4

Se produjo un gran desastre natural, los científicos rusos quienes habían llevado a cabo tres años antes la misión Galacthus, comprobaron que con solo una mínima proporción de la roca era suficiente. 

Nuevamente y como si de una maldición se tratase, tal como tres años atrás, llovió durante quince días seguidos en todo Rusia y países circundantes, aumentó el calor en un treinta por ciento y con ello llegaron las inevitables sequías de la mayor parte de las áreas de conservación. 

Una semana después, hicieron otro descubrimiento Las noticias del 25 de febrero del 2038, en varios periódicos del mundo era que, la roca de una dimensión de no más de diez milímetros cúbicos poseía una cantidad del noventa y ocho por ciento de luz, un uno punto cuatro de otras materias aún desconocidas y el restante de antimateria. 

El periódico El informante afirmaba que, en las primeras horas de la prueba de calentamiento, una falla inexplicable en el reactor principal, producida por un gas no identificado y muy flamable contenido dentro del pequeño fragmento sólido, causó una diminuta explosión que comenzó a incendiar todo dentro de aquel observatorio, obligando a los científicos, por seguridad, a evacuar todo el recinto. Unas horas más tarde ya contenido el incendio, confirmaron que, la pequeña muestra era altamente peligrosa y mortal, pues el calentador de moléculas se había derretido, dejando en su lugar una extraña coloración purpúrea. 

Un día después los climatólogos no podían comprender el cambio brusco en la velocidad del viento y la humedad en el aire, dos días después una catastrófica tormenta azotaba a toda la ciudad de Moscú, y a algunos pueblos colindantes, la espesa negrura de las nubes impedía incluso el acceso a la luz del sol, por lo que no se sabía si era de noche o de día, los gadgets y demás aparatos electrónicos dejaron de funcionar por cerca de un mes, el aislamiento y la falta de información eran alarmantes, el evento fue nombrado «el mes de la desaparición rusa».

Para cuando las partículas de antimateria se disiparon, habían dejado tras de sí una cantidad de desaparecidos tras las incontables inundaciones, así como la subida del mar que llevó a la desaparición y el hundimiento de todas las islas Kírov, las islas de Scott Hansen y las islas Izvesti Tsik en el mar de Kara al norte de Rusia. En la actualidad solo hay restos de lo que una vez fueron estas islas. Aquí en México, se rindió homenaje y se dio durante una semana tres minutos de silencio diario por los miles que habían perecido. Se expusieron fotografías tomadas desde el espacio, donde se mostraba la enorme masa de nubes que cubría la Isla Svalbard, gran parte del sur de Suecia, casi todo Finlandia. Estonia, Lituania y letonia se encontraban cubiertos en su totalidad, así como también ciertos territorios de Bielorrusia. 

Recuerdo el escalofrió que sentí cuando leí aquella información. Estuve a punto de hacerle mención a mi padre sobre aquella noticia y el cómo su escritorio me lo recordaba. Preferí mantenerlo en secreto. Una vez que mi padre hubo terminado de hablar conmigo, se despidió de nosotros y acto seguido salimos mi madre y yo de la oficina, no volví a pisar el lugar; hasta después de varios años, ya cuando era más grande. 

Desde aquel día, pude ver desde mi ventana a Navhu y como diariamente, bajo el gran Arce frente a mi recamara, se encontraba sentado sobre una de las gruesas ramas que se asomaban del suelo, leyendo un libro. En un principio su apariencia física me conmocionaba a tal grado que podía imaginarlo observándome escondido entre las ramas, afortunadamente solo era mi imaginación. 

Con el transcurrir de los días lo fui conociendo de a poco, no conversábamos, tampoco le dirigía en lo absoluto la palabra, trataba de seguir los consejos de albana «no creas en todo lo que te diga». 

Después de la primera semana de convivencia, uno de aquellos días durante el trayecto a casa, me contó una historia que para mí fue de lo más apasionante, por extraño que parezca. 

- No todo lo que conocemos ni desconocemos tiene explicación lógica, hay eventos que suceden porque tienen que suceder, no proviene de ninguna entidad divina, todo es parte de la Naturaleza, por ejemplo, una de las cosas más erróneas que podemos concebir como verdad es el tiempo, y eso también depende de cómo se perciba. Así como este ejemplo hay muchos más, ahora suponiendo que la velocidad luz es cercana a los trescientos mil kilómetros por segundo, según las matemáticas del hombre, debemos entender que esta medición humana suele ser muy inexacta, pues la luz al viajar de un punto (a) a un punto (b), no llega completa, se debe a que la luz tiene distintas dimensiones, en unas viaja a un cincuenta por ciento más rápido y otras en las que la velocidad es tanta que desprende hilos de energía disipada en variables direcciones, por lo que solo unos cuantos destellos de luz llegan al punto que se quiere. Esas emanaciones pérdidas de energía que llegan a otros lugares del infinito se llaman Picontas, y son capaces de crear túneles interestelares que cruzan de un universo o dimensión a otros espacios en cuestión de microsegundos terrestres. Entre los diversos universos existe: distancia, existencia variable, inexistencia contenida, zonas de dispersión, y cada uno funciona con sus diversas leyes, por así decirlo, que los rigen, pero también existe una gran capa invisible a la que se le conoce como Tradasta, que para el humano es la nada del espacio. Sin embargo, y esto es real, existen muchos viajantes espaciales que, dejan huecos o estelas en la Tradasta. Para evitar la fuga de materia, gases u otra infinidad de organismos y entidades que pueden colarse entre universos, la Tradasta tiene el poder de regenerarse rápidamente, pues el mismo universo repara esas rupturas intracosmicas-. Quedé asombrado con su explicación, pero cuando me demostró que lo que me decía era totalmente cierto permanecí perplejo. Aunque debo recalcar que no fue la única cosa «inexplicable» que me confirmó.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo