CAPÍTULO 3

POV Ethan

Todos nos quedamos mirando a Noah marcharse y a Zeynep saliendo a paso rápido detrás de él.

— ¿De que hablaba mi hermano? —pregunté.

Papá inmediatamente dirigió su mirada a mí, por un instante me arrepentí el haber preguntado, no era un buen momento para hacerlo.

—No te concierne lo que hablaba Noah.

Me acababa decir entrometido en pocas palabras.

—Es mi hermano, todo lo que pasé con él me importa —expresé en un tono fuerte, Emma agarró mi mano por debajo de la mesa evitando justo lo que estaba por venir—. ¡¿Acaso tú y mi abuela son la razón por la cual Noah estuvo en coma?! ¡Qué le hicieron! Confiesa.

Tarde.

Como si fuera activado algo en él, caminó hacia mi puesto levantándome, alzó su mano para golpearme, pero algo o mejor dicho alguien lo detuvo.

—Golpea a mi hijo y te juro Gabriel que lo pagarás caro.

Me soltó, mi mirada se dirigió a ellos dos, estaban observándose fijamente, siempre había sido así, no tenían necesidad de palabras, no cuando con sus miradas se decían absolutamente todo.

—Ethan —por su tono de voz sabía que estaba enojada, demasiado.

—Sí mamá.

—No vuelvas hablarle en ese tono a tu padre, o seré yo quien te levante la mano. ¿Entiendes?

—Entiendo —susurré—. Pero lo que dijo Li..

—Pero nada, ambos no sabemos lo que quiso decir tu hermano, así que hablaremos con él y solucionaremos este problema. ¿Entiendes?

—Sí —murmuré cabizbajo.

—Y ustedes —esta vez se dirigió a mis hermanas—. ¿Entendieron?

—Si mamá —respondieron al unísono.

—Ahora discúlpate con tu padre —apreté fuerte mi mandíbula, ella sabía que me costaba horrores hacerlo y aun así me lo pedía—. Ethan.

Suspiré profundo dirigiendo mi mirada a él, alcancé a ver un atisbo de sonrisa y unas ganas inmensas de borrarla me recorrieron.

—Lo…Lo siento…papá.

Mi pensado era ir rápidamente a mi habitación, pero la pregunta de Gabriel me detuvo.

— ¿Qué hacías hoy en Cannes, Ethan? —me tensé inmediatamente.

¿Por qué mierdas tenía que darse cuenta de todo?

Malédiction.

— ¿Cannes? —preguntó mi madre confundida y cruzándose de brazos—. Se suponía que estuvo en la facultad.

—No estuve en Cannes —respondí, sabiendo que mentirle en la cara cuando ya sabía la verdad lo único que haría era encabronarlo más.

— ¿Piensas que soy estúpido? —cuestionó entre dientes.

—Claro que no papá —me apresuré a decir—. Pero… ¿Por qué sabes que estuve en Cannes?, quedamos en que quitarías los malditos rastreadores que habías puesto en no sé dónde de nosotros.

—Y también quedamos en que no volveríamos a esa ciudad, es un pasado que dejamos atrás, que intento dejar atrás todos los días de mi vida. ¡Está prohibido ir Cannes y más sin seguridad!

Entonces ese señor tiene toda la razón, entonces lo que me dijeron era verdad, entonces mi papá…mon dieu je refuse d'y croire (por dios, me niego a creerlo)

—El pasado siempre vuelve, aunque no lo queramos —cité aquellas palabras que me dijo el hombre—. Es lo que te mandan a decir.

Una semana después. (actualidad)

Estábamos cenando, se suponía que este era el momento del día donde compartíamos juntos, pero cada uno estaba ensimismado en sus pensamientos… o problemas.

— ¿Nadie tiene nada por decirme? —preguntó papá en un tono suave, lo que me alertó. Aparentaba estar muy calmado, pero por dentro todos sabíamos que había un infierno desatándose en él.

Todos nos miramos confundidos.

—Sea lo que sea yo no fui —hablé rápidamente. Siempre terminaban echándome la culpa. Aunque siempre era el responsable, esta vez no era así—. Sé que soy el más problemático, pero esta vez no he sido yo. Mamá lo juro.

—Te creo bebé —sonreí.

—No he dicho nada aún, así que no te adelantes Ethan —respiró hondo, poniendo sus codos en la mesa para después entrelazar sus manos—. Alguien ha borrado la grabación de la cámara de la cocina de hoy en la tarde y me preguntó ¿Por qué?

— ¿Por qué lo haríamos? —Preguntó Emma—. Papá no fuimos nosotros.

Miré alrededor, viendo a papá observándome minuciosamente, aun no me creía y no lo culpaba, Emma observaba su teléfono, Sofia estaba tensa en su asiento, se veía un poco nerviosa y Noah, bueno el seguía comiendo como si nada pasara a su alrededor.

—No importa, en —miró su reloj—. Cinco minutos me mandaran el video y sabré el porqué de borrarlo.

Se creó un silencio tenso en la mesa, Noah levantó su vista observando fijamente a Sofia quien pareciera que le fuera a dar un paro.

— ¿Sofia te encuentras bien? —preguntó preocupado—. Estas muy pálida.

—Princesse —llamó papá.

—Estoy bien —indicó —. Solo me recordé que tenía un trabajo pendiente y es demasiado largo.

— ¿Quieres que te ayude? —preguntó mamá.

—No mamá, debes de estar muy cansada, yo puedo sola.

— ¿Ya te enviaron el video? —pregunté curioso—. Quiero saber que ocurrió.

—Te pido que no lo veas papá —todos volteamos a ver a Noah—. Fui yo quien lo borro, sé que está prohibido, pero... lo hice porque Zeynep —sonrió maliciosamente al pronunciar su nombre, Noah casi nunca sonreía en estos últimos meses y menos de esta manera—. No quería que nos vieran besándonos.

Abrí mis ojos grandemente, todos estábamos así.

No aguanté y empecé a reírme a tal punto en que casi me ahogaba con mi propia saliva.

—Tú y Zeynep son… —Noah cortó lo que sea que iba a decir Emma.

—Yo y Zeynep nada —se levantó de la mesa—. Simplemente paso y ya. Sofia nos vio. Ella sabe más que a nadie en esta mesa que entre Zeynep y yo no hay absolutamente nada y que jamás volverá a ocurrir algo como lo de esta tarde. Cada acción tiene una consecuencia, ¿Cierto Sofia?

Ella asintió inmediatamente.

Arrugué mi entrecejo en confusión, ¿Por qué sentía que era mentira? Sé cuándo uno de mis hermanos mentía, y sabía que Noah lo estaba haciendo y todo por Sofia, ¿pero por qué?

— ¿Por qué mientes Noah? —cuestionó mi melliza, siempre tan directa y sin guardarse nada.

Joder como la amaba. Estaría necesitando unas malditas palomitas.

— ¿Por qué lo haría?

—Dos cosas —señaló con los dedos—. Jamás besarías a Zeynep teniendo novia, no eres de los que engaña y la última, ella tampoco.

— ¿Zeynep tiene novio? —pregunté rápidamente, Emma asintió sonriendo—. Joder Noah, ya perdiste cualquier oportunidad con ella.

Por su rostro sé que no le gustó para nada darse cuenta que su fan número uno ya tenía pareja.

—Me pediste que confiara en ti papá, este es el momento —se levantó y su mirada se dirigió a mí—. Necesitamos hablar Hermano, ¿Vienes?

Asentí un poco confundido.

—Hasta mañana —me despedí de las mujeres más hermosas con un beso en la mejilla y un asentimiento de cabeza para papá, Noah hizo lo mismo.  

Sé que la actitud que ambos tenemos hacia nuestro padre era algo que lo afectaba y más cuando siempre habíamos sido cariñosos con él, pero había cosas que simplemente no podíamos dejar pasar.

Ambos subimos en un total silencio hasta su cuarto, cuando llegamos a este nos dejamos caer rendidos en su cama, se creó un silencio acogedor. Miramos el techo y sonreí al recordar que usualmente lo hacíamos todos los días, hasta que Noah empezó actuar diferente… exactamente hace ocho meses.

— ¿Por qué? —inquirí en un susurré.

— ¿Por qué, que?

—Cambiar, así de repente —respondí— este no eres tú Noah, este no es mi hermano.

Pasamos varios minutos en silencio, cuando estaba por preguntar nuevamente contestó.

—Volvería a vivir todo lo que he vivido y lo que me falta, si con eso ninguno de ustedes salen heridos.

— ¿Qué quieres decir con eso?

—Que los amo, y que siempre me sacrificaré por ustedes.

Me levanté rápidamente.

— ¿Qué hacías en Cannes?

Él se levantó de golpe mirándome de repente furioso.

— ¿Qué mierdas hacías tú en Cannes?, ¿acaso no sabes que está prohibido ir allá? ¿Qué te pasa por la cabeza? —Hizo un gesto con su mano moviéndola una y otra vez—. Gracias a Dios tocaste ese maldito tema.

—Te lo dices a ti mismo, ¿Cierto?

—No quiero que vuelvas a ese lugar —señaló.

— ¿Y por qué tú puedes ir? —refuté.

— ¿Tienes 22? —negué confundido—. Exacto, no los tienes, así que mientras no los tengas acataras todas las normas de esta familia.

—Pero tú vives bajo el mismo techo de nuestro padre, así que también tienes que acatar sus órdenes.

—No por mucho tiempo —confesó, lo que me dejo entre sorprendido y para qué negarlo…triste.

—No puedes, ¿Cómo dormirás? Necesitas a mamá y papá para hacerlo Noah.

—Ya no los necesito.

Solté una carcajada amarga. Llevé mis manos a su mandíbula obligándolo a verme, lo observé fijamente hasta dar con lo que buscaba.

—Me prometiste que no lo volverías hacer, te estas drogando —se soltó bruscamente de mí y se levantó.

—Es mi problema, estoy perfectamente bien.

—Cuántos días… ¿Cuántos días llevas sin dormir Noah? —pregunté serio, me preocupaba mucho.

Se cruzó de brazos y mordió sus labios, era un gesto de protección. Siempre lo hacía cuando sentía que estaban invadiendo su privacidad.

—Tres, tal vez cuatro —mi corazón se rompió al escucharlo, él no se merecía tanta m****a en su vida.

— ¿Y me-medicándote? —musité con mi voz un poco rota.

—Si no duermo desde hace cuatro días, hace cuatro días me automedico.

— ¿Qué tienes en la maldita cabeza? —Lo agarré de la camisa estampándolo en la pared, una furia con una impotencia me llenó—. ¿Por qué haces toda esa m****a? ¿Por qué estas actuando como un hijo de puta con todos? ¡¿Por qué Noah?!

—BASTA —gritó, sus ojos se habían puesto vidriosos—. Es difícil, toda mi vida lo ha sido. Simplemente a veces no puedo, no puedo con tanto.

—Habla conmigo, soy tu hermano y te amo Noah. Tu eres mi guerrero, tú eres mi ejemplo a seguir, te admiro tanto que verte así me rompe.

—Hace ocho meses —sus lágrimas empiezan a caer igual que las mías—. Hace ocho meses me entere de algo…de algo de mi vida, y eso desencadenó demasiadas preguntas y respuestas que duelen. A veces es mejor no escarbar en el pasado, nada bueno se trae traerlo en tu presente, nada.

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