Capítulo 2

Alex había pasado estos últimos meses reflexionando sobre todo lo ocurrido, amaba a Nathe, nunca sintió algo así por alguien, todo lo que pasó, todo lo que le hicieron, y todo de lo que se enteró fueron una bomba directo a su corazón, aquella noche cuando se fue tomó la firme decisión de pensar las cosas, necesitaba encontrar a su verdadera familia, aquella noche le contó todo a Caroline y ambas hermanas estaban dispuestas a todo, pero sobre todo la menor, ella quería ver feliz a Alex, por eso mismo, después de un tiempo, buscó a escondidas a Nathe, cuando Alexandra salía a buscar trabajo, ella aprovechaba esa ocasión para llamarle a Nathe, incluso algunas veces se quedaban de ver, él le preguntaba muchas cosas y Caroline las respondía con toda seguridad, aunque nunca le decía dónde estaban, sabía que su hermana mayor necesitaba tiempo.

Pero al cabo de unos meses, se dio cuenta de que las pesadillas de Alex iban en aumento, y por supuesto ella veía la tristeza en sus ojos, así que aquel día habló con Nathe, quien había acepado todas sus condiciones de no buscarla hasta que estuviera lista, y según Caroline, era el momento perfecto.

Hace meses, cuando Nathe se despertó y no vio a Alex a su lado, se volvió loco, y ahora estaba ahí, frente a ella, ver sus ojos azules, sus labios carnosos, y esas pecas que lo derretían, sin pensarlo se lanzó a sus brazos y la envolvió en un inmenso calor, Alexandra estaba anonadada, pensaba que era un sueño, desde que se alejó de él soñaba con ese momento, Nathe la rodeó con los brazos y ella se quedó paralizada en el tiempo.

—Alex, no vuelvas a desaparecer de mi vida, por favor —le susurra Nathe con ternura.

—Nathe... —Alex se aleja de él rápidamente, estaba confundida—. ¿De verdad eres tú?

—Claro que soy yo —Nathe insiste y se acerca a ella para darle un beso en los labios, esos que había anhelado cada segundo y que por fin ahora los probaba, capturando ese breve momento en las memorias de su alma—. Te he extrañado tanto, y estoy enojado contigo, te pudo haber pasado algo malo, o...

— ¿Cómo me encontraste? —Alex vuelve a retroceder poniendo distancia entre ellos.

—Es mi culpa Alex, no de Nathe.

Alexandra se sorprendió al escuchar la voz de su hermana, volteó y sus ojos repasaron de manera fría a su patito, Caroline se acercó a ella y pasando de largo le aventó una sonrisa cómplice a Nathe, pero antes de salir se dirigió a su hermana.

—Espero que me puedas perdonar, no soportaba verte así todas las noches, de verdad espero que no dejen que algo tan absurdo arruine su relación —Caroline observa la hora en su reloj de mano—. Alex, saldré, pasaré por la biblioteca principal, los guardias de Nathe me llevarán, y de paso pasaremos a comer un helado, no te preocupes, estaré bien, tienen el departamento solo.

—No creo que... —dice Alex pero ya es demasiado tarde, Caroline se había marchado cerrando la puerta.

—Alex, tenemos que hablar, yo no puedo seguir así y tú tampoco.

Ella hizo caso omiso, por el contrario, solo se dio la media vuelta y caminando lentamente se dirigió al pequeño sillón que estaba en la estancia principal, mil cosas rondaban por su mente, jamás pensó que su hermana haría algo como esto, pero se sentía inmensamente feliz de volver a ver a Nathe, de sentir sus labios. Nathe sintió miedo de hacerla recapacitar, él la amaba y no iba a perderla por un mal entendido.

—Alex, quiero que me perdones si te he hecho algo malo, yo...

— ¿Has localizado a Brandon? —ella evade con una pregunta.

Nathe frunce el ceño y en su interior siente una chispa de celos que poco a poco consume todo su cuerpo, aunque trata de tranquilizarse, ya que lo que menos buscaba era hacerla enfadar y que termine por correrlo y no volverla a ver.

— ¿Eso es realmente lo que te preocupa? —Nathe toma asiento a su lado—. Después de no vernos por unos meses es todo lo que me dices, eh... quiero decir que está bien pero...

—Lo pregunto porque es tu amigo —Alexandra guarda silencio unos segundos—. Tú mejor amigo.

—Lo sé, pero no lo he podido localizar, al principio no me contestó las llamadas ni los mensajes de texto y parece ser que ha cambiado de número, por esa razón no lo he podido encontrar, se supone que su celular tenía un chip de rastreo como el mío.

— ¿Mi celular...? —pregunta Alexandra.

—No, el tuyo no tiene un chip de rastreo, al principio pensé en ponerlo pero confío en ti, y no pensé que podía llegar a usarlo algún día, aunque pensándolo bien, me arrepiento de no hacerlo —Nathe suspira—. De esa forma te hubiera encontrado más fácil.

—Entiendo —contesta Alex con voz gélida y distante.

—Alex, esto me está matando, sé que cometí un error con Brandon, pero no pude evitar sentir celos y miedo cuando lo vi besándote, no quiero perderte a ti también, dame una nueva oportunidad...

—He pasado unos días horribles, he buscado trabajo pero tal parece que no puedo encontrar, te he extrañado tanto, y entiendo lo que sentiste, pero es tu amigo, debes encontrarlo y arreglar las cosas, yo también hablaré con él.

—Haré lo necesario, he movido cielo, mar y tierra para encontrarlo, en unos días el detective que he contratado me dará informes en tres días sobre su paradero.

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