Capítulo 28

—Las cosas se van a poner feas —las palabras de Samuel resonaban en su cabeza y hacían que el hueco en su estómago se hiciera más grande, y los acontecimientos que vinieron después de esa noche no hicieron más que incrementar su malestar. Cuando el enfermero lo había llevado a casa, desapareció en un segundo dedicándole un silencioso a dios, y Axel prácticamente lo había arrastrado adentro de la casa. El pueblo esa noche estaba bajo el más silencioso letargo, como si cada habitante hubiera muerto y solo quedaran los fantasmas silenciosos deambulando por ahí. Incluso Axel, haciendo caso omiso a su acostumbrada algarabía, había bajado el volumen del televisor mientras veía Yo me llamo al mínimo posible, y Gabriel, casi instintivamente trataba de hacer todo el silencio posible, como si algún hombre en fusilado fuera a entrar en cualquier momento y matarlo p

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