Capítulo 3: Explosión de amor

Mientras prestaba atención a la clase de química, Michael y su banda se lanzaban bolas de papel.

Parecían niños de primaria.

Cada vez que el profesor escribía algo en la pizarra, los chicos hacían de las suyas. En un momento de desesperación me giré a verlos encontrándome con un chico de cabello rubio, lo reconocí de inmediato era Jake Richards uno de los Dream Boys, quien tenía su mano al aire a punto de lanzar una bola de papel. Sus labios estaban fruncidos y su expresión era una de total concentración.

—¿Podrían hacer silencio? Quiero escuchar lo que él profesor dice pero sus risas me distraen.

—Bella durmiente, no es nuestra culpa que nuestras risas sean tan encantadoras como para desconcentrarte.— Le lancé una mirada furiosa a Michael

—¡Oh! Tú eres bella durmiente— me señaló aun sosteniendo la bola de papel en la mano —Yo soy Jake y él es André. Michael nos ha hablado mucho de ti.— Ambos me tendieron la mano. Dirigí mi mirada a Michael quién sonreía inocentemente.

—¿En serio te llamas bella durmiente?—preguntó Jake. Ahora me daba cuenta que Michael no era el más idiota.

André le dio un golpe en el brazo.

—No seas tarado. Ese es un apodo.— Negó el castaño.

—Gracias André y no, mi nombre no es bella durmiente. Es Charlotte.—Acepté su saludo.       —¿Ahora pueden callarse?

—No te preocupes, eso haremos.— Sonrió angelicalmente André. Creo que era el que mejor me agradaba.

Decidí agradecerle por ser tan caballeroso y regresé mi atención al pizarrón.

—Muy bien chicos es hora del experimento. Saquen todos los materiales y lean las instrucciones en sus folletos. Tengan cuidado de no mancharse.— Nos advirtió el profesor.

Michael y yo sacamos la leche, la sal y el hielo seco. Debíamos escribir un informe sobre como estos ingredientes lograban solidificarse convirtiéndose en helado.

—¿Te sientes mejor?— me preguntó el pelinegro mientras sacaba la leche.

—Si, me duele un poco la mejilla. Pero los últimos días me he puesto hielo. Por eso mi rostro no está hinchado.

—Lo lamento— giré un poco mi cabeza para verlo.

—¿Qué lamentas?

—Lamento no haber detenido la pelota. Ese chico me sorprendió bastante al lanzar el balón. Unos segundos más y hubiera evitado que la pateara y te lastimara.— Sonreí medio conmovida y medio sorprendida. La actitud de Michael era un tanto extraña pero agradecía sus intenciones y al ver su expresión de alguna forma sabía que hablaba en serio es por eso que apreté su brazo en un intento por tranquilizarlo.

—No fue tu culpa. Descuida. Si yo hubiera estado alerta a la pelota y no a tí. Nada hubiera pasado.— Entonces me di cuenta de lo que había dicho. Me sonroje de tal manera y casi salgo huyendo cuando el preguntó: —¿Acaso me estabas mirando sólo a mi bella durmiente?— levantó una ceja poniendome nerviosa.

—N-no, cla-claro que no. So..solo veía tus maniobras y...

—Tranquila Charly, sé que soy irresistible. Lo comprendo. Además la química entre nosotros es inevitable. No me molesta que me mires.— Fruncí el entrecejo.

—¡Qué no tenemos...!.

—¡EXPLOSIÓN DE HELADO!— gritó Jake interrumpiéndome mientras lanzaba la leche en dirección a Michael y a mí.

Aquel líquido ya un poco espeso debido al hielo y la sal, salió disparado por la fuerza y movimientos del rubio hacia nuestra dirección.

Michael y los demás comenzaron a reír, menos yo.

Así que de pronto se callaron y me observaron.

Estaba repleta de leche de chocolate, mi cabello y blusa favorita completamente manchados.

Los miré, giré un poco mi cabeza para observar a Becca quien tenía una mueca.

Entonces pasó. Una leve risa comenzó a salir de mi para luego convertirse en una carcajada. Los chicos continuaron riendo. De nada me servía enfadarme, así que reí.

Reí como no lo había hecho hace bastante tiempo.

Aquella situación era tan graciosa y vergonzosa a la vez. El helado cubriéndonos y las personas riendo al mismo tipo que nosotros.

—¡Eres un idiota Jake!— gritó Elliott al lado de Becca. Ambos se miraban y reían junto a nosotros.

—¡Jake Richardson está usted castigado!— exclamó el profesor mientras Jake se escogía de hombros restándole importancia al castigo.— Señorita Willson, señor Beck, vayan a limpiarse por favor.

Ambos hicimos caso aguantándonos la risa.

Al salir al pasillo comenzamos a reir como locos. Michael tenía el cabello empapado por la leche.

—¡Mira tu cabello!— le dije señalando. El sonrió.

Acercó su mano a mi mejilla quitándome un poco de ese liquido que se escurría en mi rostro y luego lo lamió.

—¿Está rico?— pregunté bromeando.

—Delicioso.— Sonrió y seguimos caminando mientras reíamos

Entré al baño de damas para limpiar mi cabello y ropa. Ambos eran un desastre.

Intenté quitar las manchas de mi ropa pero fue inútil.

Unos minutos después, ya un poco limpia me observé en el espejo y noté el desastre en mi blusa y mis mejillas ruborizadas de tanto reír.

—¿Qué sucede contigo Charlotte Wilson?

Salí del baño y para cuando lo hice los alumnos ya estaban en los pasillos. Al parecer ya era la hora del almuerzo.

—¡Charly!— exclamó Jake rodeándome con su brazo. Yo lo miré con el ceño fruncido sin saber que rayos estaba ocurriendo. Al ver al frente noté que Becca se encontraba en medio de Elliott y André.

—¿Qué está pasando?— le pregunté a mi amiga.

—Pues al parecer hoy comeremos con ellos.— Yo abrí los ojos sorprendida.

Comer con los Dream Boys era el sueño de cualquier chica en esta secundaria e incluso de todas las secundarias de la ciudad.

—Bien, vámonos. Yo dirijo— Jake se dio un golpe en el pecho mientras inflaba las mejillas creyéndose un alfa.

Era un payaso de circo en definitiva.

Becca me miró preguntándome si los seguíamos y yo me encogí de hombros restándole importancia.

Nada malo podía pasar.

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