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No había cuadros que adornaran las paredes, ni repisas donde colocar cosas, ni estantes donde guardar papeles o documentación, en aquella recamara subterránea solo había, del lado derecho, un sillón para tres personas forrado en piel de color aguamarina, y un escritorio. 

Sentado en el sillón, se encontraba un hombre. A partir de este punto puedo decir que, realmente todo allí era anormal y sumamente nuevo y tan aterrador al mismo tiempo. 

Aquel hombre tenía un aspecto escalofriante, su piel era demasiado pálida, el cual dibujaba en su rostro una sonrisa, tan tétrica que parecía burlona; pero sin mostrar los dientes. Sus ojos eran sumamente penetrantes, tanto, que daban la sensación de inspeccionar en el interior de cada uno, para descubrir los más mundanos pensamientos de quién se encontrará en su mirada. 

Sus pupilas eran de color dorado, su nariz proporcionalmente fina y puntiaguda, que cualquier mujer desea tener, sus cejas muy delineadas, lo convertían en un ser con un alto grado de atracción facial. Era bastante alto, su estatura estaba por encima de los dos metros con cuarenta centímetros. Su cabellera negra como el azabache la cual mantenía agarrada por la raíz con una cintilla del color de su vestimenta, era bastante larga que rosaba la parte trasera de sus rodillas. Vestía un traje de color hueso con camisa negra. Sin corbata ni adornos. Su camisa estaba desabotonada de la parte del cuello y del pecho, así presumía elegancia, pero al mismo tiempo podía reflejar que era alguien extrovertido. Se incorporó al vernos entrar. 

- ¡Buen gusto para mí mirarlos! Madame. Señorito -Nos dijo, realizó una reverencia hacia mi madre bajando la cabeza, y al levantarla me miró, sonriéndome de manera muy extraña, me asusté demasiado e hice acopio de todas mis fuerzas para no demostrarlo, pero me fue imposible, en cuanto mi padre lo notó disipó la tensión. 

- ¡No temas Eli! Él es Navhu. Es mi escolta personal y mi mano derecha además es el mejor en los asuntos de seguridad, por otra parte- Miró a su escolta y continuó -Ahora lo protegerás a él con tu vida si es necesario- Mi padre volvió hacia nosotros diciendo -Como sabes él era el encargado de proteger a Albana y lo hizo muy bien, por lo que ahora te cuidara a ti Eli- Mi madre que me había tomado de la mano, me dio un pequeño apretón, yo solo asentí. Mi padre se quedó en silencio, sentado tras su hermoso escritorio. 

El escritorio estaba fabricado con un material inexistente en nuestro mundo llamado Acsontetrita, una roca compuesta principalmente de luz y antimateria. Esta se descubrió en junio del año 2035, después de que la nave espacial Galacthus, una nave rastreadora, capaz de tolerar temperaturas por encima de los catorce grados Tiehelkalth, (lo equivalente a veinte millones de grados Celsius) poseía unos componentes, que enviaban la energía calorífica que esta recibía a través de unos condensadores, los UHMGT0112, los cuales absorbían en grandes cantidades los más altos rangos de radioactividad, mismos que se utilizaron para descontaminar la ciudad de Chernóbil, cosa que ha sido imposible, sin embargo, de ese lugar actualmente se siguen extrayendo la mayoría de los residuos radioactivos para misiones espaciales.

Después esta energía pasaba por unos separadores de partículas integrados en la nave y que se manejaban desde la Tierra, las partículas eran retenidas por unos almenares que las distribuían en varios condensadores para después convertirla en luz, así la velocidad aumentaba en un cincuenta por ciento más de su velocidad de desplazamiento estándar, los residuos que quedaban de la radioactividad formaban un escudo que expelía las temperaturas exteriores que oscilaban por encima de los veinte a cincuenta grados Tiehelkalth que, dañaban a los objetos de variadas dimensiones, pero que al poseer ahora un escudo de energía controlada era posible mantener un campo energético que protegía a la nave incluso de algunos contactos bruscos con meteoritos de baja densidad, evitando con ello daños lamentables. 

Así esta nave, la primera en su especie, llevaba en su interior una docena de bombas de hidrógeno que, se harían explotar dentro de uno de los agujeros negros que se encontraba relativamente cerca de nuestro sistema solar, se posó en perpendicular sobre el horizonte de sucesos y soltaron las bombas, después de esto la nave regresó al punto de seguridad. 

El campo de atracción del agujero negro, se comprobó, iba aumentando progresivamente dependiendo del tamaño del objeto y este a su vez mientras más cerca al centro se encontrase, más fuerza de atracción ejerce, pues los cuerpos externos aumentan en peso a medida que se van acercando al punto de abducción. 

Un par de horas luz más tarde una luminiscencia cegadora atravesó la pantalla de los aparatos audiovisuales de la nave espacial, la explosión había sido tan devastadora que la luz se solidificó y tras esto un enorme portal entre dimensiones se había abierto ante los ojos sorprendidos de los astronautas. Residuos, luces multicolores y desconocidas emanaban de aquel portal entre otro tipo de objetos difíciles de definir como algo conocido por el humano, las rocas que se formaban impactaban la nave. 

El evento duro cerca de un mes terrestre, pues salían y salían piedras de luz del interior del ojo oscuro. Una vez terminada lo que llamaron la «lluvia de luz», comprobaron que aquel agujero negro no había desaparecido, en cambio, habían expandido sus dimensiones volviéndolo más peligroso. De la nave se enviaron fragmentos que habían logrado obtener de la explosión a la tierra, hicieron una serie de pruebas hasta que llegaron a su primer descubrimiento, estas rocas con un poco de calor «hablamos de quince mil grados Kelvin» se volvían flexibles, sin perder masa, ni peso, no se evaporaban, ni se volvían líquidas, poseían una cualidad moldeable como la plastilina.

Un año después quisieron llegar más lejos y comenzaron la construcción de un calentador de moléculas que sobrepasara los setenta grados Tiehelkalth. 

La pieza de antimateria y luz petrificadas, estuvieron en observación durante dos años más, así cuando el calentador de moléculas estuvo terminado retomaron sus investigaciones sin contemplar los daños colaterales. 

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