junto con Montse Ibarra que era la responsable de la unidad de asuntos internos de ese distrito.

La relación entre Montse y Vanesa no era muy cordial, pero como eran muy profesionales hicieron lo que el deber les mandaba.

Habían tenido un problema personal que no había sido resuelto del todo. Vanesa Morales no le pudo perdonar algo que ella había hecho en el pasado, pero, aunque posiblemente fuera difícil de perdonar, Montse había tratado de enmendar su error. Pero esto lo veremos en los próximos capítulos donde el pasado se va a convertir en presente.

Cuando les tocó hacer las entrevistas se centraron en dos alumnos, un agente llamado Pablo que parecía que escondía algo raro y una policía llamada Alicia, que tenía un instinto y una intuición muy superior a la de los demás.

—Pablo, veo que tus resultados son realmente impresionantes, no he visto nada igual en todos mis años como policía —dijo Montse.

—Hay una cosa que me tiene un poco preocupada, ¿Cómo no has fallado en ninguna pregunta del test? —le preguntó Vanesa. —Supongo que me lo habré preparado muy bien, siempre he querido ser inspector de policía —dijo Pablo.

—Pero, aun así, ni siquiera los primeros de cada promoción hacen el test perfecto. ¿Por qué no salvarías a la embarazada? — continuó diciendo la inspectora Morales.

—Porque si la salvo se detonaría la bomba y moriría mucha más gente, inspectora —respondió muy seguro Pablo.

—Buena respuesta, es una respuesta de manual, veremos la prueba de tiro y entonces tomaremos una decisión —dijo la inspectora Ibarra, extrañada por la seguridad de esa respuesta.

—Pero ¿lo he hecho bien? —preguntó él

—Esperemos a la última prueba —concluyó Vanesa mientras le indicaba que saliera de la habitación.

—¿Qué opinas? —preguntó Montse sabiendo de la intuición de Morales.

—Demasiado perfecto, todo muy calculado. No le veo como policía, pero vamos a esperar a la prueba de tiro.

La prueba de tiro de Pablo fue la que habría hecho un soldado de élite, todos los tiempos muy medidos, disparos certeros y en lugares que muy pocos tiradores hubieran conseguido.

Revisaron los análisis de sangre y de orina y no había restos de diazepán ni de otro relajante muscular, lo cual las extrañó más todavía. Finalmente decidieron darle como no apto, pues sospechaban que tenía algún trastorno.

—Pablo ya hemos tomado una decisión, siéntate por favor — dijo la inspectora Morales.

—Díganme —respondió Pablo con mucha seguridad, pues estaba convencido que le dirían que le admitirían.

—Lamentablemente no te podemos declarar apto.

—Pero ¿cuál es el motivo?

—No te lo podemos decir, lo siento —terminó diciendo Montse.

—Demostraré que se han equivocado y puedo ser un gran policía —respondió Pablo mientras salía dando un portazo.

Llegó el momento de la entrevista a Alicia y las cosas fueron totalmente distintas.

—Alicia, veo que tus resultados son impresionantes, pero hay una pregunta que no has contestado —le dijo la inspectora Morales.

—Es que no podía tomar una decisión, me resultaba imposible sacrificar a alguien —respondió Alicia con voz algo nerviosa.

—Pero en tu trabajo vas a tener que tomar decisiones en segundos —aseveró Montse.

—Pero sacrificar un inocente no puedo, sé que el manual dice que debo minimizar las víctimas, pero me es imposible —replicó Alicia un poco más nerviosa.

—No te preocupes, esa pregunta yo tampoco la respondería — intervino Vanesa Morales.

—Vamos a ver la prueba de tiro y veremos qué decisión tomamos.

Los resultados de la prueba de tiro de Alicia fueron los que se podía esperar de alguien como ella, no había ninguna sorpresa y eran realmente extraordinarios.

—Alicia has sacado los mejores resultados de tu promoción y puedes elegir el destino que te apetezca —le dijo la inspectora Morales.

—Lo tengo clarísimo, quiero ir a Distrito Este. Soy una gran admiradora suya y de su trabajo. Creo que con usted puedo aprender muchísimo y ser una buena inspectora. —dijo Alicia. —Piénsatelo, pues es un destino complicado, pero si decides venirte conmigo estaré encantada, pues pienso que serás una gran policía —dijo Vanesa.

—¡Enhorabuena Alicia! He quedado impresionada y también pienso que serás una grandísima policía —añadió Montse.

Se despidieron y siguieron con las entrevistas para ver los policías que resultarían aptos para el servicio.

Esa fue la mejor promoción de todas. Aprobó el 90% de los alumnos.

Justo antes de la graduación, recibieron un ataque cibernético donde quedaron expuestos todos los nuevos agentes e inspectores.

—Debemos encontrar al culpable antes de que los inspectores salgan a la calle, pues correrían un gran peligro —dijo Morales a Ibarra.

—Estoy de acuerdo contigo, pongamos a prueba a los nuevos agentes —respondió Montse.

Expusieron la situación a los alumnos y les dijeron que tenían todos los medios a su disposición para resolverlo.

Alicia se ofreció para dirigir el equipo de la investigación, pues había estudiado delitos informáticos, debido a que había obtenido la mejor puntuación en esa materia. Montse y Vanesa aceptaron y le dieron el expediente con todos los datos. Ella lo estudió muy bien y organizó una reunión para exponer el caso y aceptar propuestas. Iba tomando notas mientras cada uno iba exponiendo sus ideas. Hizo un esquema y formó los equipos de trabajo y las líneas de actuación. Finalmente, ella se encargaría de coordinar todo.

—Vamos a poner un cebo. Vamos a decir que hemos cambiado el nombre de los agentes y pondremos una baliza digital de seguimiento del archivo —dijo Alicia.

—Pero, si es un «hacker» la va a detectar, no creo que sea una buena idea —intervino un alumno llamado Antonio.

—Efectivamente lo va a detectar, pero cuando lo detecte recibiremos una señal y podremos identificar su IP —explicó Alicia mostrando su plan.

—Vale, lo hago yo —afirmó Antonio, que quería impresionar a la inspectora Morales.

Le dieron un portátil, metió el pendrive con el archivo y enseguida saltó la alarma en la red «Thor», que era utilizado para no dejar rastro por los delincuentes.

Cuando el archivo fue leído, en la tablet de Alicia saltó una alarma y ejecutó el programa de rastreo de la IP.

Enseguida la detectaron y pudieron identificar el ordenador donde habían entrado y éste se correspondía a una alumna llamada Lorena García que había sido detenida por entrar en los ordenadores del Banco de España y a la que para no ir a la cárcel le ofrecieron la posibilidad de formar parte de la unidad de delitos informáticos.

—Enhorabuena, habéis resuelto vuestro primer caso. Era una prueba, pero lo habéis tratado con toda la profesionalidad y lo habéis conseguido —dijo Montse Ibarra.

—Especialmente quiero dar la enhorabuena a Alicia por haber resuelto tan bien la situación. —añadió Vanesa Morales.

Se celebró la graduación y en unos días saldrían los destinos. Lo que estaba claro es que era una muy buena promoción de policías. 

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