05

— ¡Debrah! —Diana corre con desespero por el pasillo y se resbala antes de poder entregarme el periódico escolar.

Okey, lo admito, me partí de risa, yo y todos los que estaban presentes. Los McCarthy en definitiva no son normales.

Tome el periódico para ojearlo y de inmediato la risa desaparece, en la portada estaba Nova Thompson y Brayden McCarthy, de rodilla frente a ella. El título del articulo decía «Nova Thompson, siempre rompecorazones.».

Megan me arrebata el periódico para leer.

— "Anteriormente la chica más popular del Belmont High tuvo un repentino cambio de panorama gracias a una epifanía moral. Ahora, con la llegada de los McCarthy, la nueva reina de hielo no tardó en involucrase con el hermano de Diana McCarthy, Brayden McCarthy.

»Todo empezó porque (según testigo) vieron a Nova Thompson besarse con Brayden McCarthy, sin contar los múltiples eventos en los que se han visto juntos en varias ocasiones dentro y fuera de Belmont High; y que, al enterarse de que él quería algo más estable, una relación, la siguió por el pasillo rogándole, sin embargo, Nova Thompson se inclinó a destrozarlo, golpearlo en el estómago y su corazón..."

— ¡Malditos mentirosos! —ladre. Megan cierra el periódico y se frota los ojos dispuesta a decirme lo que ya sé—. ¡SABEMOS QUE ELLA JAMÁS HARÍA ESO!... Bueno, no lo de golpearlo... sin razón.

Defenderla cada vez se me hacía más difícil.

— ¿Y acaso te estoy diciendo algo? No ¿verdad? Así que NO me grites—su voz se nota molesta—. Yo fui su amiga al igual que tú y por más tiempo, sé de lo que es y de lo que no es capaz de hacer.

No me voy a quedar como si nada mientras hablan mal de ella y terminan de ensuciar la poca reputación que le queda. No me voy a quedar como Megan sin hacer nada mientras hago el "Oom" de yoga.

¿Pero que se creían ellos? Nova pasó por algo terrible y solo quiere seguir adelante, pero en vez de darle paz le siguen recriminando sus errores.

Dios mío, estas eran la cosas que me sacaban de quicio.

Estaba tan furiosa que me importó un aguacate empujar y quitar a la gente de mi camino. Entre echando chispas por los ojos a la oficina del profesor Ramírez—quien se supone que es el encargado de la prensa en Belmont High—y golpee la mesa con el periódico haciendo que él de un brinco desde su asiento.

— ¡Señorita Baker, no puede entrar así a esta oficina!

— ¡Y usted no tiene porqué autorizar semejante m****a! —le contesté en el mismo tono.

Acomoda sus lentes con un grave color rojo acentuando su rostro.

— ¡No grite en esta oficina! ¿Qué no ve con quien está hablando? —Me grita—. Entiendo lo que debe sentir, pero USTED no es la afectada.

No basta con demostrar que estoy molesta, y más que eso, furiosa. La sangre me hierve y los deseos de golpear su cínica cara no me faltan.

— ¡NO ME IMPORTA SI NO SOY NOVA! ¡Su equipo está inventado cosas que no son! —Creo que está a punto de amenazarme pues sus ojos están clavados en los míos.

— ¡Le repito que baje la voz o será castigada! —advierte.

— ¿Es que no va a hacer nada? La reputación de una estudiante es manchada y usted defiende a los causantes.

—Aquí no estoy defendiendo a nadie. Ellos son reporteros, se les inculca valores y buena ética profesional ¡ellos buscan la verdad!

Verdad las pelotas mías.

—Y a menos que la señorita Thompson venga hasta acá y reclame, usted estará castigada hoy por su altanería.

—En ese caso—digo calmadamente— ¡VAYASE A LA M****A!

— ¡Tres días de castigo!

Levanto mi dedo medio antes de cerrar la puerta de un portazo.

— ¡Una semana!

🌻 🌻 🌻

— ¿¡Castigada?! ¿Pero que fuiste a hacer ahora, Debrah? —me reprocha Diana, sin dejar de observarme sorprendida.

—Le reclame al viejo que su equipo dejara de hablar pestes de Nova, pero solo los defendió.

—Cuando lo dices de esa manera no suena mal—comentó pensativa.

— ¡Ah, ah! —se apresura a decir Megan, levantando la mano como si parara el transito—, deja que termine.

Me encojo de hombros creyendo que seré la siguiente en recibir sus regaños, pero todo lo que obtengo es una mirada burlona de «conozco a la maldita y sé que la volvió a cagar.»

—Taambieen lo mande a la m****a y le mostré el dedo.

Diana choca la palma de su mano con su frente y Megan abre sus brazos para recibir su trofeo de Tenia razón.

Ellas se despiden antes de desaparecer por las grandes puertas de Belmont High, dejándome frente a la sala de castigo custodiada por el profesor Ricardo.

Observo el salón y el salón me observa a mí. Aquí definitivamente entra la frase: Las paredes tienen oído y las ventanas ojos; y hablo de los reclusos—como los llama el profesor—que me miraban de todas las maneras posibles: miradas curiosas, miradas sexys, miradas molestas... pero hubo una en específico que captó mi atención, una mirada inocente.

Tímida.

Camino hasta el chico y me siento en el puesto a su lado, él agacha la cabeza como si mirarme fuese un delito. Es delgado, con porte de ser bastante alto, perfilado de cara y cabello castaño muy abundante.

—Hola—por el silencio sepulcral del salón, mi voz es obligada a sonar bajo, como un gemido.

—Ho-hola.

« ¡Ay cosita! » Se sonrojó. Podría vomitar flores, brillos y muchos colores de lo tierno que es.

—Me llamo Debrah, ¿Cómo te llamas, emo?

—Me llamo Garreth, no "emo"—responde molesto, pero su voz suena tan temerosa que lo dudo—. Y ya te conozco, Megan Wesley, Nova y tú se copiaban de mí en primer año.

— ¿Ah, sí? —él asiente—. Bueno, en ese caso te puedo llamar como se me pegue la gana ¿no? Garrí, Garra, Gabriel, antisocial, guapo...

—Nada de eso—me interrumpe—. Espera. ¿Dijiste guapo?

Le sonreí, reafirmando el halago. Noto como sus mejillas se tornaban de un tierno tono rojo mientras sus ojos oscuros me mostraban lo incomodo que está.

¿Por qué este niño estaría castigado?

— ¿Por qué estás aquí?

—Te intereso ¿eh? —enarco una ceja coqueta.

— ¡No!

Cierra la boca cuando el profesor lo manda a callar poniéndolo aún más rojo haciéndome difícil no reírme.

—No es eso —murmura—. Es que no es normal que estés aquí.

— ¿Normal? En solo este mes estuve como diez veces, lo anormal es que nunca te haya visto por ahí.

—Siempre lo estoy, solo que jamás te habías dado cuenta.

—Soy muy despistada.

—Si, por supuesto —se endereza, haciendo una mueca que me hizo entender otra cosa, lo cual me molesta.

— ¿Qué?

— ¿Qué de qué?

—Ese sarcasmo, ¿Qué fue eso?

Bufa, cruzando los brazo en el pupitre

—Eso es lo que dicen las chicas siempre para no sonar groseras. Créeme, sé la verdadera razón por la que nunca te habías percatado de mi existencia y no te juzgo, nadie la nota.

»No todos nacemos para ser vistos, algunos nos quedamos en las sombras para ver a los protagonistas.

—No quise decir, en serio soy despistada.

—Aja.

Frunzo el ceño. Antipático.

—Supongamos que tienes razón.

—La tengo —aseveró.

—Ahora te veo —le digo— y te aseguro que lo seguiré haciendo después de hoy porque me alegra mucho de ser la única que te haya descubierto.

— ¿Y eso?

Sonreí.

—Me gusta adoptar almas en desgracias.

🌻 🌻 🌻

Una vez llegue a la casa me encerré en el cuarto y llame a Megan.

— ¿Cómo te fue? ¡Mierda! —y se escuchó como si algo se hubiera roto.

— ¡NOO! —ese sin duda era el chillido de Diana. Tuve que separar el teléfono para que el oído no me sangrara.

— ¿Qué pasó?

—Se me cayó el esmalte de uñas de Día y ahora ella está... sip, está llorando—se me escapo un risa—. Cuenta.

—Conocí a un chico.

Una risa se oyó desde la otra línea.

— ¡Que novedad! —podía apostar a ciegas que Diana rodó los ojos.

— ¿Quién es la nueva víctima? —pregunta Megan.

— ¿Te acuerdas del chico del cual nos copiábamos en matemáticas hace cuatro años?—recibí un «No» como respuesta—. Bueno ese mismo.

— ¿Puedo hacer apuestas?

— ¿Apuestas de qué?

—De cuanto vas a durar con él.

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