Capítulo 3

En camino a la escuela veía un anime, trataba de la valentía (cosa que en definitiva no tengo), ya llegaría a la estación y tomaba mis cosas. Bajaba con cuidado del camión, mi miedo por caer era demasiados y más si se juntaba con mi fobia a las escaleras. Caminaba rumbo a la entrada de la escuela, la música que salía de mis audífonos le ponía un poco de ambiente a las personas que tenía a mi alrededor. Llegaba al salón de clases y empezaba a acomodar mis cosas, recordaba que hacía acá y cuál era mi propósito. Mamá no quería que estudiara música, mi verdadera pasión.

El celular vibraba y era Nora, había terminado la tira de materias el semestre pasado. Parece que venía a arreglar unos documentos y quería verme. Decidí irme a donde estaba mi amiga, la vi sentada en la banca que daba a la puerta principal de la escuela, revisaba unos documentos.

— Nora — me acerque a ella y la abrace, correspondió el gesto y nos sentamos — te extrañe.

— Yo más, me siento sola al no venir. Ahora viene lo más difícil, muchos papeles, ir y venir. No tengo tiempo de nada — se quejaba. De verdad parecía fastidioso.

— A mí me queda mucho para enfrentarme a eso — dije de broma — pero para lo que necesites cuentas conmigo.

— Gracias, pero cuenta sobre el chico de la foto. Amiga se ve súper bien — mi amiga hablaba de forma sexy, me parecía gracioso.

— Digamos, que es un modelo. Lo vi en televisión, aunque me parece conocido.

— Pueda que lo vieras antes, suelen trabajar para muchas marcas. Pero está muy guapo, tienes buen gusto.

— Si tuviera buen gusto no hubiera pasado lo que ocurrió con Alexis — recordé ese momento tan horrible.

— Tranquila — trataba de consolarme poniendo su mano en mi espalda — sé que no es fácil tener que lidiar con ese enfermo.

— Nada, se me quedo viendo como tonto — unas lágrimas salían de mis ojos.

—Amiga, todas tenemos malas experiencias. Pero estoy segura de que debes superarlo, además, contaba con qué harías algo al respecto.

— No, nadie creía mis palabras. Pensarían que soy una resentida, que solo inventa cosas.

— Nada de eso, yo viví eso contigo. Aunque de igual forma yo me siento culpable — la miré sorprendida ante sus palabras — sí, yo te debí cuidar y proteger. Soy más grande que tú y no me di cuenta del tipo que te asechaba, disculpa.

— No te tengo que perdonar, era una niña boda.

Decidí abrazar a mi amiga, nadie tenía la culpa más que yo. Confíe y paso lo peor que le puede pasar a quien se enamora y más al ser su primer amor.

— Eres de lo más inteligente — decía mi amiga dándome una sonrisa.

Los días pasaban y el día del concierto estaba más cerca. Me daba un poco de miedo y emoción conocer a Carlos, aunque en realidad no lo haría, ya que nadie lo conoce. Escribía en la biblioteca escolar, parecían melodías sin sentido, un poco de letras vacías si nada que decir. No contaba con una inspiración como tal, a pesar de que tenía dos grandes inspiraciones en la cabeza. 

— Victoria — mientras escribía escuche una voz familiar, la reconocía, aunque no quería aceptar de quien se trataba.

— Alexis — levante mi cabeza y pronuncie lo más claro posible su nombre, a pesar de sentir un poco de miedo...

— Espero estés bien.

— Mucho mejor de lo que estaba mientras estabas en mi vida, si — respondí ya un poco más calmada, le di una gran sonrisa.

— No te hagas la chistosa — su tono era rudo y su expresión más seria. No comprendía como me había fijado en él, creo que era por su cabello chino.

— No me hago la chistosa, solo que no sé qué buscas aquí. Pensé que ya habías conseguido lo que querías, ya déjame en paz.

— Dejarte en paz — se sentó enfrente de ella — es un poco irónico. Tú empezaste todo esto, nada hubiera pasado si no estuvieras de resbalosa.

— Yo ni siquiera te hablaba, sigue con tu vida y déjame. 

— Bien — se puso de pie — pero recuerda que todos se pueden enterar de la clase de persona que eres.

— Por mí puedes hacer lo que gustes, ya no te tengo miedo.

— Deberías. 

Alexis se empezó alejar de donde estaba; cuando pensé que podría estar en paz llegaba él y me derrumbaba el mundo. Quería y anhelaba no volverlo a ver. Mi celular sonaba y era Fabiola, de seguro era para lo del concierto.

— Amiga, mañana es el concierto. Te veo en el lugar, es muy chico y tendremos una pequeña convivencia con él — decía mi amiga muy emocionada.

— ¿Convivencia? Creí que no mostraba su rostro y nadie lo conocía en persona.

— Pues se supone, pero no sé. Así me comento mi papá, veremos que trata lo de la convivencia.

— Bueno, ojalá no sea tan payaso y se preste a que le hagamos unas preguntas o algo. 

— Ojalá, te veo mañana a las tres de la tarde. Gracias, amiga por acompañarme y estar conmigo, te quiero.

— Yo igual.

Terminé mi día bastante temprano, decidí ir al bosque que quedaba cerca de casa, quería inspirarme un poco. Tenía ganas de escribir y tener un momento para mí. Empezaba a escribir unas palabras para el atractivo modelo que vi, de algunas cosas que me gustaría compartir con él. Empezaba anochecer y tendría que volver a casa, caminaba por a calle, caían un par de gotas y el cielo se nublaba, rápido toda la gente se empezaba apresurar a caminar y yo también tendría que hacerlo. 

Caminaba más rápido y ya tenía que cruzar la avenida que daba a mi casa, a lo lejos vi que pasaba un carro, dejaría que él pasara. Solo que no contaba con que me mojaría toda, solo pude ver que era un auto gris. Me dejo totalmente sucia.

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