DOS

Frente a mí se encontraba un vaso térmico con café, que amablemente me había hecho James.

—Esta caliente, no te vayas a quemar. —me avisa James, echándole un poquito de azúcar a mi café—, ¿Cómo te sientes Musa?

—Tengo dolor de cabeza, y casi no recuerdo lo que paso ayer.

—Es por la droga, no te preocupes… Te recomiendo tomarte todo el café.

—Está bien, gracias.

Asiento mientras acerco aquel vaso a mi boca para después soplar un poco y sorber de aquel líquido.

—Está muy amargo. —me queje sin poder evitar hacer una mueca.

—Lo sé, lo sé. Pero es lo más recomendable para que te despiertes y estés más en tus sentidos, ¿estas segura de que te sientes bien y que no quieres ir al hospital?

—James, estoy bien. —intento sonreírle para que él me crea, pero obviamente no lo hace.

Esta mañana me había despertado con la mano de James en mi mejilla y con un “¿como te sientes?”, la verdad me sentía en un cuento de hadas al tener a una persona que sin dudarlo me ayudo cuando mas lo necesitaba, que llevo a una desconocida a su casa, aunque de lo primero que me dí cuenta fue el inmenso dolor de cabeza que tenia.

Esto se sentía como un sentimiento extranjero, algo inexplicable. Se sentía como estar perdido en un desierto, guiándose por un sentimiento que se cría oculto o inexistente.

No podría decir que me gustaba James, o que estaba enamorada de él o algo parecido…, Pero me hacía sentir extraña al ver como él, se preocupada tanto por mi al no ser ni siquera mi amigo, eso me hacía sentir que le debía un gran favor o hasta mi próxima vida.

Mi teléfono suena en algún lado de mi bolso, y de pronto siento la grata necesidad de pedirle a Dios que la persona que me estuviese llamando no fuera mi madre, sino alguna persona equivocada.

Dejo el vaso sobre la mesa y me dirijo hacía mi bolso para ver quien era el que me llamaba: Mami

Maldigo una y otra vez en mi cabeza, por alguna extraña razón miro al techo esperando un milagro para después pasar a contestar.

—Hola mami, ¿Cómo estás?

—¿Qué como estoy? —me grita mas que enojada mi madre, tanto que si en los teléfonos permitiesen introducir manos o chanclas hace rato me hubiese pegado con alguna de las dos—, ¿Se puede saber donde m****a estas? Y no me salgas con que estas con Sorah por que la tengo a mi lado.

—Mami… ya voy para la casa…

—¡Mas te vale!

Y sin más mi madre cuelga.

—Bueno…, el deber llama, supongo.

***

Cuando llegué a casa, después de que James, a pesar de que le dije que podía tomar un bus para ir a mi casa, él me llevo hasta unas casas antes de la mia.

—¿Vas a estar bien? —me pregunto por decima quinta vez James, cuando me baje de su moto para después entregarle el casco.

—Si, no te preocupes.

—Al menos… —James hizo una pausa para llevar su mano a su cabello llevándolo hacia atrás—, ¿Me darías tu numero? O sea, si quieres… no hay problema. —empezó a tartamudear nervioso, tanto que se le veía muy tierno.

Ante eso, no puede evitar reírme.

—Claro que sí, ¿tienes tu celular ahí?

Ante esto, James revisa sus bolsillos.

—Creo que no lo traje… pero —saco de su bolsillo un bolígrafo—, tengo esto.

Asentí, tomando el bolígrafo y tomé su antebrazo y empecé a anotar mi número.

—Listo.

—¿Y no me dejaras el besito de despedida?

—James estás loco… ¿Dónde lo quieres?

Ante eso, James gira su cabeza hacia un lado, y yo decido mirar de un lado a otro para que ninguna persona mayor me viera y lo hice. Pude sentir su piel sobre mis labios, la cual era suave y además de que olía delicioso.

—¿Feliz? —le pregunte mientras le sonreía y lo miraba fijamente.

Ante esto, James tomo mi mano y me acerco hacía él. Paso su mano por mi cabello para después posar su mano en mi mejilla y acariciarla suavemente.

—En serio espero volver a verte, Qio Shun Pei.

Sin mas, James se vuelve a poner su casco y después de despedirnos se fue.

Yo, por alguna extraña razón me había quedado embobada viendo el lugar por donde se había ido. Tenía las mejillas sonrosadas y el corazón a mil.

Pero tristemente, mi burbuja fue explotada por el teléfono.

Cuando llegué a casa, cuando abrí la puerta me recibió mi madre enojadísima, pero su postura por alguna extraña razón cambio al verme.

—Shun Pei, hija ¿pero que te paso?

—Nada mami —mentí—, estoy bien.

—¡¿Qué estas bien?! !¿Que no te has visto la cara?!

Y en eso me dirijo hacia uno de los espejos, y veo de lo que habla mi madre. La cachetada que me dio Yang me dejo un morado en toda la mejilla y hasta tenia el labio un poco partido.

—No te lo volveré a preguntar Qio Shun Pei, ¿Qué m****a te paso? —me pregunto entre una mezcla de furia y preocupación.

—Mami, es que…

—¿Es que, ¿qué? Habla rápido.

—Mamá, ayer me drogaron… y me quería violar uno de los amigos de Sorah, pero un compañero de la universidad estaba allí y me ayudo. Me llevo a una estación de policías y de allí me acompaño a un hospital. —dije al borde del llanto, mientras me secaba las lágrimas.

—Oh, Dios mío. —mi mamá se acerco a mi y empezó a golpear mi brazo—, ¿Y por qué no me llamaste?

—No te quería preocupar, má, estoy bien. No te preocupes.

Sin más, me comienzo a encaminar hacía mi habitación encontrándome a ni mas ni menos que a Sorah.

—Sumy, ¿estás bien? —Me pregunto Sorah.

—Ajá. —Exclamé. —¿Qué era lo que decías?

—¿Recuerdas a uno de los chicos que estaba en nuestra reunión?

—¿Hablas de la fiesta donde invitaste chicos sin mi consentimiento? —Di media vuelta para encararla y ella en respuesta apretó su bolso más a su cuerpo.

—Lo siento ¿okey?

—Entonces que paso con aquellos chicos.

—Yang me pidio tu número…, y yo se lo di.

—¿¡Y porque no me lo consultaste!? —Grite muy furiosa, esto era lo único que me faltaba.

—Cálmate…

—¿Cuándo será el día que deje el mundo de decidir por mí? —Espete en un tono bastante fuerte, pero no llegando al punto de gritar.

—¿Cómo m****a le puedes dar mi numero a el que me intento violar?

—Por favor Shun Pei, el es hijo de un diputado, no seria capaz de hacer ese tipo de cosas.

—Largo. —musito mas que molesta.

—Si por favor Sorah, ya no eres bienvenida a esta casa. —Espeta mi madre entrando a mi habitación con las mejillas humendas por las lagrimas.

Sorah nos miro ofendida para después irse enojada.

Mi madre, se acerco a mi para abrazarme y yo, sin poder evitarlo me eche a llorar.

***

—¿Cómo te sientes?

—Mucho mejor…

—Que bueno mi sumy, si te sientes mal te puedes quedar aquí en casa.

—Gracias. —Comencé a tomar la sopa con un nudo en mi garganta.

El dolor era tolerable, pero no lo quería volver a sentir, estaba segura de que esto jamás me volvería a pasar. Tal vez hasta estaba exagerando, literalmente dolía como la m****a.

—Cuando te vea tu padre, ¡uff! Ya sabes que él es un exagerado.

Si… desde lo del esposo de Han Pei, el tema de los golpes y la violencia era algo inaceptable.

Y claro que me dolia todo lo que le estaba pasando a mi hermana. Al principio obviamente intentamos ayudarla, pero nos prohibió meternos en su vida, lo cual al principio claramente no aceptamos. Pero lo principal para poder ayudar a alguien, es que la otra persona coopere.

—¿Y por qué te abofeteo? —Pregunto mi madre mientras encendía la tv.

—Por que me negué a irme con el —Musité mientras tomaba otra cucharada de la sopa, sin escuchar la respuesta de mi madre me dirigí a las escaleras. Cuando llego al piso de arriba, me acuesto de espaldas contra la puerta y no puedo evitar que las lágrimas rueden por mis mejillas.

Por el momento me odio a mí misma por ser tan débil. ¿Cómo no me pude defender?

pero no quiero tener que enfrentarme a escenas como ésta y a personas como Sorah… Mientras me seco las mejillas húmedas me doy cuenta de que llorar no va a ser la mayor diferencia, en vez de decir por qué no hice… ¿Por qué no mejor lo práctico para hacerlo mucho mejor el día de mañana? Cuando entro a mi habitación y me acuesto en mi cama. Me quedo dormida dándole vueltas a un montón de pensamientos, y las imágenes de rosas sombrías y de unos ojos grises que me miraban con dulzura inundan mis sueños. Al despertarme necesito un momento para recordar todos los cambios que se han dado poco a poco en mi vida.

Cuando me despierto y me pongo mi sensual ropa de interior de unicornio, me visto con un vestido suelto, y bajo las escaleras.

—¡Mira nada más querido como la dejo! —Ni siquiera me dio tiempo de decir “buenos días”, cuando fui interrumpida por la voz de mi madre.

—Lo estoy viendo querida. —Y allí estaba mi padre, el causante de nuestro vencimiento sobre Han Pei, el machismo corría por sus venas y sé que en el fondo apoya que el esposo de Han Pei la golpee. —Son cosas de chicas.

—¡Cosas de chicas! —Contesto sin mirarlo indignada. — Yo no me merecía una bofetada porque alguien me gustara.

—A ver Shun Pei —Grita mi padre y eso me causa escalofríos y mucho terror. —¡¿Tú vas a la universidad de cama en cama?!

Y eso me dolió, mi progenitor debería conocerme, saber que no soy así.

—¡Me hacer el favor y me respetas! —Le alcé la voz a mi padre como nunca pude ser capaz de hacerlo. —Tú no sabes que es lo que hago allí, y no eres nadie para juzgarme de esa manera, no eres ni Dios un Buda.

Mi padre a continuación se levantó bruscamente de la mesa.

—Querido siéntate.

—¡¿Qué no ves como tu hija me estaba hablando?!

—Lo se… hija ve a tu cuarto, ahorita te subo tu comida. —Mi madre me imploro y no pude hacer menos que subir a mi cuarto y unos minutos después mi madre subió dejándome algo de comida.

—Así te ruegue no le vas a pedir disculpas a tu padre, ¿verdad?

Moví mi cabeza de lado a lado claramente negando.

—¡Que lo haga el! —Hice una extraña mueca y cuando terminé de comer, decidí dormir un poco.

*

Al día siguiente en clase, cuando entro a clase Ji Ni se sienta a mi lado, pero no dice nada…, eso me asusta. Ella es de ese tipo de personas que siempre se le ocurre algo loco.

—El lunes empezaremos con Orgullo y prejuicio de Jane Austen —anuncia el profesor Piori al final de la clase.

—¿Quieres que vaya y golpee a esa perra? —Antes de irme la voz de Ji

Ni por fin se hizo presente.

—¿A quién? ¿a Sorah?

—¡Si!

—No es necesario —Le sonreí a Ji Ni y salí de ese salón.

A la mañana siguiente al llegar a la universidad y adentrarme en ella, llegue a la cafetería, fue como un golpe contra la realidad..., era de esos momentos donde te das cuenta de que vives de tu reputación. Estaba allí parada, en la entrada de la cafetería. Sin mover ningún musculo, camine hacía la máquina para pedir y pagar mi comida.

Decidí que compraría un poco de Ramen, para relajarme un poco.

—Hola Pei, ¿como estas?

—Hola, ¿bien y tu?

—¡Guau! ¿estas usando maquillaje?

Y la respuesta era que si, estaba utilizando maquillaje para tapar algunos moretones que tenia, a pesar de que me había aplicado hielos.

—Si, intento probar cosas nuevas.

Cuando me pongo en la cola de la fila, estaba rezando internamente porque cuando llegara a recibir mi comida, La fila se acercaba más y más, y faltaba muchísimo para que sonara la campana.

—Mire señorita Shun Pei, aquí está su Ramen de carne de cerdo.

—Muchas gracias... —Me moví un poco de la fila, caminé a paso lento a cualquier lado donde pasara de ser percibida..., baje mi mirada hasta que sentí un brazo posarse en mis hombros y cuando alce mi vista me asombre al ver a... —, ¿James? Hola...

— Hola Musa, ando cazando chicas bonitas y tiernas—Afirmo pegándome más a su fuerte y fornido cuerpo.

—Pues, en ese caso tienes a la chica equivocada. —Murmuro en un tono inaudible.

—Veo que a alguien le falta mirarse un poco más al espejo. —Se pudo en frente a mí, tomo mi mentón hasta tener mi vista fija en sus hermosos ojos grisáceos. —, Eres demasiado hermosa a mi parecer, eres muy respetuosa con los demás y tienes a un nuevo acosador.

—¿Acosador?

—Oh, también podría ser otra cosa. —Alzo sus cejas, ¿Qué estas insinuando James?

—¿Es una propuesta indecente? —Casi se me cae la bandeja de comida de las manos.

—Es la propuesta más interesante que te han hecho en tu vida. —Hizo una pausa, para mover con su lengua su piercing de su labio..., le sentaba súper sexi ese piercing. —, ¿A que sí?

—Ajá —Exclame. — Pues sí, jamás me habían propuesto algo taaaaan interesante. —Alargue la "A", y camine hacía una mesa que estaba vacía y James se sentó frente a mí.

—¿Dónde está tu café con leche?

—¡Uau! —Abrí mis ojos impactada. — En serio que eres mi acosador.

Tomé mis palillos y comencé a comer, algo incomoda al ver a James mirandome fijamente.

—Me haces sentir incomoda.

—Lo siento, me es imposible para mí. —Se encogió de hombros.

Intente ignorar la mirada de James sobre mí.

Cuando alcé mi mirada, vi la cara de felicidad de Fen Mi sobre mi... Mirándome fijamente, para después alzar las cejas una y otra vez.

—Claro... por cierto, Musa, te ves tan tierna comiendo.

Tenía mi rostro color carmesí, sentí un retorcijón en mi estomago.

—¿Desde cuándo pase a ser una musa? —Pregunte, después de por fin terminar de comer.

— Las musas son una figura femenina de la mitología griega, una fuente de inspiración en las artes o las ciencias. Para mi, eres una fuente de inspiración para cualquiera, haces feliz a los que están a tu alrededor, y hasta a mi.

—Entonces, tu eres mi Ángel —Confesé para que a continuación me levantara de aquella mesa con la persona que hacía que mis mejillas quisieran explotar.

—Yo puedo ser lo que tu quieras, musa.

Deje mi bandeja en el lugar correspondiente, tome un poco de coca cola que recién había comprado, en la máquina expendedora.

Intente que el pequeño James no me siguiera, pero era de ese tipo de acosadores que deseas que te acosen, es extraño ¿verdad?

Recién lo conozco, y tengo muchísimos deseos de entablar una relación amistosa con él.

•••

Cuando termina mi día como "universitaria" decido ir a un centro comercial. Al llegar compre algunos libros...

Para después entrar a una tienda de maquillaje..., creo que ya era hora de aprender a maquillarme.

Las clases de maquillaje comenzaban a hacer efecto sobre mí; Delineador, mascarillas faciales, BB cream.

Cuando me acerque a los lados de las muestras de labiales tome un Rosa Clarito y me unté un poco en los labios.

—Bueno..., creo que este me sienta bien.

—Sí, tiene razón. —Me respondió una chica, que claramente trabajaba aquí. Lo note por su uniforme que decía el nombre del local…

—Gracias... —Murmure algo tímida, eso de hablar con desconocidos tan amistosos no era lo mío.

—Aunque, creo que le quedaría también muy lindo un Rojo cereza. —Busco algo con la mirada hasta encontrarlo, el dichoso labial. —Toma.

—Gracias. —Le volví a agradecer, he hice una pequeña venia.

—De nada.

Me acerque a la caja, y pague por ellas, pero antes quede con aquella chica para tomarnos un día algún café.

Cuando me dirigí a la salida, miré las películas que estaban en cartelera en el cine...

Una de ellas me pareció interesante, era la de mi cantante favorito coreano.

Me acerque a hacer la fila.

—Hola, un boleto para esa película. —La señale y le pase el total de la entrada.

—Serian 25 Wons.

Camine un poco mientras, se acercaba a la hora del inicio de la película.

Tiendas de ropa, electrónicas y mucho más maquillaje.

Saque mi celular de mi bolso para revisar la hora.

—Bueno creo que ya es hora para ir pidiendo la comida y entrar a la sala.

Me encaminé a la sala de comidas y pedí palomitas mitad salas y mitad dulces. Y unos segundos después ya estaba sentada esperando que empezara la película, sentada en mi silla.

La película comenzó cinco minutos después, y cuando entro Yang Lok ¡mi amado!, dándoles una fuerte golpiza a los ladrones, solo para defender a su amada.

Comí un puñado de palomitas dulces, y seguí mirando la película.

En la siguiente escena Yang o Du Loe suk, estaba en el banco, para ver su pago.

¡Se le veía tan hermoso!

Su hermosa voz y actuación, cuando empujo a el padre de su amada por luchar por su amor.

Bueno, si un poquito dramática

Y la historia termino con él en coma, tanta cosa para salvar a su amada para tener ese final.

Triste, pero cierto.

Me levente de la silla cuando las luces de la sala se encendieron.

Salí de la sala, y me dirigí a la salida del centro comercial... y el frio de la noche, hizo cambiar mi temperatura corporal, ante esto saqué mi chaqueta de lana de mi bolso para que acto seguido me la colocara.

Mi casa quedaba un poco cerca de aquel centro comercial, tenía muchísimas ganas de llegar a mi casa.

A paso apresurado y al llegar levante una tapa para poner la contraseña de la puerta.

—Mami, regrese. —Salude cerrando la puerta.

—Mi bebita, ¿Cómo te fue? —Me pregunto mi madre secándose las manos con un trapo.

—Muy bien mami, ¿quieres que te ayude en algo?

—Nooo, ya terminé hijita. ¿tienes hambre?, prepare Ramen.

—Hmmm, está bien.

—¡Oh! vamos Sumy, cambia esa cara.

Dibuje una sonrisa en mi rostro, y cuando baje mi mirada a mi plato, estaba casi vacío así que tome mi maleta y me subí al auto.

A los cinco minutos mi padre entro por la parte del conductor del auto.

—Vámonos.

Apoye mi codo de manera que podía ver lo rápido que íbamos por la ventanilla.

La gente caminando algunas apuradas y otros, de forma relajada. Las personas con sus trabajos callejeros.

Ver todas esas cosas te hace dudar de lo que dices creer y ver, ¿en algún momento podríamos tener un mundo perfecto?

Un mundo sin pobreza, sin muertes a causa de la falta de alimentos y agua y cero violencias, aunque la perfección no existe, es algo que para mí es algo y para otros es otra cosa.

Lo demás que hacía era tan monótono, que mi cerebro estaba tan acostumbrado de tanto hacerlo que sin darme cuenta ya estaba caminando a la entrada de la universidad.

Estudiaba litera y gramática.

Amaba eso de escribir, estaba muy ilusionada con poder escribir un libro y que todo el mundo lo pudiese leer. El sueño de todos los escritores y escritoras que pasan la mitad de su vida con la cabeza dentro de una portátil o un cuaderno.

Este era de esos días donde, cambiaba mi forma de pensar y actuar. Pensaba que era lo que estaba pasando últimamente con los que me rodean; y dejar de imaginarme cosas —Por primera vez en mucho tiempo— junto a alguien que me amara como soy.

Era de esos momentos, donde podía ver lo ignorante que era con eso de las historias de amor, cuando decides cambiar tu rol de “la chica estúpida que espera una estúpida historia de amor”.

Di media vuelta y caminé hacía el baño.

Al entrar a este, me apoye en el lavamanos. Cuando alcé mi vista y me miré al espejo.

Me veía horrible… ojos rojos, mi piel más pálida de lo normal y ahora iba a llorar.

—Shun Pei, clámate. —Busque a alentarme un poco más.

Vi algo fuera de lo normal, en un rincón había unos retretes típicos del baño de chicos.

¡Mierda!

—Creo que te equivocaste de baño. —Hablo un chico, que acaba de entrar al baño.

Y explote, comencé a llorar como si de eso dependiera mi vida, sentí su mano sobre mi hombro. Y eso por primera vez en mi vida me reconforto.

Odiaba que alguien me viese llorando.

—¿Te sientes bien? —El chico me pregunto algo preocupado.

—Si… —Acerque la manga de mi blusa para secarme las lágrimas, cuando ya estaba cerca de mi rostro, la mano del chico no permitió lo que ya tenía previsto.

—No hagas eso, tu piel se ve que es muy sensible. Te podrías lastimar.

Asentí, las palabras no salían de mi boca, me mordí el lado derecho de mi labio inferior, sentí sus manos en mi cintura y pase las mías sobre sus hombros y llore en su hombro.

Olía a menta, su cabello castaño oscuro, y su piercing en su oreja.

Debe tener rasgos de modelo, ni siquiera lo pude ver bien realmente.

—Sera más divertido si estoy contigo. —James se comenzó a reír. —¿No hay problemas con eso de nuestra clase de amistad con lo que paso con tu “amiga”? —quiso saber aquel chico, creo que en fondo no quería que todo esto terminara.

—Claro que no… ¡Ay! James crees que esa chica nos va a separar así de fácil. —Intento sonreír, pero una tormenta de tristeza comienza a obligar a todos los animalitos que viven mi panza que se escondan.

—Ven. —Aquel chico toma mi muñeca y me sienta en una banca de madera y deja la moto cerca de nosotros. —¿Qué tiene mi pequeña Musa?

—Ángel, ¿verdad que yo no tuve la culpa? —Mi voz se quiebra y mis ojos se llenan de lágrimas, el dolor y el sufrimiento dentro de mi comenzaba a evaporarse. Pase mis manos por el brazo izquierdo de James, mi cabeza se encontraba en su hombro. Mientras el acariciaba mi cabello.

—¿Quién dijo eso? Sabes que tu tuviste nada que ver con eso ¿verdad?

—Es que mi padre dijo que eran cosas de chicas, hasta me trato de puta…

—¿Puedo?

Lo mire algo extrañada, ¿hacer qué?

—Abrazarte, ahora si voy a pedir permiso para hacerlo.

—Muchas gracias…

—No hay de qué.

El paso su mano por mis hombros, y al salir por la puerta.

Como era hora de clase, el pasillo estaba vacío y eso lo agradecí bastante.

—Me iré primero. —Mire al suelo en señal de despedida, apreté mi bolso control mi cuerpo he intente acelerar mi paso hacía mi próxima clase.

«SHUUUUN PEIII ¿Estás loca?» Me grito un vocecita en mi cabeza.

Si, estaba loca, de remate.

Cuando me senté en una de las mesas, y por primera vez no me podía concentrar.

No por la tontería de pensar en su hermoso pearcing en su labio. Sino la forma en que nos conocimos, su forma de actuar tan inesperada.

Leí el libro traducido al coreano de: 100 Años De Soledad de Gabriel García Márquez.

Era un libro muy inspirador, amaba leer este tipo de libros.

—Bueno muchachos, espero para dentro de tres días una reseña completa del libro…, nos vemos pronto.

Cuando estaba caminado hacía la cafetería, mis piernas comenzaron a temblar, el solo pensar en volver a verlo me hacía querer que la tierra me tragase y me escupiese en las playas de Miami.

Volver a ver como juega con su pearcing, y escuchar como mi voz interna me grita lo tonta que soy por no tomarme el tiempo de conocerlo.

Cuando estoy en las dos entradas del baño: Baño de hombres, baño de mujeres.

Me cercioro que, si entre al que es, al de chicas.

Cuando entro me acerco a el espejo y saco mi cosmetiquera de mi bolso, saco mi labia rojo cereza, que casualmente lo amo.

—¿Viste con quien estaba sentada la rarita de Literatura?

—¡Si! —Alzo fuertemente su voz. —Con James, ¡Mi James!

—Es una moquita muerta.

—Lo sabía, tenía cara de zorra.

Termine de retocarme el labial y el delineador.

Cuando ellas salen del cubículo del baño, empalidecen.

—¿Mas zorras no serán ustedes? —Espeto algo enojada más de lo normal. —Amigas, píntense una vida y vívanla. —A continuación, salí del baño, la caja de pandora.

Era la primera vez que me enojaba porque alguien me llamara Zorra o Mosquita muerta.

¿Oh, era porque por fin había entablado una relación amistosa con un chico que se dice llamar mi acosador?

Cuando llego a mi siguiente clase, esta vez estaba un poco más relajada.

De hecho, agradecía no estudiar lo mismo que James, por que verlo es un peligro para mis mejillas y el mariposario en mi estómago.

—La gramática es: el estudio de las reglas y principios que gobiernan el uso de las lenguas y la organización de las palabras dentro de unas oraciones y otro tipo de constituyentes sintácticos

Ahora tenía un dolor inmenso en las mejillas, por reírme tanto.

Cuando por fin podía irme a mi casa, camine a la parada de buses, saque mi celular de mi bolso, y conecte mis diademas comencé a escuchar I Need You de BTS.

Cuando llego el auto bus me subí a este y pasé mi tarjeta para pagar. Y me senté en la ventana.

A la segunda estación, la cual era la que me quedaba a cerca de mi casa, me baje en aquella estación sin antes agradecerle al conductor.

Cuando puse la clave de mi casa y la cerré detrás de mí, recibí como respuesta el aire helado del aire acondicionado.

—Mami, ya llegué.

—Bienvenida, estoy aquí en la cocina.

—Okey, ya voy.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo