“Capítulo 3”Ataque a Céline

Céline al llegar a casa después de haber conocido más de la ciudad sube a su habitación para cambiarse por ropa más ligera, a parte va en busca de una manta que se llevará al bosque y así estar más cómoda a la hora de leer. Coge un bolso y en ella ingresa un par de libros y la manta, sale de la habitación y va a la cocina por frutas. Desde abajo le grita a su madre que ya se marcha y que regresa antes de la cena.

Ella se adentra en el bosque emocionada, durante el camino fotografía, el lugar le ha parecido bastante acogedor, incluso llegó a pensar en la idea de escribir un libro, un libro que nadie sabrá de su existencia más que ella. Siempre ha tenido fascinación por las historia sobrenaturales, vampiros, lobos, brujas y hadas, sin saber que no es una simple historia plasmada en una hoja de papel, es una realidad que está ajena a ella y a muchos de los humanos, son pocos los que conocen las verdad sobre ellos, y quienes los saben no pueden hablar.

Al estar en el lugar adecuado saca de su bolso la manta y la tiende, toma asiento de una forma que se sienta cómoda y va en busca de un libro que consiguió en la libera a donde la llevó su madre esta mañana. Abre su libro y empieza a leer, se centra tanto que no presta atención que alguien a unos cuantos metros la está detallando en silencio, aquella persona desea acercarse pero el hecho de sentir su aroma tan exquisito no se lo permite, para Loan es la primera vez que un aroma lo cautiva, y eso le crea un gran problema.

Escucha como ella sonríe con escándalo, piensa para sí mismo que su risa alborotadora es algo agradable, no suele escucharlas muy constante, y menos de esas que son naturales y espontáneas, Loan toma una posición más relajado y se toma su tiempo en observarla, hasta se le ha olvidado la razón de porque está ahí en ese lugar.

 —¡Horrible! — escucha como se expresa, Céline se ha metido en la historia y parece vivir la escena.

No todo el mundo suele llamar la atención de Loan, a menos que sea un ser que irrumpa su tranquilidad, por lo general siempre vive encerrado en su mansión y alejado de la población humana, desde la muerte de su madre él no volvió a ser el mismo, el hecho de mirar como su propio padre permitió que asesinaran a su madre lo decepcionó de muchas cosas, hasta del amor, su corazón falleció junto con la mujer que le dio la vida, el ver como su padre desmentía ante ellos su amor por su propia esposa lo lleno de ira, no comprendía como podía estar con ella y haber formado una familia cuando no la amaba, cuando no era su luna, lo peor de todo es que la había encontrado y la mantenía oculta. Se había unido con su madre por una única razón, provenía de una descendencia de lobos única y poderosa la cual fue masacrada por la misma especie y vampiros, para un ser ambicioso como lo era su padre, ella era un partido ideal, creyó poder obtener el mismo poder que ella, y resulta que nunca pudo suceder.

Loan se prometió así mismo no unirse con ninguna mujer, en especial porque no la sometería a lo que su madre vivió, los enemigos de su padre por venganza la asesinaron sin ningún problema, pudo salvarla al menos por su hijo, pero si ella moría él podría tener libertar de formar su vida con la mujer que amaba en realidad.

Entre la leyenda de los lobos cada uno tiene una pareja asignada por su luna, la mayoría de ellos desean encontrarla, pero Loan no, sabe que si la encuentra querrán ir por ella, y no solo eso, piensa que se volverá vulnerable, sensible y no es lo que quiere, dice que si la llega a encontrar hará lo posible para alejarla, hasta la rechazaría para siempre, prefiere crearle ese dolor a que la muerte.

—¡¿Qué carajos?! — arruga su rostro por las expresiones de Céline, se toma su tiempo en detallarla, de pies a cabeza, observa sus gestos al leer, la posición que toma, como sostiene el libro y como abre sus ojos cuando algo le parece sorpresivo. Continua observando lo que yace alrededor de ella, cuando se percata de la cámara recuerda lo que fue hacer en ese lugar. Deja de mirarla por un instante y se pregunta como ella pudo distraerlo, como es que pudo atraparlo por un gran rato haciéndolo olvidar de su misión.

Vuelve a mirarla, le parece extraño que ella haya vuelto al bosque cuando supuestamente había fotografiado ayer a uno de los suyos transformado en lobo, si eso fuera cierto no estaría allí tan tranquila leyendo un libro, estaría bien lejos protegiendo su propia vida. El rodea a Céline y se ubica detrás del albor donde ella reposa su espalda, llegó de forma silenciosa, hasta hace que su presencia ni se sienta. Desde su posición lee el libro, le resulta aburrido e estúpido. La ve a ella sin comprender como esa historia le puede resultar divertida, atractiva y a la vez interesante cuando no tiene nada de las tres, para Loan es paletica.

—¿Sabías que es mentira? — Céline libera el libro y grita cuando Loan le realiza una pregunta con referencia al libro — ¿La asuste? — ella respira agitada y sin dejar de mirarlo.

—¿Quién es usted? ¿Qué hacía detrás mirando? ¿Me está acosando? Aléjese de mi o juro que le corto el cuello — Mira la pequeña navaja que saca de su jeans.

—¿Con eso? Apuesto a que ni filo tiene — ella se pone de pies y camina de retroceso — ¿Qué hace sola en este bosque señorita? No debería de venir aquí sin compañía, en ciertas ocasiones es peligroso, más en estas temporadas — toma la cámara de la joven y observa las fotos, busca entre ellas a ver si nota algo raro, y logra ser así — Es buena — La elimina.

—Entrégueme mi cámara — se la arrebata — Sera mejor que me vaya — empieza recoger sus cosas.

—Nunca te había visto ¿Eres nueva? No tienes cara de ser Rumana — ella eleva la vista.

—No es tu problema — Loan respira hondo, detesta que le contenten de esa forma.

—Eres bastante grosera.

—Y usted un chismoso e inoportuno — abre sus ojos, lo ha llamado chismoso y sigue con vida, le impacta que no sienta esas ganas de arrancarle la lengua, el aroma de ella lo mantiene sereno.

—Es mi territorio, mi bosque, puedo estar aquí la veces que desee — ella se burla sin saber que todo lo que Loan dice es cierto.

—Aja ¿Dónde dice su nombre por acá? Imbécil — la sujeta del brazo y presiona fuerte, causa un gran dolor, hasta que se da cuenta de que es una simple humana —¡¿Estás loco?! Bestia — Céline se acaricia, por dentro su corazón late de prisa, esta aterrada y no lo da a demostrar.

—Sí, soy una gran bestia, y no como la de ese estúpido libro, yo soy uno real y muy peligroso — ella retrocede con cuidado.

—Vete al infierno — camina dándole la espalda.

—¿Te crees muy dura no? Es una pena que tu corazón me muestre lo contrario, sus latidos son acelerados, sientes esa sensación escalofriante recorrer tu cuerpo — se detiene, el que le detalle cómo se siente la perturba, luego piensa en que solo la fastidia.

—*Necesitas visitar un doctor*— le grita desde su posición.

—Es posible — la observa marchase.

Céline en ocasiones mira atrás asegurándose de que no la siga, presiente su mirada pero no lo halla por ningún lado, hasta se detiene a asegurarse mejor. Aprovecha la oportunidad y ordena todo en el bolso para ir más cómoda, al ver que está segura continúa su camino a casa. La llegada imprevista de Loan le causó temor, y más el hecho de que la lastimara. Piensa que lo mejor será no regresar al bosque por unos días, pretende hacerle creer al sujeto que no ira más, pero resulta que sin querer lo guió hasta su casa, Loan en silencio la ha seguido.

Después del incidente de esta tarde ella no volvió a salir de su casa, llegó, se dio una ducha, cenó y volvió a subir a su habitación para iniciar en un rato una video llamada con su amiga que se encuentra en Francia. Antes se dedica a pasar las fotos de su cámara a la laptop, su pensado es enviárselas a Paul para que vea el paisaje donde se encuentra y hacerle saber que está muy bien.

Loan desde el techo de otra casa ve que ella pasa sus fotos a la laptop, chasquea la lengua porque no le sirvió de nada eliminarla de allí cuando también está en la portátil, por ahora no puede hacer nada, le toca esperar a que ella se duerma o salga un instante y así entrar en su habitación y borrarla.

Desde donde está no deja de mirar lo que ella hace, mira sus largas y brillosas piernas descubierta, ella pasea por toda su habitación escuchando música y bailando un ritmo que para el gusto de Loan es horrible, verla a ella tanto tiempo le resulta una pérdida de tiempo, lo que desea es que duerma para así entrar y borrar la única evidencia que los podrían dejar al descubierto.

Céline se planta en la ventana y mira a través de ella, tiene esa extraña sensación de esta tarde cuando leía, es como un hormigueo dentro de su estómago, aparte de que siente la pesada mirada de Loan quien desde la distancia la puede ver con tranquilidad. Ella no ha parado de pensar en él, y más en la forma como sostuvo su brazo y la lastimó, se sintió aterrada, asustada por lo que pudiera pasarle allí.

—Céline — llama su madre en la puerta.

—¿Si? — dice al abrir.

—Saldremos un momento, la tía de Mihai se está sintiendo mal y lo llamó — ella sale junto con su madre de la habitación.

—Está bien, me llamas cualquier novedad, los acompaño hasta afuera, así aprovecho y voy a la cocina por algo dulce, hablare un buen rato con mi amiga y te aseguro me querré comer algo mientras conversamos — ella baja junto con su madre.

Céline se despide de ambos y como dijo va a la cocina por algo de comer, antes de entrar escucha un ruido proveniente de la parte de arriba de la casa, se regresa hasta las escaleras, con mucha duda empieza a subir, antes de llegar se detiene y ve un figura masculina de espalda a ella, abre sus ojos y en silencio retrocede sin saber que abajo la espera otro más, cuando llega al último escalón el sujeto de arriba voltea a verla con una sonrisa que deja a la vista sus largos colmillos y sus rojizos ojos, ver aquello le resulta escalofriante y extraño, es algo que jamás había visto en su vida, le parece irreal que sea cierto lo que sus ojos ven.

—Sí, cariño, si existimos — el que está detrás de ella habla y hace que Céline grite aterrada, la toma del cabello lanzándola al suelo, sin darle chance a nada uno sube sobre ella tomando su cuello e inmovilizándola.

—Escuchamos que llegó carne fresca a este pueblo y quisimos darnos una vuelta a ver qué tan cierto era — su mentón tiembla, sus lágrimas brotan.

—Por favor, no me lastimen — se miran entre ellos dos y ríen por la súplica de Celine.

—Ese es un gran problema cariño, porque para nosotros vivir tenemos que alimentarnos de ustedes los humanos — visualiza muy bien los dos sujetos.

—¿Qué… que son? — el que tiene encima de ella muestra sus afilados colmillos.

—Algo que jamás creerían que existe — Celine grita pidiendo ayuda pero él se encarga se callarla al posar su mano llena de sangre en la boca — Sera rápido, primero tomare un poco de tu sangre y luego lo hará él — gira un poco el rostro de Celine, ella se mueve debajo sin saber que sus intentos de alejarlos son inútiles, el vampiro clava sus colmillos cerca de su clavícula y comienza a extraer su sangre de manera lenta, aquello le causa un dolor intolerable, cierra con presión sus ojos y cuando los abre ya mira borroso, aun así logra mirar la presencia de otra persona que está detrás de los dos vampiros.

—¿Interrumpo? — pregunta Loan con sus ojos amarillos.

—Loan Popescu, estas interrumpiendo nuestra cena — el vampiro limpia la sangre de sus labios.

—Lamento decirles que ella no será la cena de ustedes— Celine tiembla en el suelo sin dejar de mirar al hombre que vio esta tarde en el bosque, sus ojos se buscan de cerrar, ella se mantiene fuerte para que no suceda, pero el dolor que le han causado y la sangre que han extraído de su cuerpo la hace desmayarse, no sin antes mirar en lo que Loan se ha convertido.

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