Capítulo 05

– Para ser igual a mí. – dio un paso mas cerca a él. – Te falta mucho. Solo eres un simple banquero. – Dai sonrió ligeramente mientras la burla y altanería rodeó sus palabras

– Pide perdón. – volvió a decir. Mientras el rostro rojo, por la evidente humillación hizo al hombre soltar a la pequeña chica.

Todos los presenten en el lugar murmuran sobre lo que él hombre debía hacer, su ego contra su fortuna. Ambos conceptos estaban en la balanza pues nadie es lo suficientemente estúpido para provocar a un hombre de la influencia y poder de Dai Kang. 

Saben que, si Kang lo desea, puede desfalcar cualquier empresa bien posicionada con solo chasquear los dedos. El hermoso hombre no solo es un importante magnate asiático, sino su influencia también es internacional.

– No me disculparé con esas perras estúpidas. – escupió sus palabras como si fuese lo más obvio. – No están a mi nivel, ni quiera merecen mi respeto. – miró al joven chico quien levantó la ceja divertida por la actitud del viejo.

– Nunca dije que fuera para ellas. – Dai acomodó su traje, viendo a ambas chicas aun en el suelo, sus ojos avellana provocaron un escalofrió en la miel de la rubia.

Jisso tenía razón, el hombre misterioso posee una belleza casi irreal. Era la primera vez que pensaba así de un hombre, nunca se sintió atraída por las cosas materiales, aun cuando su vida no estuviese rodeada de lujos y tampoco las aceptó cuando otros hombres la ofrecían. Jamás sintió agradecimiento o gratitud. Pero justamente en ese momento donde fueron fracciones de segundo, sus miradas chocaron, la rubia sintió perder el aliento y sentir su corazón acelerarse por la adrenalina y peligrosidad que sus instintos le advertían sobre él.

Se sentía tan pequeña, no solo físicamente, sino también el poder en personalidad y carácter del hombre pálido de pequeño y perfecto perfil.

Era la primera vez que Mi-suk se sentía agradecida y atraída por el peligro que irradia ese hombre en particular.

 – Pídeme perdón. – confirmó las sospechas. – Has arruinado mi reunión. – enumeró. – Y me has hecho presenciar este tipo de situación que evidencia su poco intelecto. –  le miró desde abajo al ser mas alto.

 – Como alguien superior a tu nivel. – se atrevió a ver como el publico estaba rígido y sentir de igual manera que el hombre frente a él esta prácticamente sudando. – Arrodíllate y pídeme perdón, de lo contrario. No querrás perderlo todo, ¿o sí? . – se tomó un momento recordando sus palabras.

– Has arruinado mi estadía en este lugar, y yo, no soy un hombre paciente. –

Miró el suelo dejándole claro que está esperando su acción, el hombre calvó miró a su alrededor tratando de pedir apoyo y dejar esa locura olvidada, pero los magnates quienes presenciaban la escena lo ignoraron. Nadie se metería con Kang, no eran estúpidos.

– Al parecer no hay apoyo moral. – se burló cuando recorrió la mirada a las mesas y los comensales evitaron el contacto visual.

Mirando nuevamente a la chica, la rubia parecía nerviosa al morder sus esponjosos labios rosados.

– Perdóname Dai Kang . – rompió la intensa mirada hacia la femenina para ver al obeso hombre arrodillado frente a él.

La chica pudo respirar unos segundos al sentir retirar la mirada del alto. Le quemaba, sin mencionar que estaba lo suficientemente confundida para analizar lo que estaba pasando frente a ella y principalmente, lo que ha sentido por ese significativo momento.

Pues si bien el hombre no se ha disculpado con ellas, es obvio que su humillación ha sido peor. Y todo por ese Dai Kang, como lo ha escuchado ser nombrado por los comensales. Él, de alguna forma ha dado su merecido a esa persona, quizás no de manera convencional, pero si con venganza.

– ¡Mi-suk!. – el llamado de su amiga logró sacarla de sus pensamientos mientras el hombre frente a él veía indiferente a la persona de traje ancho

Los murmullos alrededor comenzaron cuando el alto se dio la vuelta ignorando los comentarios sobre la acción que ha dejado un sinfín de cuestionamientos sobre porque lo ha hecho. Lee Hyun, el hombre quien ha protagonizado la escena nunca esperó que un hombre de la influencia del pálido fuese el mismo que enjuiciara su propia vergüenza.

Pero aquella humillación era mínima si eso implicaba mantener su imperio y dinero.

– ¿Estas bien? – la pelirroja hablaba a la chica quien aun estaba en el suelo

La de ojos miel parecía estar ensimismada en los comentarios de alrededor mientras sus compañeros de trabajo ayudaban a ambas a levantarse, el show ha terminado y parece que la última mirada de advertencia hacia el gerente ha dejado claro que nada de allí ha pasado. El hombre de elegante traje salía por las amplias puertas del restaurante acompañado de un castaño quien parece alejar a los interesados en hablarle.

 – Yo… - sacudió el uniforme. – Necesito.... – la rubia no sabe lo que pasa y como es que ha nacido esa extraña necesidad de mirar los intensos ojos avellana una vez más.

La sensación de adrenalina cuando el hombre la observó, era realmente algo que quizás nunca volvería a experimentar, al menos de manera tan intensa y ridícula, solo un par de ojos ha bastado para provocar miedo y emoción. – Enseguida regreso. – ignorando los discretos llamados de su mejor amiga.

La bajita esperaba que no fuera tarde para agradecerle al hombre.

– Disculpe. – alzó el brazo tratando de llamar la atención del alto, mientras parecía que el contrario espera por el auto. Dándole la espalda, a pesar de su llamado, el azabache no volteó. Incluso parecía que no tenía ni la más remota intensión de escuchar de quien provenía el llamado

Un castaño se interpusiera en su camino, evitando que los dos metros de distancia pudiesen ser acortadas y mirar directamente al magnate.

– No puede acercarse – la detuvo mientras la bajita frunció el ceño.

– Oh, yo lo siento. Solo quiero hablar con él. – señaló con un dedo al hombre de espalda. Nakaruma dobló ligeramente el cuello para confirma que hablaba de Dai.

– Eso no será posible, por favor dese la vuelta y retírese.

– Solo necesito decirle una cosa, es más, una palabra y luego me voy. – juntando sus planos en suplica. El castaño levantó la ceja pareciéndole totalmente tierna las facciones de esa chica de cabellera trigo. Pero eso solo eran pensamientos, para un asesino entrenado como él, el despliegue de emociones tan abiertamente no era permitido, al menos que se quiera evidenciar que cosas eran importantes o no.

 – No, ahora regrese. – sin mostrar la mínima de expresión en su rostro.

La bajita no iba a rendirse tan fácil, al menos no cuando solo quiere devolver el gesto. Su abuela la educó lo suficientemente bien para saber en que momentos era necesario decir las “palabras mágicas” .

 – Pss. – brincó sosteniéndose del brazo recto del castaño quien le impedía avanzar. – Pss. – volvió a llamar mientras el castaño la retenía tratando de esquivar sus movimientos rápidos. Para ser muy pequeña, la chica parecía tener habilidades de una lagartija escurridiza.

– Oppa. – gritó ligeramente mientras vio como el hombre levantó el rostro del dispositivo para voltear lentamente y mirar cómo es que su mejor amigo parecía crear una barrera en contra de esa chica.

“Cordero”. Sus pensamientos rápidamente la reconocieron, “La bonita oveja en aprietos”. Para un hombre de difícil impresionar, era la primera vez que consideraba a una mujer hermosa. Pues la chica a pesar de ser mucho más pequeña que él, poseía facciones encantadoras y que, para un hombre de poca fé, resulta irresistible no querer corromper.

Mirando de izquierda a derecha, se sentía lo bastante curioso acerca de la chica quien parecía sonreírle de manera cálida cuando pareció conseguir su objetivo, ella levantaba su mano en un informal saludo. Era de las pocas impresiones que él recordaría de alguien, pues la chica parecía no tener ni la remota idea que en su clase social ese comportamiento solo es visto como grotesco.

– Oppa. – la rubia dio una inclinación cuando el azabache estuvo cerca.

Mirando con ceja alzada a su compañero castaño, Yva no tenía nada que explicar porque incluso para él era confuso la actitud de la chica.

– Soy Kim Mi-suk. – volvió a dar otra inclinación, mostrando su respeto mientras se presentaba con el hombre.

– Yo solo quería agradecer por lo que hizo por mi compañera y por mí. – le miró mientras esos ojos color miel parecían brillar.

La chica tenía valor, o era lo suficientemente estúpida para no darse cuenta la clase de hombre al cual está tentando.

– No te confundas. – rompiendo el incomodo silencio del cual estuvieron sumergidos por minutos. Ha analizado a la chica frente a él confirmando su actitud parlanchina y energética.

Un polo totalmente opuesto. “Me gusta”, pensó cuando la vio fruncir el ceño en señal de confusión. Algo demasiado tierno incluso para derretir al más frio corazón.

– No lo hice por tu compañera, y mucho menos por ti. – dio un paso hacia la chica, evidenciando la gran diferencia de alturas al querer intimidarla.

Cosa que ha conseguido ya que la rubia dio un paso atrás mientras vio él se deleitó al ver el movimiento de su cuello pasar dificultosamente.

– Yo creí que… - la incomodidad estaba en su rostro mientras sostenía uno de sus brazos y lo acariciaba de arriba a abajo. Sus pálidas mejillas se han tornado de carmesí mientras muerde su esponjoso labio inferior en clara señal de nerviosismo.

– No soy el príncipe que se ha creado en su cabeza. – mirando la placa que revelaba el nombre de esa chica, de nuevo la atacó con duras palabras.

 – Soy el villano, señorita Kim. – se acercó a la chica inclinando su cuerpo para estar a la altura de la oreja femenina. – Y los villanos no pensamos en las damiselas en peligro. – le susurró para alejarse rápidamente de ella y darse la vuelta sin ni siquiera mirarla. El auto ya estaba en su espera.

 – Investiga todo sobre ella. –

 Nakaruma levantó la ceja, extrañado por la petición del jefe, al parecer nunca terminaría de conocer a su mejor amigo. Era claro que el pelinegro tenía las facetas más extremistas, pero no imaginó que esa chica que proyectaba “inocencia” en todo sentido, pudiese llamar la atención del magnate a tal grado de intervenir por ella cuando toda persona ajena a él, le resultaba indiferente.

Sabe que Dai no hablaría de lo que ha pasado en ese lugar, pero sus acciones y peticiones solo han confirmado que una de las razones por el cual se expuso de esa manera es esa hermosa chica, en todos los sentidos, una belleza que él podía describir como demasiado pura para alguien que, ya se ha bañado de sangre ajena. Sin embargo, no dijo nada y tampoco juzgaría las acciones del jefe, ocultando su sonrisa de medio lado, quizás esa pálida rubia puede brindarle un poco de brillo a la tan solitaria vida de su amigo.

A pesar de la acción misma ser un poco egoísta. Dai no era un hombre simple o del todo común pues toda persona quien se envolviera con él prácticamente se encadenaría a una vida donde la sangre puede olerse y la muerte anticiparse, pero, incluso el monstruo más temible también tiene derecho de conocer el amor.

La vida está dividida entre los cobardes y determinados. Las elecciones podían dar paso a oportunidades excepciones o grandes fracasos.

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