Capítulo 2: "SOY VIRGEN"

—Adele di que sí por favor— suplica una vez más haciéndome un puchero.

Adriana lleva más de media hora intentando convencerme para ir a una maldita fiesta, según ella todos los estudiantes van porque es la fiesta de bienvenida. Pero a mí que más me da, no es lo mío.

—No me gustan las fiestas, ya te dije— repito nuevamente, pero ella parece que no se dará por vencida.

—Nunca has ido a una, no puedes decir que no te gusta— se cruza de brazo y me mira con cara de gatito llorón— Porfis, porfis.

Di que , quiero divertirme.

Tú siempre tienes que opinar en todo.

—Vale, vale Adriana, pero solo será esta vez— no he terminado de hablar y ella ya esta sobre mí dándome miles de besos en el cachete.

Ya hiciste una amiga nueva, vez que no es tan difícil.

Eso parece.

—¿Y qué te vas a poner?— pregunta buscando en su armario.

—No sé, nunca he ido a una fiesta ante— me encojo de hombro.

—Tranquila que yo te ayudo— se dirige a mi armario y comienza a mirar cada una de mis prendas—¿Por casualidad tú naciste en el siglo pasado?— pregunta tomando un vestido blanco de pelotitas negras en su mano, es mi preferido— Esto no puedes usarlo en una fiesta.

—Ya te dije que nunca he ido a una.

—Yo te prestaré algo tranquila— vuelve a su armario y saca un vestido morado que le cuelgan unas cadenas del sostén en forma de uve, que debe quedarme por encima de las rodillas.

—No me pondré eso— la miro con mala cara y niego con la cabeza— Ni si te ocurra.

—Si vas a ir tienes que ir bien vestida, no piensas hacer el ridículo ¿no?.

—Dios mío, solo a mí se me ocurre aceptar estas cosas— me quejó pasando una mano por mi rostro frustrada y soltando un poco de aire.

Luego de pasar la mitad de lo que quedaba de tarde metida en un baño dejando que Adriana me arreglé, por fin estoy lista y preciosa. La verdad que con solo un cambio de look parezco otra chica, hasta yo misma me gustó.

—¿A que te estás hermosa?— pregunta Adriana parada justo detrás de mí terminado de maquillarse.

—Un poco sí, pero esto no es lo mío— me estiro un poco el vestido que se me subió más de lo que debería.

— Te acostumbras con el tiempo— asegura  ella pasando el delineador por su ojo.

X'

Adriana es idéntica a Sheila mi ex mejor amiga, puede tardar todo un día para prepararse para una simple y pesada fiesta cargada de adolescentes con hormonas alteradas.

—¿Ya estas lista?— preguntó desesperada, ya llevo más de dos horas esperando por ella.

—Ahora sí— termina de mirarse en el espejo y se pone un pequeño bolso en su hombro— Ya podemos irnos.

Al bajar las escaleras ya Emily nos espera igual de hermosa y bien arreglada. Su vestido es de color azul con un corte en su pierna derecha que deja ver toda su piel, sus tacones son brillantes y al igual que Adri lleva un pequeño bolso del mismo color que su vestido.

—Que perras— dice Emily chocando la mano con Adri y dándole una pequeña palmada en sus nalgas.

—Como siempre— agrega Adri ante de salir de la residencia.

—¿En qué iremos hasta la fraternidad de los chicos?— pregunta Emily.

—Mi hermano prometió que mandaría a Max a buscarnos— responde Adri mirando la hora en el pequeño reloj brillante que lleva en su mano.

—¿Tienes hermano?— preguntó con curiosidad.

—Sí, es un año mayor que yo, va en tercero de derecho— responde ella marcando un número en su móvil.

—Ah que bien— me limitó a responder.

—Más que bien, Gabriel es todo un modelo, ese chico está para darle y no precisamente consejos— comenta Emily con una gran sonrisa.

Dijo Gabriel, te suena el nombre, porque a mi sí.

Si, pero no sé de donde.

—Ya viene por nosotros, es que Max se olvidó— se disculpa Adri después de colgar la llamada.

—Max es un idiota, debería quedarse soltero toda una vida— se queja Emily.

—¿Por idiota o porque te gusta?— bromea Adri y esta pone mala cara.

—Quisiera él.

Después de escuchar a las chicas pelear un rato por el tal Max justo frente a nosotras se detiene un coche convertible de color negro, lo que más me sorprende es quien lo conduce.

Es el idiota.

Él mismo.

—¿Estás bien Adele?— pregunta Adri— Te veo pálida.

—Si todo bien— miento y espero que no se acuerde de mí.

— Vamos muevan ese culo que estoy apurado— grita el idiota y todas subimos al auto.

—Hola, Gabriel— saluda Emily.

—¿Qué tal vas hermanito?— le pregunta Adri a su lado, pero él no se molesta en responder y acelera el coche.

Conduce como una persona que tiene ganas de morir en la carretera, cada curva la coge con más velocidad obligándome a clavar las uñas en el asiento y para colmo escucha una música horrible que hace que mis oídos palpiten de dolor.

—¿Te conozco?— pregunta Gabriel mirando por el espejo.

—¿A mí?— me señalo con un dedo haciéndome la que no sé.

—¿Hay alguien más que no conozca?— pregunta con ironía, por eso es un idiota.

—Bueno soy nueva, dudo que me conozcas— me encojo de hombro, odio ponerme nerviosa cuando miento, pero siempre me pasa.

— Si tú lo dices— vuelve a cerrar su boca gracias a Dios sin hablar en todo el camino.

Cinco minutos después estamos estacionados frente a una gran casa de tres pisos decorada con luces y llena de estudiantes por todos lados. Cada persona lleva vasos desechable color rojo en sus manos o una botella de cerveza, pero todos están bebiendo.

—Venga a divertirse— dice Gabriel pasando por nuestro lado y pegando una palmada en el trasero de su hermana.

—Odioso— protesta ella, pero él solo sigue su camino y se pierde entre todas las personas.

Inmediatamente Adriana me toma del brazo y comienza a guiarme por toda la casa hasta llegar donde está un grupo de chicos con varias chicas a su alrededor y entre ellos esta su hermano con una pelirroja sobre su regazo.

—Hola, Adri— le saludan todo.

—Hola, chicos, esta es mi amiga Adele— me presenta y ellos se voltean a mirarme.

—Muy bonita Adele— me elogia un chico moreno, de ojos café, pero rizado y un piscis en su nariz. Está muy lindo, pero no es mi tipo—Gabriel, ¿no es ella la chica del parque?—  le pregunta a su amigo.

Y este es uno de los momentos en que digo "tierra trágame y escúpeme en Dubai". Gabriel me mira con el ceño fruncido y comienza a deslizar su mirada por todo mi cuerpo provocando que mis cachetes se sonrojen y lo que más rabia me da es que él lo está disfrutando.

—Si la gordita de la hamburguesa— responde sin más entre risas y sus amigos le siguen.

—Que pesados son— los regaña Adri tirando un cojín a la cabeza de su hermano y este lo esquiva con facilidad.

—Muy lenta, aún tienes que aprender— continúa riendo hasta que la pelirroja pega sus labios a los de él susurrando algo muy bajito sobre ellos.

No sé por qué, pero esa chica ya me cae muy mal y aún no la conozco.

— Vamos a jugar a Verdad o Desafío— propone la pelirroja después de darse un largo trago de una botella que hay en medio de la mesa.

—Oh sí, vamos a jugar— me toma Adri del brazo y nos sentamos en el gran sofá junto al chico moreno y dos chicas más.

—No me gusta este juego— digo entre dientes para que solo me escuche Adri.

—Tú cállate y diviértete por una vez en tu vida— me regaña y el juego comienza.

No hay situación más incómoda que la que estoy viviendo en este momento, es tan incómodo tener que jugar algo que no te gusta y más incómodo es tener la mirada fría de Gabriel sobre mí todo el tiempo.

—Zoe verdad o Desafío— pregunta el moreno de mi lado a la pelirroja.

—Desafío— responde esta.

—Dale un beso a Diego— le ordena y ella lo hace sin protestar.

—¿Adele no?— me pregunta ella luego de cumplir su castigo y yo asiento con la cabeza— Verdad o Desafío.

—Verdad— respondo rápidamente sin pensarlo.

—¿Cuántos novios has tenido?— pregunta.

—Dos— respondo sinceramente y esta se echa a reír.

—¿Solo dos novios?— continúa riendo— ¿Qué edad tienes corazón?— pregunta sarcásticamente—¿Dime que al menos follas?

Todos al ver mi cara comienzan a mirarse entre sí y el único que no dice nada al respeto es Gabriel, hasta Adriana me está mirando extraño como si no tener sexo fuera de personas anormales o de otro planeta. Y ahora sí deseo que alguien me saque de este lugar, pero nadie lo hará, así que me toca salvarme yo sola.

—Voy al baño— es la primera escusa que me pasa por la cabeza para salir corriendo escaleras arriba, no tengo idea para donde voy, pero no quiero estar más entre todas esas personas.

Después de abrir dos puertas y pasar la mayor vergüenza del mundo interrumpiendo el acto sexual de dos parejas, abro una que da a un gran balcón con varias sillas y algunas meses, yo opto por la opción de sentarme sobre una mesa mientras intento respirar un poco para calmarme y dejar atrás ese horrible juego.

La vista no es hermosa, pero al menos es agradable la brisa que viene y va despeinado mi cabello, el cual tardó Adri más de media hora para acomodarlo en una coleta bien apretada, al contrario de la que llevo ahora toda regada y desaliñada con varios flecos de cabellos rozándome la cara.

X'

El ruido de la puerta del balcón me saca de mis pensamientos y deslizó la mirada hacia la figura alta, de ojos azules, pelo rubio, cuerpo bien definido y cara de ángel que acaba de entrar al lugar.

—¿Estás bien?— pregunta acomodándose a mi lado, en estos momentos parece un chico preocupado y no el idiota que me tiro la comida.

—Si estoy bien, pero prefiero estar sola la verdad— le respondo de mala manera porque aunque ahora parezca un chico bueno, no lo es.

— Yo te conocí desde el primer momento en que subiste al coche— comenta él dejando de lado lo que dije anteriormente— Nunca olvidaría esa carita.

—¿Por fea o por gorda?— preguntó con sarcasmo.

—Ninguna de las dos— se voltea y sostiene mi mirada como hace siempre provocando que me ponga nerviosa.

—Buenos tendrás tus razones— digo cortante y me bajo de la mesa para quedar  cerca de la baranda del balcón donde estoy lo suficiente lejos de él.

Aunque le estoy dando la espalda estoy completamente segura que su mirada ahora mismo está sobre mi cuerpo, lo que me pone nerviosa. Cuando siento que da un pequeño paso para irse por donde mismo vino mi cuerpo se relaja completamente.

—Adele— me llama aguantando el pomo de la puerta.

—¿Si?— me volteo para verle bien y tiene una gran sonrisa arrogante dibujada en sus lindos labios que desaparece cuando mi mirada se cruza por la suya.

—Eres linda, cariño, espero que no me lo pongas fácil.

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