Capítulo 2: Soy gay, mamá.

Miro por la ventana el bello jardín, mi pasión, mientras una inusual lluvia de primavera cae sin tregua. Vigilo que los contenedores de aguas lluvias que instalé para el regadío del jardín no colapsan, en cuanto el nivel llegue a su límite, debo ir a cerrar la pequeña entrada que la deja pasar.

Escucho llegar a mi padre y se dirige a mí, pone una mano en mi hombro y se aclara la garganta. 

-No puedo creer que, luego de diseñar todo ese sistema para captar agua, decidieras tomar un rumbo tan diferente. 

-Padre, Jazmín no está, mi hermana se fue y todos sabíamos que era ella quien tomaría tu lugar, pero se fue – lo miro con una sonrisa-. Debo ser yo quien tome su lugar.

-Pero no quiero que lo hagas, quiero que seas feliz haciendo lo que amas – lo veo realmente preocupado por esta situación -.

-¿Quién te dice que no seré feliz de entrar a estudiar administración para trabajar con mi amado padre? – abre la boca para hablar, pero no lo hace -. Padre, estoy seguro de hacer esto – miro el jardín, le falta poco al nivel para llegar a su máximo -. Tu padre y tú han trabajado muchísimo por mantener la empresa todos estos años. Ahora es mi turno, aunque al principio no era mi interés, luego de que mi hermanita se fuera, es mi destino. Y desde ya te digo que no es un sacrificio. En cuanto se abran las postulaciones, iré a matricularme en esa carrera.

Mi padre deja salir un suspiro, me atrae hacia él y me abraza. Entiendo que le cueste aceptar mi decisión, pero es verdad lo que acabo de decirle.

Cuando mi hermana estaba aquí, yo podía hacer lo que quería, pero ahora me corresponde hacer lo que debo. Y para nada estar junto a mi padre en la empresa es un sacrificio, siempre puedo dedicarme a esto en mis tiempos libres como un escape a lo agitado de los negocios.

Le hago un gesto a mi padre para que me espere, salgo al jardín y cierro el sistema de recolección de agua. Reviso que todo esté en orden y vuelvo a entrar, él ya me espera con una toalla para que me seque.

-Ve a cambiarte ropa de inmediato, no quiero que te enfermes.

Le sonrío y hago lo que me dice, cuidando de sacarme los zapatos para no ensuciar tanto el piso. Como cada día, al pasar por fuera de la habitación de Jazmín siento una pena inmensa, pero fue su decisión y yo ya no puedo hacer nada. Mis padres jamás quisieron decirme a dónde se fue y dejé de insistir cuando me di cuenta que hablar de ella le causaba un dolor inmenso a mi padre.

Me meto al baño, dejo caer el agua caliente en la tina, mientras dejo toda mi ropa ordenada en la cama. Me meto en la tina, dejando que el agua penetre en mi cuerpo, buscando calentarme el alma, pero eso es imposible. Trato de relajarme, pensando en lo que haré de mi vida de aquí en adelante, buscando la mejor manera de sortear los intentos de mi madre por casarme con una de las chicas que, según ella, serían una buena esposa.

El peor defecto de mi madre es también una gran debilidad, se deja llevar por las apariencias, considera que Cory y Amalia son buenas candidatas para ser una esposa perfecta, sumisa, de su casa, pero no lo son. Soy yo quien asiste a las fiestas de los jóvenes de sociedad y ellas son cualquier cosa, menos señoritas recatadas. Sin que se tenga conocimiento público de ello, todos saben que Cory tuvo sex0 por primera vez a los quince y desde entonces ha caído en la cama de todo chico que le ha dado alas.

Amalia, por su parte, no se ha limitado solo a los chicos y mucho menos a una sola pareja. Es sabido que su padre le ha rentado un departamento para que no deba trasladarse por tanto tiempo a la universidad de su elección, por lo que allí es donde llega a cabo orgías indecentes.

Mientras yo, de el gran grupo de jóvenes de la sociedad pudiente, soy el único al que no se le ha visto con pareja, besando a una chica ni mucho menos he tenido relaciones sexuales. Básicamente porque no es parte de mi interés nada de eso, las chicas no son lo mío.

El agua se va enfriando y decido salir, tomo una toalla y me cubro la cintura, me miro al espejo, mi cuerpo está recién tomando forma, he comenzado un entrenamiento para tener musculatura y así, al menos, evitar que digan cosas de mí que no son.

Me visto, bajo a encontrarme con mi padre y lo veo discutiendo con mi madre, ella al verme se queda callada y cambia su expresión por una más alegre.

-Hijito, tan bello como siempre – me da un beso en cada mejilla parándose de puntillas, puesto que soy tan alto como mi padre -. Te tengo una excelente noticia, Leonardo Hernández nos ha invitado a una cena, tal parece quiere que tú y Cory se relacionen un poco más.

-No iré.

-¡Alex Gabriel Manterola Arriagada! Si yo digo que vas, lo haces,

-No – jamás me enfrenté a mis padres, pero ahora soy mayor de edad y no le dejaré hacer las cosas que le hacía a mi hermana, seguro por eso ella terminó huyendo a un convento -.

-Alex, no me puedes hacer esto, yo ya confirmé para mañana por la noche.

-Pues mañana lo llamas y le dices que me enfermé, dile que tengo una diarrea explosiva, a ver si así le da un poco de asco andar arreglándole la vida a la loca de su hija – me dirijo hacia mi padre que me mira con orgullo -.

-No hables así de esa muchacha, es una chica decente, de su casa…

-¡Ja! Pregúntale a Óscar Garmendia, a Gustavo Romero, a Nicolás Subercasseaux – me quedo pensativo mientras voy contando con las manos -. Rayos… papá, ¿me prestas tus manos? Tal vez con ellas alcance a nombrar todos los chicos con los que Cory se ha acostado desde los quince.

-¡Alex! No es propio de un caballero hablar así de una dama.

-Y no es propio de una madre como tú querer meterle una esposa así a su hijo.

-Entonces vamos, pero rechazamos la oferta, ya me encargaré de hablar con los Carrasco.

-¡No, por favor no! Porque me obligarás a compartirla con todos los hombres y mujeres que se le antojen, además de ponerme en riesgo de contraer alguna enfermedad de transmisión sexual.

Hasta mi padre se me queda viendo con los ojos muy abiertos, pero no molesto, si no que muy sorprendido.

-Alex… que escándalo ¿queda alguna chica digna de ti?

-Digna de mí, no lo sé, porque la verdad es que no me interesan – me mira ceñuda -.

-¿A qué te refieres con que no te interesan? – veo algo de miedo en su rostro y se me ocurre la mejor mentira del mundo para zafar de los compromisos obligados -.

-Pues eso… no me interesan – miro a mi padre, veo en su semblante algo de tristeza, pero me sonríe -. Ninguna de ellas.

-¿Ninguna mujer? – me pregunta con la voz chillona y los ojos desorbitados -.

-No, madre, ninguna mujer. Soy gay y creo que es hora de que lo sepas para que dejes de buscarme esposa, porque no me voy a casa. Ahora, si me disculpas, debo sostener una conversación son mi padre para mi trabajo de verano.

-¡Alex, no me puedes hacer esto!

-No te hago nada madre, solo déjame ser feliz a mi manera o te juro que me desaparezco de tu vida como lo hizo mi hermana, quiero saber qué harás con la empresa de papá si le llegase a pasar algo a él.

Se queda callada, con el rostro rojo de la rabia, mientras mi padre me abraza para ir a su despacho. Me debato entre decirle la verdad o mantener la mentira, al menos hasta que encuentre a la mujer que de verdad me interese. 

Mi falta de parejas y coqueteos me sirven para sustentar el engaño, aunque si soy honesto, una vez me interesó una chica, pero como soy demasiado tímido con las chicas, nunca me acerqué a ella y ahora está comprometida con uno de los “modelos” del grupo.

Ya solos, mi padre me abraza y deja escapar un par de lágrimas.

-Te apoyo, hijos, Dios sabe que sí, pero no puedo evitar pensar en que no tendré esos nietos que siempre quise tener.

Se me hace un nudo en la garganta que no me deja hablar, pero lo veo sonreír y luego carcajearse.

-Pero lo mejor de todo, ha sido la cara de tu madre, gracias por ese regalo, creo que jamás la olvidaré. Ahora, vamos a ver dónde quieres empezar.

-Lo más abajo posible, igual que Jazmín. Ella aprendió mucho de esa manera y sé que yo también podré hacerlo.

Así vamos buscando opciones, hablamos del funcionamiento de la empresa, socios, acciones futuras, en fin. Me siento a gusto con él, no puedo decirle la verdad ahora, porque primero debo procesar mi papel de ahora en adelante, aunque no es mucho lo que deba cambiar para eso.


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