Capítulo 03

↝↜Vannia↝↜ 

— Señora Vannia por favor baje a comer — Dijo una de las empleadas — Ya las están esperando

— Gracias — Mire a Calina muy nerviosa y respire una vez más antes de salir, había pasado toda la tarde llorando, estaba arrepentida de haber vuelto. Solo esperaba que mi mamá se alegrará de verme o al menos que no fuera tan dura como mi padre o Valeria. 

Llegué hasta el comedor en compañía de Calina, allí estaba mi padre, mi madre, Valeria, el mejor amigo de mi papá y Alan quien mantuvo su mirada fija en la mesa. Sentí mucho miedo de su reacción, no quería que me odiara, pero era lo más seguro, no había tenido oportunidad de hablar con él, tan pronto me vio salió huyendo, su reacción me lastimo, pero más me lastimó las palabras llenas de rencor de Valeria. 

Mi madre se levantó con los ojos llenos de lágrimas al verme, llegó hasta mí y sin aviso me abrazo con cariño.

— ¡Hija! — Exclamó con alegría en su voz, yo no pude evitar ponerme a llorar en los brazos de mi mamá, la había extrañado tanto — Realmente estás aquí — Mi mamá también estaba llorando, pero en su rostro había una hermosa sonrisa plasmada, me dio muchos besos y me abrazó de nuevo como si temiera que desapareciera. 

— Lo siento mucho mamá — Pronuncie con un profundo dolor en mi pecho — Lo siento tanto... 

— Está bien mi niña, está bien 

— Bueno, sentémonos a comer — Pidió mi padre con seriedad, mi mamá me tomó de la mano y me guío hasta un asiento junto al suyo. Me sequé los ojos y le indiqué a Calina que se sentará a mi lado, miré con curiosidad el puesto de Valentina al verlo vacío. Mi papá se dio cuenta de mi mirada y se apresuró a explicar — Valentina se disculpa por no poder asistir, tiene un inconveniente 

— No digas mentiras papá — Intervino Valeria mirándome con mucho rencor — Valentina no bajo porque tú estás aquí, ella no quiere verte y pues ella… no es tan dócil como el resto de nosotros — Valeria miró con rencor a mi papá y se llevó un bocado de comida a la boca. Baje la mirada triste. No me afectaba que Valentina no quisiera verme, pero si me dolía el comportamiento de Valeria hacia mí. 

— Valentina se siente un poco mal eso es todo — Dijo mi mamá dándole una mirada severa a mi hermana. 

— Me alegra mucho que hayas vuelto Vannia — dijo el doctor sonriendo — ¿Piensas quedarte o vienes de vacaciones? 

— Se quedará — informo mi papá procediendo a probar su comida — su esposo llegará en dos semanas — Alan alzó la mirada hacia mi padre y no pude descifrar su mirada, luego puso sus ojos grises en mí y me miró fijamente un instante. 

— Si me disculpan me retiro un momento — expresó colocándose de pie y alejándose. Baje la mirada con dolor, iba a ser fácil adaptarme a esa nueva vida

— Te casaste... — Dijo mi madre sorprendida intentando sonreír. 

— Lo siento mamá — ella negó con la cabeza para indicarme que no había problema 

— Es bueno que hayas regresado — Dijo y observó a Calina curiosa — ¿Y ella es...? — Su cuñada — Respondió mi padre aún muy serio — Valeria ve por Alan — Ordenó y mi hermana se puso de pie prácticamente matándome con la mirada. 

— Ya vuelvo — habló, Calina me miró incómoda, estreché su mano esperando que aquella incómoda cena acabará pronto. 

 ↝↜Calina↝↜ 

— ¡Mamá, Valentina se ha desmayado! — Gritó Valeria con desespero — ¡Mamá! ¡Papá! — Los papás de Vannia y quien supuse era el doctor del que me había hablado Vannia, se pusieron de pie a toda prisa, y corrieron hacia las escaleras. Vannia se puso de pie también así que la seguí.  

— ¿Qué sucede? — Pregunte un poco preocupada.  

— No lo sé — Respondió mi cuñada llegando hasta la que supuse era la habitación de Valentina Lorens — Valentina siempre ha tenido una salud frágil — Sabía que era un mal momento para emocionarme por ver a Valentina, pero no pude evitarlo, había soñado conocerla durante años, desde que me enteré de que era la hermana de Vannia. Alan llevaba a Valentina en brazos hacia la cama, era idéntica a como se veía por televisión, excepto que desmayada. 

— ¿Qué le sucede mamá? — Pregunto Vannia algo insegura 

— Desde la muerte de… de Verónica experimenta episodios de pánico — Respondió la señora Lorena sin apartar la mirada de Valentina — Pero últimamente son muy frecuentes — confesó triste. 

— Debe ser el trabajo ha estado grabando los últimos días jornadas excesivamente largas— Explicó el doctor examinándola — Ha estado sometida a mucho estrés, debe descansar- Dictaminó. 

— Alan cariño, ven — Lo llamo la señora Lorens, Alan camino hasta nosotros evitó mirar a mi cuñada. En la tarde había huido a penas verla. 

Todos salimos de allí, tras la señora Lorens, quién bajó primero en compañía de Valeria y Alan, solo el padre de Vannia y el doctor se quedaron en la habitación y cerraron la puerta. Vannia se recostó en la puerta y empezó a oír. 

— ¿Qué haces? — Pregunte intrigada y escandalizada al verla hacer aquello, ella me indico que hiciera silencio y siguió escuchando durante un rato. 

— No puedo creerlo — Dijo mi cuñada sorprendida 

— ¿Qué? — pregunte sin poder evitarlo, era por naturaleza curiosa — Valentina se va a casar 

— ¿Qué? ¿Con quién? 

↝↜Alan↝↜ 

El regreso de Vannia me había tomado por sorpresa, verla allí, enterarme de que se había casado me provocó un profundo dolor. No pensé que volvería a verla y creí que si sucedía lograría mirarla de forma indiferente, pero no era así. Mi corazón latía tan rápido al mirarla, seguía siendo hermosa, todo en ella era como la recordaba solo que ahora estaba casada. No tenía motivos para estar molesto, pero lo estaba, solo pensaba en preguntarle ¿Por qué lo había hecho? ¿Por qué se había ido sin decir nada? Pero a esas alturas nada podía arreglarse, ella me había hecho mucho daño y no podía perdonarla. Todo había terminado cinco años atrás cuando al necesitarla recibí su indiferencia y aquella dureza con que me trató. 

Miré por el ventanal hacia el jardín mientras una sensación ardiente quemaba mi pecho. 

— No voy a preguntarte si estás bien, es más que obvio que no lo estas — Dijo Valeria parándose a mi lado mientras me abrazaba con cariño, sus ojos aún estaban rojo por llorar, había peleado con Valentina hacía un par de días y ahora ella había vuelto a tener una recaída, además Vannia había vuelto, comprendía cómo debía sentirse. 

— Me tomó por sorpresa — Confesé con desánimo — Creí que cuando regresará no me dolería verla — Valeria derramó un par de lágrimas las cuales sequé rápidamente pues odiaba verla llorar. 

— Siento que la odio tanto... — La estreché fuertemente entre mis brazos — ¿Por qué tenía que regresar ahora justo cuando estabas logrando superarla? 

— Val, estaré bien ¿Sí? — Dije poco convencido — Tarde o temprano tendría que volver a verla... — Mi celular sonó, interrumpiéndonos era Santiago así que conteste rápidamente, sabía que debía ser urgente, solo llamaba a ese número cuando lo era. 

— Estoy en problemas viejo, tienes que ayudarme — Valeria me miró intrigada, yo sonreí para que no se preocupara. 

— Debo irme pequeña — Le di un beso en la frente y me gire hacia Sara que miraba en dirección a las escaleras como si esperara a alguien.

— Sara me voy, tengo que hacer algo urgente — Le explique sin colgar — Si sucede algo con Valentina me avisan por favor — Le di un beso en la frente a Sara y la abrace para que se calmara un poco — Va a estar bien, siempre lo logra 

— Gracias hijo — dijo un poco más calmada — Ve con cuidado y discúlpame por no decirte lo de Vannia — Me removí incómodo en mi lugar, pero al final logré fingir una sonrisa despreocupada. 

— No hay problema — Contesté. Vi que Vannia iba bajando las escaleras en compañía de aquella niña, le di una última mirada a Valeria y salí a toda prisa para no tener que seguir viendo a Vannia. Me subí al auto y regresé a la llamada inmediatamente— ¿Qué sucedió? — Pregunté preocupado 

— Otro hombre está muerto — Informó con voz ausente — Intentaron matar a mi padre está tarde, por fortuna solo lo hirieron, pero ya saben que no tengo los papeles, seguramente ahora irán por ti 

— Ellos no saben que están en mi poder — Hubo un silencio prolongado y comprendí que era serio lo que diría 

— Saben que Valen no los tiene — Contestó — Irán por ti, así que deshazte de ellos 

— Son las únicas pruebas que tenemos — Le recordé. 

— No importa, Sebastián ya no está — Se escuchaba agobiado — Tengo un mal presentimiento viejo — Hizo otra pausa larga y luego agrego — Tienes razón no podemos deshacernos de ellos, son las pruebas 

— ¿Entonces que hago? — Pregunté llegando hasta el parqueadero de mi casa, me bajé a toda prisa y entre corriendo hasta mi habitación 

— Tráelos hasta nuestro sitio de reunión, aquí estarán a salvo.  

— Está bien — Respondí tomando el sobre y metiéndolo en un bolso. Colgué la llamada y volví a salir rápido hacia el parqueadero, tome la camioneta negra que mi padre me había regalado. A esas horas era más fácil pasar desapercibido con un auto negro, y como no llevaría escolta no quería arriesgarme.  

Maneje a toda velocidad hacia el norte de la ciudad para tomar la vía que iba hacia la zona costera. Estaba muy cerca de mi destino cuando note que un auto me perseguía, no parecía tener interés en disimular. Me alarmé al ver que sacaban un arma por la ventana y empezaban a disparar en mi dirección, acelere y logré esquivar las balas. La vía estaba totalmente sola, si algo me sucedía allí, nadie podría ayudarme, mucho menos a esas horas. 

Traté de calmarme, pero no lograba perderlos, la carretera era muy estrecha y estaba llena de curvas y de precipicios. Mi teléfono empezó a sonar, lo conteste sin mirar quien era, solo necesitaba ayuda. 

— Alan, no vayas a sacar el sobre de tu casa lo haremos mañana — Me pidió Santiago alarmado — Ellos están esperando por ti, si pones un pie fuera te mataran 

— Es demasiado tarde, lo llevo conmigo — Respondí alterado — ¡Me vienen siguiendo y me están disparando! Mo sé ya por dónde voy, pero salí de la ciudad hace un par de kilómetros y no encuentro nada 

— Cálmate iré por ti — Contestó preocupado — Trata de perderlos — ¡Eso estoy tratando de hacer! — Estaba desesperado cada vez estaban más cerca — ¡Pero esos malditos no me sueltan! 

— Iré por ti, trata de llegar a un pueblo, busca la policía, el ejército, pero no dejes que te maten — Escuché que Santiago ponía su auto en movimiento y una notificación me indicaba que se había conectado a mi sistema de ubicación — Me mantendré en la línea, no te preocupes, ya voy 

— Santiago ¡Me van a matar! — Estaba aterrado — ¡Me van a matar! 

— Estoy en camino, amigo — Su voz estaba agitada, parecía más angustiado que yo — No te van a matar, ya voy — Trate de desprenderme del auto que me seguía, pues me había igualado, pero siguió con agilidad cada una de mis maniobras. La llanta trasera recibió un impacto de bala pinchándola y haciendo que el auto prácticamente se arrastrara torpemente sobre el pavimento. Me abofetie mentalmente, de todos los autos que tenía, tena que llevar el único que no era blindado, realmente a veces me sorprendía lo estúpido que podía llegar a ser

— ¡Santiago me alcanzaron! Tienes que ayudarme porque me están disparando — Comente en pánico.

— ¡Calma voy en camino! — Respondió angustiado. 

Intente manejar mi auto, pero no pude redireccionarlo solo escuche el chirrido que hacían las llantas al deslizarse por el pavimento mire con angustia el precipicio que se acercaba peligrosamente y gire el manubrio con desespero logrando quedar en el carril contrario, el ensordecedor sonido de la bocina de un camión que venía directo a mí me alarmo, no podía manejar mí auto, me disparaban y me esperaba una caída atroz sin perdía el control. Gire el manubrio con brusquedad logrando esquivar el camión, pero me salí del camino deslizado hacia el gran abismo, grité aterrado mientras me deslizaba hacia el abismo sin poder hacer nada. 

No practicaba ninguna religión, pero rogué en silencio y cerré los ojos esperando caer.

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