El Jardín Sin Ocaso 5

Me vino a la memoria la última sonrisa de Miguel al despedirse de mí.

—¿Serías mi mensajera, Lucía? —había preguntado.

De pronto me di cuenta de que la conversación había sido más larga de lo que yo había registrado, y que sabía más de lo que creía. Enfrenté a Lucas muy seria.

—Quiero que me escuches con atención, porque no sé si lo puedo explicar con claridad —dije, hablando rápido para que no me interrumpiera—. Raziel no murió. Vos seguís siendo Raziel y…

—No, amor, cuando te saqué…

—Sí, sí, te quemaste casi íntegro. Pero Miguel te salvó. Separó tu esencia sutil de tu cuerpo físico para que pudieras seguir vivo como humano. Se llevó tu esencia con él, y allá arriba la puso al cuidado de Rafae

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