Capítulo 4

Me quedé sorprendida y enojada por lo que acababa de pasar. Estaba totalmente empapada y con una furia dentro de mí.

— Disculpa — se acercaba un hombre a mí, era joven y vestía unos pantalones de mezclilla que parecían que el mismo los había roto. Su cabello era un poco desalentado, pero con mucho estilo. Me daba una amplia sonrisa — Te mojé demasiado, no sé cómo podría arreglarlo — no dejaba de sonreír.

— Bueno estoy sucias y mojada. No creo que se pueda hacer mucho al respecto — trataba de no enojarme. Pero de verdad que era imposible, mi mamá me mataría si me llegara a ver así.

— En eso tienes razón, no puedo hacer mucho ahora — se rascó la barbilla un poco — podría invitarte después a una fiesta o algo. No quiero que pienses que soy un grosero de lo peor.

— No puedo juzgarte sin conocerte. Creo que hubiera sido peor si no te hubieras detenido.

— Tienes razón — me estiro la mano en forma de saludo — mi nombre es Camilo Robles, mucho gusto.

Me quedé sorprendida por el apellido, era el mismo de aquel modelo al cual había encontrado hace unos días.

— Victoria Zarza — le extendía mi mano y nos saludamos — Bueno es un gusto — terminaba el saludo — no tienes que llevarme a ninguna fiesta en forma de compensación.

— Sé que no, pero para mí sería un verdadero honor.  No es la mejor forma de conocer a alguien — no quitaba la sonrisa y ahora que lo miraba mejor, tenía un ligero parecido a Rogelio.

— Siendo así, acepto — le daba una ligera sonrisa.

— Te juro que no te arrepentirás, si gustas cambiamos números y nos ponemos de acuerdo. Será este domingo y si gustas podría pasar por ti.

— Claro — intercambiamos números — ¿puedo llevar a alguien más? — de inmediato pensé en Axel.

— Claro, mis amigos creen que entre más es mejor.

— Excelente. Nos vemos Camilo. 

Empecé a caminar rumbo a casa, lo primero que haría sería darme un buen baño. Necesitaba descansar y hacer un poco de tarea, quería tener un fin de semana tranquilo.

Secaba mi cabello y veía el reloj, apenas eran las siete y me quedaba mucha noche por delante. Revisaba mi ropa buscando algo para mañana y el domingo, quería lucir de lo mejor, no sabía aun si podría ver a Carlos en persona o si Camilo y Rogelio tenían alguna relación y podría estar en la fiesta.  Tome mi celular y entré al perfil de Rogelio buscando algo que me diera alguna pista, pero no se veía nada en realidad. Si ponía algunas fotos familiares, pero eran de hace mucho tiempo, no podía identificar si Camilo estaba en alguna. Busque en sus seguidos alguna pista del hombre que me mojó, pero nada. Me quedaría con la duda hasta la fiesta o tal vez era imaginación mía, el apellido Robles es muy común y no significaba nada en realidad que tuvieran el mismo.

Termino de elegir mi ropa, pata el sábado sería un pantalón de mezclilla color azul con una blusa negra con transparencias. En cambio, para el domingo usaría un vestido azul que tenía abierto los hombros y estaba arriba de la rodilla. Mi pelo iría planchado, quería lucir lo mejor posible y causar una buena impresión. Mi celular sueño y desperté del sueño que tenía sobre mi look.

— Mamá — dije con mucha emoción al ver que era ella.

— Victoria, espero que estés bien y te estés cuidando — siempre tan protectora.

— Claro, hago mis tareas y duermo temprano. Pero te extraño.

— Ya lo sé, pero quiero saber si ya fuiste a ver a Julieta. Tu hermana Miriam no deja de enviarme mensajes.

— No, tengo muchos pendientes y no sé cuándo la pueda ver — doblaba mi ropa mientras le respondía.

— Ni siquiera los mensajes, te conozco y no mientas — a pesar de que parecía regaño, no estaba molesta — te envié mensajes recordándote.

— Se me paso, los últimos días tuve cosas que hacer y creo que todos lo deberían entender, más tú.

— Si, te comprendo y sé que te debería de alejar de ellos. Pero creo que tú mejor que nadie los conoce, trata de ser hipócrita y sé que no te gusta. 

— Trataré — di un suspiro — pero sabes que me cuesta trabajo ser así y más después de lo que paso.

— Lo sé y me pasa lo mismo. Reflexiónalo y trata de ver lo positivo de las cosas. Te dejo, cuídate.

— Igual.

Mamá colgó y aventé el celular a la cama. Busque en uno de mis cajones una de las fotos que tenía con papá. Era cuando tenía cinco años y tenía una fiesta infantil por mi cumpleaños. Lágrimas salían de mis ojos al recordar ese momento, era feliz y no sabía que solo sería por un par de años. La volví a guardar y sequé mis lágrimas, debía de superar todos los momentos difíciles por más crueles que fueran, sé que papá no quisiera verme así.

Continúe con mis actividades diarias, hasta que llegó la hora de dormir, había sido un día verdaderamente largo, quería descansar y poder soñar bonito.

Iba caminando por unos pasillos oscuros, se iluminaban y dejaban ver dos sobras altas y con cuerpos muy bien formados, trataba de acercarme a ellos. Mientras más caminaban ambos extendían su mano derecha, querían que la tomara, pero el camino parecía no acabar nunca. Del lado izquierdo pude ver a Rogelio, pero al derecho no dejaba ver quien era. Cuando estaba a punto de llegar alguien me tomaba de la cintura y me alejaba de ellos.

— Solo serás mía — era Alexis hablándome al oído.

Trataba de soltarme, Rogelio y la sombra trataban de acercarse a mí, pero era totalmente inútil. Alexis aparecía hasta en mis sueños para hacerme daño

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