Capítulo 6: Predestinada.

"Eres parte de mi vida desde hoy en adelante, pero yo nunca dije que aceptaba serlo"

No tenía la mínima idea de que era esto exactamente, estaba en el jardín que está por el campus. Conforme observaba a mi alrededor me sorprendía más, todo estaba lleno de flores, eran muy bellas, la mayoría de mis compañeros estaban vestidos de negro y sentados uno al lado del otro. Me di la vuelta y recibí la vista de una gran fotografía mía, la recordaba perfectamente, ese día Mónica me empujó por las escaleras y me rompí un brazo, fue haces meses.

Mi madre y mi padre, podía verlos desde aquí, sus ojos estaban rojos y sus miradas perdidas.

«¿Por qué todos están así?» Esa era la pregunta que realmente me hacía, ya había muerto, ya no estaba más la chica becada, tampoco la mala hermana ni hija.

Una pregunta se formuló en mi cabeza cuando recordé a la chica de cabellos castaños. 

¿Cristin también sería un Ángel?

cuando viera de nuevo a Merteer le exigiría una respuesta.

Seguí observando todo hasta que mis ojos se toparon con los suyos, Eidrian Hall me miraba con una expresión de horror. Esperen un momento ¿él me está viendo?, no debe ser un error, nadie puede notar mi presencia mucho menos él ,de pronto sus palabras fueron como un gran golpe en mi rostro.

—No puede ser tú estás muerta.

Él me estaba hablando, Eidrian podía verme, ¿pero cómo rayos era posible?

—¿Puedes verme?

Esperaba que su respuesta fuese silencio, pero para mi sorpresa empezó a reír, si él estaba como un loco riendo a carcajadas mientras movía su cabeza dando señal de negación. Me crucé de brazos, aunque no sintiéramos muchas cosas estaba nerviosa.

—Bebí demasiado alcohol anoche, tú te mataste—. Bien ahora sabía que tomaba en exceso, y también que no mostraba ni una pizca de arrepentimiento.

—Pues no es cómo si me hubiese gustado morir, simplemente no lo aguante más y tampoco lo pensé demasiado.

¿Pero que hacía?, ¿por qué le contesté? Lo que no me entra en la cabeza es cómo es que puede verme.

Su expresión se volvió sería, miró hacia ambos lados y caminó hacía la salida, en el trayecto me tope con el brazo, sentí una corriente eléctrica recorrer mi cuerpo ¿También podía sentirme?

Ni siquiera me miró, simplemente siguió caminando, yo por obvias razones lo seguí, era desde ahora mi deber protegerlo.

Soy novata pero no por ello dejaría que un auto lo atropellase, aparte que según las reglas de Ángeles tenemos prohibido apartarnos de nuestro custodio, o de lo contrario nos debilitaremos hasta desaparecer.

Subió a un auto, pensé que no tenía más que su motocicleta, de un chasquido aparecí en el asiento trasero, quizá el que pudiese verme solo era temporal, y después lo olvidaría todo. Él hecho un ojo por el retrovisor.

—¿Ahora me vas a perseguir?, tu fantasma no me asusta Dela, no tengo la culpa de lo que pasó. Mi mente me esta jugando muy sucio este día.

En cada oración se detenía y respiraba pesadamente, si bien tampoco era de mi agrado esta situación, me dediqué a estar callada en todo el camino.

Llegamos a una gran casa, el auto entró a una cochera y Eidrian salió de el. Bajé y lo seguí hasta la entrada, todo era muy lindo y elegante.

Él es uno de los chicos con más dinero de éste lugar, nunca me importo saber mucho de ello, pero ahora lo sabría.

Dejó las llaves en una mesa y se sentó en la sala, no sabía que hacer así que solo me quedé parada observando.

—Esto debe ser una jodida broma, dime de todos los que te molestaron ¿la pagas conmigo?, lárgate, tu estás muerta ya deja de aparecer en mi vida—. Aquello me había dolido en cierta forma, resople y me di por vencida, esto sería más que difícil necesitaba hablar con Merteer y preguntarle como es que puede notarme.

—Mira, yo no soy ningún fantasma, si estoy aquí es porque me escogieron para ser tu ángel guardián ya que el tuyo renunció a tu cuidado y no puedo hacer lo mismo ya que soy nueva.

Hablé tan rápido y fluido que me sorprendió, jamás había estado así con él, siempre me llenaba el miedo y terminaba tartamudeando.

Su risa era todo lo que se escuchaba entre éstas paredes.

—Vete con tus bromas a otro lado, no dejaré que tu estúpida alma me vuelva loco, tú no estás aquí tú no existes.

Encontré culpa y sobre todo ira en sus palabras, aún no sabía cuáles eran mis poderes de ángel hasta ahora solo podía aparecer cerca de mi custodio con tan solo pensarlo. Pero le había hallado un segundo sentido a esas palabras.

Él se puso de pie y caminó hacía una habitación, lo seguí, era la suya, todo era de colores oscuros y ahí me pregunté.

«¿Y sus padres?»

Me quedé en el umbral de la puerta él se movía de un lado a otro y sacaba prendas diferentes, ahogué un grito y me di la vuelta cuando se quito los pantalones frente a mi.

—Para la próxima avisa.

No recibí respuesta, él se negaba a tomarme importancia y yo pues solo debía ignorarlo y cuidar que nada le pasara.

Estaba cambiado con ropa oscura y algo ruda para mi gusto, caminó a grandes zancadas hasta donde había dejado las llaves, lo pensó un momento y cogió otras.

Genial, ahora como me voy ha montar a la motocicleta, negué estúpidamente.

Para que mierdas quieres tus alas Dela.

Rodé los ojos y reí bajo por mi idiotez. Seguí a Eidrian hasta que desapareció de mi vista, abrí mis alas, se sentía genial volar y que nadie pudiese verte, me eleve en el cielo buscando al chico de cabellos negros por la autopista, hasta que di con él.

Bajé con cuidado y lo seguí de cerca, éste dio una mirada al espejo y la motocicleta se inclino un poco, me asuste y me di la vuelta para empujarlo a un lado de nuevo y hacer que tomara el control.

Le sonreí mientras esté solo me veía con una expresión totalmente desconocida para mi. Seguí volando hasta que se detuvo en un lugar de mala muerte.

«¿Qué hace aquí Hall?»

Aventó el casco cuando bajó, vaya no dio las gracias.

Caminó por unas calles y lo seguí, sabía que iba detrás de él porque lo sorprendía mirándome de reojo.

Llegó hasta donde parecía ser un viejo bar, había hombres fumando y también pude observar a otros ángeles sin embargo estos tenían algo de oscuridad en su mirada, me sentí intimidada al momento. Merteer dijo que las demás personas tiene su propio ángel, pero éste con el tiempo tiende a ser como ellos, por eso hay varios Ángeles caídos, porque el mal entra en ellos igual que sus custodios.

¿Y si eso me pasa con Eidrian?

Negué y descarte esa idea muy lejos.

Él estaba hablando con un hombre bastante grande, me acerqué más y parecía más bien una discusión, otros hombres se unieron a esta.

¿Ahora que hago?

Pensé en pedirle que nos fuéramos pero sería como aceptar que él de verdad creé en mi presencia como Ángel. Uno de los hombres lo golpeó haciendo que retrocediera, sentí un tanto de gusto por aquello, pero de que servía sentir odio hacia Eidrian, él tenia razón, mi suicidio no solo fue por él. Reaccioné cuando otro de los hombres se le abalanzaba. No se quedó atrás, tenía a tres hombres bajo su control

¿Como es que sabe pelear tan bien?

Mientras él esquivaba puños me percaté de que un hombre había sacado una navaja de su bolsillo. Él no se dio cuenta.

—Cuidado— Le grité y lo empujé haciendo que cayera y obviamente evitando que lo apuñalaran.

Ahí fue cuando me di cuenta de que el Ángel que estaba junto al hombre era una mujer de cabellos muy largos y negros, su mirada era de la misma forma.

Me observaba, sus ojos los sentí clavados en el alma, Eidrian tenía a su rival bajo golpe y golpe, ¿por qué el Ángel de ese hombre no ayuda a su custodio como yo al mío ?

Sentí una leve molestia en la cabeza, me aproxime al pelinegro que estaba bastante agitado, sin importar nada le tome la mano, éste la sintió y me miró con miedo. Negué e hice la seña para que no digiera nada, no era tonta, sabia que si se ponía a pelear conmigo en ese momento los que observaban la pelea lo tacharían de loco.

Necesitaba pensar y sobre todo respuestas.

¿Por que ser Ángel de Eidrian?

¿Por qué puede verme, escucharme y sobre todo sentirme?

Me tragué un sollozo y lo empujé ha la salida.

Al salir éste se puso frente a mí.

—Me importa un carajo que estés muerta, me vas ha decir que m****a esta pasando, por qué no estoy loco, sentí tu tacto cuando me empujaste.

De verdad estaba enojado, su labio estaba ligeramente partido, las venas se le marcaba y sus ojos destilaban más que ira.

Confusión.

—Yo tampoco lo entiendo, si, no sé por que pasa todo esto necesito respuestas.

Desplegué mis alas y me eleve.

—No te metas en problemas volveré con tus respuestas.

Volé hacia el cielo, no sabía muy bien como volver a la estadía de los Ángeles.

—Marteer si me escuchas necesito tu ayuda, debo volver, algo no esta bien.

En ese momento una especie de puerta hecha de un brillo blanco apareció frente a mí, no lo pensé dos veces y me adentré.

Aparecí en el jardín, busqué a mi guía con la mirada hasta que la encontré hablando con la chica de la vez pasada. Me acerqué hasta ellas.

—Julett déjame sola con Dela, y gracias por la información.

Iba hablar cuando me interrumpió.

—Lo se, lo he visto todo, como guía tengo el deber de estar observando tu primer día allá abajo, creme que estoy tan impactada como tu.

—Dime ¿qué significa?

Caminamos hasta la orilla de un pequeño lago, otros ángeles volaban sobre el, desde aquí visualice a Marcus cuidar el Edén.

—Él es el único que puede verte, tocarte, escucharte y sentirte en todo el mundo.

Abrí mis ojos hasta no más poder, necesitaba una razón, una explicación más coherente.

—Dela, son órdenes de los de arriba, por alguna razón así lo eligieron. Será por un tiempo, aun así deberás cumplir con tu tarea, pero no sin antes.....

Ella calló abruptamente.

—No sin antes ¿qué?

Fijó sus ojos en los míos, un escalofrío me invadió el cuerpo de pies a cabeza.

—Tienes que conocer su vida, cuando regreses ha la tierra deberás poner tu mano sobre su corazón, todos sus recuerdos y sentimientos se te serán revelados, es obligatorio hacerlo con cada custodio, lo malo aquí es que él te puede ver y sentir.

Todo esto era tan difícil de comprender, sobre todo acostumbrarme.

—Está bien, trataré de que no me afecte tanto, aunque Eidrian es intimidante.

—Merteer¿ te puedo preguntar algo?— Ella asintió con la cabeza mientras su vista estaba fija en el largo.

—Mi hermanastra Cristin. ¿Está aquí?

Velozmente me encaro, se notaba algo exaltada con la pregunta.

—Hay algo que tienes que saber, ella no es Ángel Dela, fue expulsada de aquí hace tiempo, debe ser un Ángel caído en estos momentos.

Decir que estaba sorprendida era poco, si bien ella nunca fue amable

¿Pero llegar a ser un ángel caído?

—Eso quiere decir que ella es..

-Una desertora, un demonio, y es bastante peligrosa, no intentes buscarla Dela, a ella no le importa nada. Su alma es oscura.

Las cosas estaban por cambiar notoriamente, tendrían que superar la presencia de Eidrian y tomar un rumbo diferente de vida.

Los ojos de aquella mujer en el bar no desaparecían de mi mente, quemaban con tan solo recordarlos.

Un dolor en mi corazón me avisó que mi custodio estaba en peligro, sin despedirme de Mert aparecí cerca de él, por alguna razón en cuanto pise el suelo mis fuerzas se fueron, caí de rodilla y pude observa mi alrededor.

M****a te dije que no te metieras en problemas

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