Capítulo 8

— Les presentaré a mi familia — decía Rogelio mientras sonreía — mi hermano es muy mal educado a no presentarlos.

— Bueno, comento que alguien lo esperaba. Nos indicó que pasáramos en lo que él llegaba — respondí a Rogelio, no podía dejar de verlo. Parecía un verdadero sueño tenerlo enfrente de mí.

— Miren, él es mi otro hermano y se llama Saúl — nos presentaba a un joven de aproximadamente veinticinco años; era algo moreno con ojos marrón y cabello negro.

— Un gusto — nos extendió la mano a mi amigo y a mí — no sabía que Camilo tenía amigos en la Ciudad.

— Ya sabes que socializa rápido — respondió Rogelio.

— Yo pensé que eras la novia — se acercó otro hombre muy parecido a Saúl, tenía una vibra más relajada — Francisco, ese es mi nombre.

— Sí que son varios hermanos — respondió Axel.

— Para nada, Francisco es nuestro primo. Vive con nosotros desde que los tíos murieron — aclaro Rogelio.

— Pero si tenemos otra hermana — hablo Saúl — ¡chicas! —  se acercaron dos mujeres — preséntense ante los amigos de Camilo, por favor.

— Yo soy Alicia, soy hermana de estos brutos y es un gusto — era una chica un par de centímetros más chica que yo, pero eso no impedía que fuera muy guapa y que su cabello castaño quedara perfecto con sus ojos del mismo color.

— Hilda — hablo una mujer casi de la altura de los hombres, se veía alta, aunque traía tacones que ayudaban un poco, a decir verdad, tenía una figura muy esbelta y su vestido negro la hacía lucir aún mejor — yo soy la novia de Saúl acomodaba su larga cabellera negra.

— Que bueno que vinieron, pensé que solo seriamos nosotros — hablaba Francisco — pero si Camilo trae a más invitados esto se pondrá mejor.

— Camilo y Francisco se la viven en fiestas — hablaba Rogelio — siendo honesto mi hermano y yo no podemos demasiado venir a sus fiestas.

— Pero, aún no nos dicen de donde conocen a Camilo — decía Hilda viendo a mi amigo y a mí de pies a cabeza — pensamos que no se descargaría esa app de citas.

— Nada de eso — negaba con la cabeza — iba pasando en su carro cuando me mojo y quería compensar lo que hizo, me dijo que podría venir a la fiesta.

— Ya decía yo — hablo Alicia — no se descargaría esas aplicaciones, él y Francisco dicen ser muy buenos, ligando.

— Precisamente para eso son las fiestas — decía Francisco — no tendríamos la opción de conocer a mujeres si no fuera por estas maravillosas fiestas. No crean que me gusta estar pegado todo el tiempo a él.

— Veo que me extrañaste — llegaba Camilo acompañado de mucha, pero mucha gente. Parecía una excursión — ya podemos empezar la fiesta — de su celular colocaba música que se escuchaban de unas bocinas bluetooth.

— ¿Esa gente de donde salió? —  preguntaba un poco preocupada Alicia — se suponía que era una reunión.

— Esa es poca gente, no viste las personas que fueron a Cuernavaca la última vez — Francisco tocaba de los hombros a Alicia, tratando de calmarla.

— Lo cierto es que no conocemos a esa gente y no sabemos que mañas tengan — decía Hilda viendo fijamente a mi amigo y a mí de nuevo, parecía que tenía un problema con nosotros.

— Para nada, Francisco me ayuda a quitar lo fino por algunas cosas de plástico que son copias de las originales. Sé que si mi madre se entera de las fiestas nos mata — respondía Camilo — además todos los que están aquí son muy cuidadosos — me miraba y dio una leve sonrisa — disfruta que no necesitamos niñera, Hilda.

— En cierto punto ella tiene razón — hablo Saúl y Hilda se sintió victoriosa — pero agradezco que de verdad cuiden las cosas — Hilda miro a su novio con ganas de matarlo.

— Tomen algo — no sabía en qué momento Francisco se había ido por tragos — ya hacían falta, demos un brindis por nuestros nuevos amigos.

Brindamos, di un trago de lo que parecía vodka el cual sabía rico.

— Vengan — dijo Camilo — les presentaré a más personas, es preferible alejarse de Hilda.

Camilo nos empezó a presentar a otras personas, parece que trabajaban con él en una agencia que representaba a famosos, tal vez Rogelio trabajaba con él. De un momento a otro Axel estaba platicando con otro chico, sabía que vino a ligar.

— No pierde el tiempo — me decía Camilo mientras los veía — deberías hacer lo mismo, en la fiesta están buenos candidatos.

— ¿Qué candidatos? — lo miré un poco confundida — no entiendo.

— Si, empezando por mí y terminando por mí — me daba una sonrisa que se parecía mucho a la de Rogelio, aunque, le faltaba algo.

— Nos acabamos de conocer, creo que va muy rápido señor Camilo — le devolví la sonrisa, quería ver hasta donde llegaría.

— Te aseguro que — se acercó a mi oído — nos podemos conocer más de lo que te imaginas.

— Veo que eres de los que no se va de la fiesta sin conseguir ligue, por eso tus hermanos pensaban que salí de una app de citas.

— No sé cómo pensaban eso, creo que aún no me conocen lo suficiente como para saber que prefiero lo presencial — tomo de mi cintura acercándome a él — ¿qué opinas? — hablaba de una manera que me dejaba hipnotizada, sentía un escalofrío por mi cuerpo.

— Opino lo mismo — murmure para después besarme con él, parecía que llevábamos el ritmo de la música, que era similar a la de los ochenta y era algo calmada.

— Sí que no me lo esperaba, te me figuras a un pequeño ratón que es asustadizo y tímido. Alguien muy parecida a Rogelio.

— Que rara imagen tienes de tu hermano — me sujetaba de su cuello — ¿cambio el concepto que tienes de mí? — hace mucho que no me sentía atractiva a los ojos de nadie y mucho menos sentía este deseo recorrer por mi cuerpo.

— Un poco, pero quiero que sepas algo — esta vez hablo de forma más seria — no busco novia y no pretendo enamorarme de nadie, solo disfrutar.

— ¿Quién hablo de amor? — pregunte y ambos reímos.

— Sí que no me la creo ratoncito — me volvía a besar y yo lo seguía — creo que podríamos ir a otro lugar más privado.

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