Capítulo 2.

Maxine.  

Salgo del baño con una toalla envuelta en la cabeza mientras tarareo a SIA que suena a todo volumen en la habitación, resulta que muy consideradamente mi madre se encargó de que instalaran un sistema de sonido que está de maravilla, y por supuesto yo no he perdido la oportunidad de usarlo mientras me bañaba.

Suelto mi cabello y voy al tocador blanco lleno de productos para mujer, me siento como una princesa en esta habitación, como si fuera Mia Thermopolis princesa de Genovia, el pensamiento me hace reír.

Estando frente al espejo seco mi cabello y después paso ligeramente la plancha de cabello para alisar el frizz en los pelos mas pequeños de la parte de arriba de la cabeza, continuo con un maquillaje sobrio y bastante natural, un poco de mascara negra, un poco de iluminador en las zonas altas del rostro, bálsamo labial de fresa y ya estuve.

Mientras contoneo mis caderas y bailo la canción, voy al armario donde sobra demasiado espacio, no imagino como una mujer podría llenar un espacio tan grande como este con solo ropa, pero está bien. Saco el vestido que mi madre compró para mí y lo pongo sobre la cama.

Lo miro con atención, es de color uva muy oscuro, casi parece negro, es medianamente largo, estoy segura de que me va a llegar un poco mas arriba de las rodillas, no tiene escote o ningun detalle en particular, es bastante simple, pero bonito.

Me visto y me pongo tambien los zapatos de punta rojo que estaban en el armario, me miro en el espejo, me veo extraña, un poco muy formal para mi gusto, pensé que esta era una cena casual, pero tal parece que voy para un coctel, aunque no me veo del todo mal, el vestido es completamente ajustado y resalta cada una de mis curvas.

Agarro el celular, me tomo una foto frente al espejo de cuerpo entero y se la envío a Trevor.

–¿Qué opinas? – le pregunto junto con la foto.

Él tarda solo unos minutos en contestar, a esta hora ya debería estar en casa – ¿Vas a salir asi? – textea.

–Si, ¿Por qué? ¿No te gusta? – pregunto con una mueca, quiza el vestido es demasiado.

Mi teléfono comienza a vibrar en mi mano, es Trevor llamándome.

–¿Hola? – pregunto con una sonrisa de tonta en el rostro.

–¿Para dónde vas asi vestida?

–A una cena.

–¿Con quién? – me cuestiona y yo pienso en hacerlo sufrir un poco.

–Un par de amigos.

–¿Cuáles amigos? ¡Tú no tienes amigos en Washington!

–No que tu conozcas – me burlo en silencio.

–Te pones un abrigo largo, y no es una sugerencia.

–¿Y tú quién te crees para darme ordenes?

–¡No me obligues a tomar un avión nada más para encerrarte en una habitación y enseñarte a vestir, Prior!

–¿Acaso estás celoso?

Silencio en la línea, aunque no absolutamente, porque al otro lado se escuchan un par de risas.

–¿Dónde estás? ¿Todavía en la oficina? – le pregunto, dejando pasar por alto que omitió mi pregunta.

–En casa.

–¿Con quién?

Trevor lo piensa para responder – estoy con algunos chicos del trabajo y con Rose.

–¿Con Rose? Y ¿Que hacen todos allí? – me gustaría decir que después de todo lo que ha pasado entre nosotros yo maduré y acepté que Trevor y Rose tienen que estar más tiempo juntos del que a mi me gustaría, pero no puedo, hay algo en la forma en que ella se acerca a él que no me gusta. Sin mencionar que la mujer es como una jodida diosa griega y no tiene novio, no la he visto con ningun hombre en todo el tiempo que llevo de conocerla, otro hombre diferente a Trevor, por supuesto.

–Estamos tomándonos algo, quiza después vayamos a un bar.

–Mmm – no sé que decirle, no quiero sonar como una novia fastidiosa que le prohíbe cosas, pero no puedo dejar de pensar en la idea de Trevor y Rose embargándose juntos, no me gusta.

–¿Por qué te quedas en silencio? Tu vas a salir con tus amigos y yo estoy con los míos, no tiene nada de malo.

No quiero que el juego se salga de nuestras manos, asi que antes de que se arme la tercera guerra mundial le digo la verdad.

–Voy a salir con mi madre y con Harvey, iremos a un restaurante que a mi madre le gusta mucho.

–Asi que no hay ningunos amigos… – dice casi aliviado.

–No, solo Rachel, Harvey y yo – suspiro – entonces, ¿Me dijiste que vas a un bar con Rose?

–Y con otros compañeros, no iremos solos.

–De acuerdo.

–¿De acuerdo?

–Si, de acuerdo, no soy tu niñera Trevor, si quieres salir con ellos está bien – lo digo de los dientes para afuera porque en realidad desearía que se quedara en casa a ver televisión, pero no puedo atarlo a la pata de la cama, mucho menos cuando él no me ha dado ningun motivo para dudar.

–Entonces supongo que te dejare para que vayas a tu cena, te estaré escribiendo, ¿Bien? – sé que está evitando que peleemos y en parte se lo agradezco.

–Bien.

–Te ves preciosa, Max – me alaga y a mi se me olvidan el resto de las cosas.

Trevor y yo nos despedimos y yo cuelgo la llamada, pienso en no preocuparme por Rose o por lo que estén haciendo juntos, pero es imposible, no puedo dejar de pensar en que Trevor esperó el día en que yo no estuviera para llevarla a nuestro departamento.

Quiza deba dejar el celular en casa para no tener la necesidad de escribirle cada cinco minutos, tal vez necesito despejar mi mente. Si, justamente eso debo hacer, con total determinación dejo el teléfono en la cama y salgo de la habitación, abajo ya me están esperando Harvey y mi madre.

–¡Harvey! – exclamo y me acerco para abrazarlo.

–¿Cómo estás, Maxi? – pregunta y me da un beso en la mejilla.

Harvey está mas guapo de lo que recuerdo, sus ojos se ven brillantes y su cuerpo tambien está más musculoso, de hecho, ahora que los veo bien, mi madre tambien esta más guapa. A este par el amor los tiene de maravilla.

–Yo estoy genial, Pero ¿Qué me dices tú, alcalde la ciudad de Washington? – lo molesto.

–¡No! Esta noche no vamos a hablar de política, o de Harvey como alcalde – refunfuña mi madre y Harvey y yo nos miramos con complicidad.

Todos juntos salimos y nos metemos dentro del auto de Harvey, sigue siendo un deportivo, solo que mas moderno y extravagante.

–¿No nos llevará Cornell? – molesto a mi madre.

–Maxine no supera el hecho de que tenemos chofer.

–En realidad lo paga la ciudad – me explica Harvey – venia incluido con el trabajo.

Nosotros hablamos de trivialidades, de la vida después de la universidad, de Trevor, de Adam y Tara, yo le pregunto a mi madre por los padres de Trevor e incluso pregunto por Nick, pero mi madre no ha tenido muchas noticias de él.

–Espero que le esté yendo bien en la vida – lo digo de corazón. Yo no odio a Nick, no podría ser capaz de odiar a la persona que me empujo a vivir la mejor relación de mi vida junto a Trevor.  Creo que después de tanto tiempo por fin pude entender eso de “Todo pasa por algo” porque si Nick no me hubiera engañado, yo no lo habría dejado y probablemente no me habría dado una oportunidad con Trevor.

Es un poco retorcido, pero es cierto.

Harvey aparca el auto frente al restaurante y le da las llaves al Valet Parking.

–Señor alcalde – dice el joven y Harvey le sonríe.

–Me gusta esta atención – le digo al oído a mi madre y sonríe. Sé que a ella tambien le gusta.

El restaurante es precioso, tiene una atmosfera elegante, hay un hombre tocando piano a un lado, las mesas están perfectamente acomodadas, todo es completamente divino. Una chica nos lleva hasta una mesa, donde ya hay alguien esperando, lo que me confunde, pensé que solo seriamos los tres.

–Thomas, espero que no lleves mucho tiempo esperando – Harvey le extiende la mano y el tal Thomas se pone en pie.

–No, no mucho, acabo de llegar – estrecha la mano de Harvey y sonríe.

–Ella es mi esposa, Rachel James – presenta a mi madre y yo me siento mas confundida que antes, ¿Rachel James? Pensé que mi madre seguía usando su apellido, no tenia ni idea que había adoptado el de Harvey – y ella es mi hijastra, Maxine Prior.

Yo sonrío y estrecho la mano que me ofrece el hombre.

–Max, él es Thomas Gillis, reclutador del Washington Post – explica Harvey.

Ahora todo tiene sentido, el vestido, el restaurante, la ansiedad de mi madre. No puedo creer que haya concretado una cita aun cuando le dije que no lo hiciera, ahora yo estoy nerviosa y cabreada, ¿Por qué mi madre nunca piensa en mí?

–Es un placer conocerte, Max, me han contado mucho sobre ti.

–Si, no lo dudo – intento ser cordial – Mamá, ¿Me acompañas al tocador por un segundo?

–Acabamos de llegar, Max – me dice entre dientes.

–Solo será un minuto – me levanto del asiento y espero a que ella haga lo mismo.

–Discúlpennos un momento, iremos al tocador – dice mi madre.

–No tardaremos – agrego yo.

Rachel James o Prior, como se quiera hacer llamar, y yo, tenemos una conversación pendiente, pensé que le había dejado muy claro que no iba a trabajar en el Washington post porque no me quiero mudar a Washington.

Yo no voy a dejar a Trevor solo en las garras de Rose Tanner.

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