Capítulo1: "NUEVA VIDA"

—Bueno cielo cuídate mucho y llámame nada más que llegue— mamá se pega a mí en un gran abrazo que un poco más me deja sin aire— Si no me llames, moriré de la angustia cariño.


—Vamos Catalina deja que la niña que se le irá el vuelo— la regaña papá tomándola de un brazo para alejarla de mí.


—Los amo— dejo un beso en la frente de mamá y papá solo me guiña un ojo, sé que no le gustan las despidas.


—Espero tu llamada cielito— grita mamá ante de verme desaparecer por la gran puerta de cristal que me lleva al avión.


Hoy es un gran día o al menos eso me decía mamá un mes atrás cuando vio llegar la carta de aceptación de la universidad, yo no estoy segura de que sea ese gran día como ella dice por qué estoy dejando atrás mi casa, mi familia, mi mascota y toda una vida para ir a un nuevo lugar donde no conozco a nadie sumando que no soy muy buena haciendo amistades, odio las fiestas, el alcohol, el tabaco, las drogas, las actividades colectivas, en general soy un poco antisocial.


Cuando el avión toma altura mi corazón se acelera y mis manos comienzan a sudar, no le tengo miedo a las alturas, pero si le tengo miedo a todo lo que me espera a 45 minuto de aquí. Pero para relajarme un poco, saco mi portátil, pongo mis auriculares sobre mis oídos y enciendo la música que me relaja poco a poco.


— Muchacha— siento a alguien que sacude mi hombro y comienzo a abrir mis ojos lentamente para encontrarme con el rostro de una anciana sonriente— Ya hemos llegado, el avión acaba de aterrizar.


—Oh perdón, señora— me sonrojo de la vergüenza. Parece que me quede dormida— Gracias.


— No pasa nada— asegura ella muy gentilmente.


Después de veinte largos y eternos minutos dentro del aeropuerto logró salir a la calle donde ya me espera un taxi que me llevará hasta mi nuevo colegio.


Universidad querida, que ya estás mayor.


Gracias conciencia por recodármelo.

X'

— Muy buena suerte en sus estudios señorita— se despide el chófer dejando mis maletas en el suelo frente a la gran residencia.


—Muchas gracias.


Me he pasado semanas enteras buscando fotos de este lugar, pero no es lo mismo verlo frente a ti, todo parece salido de mis películas favoritas y cuando digo eso, lo digo en serio. Los edificios que rodean la universidad son de más de seis plantas, los alrededores están lleno de chicas y chicos que se saludan alegremente mientras otro solo miran o pasan entre la gente.


La residencia de la chica tiene una gran fila delante y cada vez se meten más personas, así que mejor camino hasta allá y luego le echo un vistazo a todo lo que me rodea.


—Tú eres la última— le pregunto a una chica morena que acaba de meterse a la fila.


—Si soy yo— asiente con la cabeza desplazando su mirada por mi diminuto y flacuchento cuerpo— Mucho gusto, soy Emily Green.


— Mucho gusto mi nombro es Adele Thompson— estrechó su mano nerviosa, pero ella me regala una sonrisa que hace que me relaje.


—¿Qué estudias Adele?— pregunta aún sonriendo.


—Filología y ¿tú?


— Yo estudio Derecho.


— Cuándo pequeña me gustaba mucho esa carrera.


—¿Y por qué estudias Filología?— pregunta con curiosidad.


—Me gustan mucho los libro y no soy muy buena con las leyes— le digo y ella comenzó a reír, no entiendo que le causa tanta gracia.


Y de golpe para de reír al ver mi cara seria y con la nariz arrugada.


—No lo tomes a mal— se disculpa poniendo una mano en mi hombro— Pero somos totalmente diferentes.


—Eso parece— le di una sonrisa fingida y quite con educación su mano de mi hombro.


No seas tan pesada, por eso no tienes amigos.


Me da la gana y tú mejor cállate que no pedí tu opinión.


—Siguiente— grita la chica que sostiene las llaves y un reguero de papeles en sus manos. La encargada de la residencia me imagino.


—Bueno nos vemos en otro momento, adiós— se despide Emily subiendo las escaleras y tomando su llave en mano.


—Siguiente— grita nuevamente la chica de las llaves.


—Hola— saludo al llegar a su lado, pero esta me ignora por completo.


—¿Nombre?—pregunta sin levantar su mirada de la lista que tiene en sus manos.


—Adele Thompson.


—Adele Thompson, Adele Thompson, mm— pasa el dedo por la lista susurrando por lo bajo hasta detenerse en seco sobre mi nombre— Aquí está, habitación 43, mañana pasas por aquí para que firmes todos los papeles.


—Gracias— tomo la llave en mano y me dirijo escaleras arriba cargando mis dos pesadas maletas.


Los pasillos están cargados de estudiantes, es la residencia de las chicas, pero hay chico por todos lados, mamá dijo que era normal ver a chicos merodeando todo el tiempo por los pasillos en busca de nuevas conquista y me recalco más de una vez que no podía ser una de ellas.


Al entrar a la habitación en la cama de al lado ya ahí maletas abiertas y algunas cosas organizadas sobre la mesita de noche, así que supongo que me tocó con alguien de segundo año, espero que sea buena gente.


La habitación no es nada del otro mundo, no es pequeña, pero tampoco es grande, tiene una ventana que da al gran patio de la universidad donde está la cama de mi compañera que a su lado tiene una mesita de noche y un pequeño armario en frente. Del otro lado de la habitación esta justamente lo mismo menos la ventana que en su lugar está la puerta del baño. Las paredes están pintadas de un color amarillo pálido y tiene pegado algunos pósteres de modelos jóvenes.


—Buenos días — interrumpe mi observación una chica rubia, de grandes ojos azules—¿Tú debes ser Adele?


—Si esa soy yo— digo cortante.


—Bueno esa es tu cama, espero que estés cómoda y bienvenida— se acerca ella muy contenta y me envuelve en un abrazo cariñoso diría yo.


—Gracias— le devuelvo el abrazo por educación, pero me alejo rápidamente— ¿Cómo te llamas tú?


—A verdad, que tonta soy— se echa reír y me da una mano— Soy Adriana Miller, pero mis amigos me dicen Adri.


— Un placer Adriana— agito su mano.


—Adri, llámame así que ya eres mi amiga— me corrige y yo le regalo una sonrisa sincera. Es agradable la chica.


—Buenos te dejo para que te acomodes— abre la puerta y se marcha nuevamente dejándome en total tranquilidad.


Pesada como eres.


Eso ya lo sabía, pero gracias.


Aprovecho que estoy sola y pongo un poco de música para relajarme mientras deshago todas las maletas.


Después de tres horas de acomodar ropa en un pequeño, pero cómodo armario, tomo algo de dinero y me dirijo a la cafetería para comer algo que mis tripas mueren de hambre.


La cafetería está llena de estudiantes sentados por todos lados aunque ya son más de las dos de la tarde. Pero yo simplemente me acerco al mostrador y pido una hamburguesa y un jugo de manzana para luego ir a comer a un pequeño parque que vi en el camino.


Pero los accidentes suelen suceder ¿no es así?, y a ustedes no les molestaría que un chico alto, de ojos azules, pelo rubio y cuerpo de ¡madre mía que cosa es esto!, choque con ustedes, pero a mí sí me molesta y me molesta más aún cuando el muy idiota solo me mira para luego continuar corriendo con una banda de locos que lo persigue.


—Eh tú— le gritó, pero ni caso me hace— Eh idiota— gritó con todas mis fuerzas, mejor dicho, con toda la rabia que tengo dentro y él se voltea mirándome con el ceño fruncido para luego caminar hacía mi con sus amigos detrás.


—¿Me llamabas bombón?— pregunta con una sonrisa torcida pasando una mano por su cabello.


Que sexy, me va a dar algo.


A mí no y mejor cállate ahora que no es el mejor momento para tus comentarios.


—Si idiota, te llamaba a ti— espetó con mis cejas levantadas y señalando mi hamburguesa que está en suelo justo frente a sus caras zapatillas— Vez eso, ese era mi almuerzo, pero un idiota que corre con una manada de locos detrás me lo tiró y no fue capaz de pedir perdón.


—¿Me llamaste para eso?— pregunta ofendido.


—Y para que más podría llamarte— le miro fijamente y siento mi cara arder, la ira me está ganando— Quiero mí, hamburguesa de vuelta.


—La niña no tiene dinero y quiere que yo le pague su hamburguesa porque supuestamente yo te la tira— dice él con cierta ironía.


—Así mismo, solo elimina la parte que dice que no tengo dinero.


—¿Y si tienes dinero porque coño quieres que te pague la hamburguesa?— cuestiona con su mirada sujetando la mía.


—Porque no fuiste capaz ni de pedir perdón maleducado.


—Ya, todo este lío es por una m****a de hamburguesa que contiene mil calorías y te pondrá más gorda de lo que estás— se echa a reír con sus amigos y saca un billete de su bolsillo— Toma bombón para que te compres algo más saludable— extiende su mano pegando el billete en mi pecho y yo se lo arrebató.


—Gracias, pero si engordo no es algo que te interese— me doy media vuelta y salgo caminando nuevamente a pedir mi comida.


—Bombón— grita el idiota antes de verme desaparecer tras la puerta de la cafetería— Que te aproveche y por cierto me llamo Gabriel.


Yo paso de él y le saco el dedo corazón mientras entro a la cafetería para hacer el mismo pedido y marcharme hacia la habitación para comer más tranquila.


Pero hoy no es mi día de suerte, al entrar ya Adriana está muy cómoda en su cama con la chica que conocí en la fila hablando de una supuesta fiesta.


—Hola, Adele— me saluda— Esta es mi amiga Emily, va en primer año igual que tú.


—Si ya nos conocemos— habla Emily poniéndose de pies para darme un abrazo igual de cariñoso que el de Adri— Espero que seamos grandes amigas.


—Espero lo mismo— asegura Adri y yo solo sonrío mientras me siento en mi cama para comer en paz y tranquilidad de una vez por toda.


Y ellas continúan hablando.

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