Capítulo 4

Brandon no sabía que hacer al principio, quiso desaparecer por el bien de su mejor amigo y de la chica de la que estaba enamorado, pero cada día que pasaba lejos sin escuchar la voz de Alexandra, sin ver sus ojos azules, todo eso lo estaba matando, la quería para él, pero no quería perder la poca amistad que aún le quedaba de Nathe, ¿por qué tuvieron que enamorarse de la misma chica? ¿Por qué se fijó en ella?, ¿por qué no puede enamorarse de alguien más? Siempre se preguntaba eso, no pensaba en otra cosa que no fuera en Alexandra.

Desde que tomó la decisión de alejarse de todos, y mudarse por un tiempo a París, se dedicó a conocer a nuevas chicas, su manager lo regañaba constantemente por su actitud, pero no le importaba, necesitaba un tiempo de introspección, y ahora ahí estaba, sentado en la cama de un hotel, observando la espalda desnuda de una chica que conoció una noche en el antro en el que estaba, era guapa, de buen cuerpo, y como no lo sería si se trataba de una modelo que trabajaba en una importante revista, ahora mismo no recordaba el nombre, de hecho no le importaba el nombre de la chica, la había bautizado con otro, ya que en la noche no se cansó de llamarla "Alex".

En efecto, cuando le estaba haciendo el amor a la modelo, imaginaba y pensaba en que ella era Alexandra, y lo disfrutó, hizo cosas que estaría dispuesto a hacerle a ella si aceptara ser de él y no de su mejor amigo, pero al abrir los ojos y darse cuenta que todo era producto de su imaginación, cayó en cuenta de que Alex nunca sería de él.

La chica se mueve y cambia de posición, colocando una mano en el lugar vacío de Brandon, y al notar que no estaba, poco a poco abre los ojos, era morena, alta, de busto pequeño, y piernas largas, ojos verdes, solo le veía un enorme defecto, la nariz, era alargada como de bruja, y tenía los ojos un poco separados, pero por lo demás no se quejaba, después de todo solo se trataba de unas cuantas noches, una simple aventura.

—Pensé que te habías ido —le dice ella incorporándose mientras se tapaba con las sabanas la parte de su pecho—. Ven a la cama otro rato.

La modelo tenía una voz dulce, pero no se comparaba con la voz de Alex.

—Tengo que irme —contesta Brandon con voz gélida, poniéndose de pie y dirigiéndose a la ducha.

— ¿Hoy estarás muy ocupado? —pregunta la modelo con un tono de reproche.

Brandon no contestó, se limitó a meterse a la ducha y refrescar su mente, quería volver, pero no estaba seguro de cómo lo tratarían a su regreso, cuando estaba a punto de salir de la ducha, cerró las llaves de la regadera, sintiendo como unas manos femeninas se deslizaban por su pecho.

—Pensaba que me invitarías a ducharme contigo —le dice la modelo regalándole pequeños besos por la espalda.

—Tal vez en otra ocasión que venga, tengo que preparar las cosas para un viaje que tengo planeado hacer —Brandon le quita las manos sobre su cuerpo, se gira y sale de la ducha al tiempo que se coloca una toalla por la cintura, escuchando como enseguida se prende la regadera y sale para comenzar a vestirse, con pocos ánimos.

¿De verdad iba a regresar?, sí, ya lo había decidido, si lo pensaba por más tiempo se arrepentiría, quería a su amigo de vuelta, quería a Alexandra como novia. Se viste y enseguida toma sus cosas, pero justo cuando estaba tomando su celular viejo para encenderlo y así llamarle a la chica de sus sueños, una voz lo sacó de su nube de dudas.

—Alex.

Brandon da un pequeño brinco al escuchar aquel nombre de la boca de otra persona, levanta la vista y se da cuenta de que es la modelo.

— ¿Qué? —Brandon frunce el ceño.

—Ni siquiera recuerdas mi nombre, ¿cierto? —La modelo se acerca hasta él con una enorme sonrisa de oreja a oreja—. Me llamo Bryana, no Alex, así me nombraste anoche todo el tiempo.

Brandon se quedó callado, lo que menos necesitaba en esos momentos eran dramas con una modelo.

—No me mal entiendas —Bryana comienza a carcajearse haciendo que Brandon se pusiera un poco más tenso de lo que ya estaba—. Me da igual a quien te imaginaras mientras teníamos sexo, pero debo admitir que siento un poco de curiosidad por saber quién es esa tal Alex.

Brandon siguió guardando silencio, desde que había escapado de todo, su actitud frente a los demás se había vuelto un poco arisca y hostil, solo era accesible cuando estaba con alguna chica y tenía como fin acostarse con ellas.

— ¿Es una novia que dejaste perdida por el mundo? —Bryana no estaba dispuesta a darse por vencida, le divertía inmiscuirse en asuntos amorosos, no con mala intención claro, pero era como ver una novela en primera fila.

—No es tu asunto.

—Vamos no tienes por qué ser así conmigo, solo intento ayudar —se encoge de hombros mientras se pone con cuidado el vestido de noche que llevaba—. Si necesitas ayuda de cualquier tipo, sabes dónde buscarme, tienes mi número, te lo apunté anoche por si se te olvida.

Brandon se que inmóvil y decide quedarse un poco más de tiempo en el hotel, ya que Bryana se marchaba, se recostó en la cama cerrando los ojos y respirando hondo al tiempo que escuchaba los pasos de la modelo alejarse poco a poco.

—Brandon —le dice Bryana deteniéndose en la puerta.

— ¿Qué? —pregunta Brandon sin inmutarse.

—No entiendo nada ni sé quién es Alex, pero eres un buen chico, solo te diré que si la amas de verdad, no dejes que alguien más obtenga su amor, en esta vida se lucha por lo que uno quiere, no importa si eres egoísta, la mayoría de las veces las personas son infelices porque el miedo no les permitió luchar por eso valioso, o por ser una buena persona, y están equivocados, si esa chica te importa, ve por ella, los tontos y débiles pierden oportunidades, los valientes tienen el egoísmo y el coraje suficiente.

Y diciendo esto se marcha dejando a Brandon con enorme peso flotando y desvaneciéndose, tomó su celular y sin dudar ni un solo segundo, le manda un mensaje de texto a Alex.

Mensaje de texto:

Regresaré pronto, no le digas nada a Nathe, quiero que sea sorpresa.

Te quiero, Alex.

Una enorme sonrisa se dibujó en sus labios, esta vez venía con todo, y necesitaría la ayuda de alguien en especial, de Bryana, se vistió lo más rápido que pudo, tenía que alcanzarla, abrió la puerta y se encontró con unos ojos verdes.

— ¿Qué haces aquí? —Brandon abre los ojos como platos.

—Esperándote, para ser sincera pensé que quizá tardarías más tiempo en reaccionar, pero por lo visto eres listo.

—No entiendo bien, pero necesitaré tu ayuda.

—Lo que sea con tal de escapar de mi aburrimiento, en una semana salgo de vacaciones, solo es cuestión de me digas toda la verdad —Bryana se encoge de hombros.

—Gracias.

—No hay de que —contesta Bryana con un brillo en los ojos—. Y bien, ¿en qué puedo ayudarte?

—Sé mi novia —Brandon sonríe de oreja a oreja como tenía meses sin hacerlo.

Una ola amorosa estaba en camino, y él iba armado para la gran batalla sentimental de su vida, algo era seguro, no haría trampas y hondearía la bandera blanca, Nathe tendría que aceptar las cosas tal cual.

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