Venganza

Capítulo #3

30 de agosto del 2018 3:45 pm… 

Me deja un apasionado beso con lengua y se va. No había pasado ni un minuto y tocan la puerta.

— ¿Qué se te quedó, Evans?

—No es él. 

— ¿Qué haces aquí?

James entra a mi cuarto. ¿Cómo es que lo mandaron a subir sin mi consentimiento?

«Porque está bueno»

«Cállate ahora»

«Me voy, pues»

—Tengo que hablar contigo —se da cuenta de que estoy en ropa interior, pero aun así no quita la vista de mi cuerpo.

—Sube la vista a mis ojos, si no es molestia.

— ¿Por qué no te vistes mejor?

—Porque estoy en mi cuarto y puedo estar como yo desee.

—Entonces si yo —se adosa a mí y a mi boca —te beso, ¿me pegarías o me continuarías?

—Haz la prueba.

James se aproxima, dejo que se acerque hasta quedar escasos centímetros de nuestros labios. Logra rozar sus labios con los míos, haciendo que me estremeciera completa, una corriente de electricidad. Su aliento a vainilla hace que quiera probar esos labios, pero no, me separo como si no hubiese pasado nada. 

—Tengo novio, no puedes hacerlo.

—Pero quieres.

—No te conozco —me levanto de la cama saltando en un pie hasta mi armario.

— ¿A qué viniste?

—A mirarte de forma lasciva —bufa el niño.

—No tengo paciencia para tus juegos, ve directo al asunto o vete de mi habitación.

— ¿Y si no quiero irme? Estás indefensa como para que hagas algo en mi contra.

—No me sobrevalores, no sabes a qué soy capaz de llegar.

—Vine por las cajas que te mandaron —giro sorprendida ante sus palabras.

¿Cómo él sabe de esto? ¿Será que él es quién me manda las cajas misteriosas? No puede ser, su cerebro no da para eso.

«Su cerebro no, pero su boca si pudo haberte besado»

«Shhh, calla tú»

— ¿Cómo sabes de eso? —a esta altura ya me puse un vestido por encima de mi ropa interior.

—Porque me mandaron una nota, mírala tú misma —me la alcanza a la vez que me ayuda llegar nuevamente a mi cama.

—Te molestaría alcanzarme las muletas, se quedaron en el jardín trasero. Mientras, voy a ir leyendo lo que te dejaron.

—Claro, pero me deberás un beso.

—Lo que digas.

«¿Se lo darás?»

«Por supuesto que no»

«Morirías por besar esos labios carnosos»

«En tus sueños, déjame leer la nota»

Hola, James, debes preguntarte quien soy y porque recibes esta nota dentro de una cajita. Tú no recibirás nada, ya que hay alguien quién ya comenzó a cogerlas. Solo tienes que buscarla, sabrás quién es con una pista, “tuviste un mal encuentro con ella”. ¿Cuál es tu deber? Ayudarla a resolver las pistas para encontrar las verdades. Suerte.

— ¿Quién dijo que necesito ayuda? —pregunto aunque nadie me va a responder.

—El misterioso hombre o la misteriosa mujer de las cajas —entra James expresando su opinión ambigua.

—Pero yo no te preciso.

— ¿Por qué te muestras tan arrogante y… —se detiene para pensar en la palabra idónea —perfecta?

— ¿Por qué eres tan odioso e imperativo? —se queda callado y aprovecho para continuar —No quiero tu ayuda, ¿lo entiendes?

—Yo menos quiero apoyarte, pero es algo que nos mandó ese hombre o mujer.

— ¿Hay que obedecer todo lo que él o ella diga?

—Pues tú no sabes su objetivo y porque nos quiere juntos.

—AINAAAA —grita mi nana.

—Quédate aquí, no te muevas.

—Está bien.

Salgo de mi habitación a ver a mi nana y saber por consiguiente, que desea. Bajo suavemente las escaleras, para no caerme y lo logro con éxito. 

—Dime nana.

—Mi niña, ¿Qué quieres para almorzar de lo que preparé?

La verdad, todo lo que tiene me apetece. Cocinó arroz amarillo con pollo, arroz solamente, camarón y sopa de vegetales. 

—Arroz con camarón. ¿No hiciste patacones?

—No, mi niña. ¿Quieres que fría algunos?

—Por fis.

Regreso a mi habitación, luego de 5 minutos que me demoro en subir las escaleras. Entro a este y James no está a la vista. ¿Se habrá ido? No hago ruidos, está junto a mi tocador.

— ¿Qué tienes en las manos, James?

Pov’s James

—Quédate aquí, no te muevas.

—Está bien —no haré nada malo, solo oleré tu ropa interior.

Sale de la habitación Aina, y yo espero unos segundos, tranquilo, pero me mata la curiosidad por ver todo lo que tiene señorita perfecta. Comienzo por las fotos que tiene colgadas de sus amigos y ella y con Evans, de su familia, de animales y esos objetos abstractos. Me quedo observándolas un rato. ¿Siempre ha sido así de niña mimada? Sigo a donde está su tocador. Perfumes, lápiz labial, rímel, sombras de ojos, brillo de labios, delineador de ojos, esmalte de uñas y algunas mascarillas es lo que veo en él, pero hay un frasco de cristal muy delicado y fino. Lo tomo para saber que contiene.

— ¿Qué tienes en las manos, James?

Me sorprende in fraganti Aina, provocando que se caiga un frasco pequeño de perfume. El olor tan dulce y único llegó a mis fosas nasales e inundó completa la habitación.

Pov’s Aina

Se le cae el frasco de perfume que hice para mí. ¡Ahora sí que está en problemas, James Elis! Sé que la rabia que siento en estos momentos no es para nada comparada como cuando me caí para la piscina.

«Esto va a estar bueno»

— ¡JAMES ELIS, SAL DE MI CUARTO ANTES QUE TE MATE!

Él se va corriendo de este, pero antes de pasar la puerta, dice unas palabras.

—Te ves bonita cuando gritas —bufa y se va cuando le lanzo un almohadón. 

Mi perfume, lo hice hace dos días con las flores que traje de Francia. Me costó mucho hacerlo. ¿Por qué me debe pasar esto a mí? Pero James Elis, estás sentenciado conmigo. Hoy llega mi momento de pensar en mi venganza por todo lo malo que me has hecho.

— ¡ALIX! —llamo a mi hermano que debe estar en la habitación de al lado.

—Dime doña perfecta.

—Ayúdame a abrir las ventanas del cuarto para que se vaya la fragancia o si no, no podré dormir, y déjame ir a tu cuarto para acostarme.

—Dale, vamos, te dejo y vengo a abrir las ventanas.

—Gracias hermanito.

Me acompaña hasta su habitación, me acomodo en su cama y comienzo a maquinar mi venganza. Todo lo planeo poco a poco y sin saltarme nada, ni un detalle, ni una forma de que sepa que fui yo.

Dos horas después… 

Ya tengo todo listo, solo falta llamar a las chicas para que vengan, contarle y que me ayuden. Todo comenzará mañana, en nuestro primer día de clase. Tomo mi celular y busco a las chicas y hago una llamada grupal.

—Las necesito a las tres en una hora en mi casa para planear todo contra James.

—Así se habla. Nos vemos allí —me alienta Naiara.

— ¿Podemos ir antes? —pregunta Kaya.

— ¿Sí? Morimos de la curiosidad —apoya Acacia a Kaya.

—Por supuesto, las espero aquí, estoy en el cuarto de Alix. Ocurrió un percance en mi cuarto.

— ¿Ocasionado por J.E.? —inquiere Naiara

— ¿J.E.? —indago sin saber.

—James Elis —ahhh, es que estas chicas.

—Sí, les cuento cuando vengan. Bye bye. 

Cuelgo y me vuelvo a recostar para repasar todos los detalles.

«Estás enfrascada en esto. ¿Por qué no piensas en sus labios cerca de los tuyos?»

«Calla conciencia, déjame tranquila por hoy»

«Eso no será posible, mi vida, pero no niegues, te gustaría que te besara»

«No voy a hacerte caso»

«Está bien, pero te encantaría»

Suspiro, me pone mal ella.

Treinta minutos después…

Tocan la puerta de la habitación de mi hermano. Serán seguro las chicas.

— ¡Adelante!

—Hola amix —saluda primero, Acacia.

—Holi —luego su gemela.

—Hola —de último Kaya.

—Puedo entonces comenzar a contarles todo lo que he planeado.

—Aina, creo que ya tu cuarto está mejor —expresa Kaya.

— ¿Cómo sabes que sucedió?

—Alix me contó que un frasco de perfume se había roto.

— ¿Alix, no?

—Sí —responde ante mi pregunta. 

Parece que estos dos van muy bien. Tendré que ver con mi hermano cuando lo hacen oficial.

— ¿De qué no nos enteramos? —inquieren las gemelas.

—A James se le cayó un frasquito de mi perfume en el cuarto.

— ¿Qué hacía en tu cuarto? —cuestiona Naiara.

—Vino a verme.

— ¿Qué? —se sorprende Acacia.

—Sí, pero nada del otro mundo. Yo tuve que salir y en ese momento se puso a mirar mis cosas del tocador y se le cayó el frasco.

— ¿Nada malo ocurrió? —inquiere Kaya.

—Absolutamente nada. Ahora, vayamos a mi habitación y ahí les contaré de mi plan de venganza hacia él.

Me ayudan a levantarme de la cama y nos dirigimos todas hacia mi cuarto. Nos acomodamos una vez que estamos allí y comienzo a relatar lo que haremos.

—Regaremos un rumor, que van a conocer primero ocho personas y luego esos individuos le dirán a otros y a otros y así se va a correr la noticia de que James tiene el pe** de un tamaño no muy grato y que es virgen, pero a la vez es gay, o sea, le gusta que le den por atrás.

Las chicas no pudieron aguantar y se comenzaron a reír a carcajadas. Yo me les uní, es algo muy vergonzoso. 

—Entonces, ¿se suman?

—Cuenta conmigo —habla primero entre risas Acacia.

—Y conmigo —luego su gemela.

—Y por supuesto conmigo —comenta más relajada Kaya.

—Entonces, mañana es nuestra tarea junto a la lista. Las etiquetas las anunciaremos a la hora de almuerzo en la cafetería, el cuchicheo comenzará en la mañana y durará algunos días.

—Será grandioso, pero ya nosotras debemos irnos, ya horita es de noche y tenemos que prepararnos para mañana —anuncia Acacia.

—Yo igual —agrega Kaya.

—Nos vemos mañana —respondo.

—Descansa —comentan las tres al unísono.

Me levanto y voy a bañarme para luego cenar. Lavo mi cabello, es rico bañarse sentada y al salir, me paso secadora. Voy al armario y saco mi pijama y me recuesto en la cama hasta que me traigan la cena. No han pasado ni quince minutos cuando mi nana sube con mi cena. En lo que voy cenando, ella se dispone a recoger un poco el desorden que tengo en mi cuarto y cuando acaba se lleva la bandeja donde trajo la comida.

—Duerme bien, Aina.

—Usted igual, nana.

Me acuesto, cierro los ojos y al instante caigo en un profundo sueño. Los rayos del sol entran por la ventana provocando un quejido de mi parte. ¿Por qué debe estar molestando desde tan temprano? Abro primero un ojo y luego el otro y cuando termino de estirarme, me levanto para ir al baño. Lavo mi rostro y mis dientes y después salgo a buscar en mi armario, la ropa que me pondré para ir al colegio. Al final termino poniéndome unos jeans negros con una blusa de mangas largas de color vino. Tomo mis vans negros, mi mochila pequeña y en esta pongo mi lápiz labial del tono de mi blusa, dinero, mi laptop y mi celular. En la laptop apuntaré a todos los que quieran apuntarse a la lista de etiquetas. Tomo una de mis muletas, ayer debía comenzar a hacer ejercicio poco a poco con el tobillo. Salgo de mi habitación, bajo las escaleras y voy al comedor a tomar mi desayuno e irme con mi hermano.

— ¿Ya estás lista, doña perfecta?

—Primero, no me digas así, segundo, sí, deja que tome un poco de jugo y nos vamos.

Desayuno y salimos hacia la escuela. En el estacionamiento, me esperan Acacia, Naiara y Kaya. Seguramente están listas y ansiosas por lo que haremos. No les mentiré, yo también lo estoy. Mi hermano entra a la escuela a buscar a mi novio y a los gemelos, mientras, yo me quedo sola con las chicas.

—Buenos días, chicas. ¿Preparadas?

—Buenos días, Aina. Claro que estamos listas. ¿Comenzamos con las personas del estacionamiento? —me responde Kaya.

—Será mejor, así no nos ven como las planeadoras.

—Iniciemos, pues —expresa emocionada Naiara.

—Esperen —les reparto unos billetes —ese será el silencio de ellos, para que no se entere James que fuimos nosotras.

—Está bien. 

Nos dispersamos y yo busco a dos chicos que están por ahí cerca. 

—Hola, chicos, hay un nuevo alumno en la escuela, de nuestro curso. Tengo noticias frescas y recientes de él, con la condición de que tienen que esparcir el rumor. Pero si no quieren saber y ayudarme, pues yo le cuento a alguien más.

—No, no, Aina, cuéntanos.

—Me enteré de que el chico nuevo tiene el pe** de un tamaño no muy grato y es virgen. Le gustan las personas de mismo sexo, o sea, le gusta que le den por atrás —les doy unos billetes.

—Que nadie se entere de que yo les dije o, sino, para la próxima no confío en ustedes.

Me voy de ahí, como toda diva, muevo mi cabello mientras camino y entro al colegio.

Pov’s James

Ya llevo varias horas en la escuela. Al principio pensé que es por ser el nuevo, pero no. Ya los rumores están por todos lados. Por alguien me tendré que enterar de que murmuran y cotillean. Voy hasta mi casillero, al abrirlo, caen varias banderitas del LGBT. No entiendo como aparecieron estas cosas dentro de mi casillero, pero tengo que enfrentar que es lo que está ocurriendo. Dejo mis cosas dentro y cierro la puerta. Pongo el candando con la contraseña y voy al primer grupo que está cuchicheando. 

— ¿De qué hablan?

—James, eh, nada —titubean.

—Hablen o —le hago como si fuera a darle.

—Nos enteramos de que eres homosexual.

— ¿Solo eso?

—Que eres virgen y que la tienes corta.

— ¿Solo eso?

—Sí, sí. Por favor, suéltame.

Lo suelto y en mi mente maquino quién pudo haber hecho semejante acusación y es cuándo se me ilumina el bombillo.

— ¿Dónde está Aina?

—Está en la cafetería dando anuncio. 

—Gracias.

Voy a la cafetería, directamente, sin detenerme y con un objetivo en mi mente. Al llegar, la veo y voy a mi propósito. Está hablando en el medio de un grupo de chicos explicando un tema, pero no importe, empujo para meterme en el círculo, está de espalda.

—Aina —la llamo, ella gira y estampo mis labios en los suyos en un beso feroz y rápido. 

No le da tiempo ni a detenerme, cuando yo lo corto y me acerco a su oído.

— ¿Todavía estás dudando de qué soy hombre? Si quieres te muestro en privado si la tengo corta.

Giro y me voy dejándola anonada.

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