Capítulo 6.

El vuelo de regreso a casa es jodidamente largo, me duelen las nalgas cuando por fin la azafata nos indica que podemos levantarnos y salir del avión, por desgracia, estoy en los asientos de la mitad, asi que primero tengo que esperar que todos los que están adelante salgan, ¡Son lentos! No entiendo porque no pueden caminar un poco más rápido.

Me pongo en pie y estiro las piernas, las tengo entumecidas, entre la noche de ayer usando tacones altos y estar tanto tiempo sentada creo que mis piernas y pies han dejado de funcionar.

Me quejo y hago muecas mientras salgo del avión y me meto en el túnel que conecta con el aeropuerto, gracias a Dios no tengo que ir a buscar ninguna maleta, asi que voy directamente al estacionamiento del aeropuerto donde deje mi auto estacionado, me meto dentro y llamo a Trevor, hemos pasado solos unas cuantas horas separados, pero ya lo extraño, además que nuestra última conversación no fue muy amena que digamos, y quiero solucionarlo.

El teléfono timbra varias veces, y cuando creo que ya no va a contestar, escucho su voz al otro lado – ¿Max? ¡Hola! – dice más emocionado de lo que pensé que estaría – ¿Cómo estás?

–Bien – respondo – ¿Qué tal estuvo la noche con los chicos?

–Bastante tranquila – dice después de una pausa larga – regresé a casa antes de las tres.

–¿Y Rose?

–¿Qué hay con ella?

–¿La llevaste a casa? – cuestiono mordiéndome el labio.

–No, otro de los chicos se encargó de ella – se aclara la garganta y de alguna forma sé que me está diciendo mentiras, y me jode, me jode que no sea honesto conmigo, ¿Acaso hizo algo malo? ¿La llevo a casa y se metió en sus sabanas o qué demonios?

–Entiendo.

–¿Cuándo regresas? – pregunta.

Pienso en decirle una mentira para llegar de sorpresa a casa, tal vez pueda comprar vino en el camino y destapar la botella mientras escuchamos nuestras canciones favoritas y hacemos el amor.

–Mañana en la tarde – le miento, solo para sorprenderlo.

–¿Quieres que vaya por ti al aeropuerto?

–No es necesario, deje el auto en el estacionamiento.

–Morgan, ¿Esta todo bien?

–Si, ¿Por qué lo preguntas?

–No lo sé, te noto algo extraña y después de nuestra ultima conversación, tuve la sensación de que estabas cabreada.

–Lo estaba, pero no hay motivos para dudar, ¿Cierto? Dijiste que Rose es solo una amiga y no estabas a solas con ella.

–Exacto.

–Por eso, no hay motivos por los cuales pelear, ella es tu compañera de trabajo y debo entenderlo, es normal que salgan de vez en cuando y que la lleves a casa alguna que otra vez – lo digo con un poco de hipocresía, lo ideal para mi seria que Rose desapareciera completamente de la vida de Trevor, pero yo sé que eso no va a pasar.

–Bien – suspira – no hay nada por lo que debas preocuparte y me gusta que lo entiendas, creo que ya no estamos en edad de estar peleando por chorradas.

–Aja.

Pongo el auto en marcha para conducir a la licorera mientras sostengo mi teléfono con el hombro, pegándolo al oído, sé que no es lo más responsable, pero no tardaré en cortar la llamada.

–Entonces, ¿Estás en casa? – suelto la pregunta de la nada.

–No, tuve que venir a la oficina.

Frunzo el ceño – ¿La oficina un sábado en la noche? – cuestiono.

–Si, hubo un problema con el ingeniero civil del proyecto, renuncio y nos dejo el trabajo a la mitad.

–¿Se trata de algo grave?

–No… o por lo menos no creo – suspira – solo debo poner algunas cosas en orden.

–Te oyes estresado.

–Lo estoy.

Pienso en lo bien que va a caerle mi sorpresa, no hay nada mejor para el estrés que una tina llena de burbujas, un vino y el mejor sexo de toda su jodida vida.

–Entonces dejaré que te concentres, hablaremos después.

–Adiós cariño – Trevor me cuelga antes de que yo tenga la oportunidad de decirle lo mucho que lo amo, pero no me interesa demasiado, dentro de algunos minutos podré demostrárselo en persona, como nos gusta a nosotros.

Conduzco alrededor de media hora hasta llegar a la licorera, el aeropuerto queda un poco retirado del centro de la ciudad y hay un embotellamiento a causa de un accidente de tránsito.

Compro dos botellas del vino favorito de Trevor y regreso al auto, dejo las botellas a salvo y me dispongo a conducir a casa, hasta que me doy cuenta de que estoy muy cerca de la oficina de Trevor.

Quiza pueda darle la sorpresa allí, es sábado y seguramente estará solo, y siempre hemos tenido la fantasía de follar sobre su escritorio, el problema es que la oficina de Trevor no tiene paredes y es un cubículo completamente trasparente, eso es lo que nos ha detenido de hacerlo, pero esta noche, creo que podríamos tachar la oficina de la lista de nuestras fantasías.

Suelto una risita tonta y doy media vuelta en dirección a TANER GROUP. Esto nos hará bien, a veces estamos tan ocupados con nuestra vida y la rutina que olvidamos estos pequeños detalles, olvidamos que aunque estemos enamorados, no debemos dejar que la llama de la pasión se extinga.

Un letrero gigante con el nombre de la empresa se alza sobre la fachada del moderno edificio, siempre me ha parecido que este lugar es perfecto, es como el cielo de cualquier arquitecto. Saco una de las botellas de vino de la bolsa de papel y camino a través del estacionamiento hasta que llego al elevador.

–Hola Jordán – saludo al vigilante, del que ya me he hecho amiga.

–Señorita Prior – me hace una venia con la cabeza.

Tarareo una canción que ha estado sonando en mi cabeza, hasta que el elevador se detiene en el piso de Trevor y las puertas se abren. El corazón comienza a latirme de prisa, me siento como una colegiala, como si no lo hubiera visto en mil años.

Atravieso los pasillos y entonces lo veo desde lejos, Trevor está sentado en su escritorio, tiene un montón de papeles sobre la mesa y está mordiendo un lápiz. Sonrío por la imagen que tengo enfrente y continuo con mi camino.

Pero algo me hace detenerme en seco.

De repente, Rose entra en la oficina de Trevor, se posiciona detrás de su silla y pone sus manos a cada lado de los pectorales de mi novio.

Sus dedos flacuchos, largos y con uñas perfectas masajean el pecho de Trevor, y después van a sus hombros, en donde hacen un intento de masaje.

Frunzo el ceño y siento que la cabeza comienza a hervirme de la rabia que siento por dentro, ¿Por qué diablos ella se acerca tanto a él? ¿Por qué él deja que ella lo toque de esa forma?

Me quedo donde estoy solo para ver hasta dónde llega el descaro de esa mujer, Rose nunca ha sido mi amiga, ni mucho menos nada parecido, pero siempre se mostró como alguien muy “Respetuosa con nuestra relación” Pues bien, creo que eso no aplica para cuando ellos dos están solos.

Rose se inclina sobre Trevor y le susurra algo al oído, Trevor suelta una risa tonta y niega con la cabeza, ella no se endereza, por el contrario, y con sus manos aun sobre los pectorales de Trevor, recuesta su barbilla en el hombro de él, parecen el poster de una película romántica.

Un nudo se instala en mi estómago, tengo ganas de vomitar y miles de imágenes de Trevor engañándome con Rose se proyectan en mi cabeza.

Ella sigue diciéndole cosas incomprensibles, y entonces me doy cuenta de que es momento de que ambos sepan que estoy aquí.

Me trago el nudo en mi garganta, levanto el mentón y voy hasta la oficina, ambos están tan idiotizados el uno con el otro que no se dan cuenta de mi presencia si no hasta que abro la puerta.

–¡Maxine! – Trevor aleja a Rose y se pone en pie – ¿Por qué no me dijiste que estabas aqui? Pensé que seguías en Washington – él se ve confundido.

Yo los miro a ambos y entonces chasqueo la lengua – bueno, queria darte una sorpresa, pero tal parece que la sorprendida soy yo – sonrío de forma irónica.

–¿Cómo estás, Maxine? – me pregunta Rose.

¡Es una zorra! ¡Bandida! ¡Perra! ¿Cómo se atreve a hablarme como si nada cuando los he encontrado abrazándose?

–Eso no es tu problema – contesto de mala gana.

–¿Qué te pasa, Max? – pregunta Trevor.

–Nada, no me pasa nada, ¡Aquí no sucede nada! – grito y dejo la botella sobre el escritorio – toma, te traje un regalo, quiza puedas disfrutarlo con Rose, se veían muy a gusto aquí encerrados. Que disfruten la noche.

–¿Maxine, de que estás hablando?

–¡No te atrevas a tratarme como una loca! Tu sabes de lo que estoy hablando – le grito a Trevor al tiempo en que lo señalo, y como no pienso hacer mas espectáculo, me doy media vuelta y salgo de la oficina.

Me siento como una idiota, yo venía aquí a darle una sorpresa y lo encuentro con Rose en una situación muy comprometedora. ¡Ja! Y aun asi se atreve a decirme que no hay nada de lo que tenga que preocuparme.

Mil sentimientos se arremolinan en mi pecho, y antes de darme cuenta dejo que una lagrima se resbale por mi rostro.

–¡Maxine! – me llama Trevor corriendo detrás de mí.

Pero yo no voy a detenerme, no voy a dejar que juegue conmigo. No voy a repetir una historia que ya conozco, una que ya viví con Nick.

No lo soportaría, no viniendo de Trevor.

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