Rebecca
Antes de que pudiera decirle que yo también lo amaba, él me cogió entre sus brazos y me llevó por el pasillo. Los fotógrafos inmortalizaron cada paso, pidiéndonos que posáramos, pero estábamos demasiado ocupados saludando, riendo y sosteniéndonos la mirada para prestar atención a lo que pasaba a nuestro alrededor.
Cuando nos acercamos a la casa, la señorita Jonás se interpuso delante de nosotros.
—¡Es el momento de las fotos! Señor Wentworth, por favor, señora Wentworth … Él parpadeó y negó con la cabeza.
—Señor Wentworth … —La mujer se cruzó de brazos—. Ambos estuvieron de acuerdo en hacer las fotos justo después de la ceremonia. En el futuro les gustará que haya sido así, créanme. Cuando sea viejo, querrá mostrárselo
Rebecca"Odiaba a mi jefe". No estaba exagerando o siendo dramática como decía mi madre unas cuarenta veces al día. De verdad lo odiaba y eso me hacía sentir de alguna manera una persona terrible con un ímpetu asesino burbujeando en las venas."Los ganadores no buscan excusas, Becca". Era lo que siempre me repetía mi mamá cada vez que estaba a punto de explotar o lanzar todo por la borda. Cuando me puse a llorar porque no quería seguir realizando equitación me dio un tortazo de esos que nunca se olvidan, me colocó esas incómodas botas y me obligó a subir al caballo nuevamente. Cuando le había confiado que no me gustaba abogacía en medio de una crisis nerviosa en mi segundo año en Yale me amenazó con asesinar a mi gato y dejar de pagar mi matrícula. La primera vez que descubrí a Gregor engañándome en una fiesta de fraternidad me obligó a disculparlo porque su familia era dueña de uno de los bufetes más prestigiosos de la ciudad.Por eso no me ex
Rebecca—Eh… hola, Rebecca —me saludó Alessia con las mejillas sonrojadas y una sonrisa de suficiencia dibujada en el rostro.Gregor se aclaró la garganta y la alejó con un amague brusco que evidentemente la molesto.—Estaba buscándote.—¿Y has pensado que me había escondido en el culo de Alessia? —No podía creer lo que estaba ocurriendo. Él era mi novio desde la universidad y ella mi m*****a familia. Alessia me miraba con rencor, tenía los brazos cruzados. Su rubio cabello caía en cascada sobre sus hombros y sus ojos celestes destellaban llenos de satisfacción. Ella era perfecta, la mujer más hermosa que jamás había visto. ¿Por qué necesitaba lastimarme de esa manera tan cruel?—No es lo que parece —dijo y me quedé completamente atónita—. ¿Qué tal te ha ido hoy, nena?No respondí. Me sentía mareada, todo me daba vueltas y su falta total de emociones realmente lograba desconcertarme.—Bueno, hablaré yo antes. Hoy me ha
Rebecca—De veras era tan guapo —. Le pregunté a Popys mientras tomaba mi asiento frente a ella en la mesa de la cocina.Popis y Oliv eran las personas más preciadas que tenía y para mi mala suerte era su última semana en la ciudad. Ambas eran de Inglaterra, pero se habían mudado para estudiar y en busca de un poco de independencia ya que sus padres eran muy conservadores. Cerca de la graduación de Oliv ambas viajaron a pasar las fiestas con sus padres, fue entonces cuando Olivia conoció al amor de su vida, Harvey. Habían vivido un apasionado romance y aunque ambos estaban de acuerdo con que tenían que separarse eso se convirtió en una tortura para ellos. Hasta que un día Harvey apareció en su puerta dispuesto a no dejarla ir. Un año después se casaron en el Center For the Art porque ese era el sueño de Olivia desde que lo había descubierto por casualidad en caminata que realizaba tratando de no pensar en él. Así fue que luego de la
NathanielLa mejor parte del día siempre eran para mí las cuatro treinta de la madrugada, pues era el raro momento en el que Londres estaba tranquila y silenciosa, cuando podía dar un paseo por las calles y admirar el Hyde Park en completo silencio sin esa terrible turba de turistas o adolescentes que iban de un lado hacia el otro haciendo un gran bullicio.El One Hyde era mi residencia preferida en los últimos años y no era porque el espectacular penthouse fuese de los más lujosos de todo Londres o porque incluyera servicios sin igual. Lo que adoraba realmente era que se tomaban muy enserió la privacidad. Las 220 mil libras al año que pagaba para que mi lugar de residencia se mantuviese en secreto era el dinero que mejor había invertido en mi vida.—Los periódicos del día, señor. —El chófer me los entregó con una ligera reverencia cuando abrió la puerta trasera del coche —Hoy hay titulares interesantes, si está de humor para los cotilleos.—Lo dudo muc
RebeccaEra oficial: no había nada peor que ser de mediana edad, estar en la ruina y sin trabajo en Londres.Lo que primero me había parecido una aventura fantástica, ahora me resultaba una locura sin pies ni cabeza.Londres era maravilloso y amaba cada detalle de su pintoresca cultura. Desde que bajamos del avión todo fue mágico, la zona portuaria, los museos gratuitos, la zona moderna. Habíamos recorrido la ciudad en un autobús de dos pisos e ido a West end, admirado el Big Ben, disfrutado del Tamesis y visitado el Hyde Park. Había logrado sortear las diferencias básicas en el idioma y estaba logrando adaptarme a su clima que era un tanto cambiante.Nuestro primer problema se presento cuando mi madre puso el grito en el cielo al saber que me mudaría a miles de kilómetros y por lo tanto no podría controlar cada una de mis decisiones. Molestar a mi madre estaba bastante bien y contribuyó a mi decisión final, el pr
RebeccaMi corazón comenzó a golpear con fuerza contra mi pecho aterrada mientras miraba en cámara lenta como mi teléfono y caía sobre las vías. Alguien que se encontraba cerca me indicó que me mantuviera sobre el andén y que lo diera por perdido. Aunque no estaba segura de quien me estaba dando tal indicación. Seguramente alguien con dinero para comprar uno nuevo sin problemas. Alguien con trabajo, por supuesto. Alguien que no necesitaba un mapa.—¡No! —grité cuando la gente salió detrás de mí, comenzó a moverme hacia la salida empujandome.Mierd@. Me llevé la mano a la cabeza mientras me resistía a la fuerza de la gente que pasaba a mi lado. No lo podía creer. ¿Cómo iba a llegar a mi entrevista? Llegaría tarde y no estaría en la primera fila, ni siquiera en la última. Todas mis esperanzas de continuar con mi nueva vida, un nuevo comienzo con mi mejor amiga, estaban puestas en este trabajo. Y lo último que quería hacer er
NathanielTenía una rutina matutina sumamente estricta que me convertía en un ganador que acabaría con sus oponentes de un plumazo, aunque para ser sincero esa mañana había sido un verdadero castigo. Cuanto más trabajaba, más duro era mi entrenamiento. Yo era un gran defensor de que si no lograba mantenerme en excelente forma física, no podría desempeñarme como el mejor en mi trabajo. Y estaba dispuesto a hacer todo lo que tuviera que hacer para ser el mejor abogado de Londres y quitar del mapa a Andrew. Como resultado, había estado despierto desde las 3:00 am, había hecho ejercicio hasta las 4:00 am y luego de darme una ducha rápida tuve una conferencia telefónica con los dueños de AdroAll que estaban muy ansiosos por reunirse con los inversionistas para presentar su nuevo móvil plegable y ecológico. Odiaba los días en los que llegaba tarde a la oficina, pero esa mañana no pude evitarlo. La reunión se extendió más de lo que esperaba.Necesitaba concent
RebeccaMe quedé quieta, paralizada por los impresionantes ojos azules de ese hombre.Tenía una mandíbula perfectamente cincelada y un pelo negro azabache por el que tuve la tentación de levantarme del banquillo de acusados para pasar los dedos; todo él era de una perfección inigualable. Con esa postura de hombre malo y su acento británico.Mientras lo miraba, sus labios se curvaron en una sonrisa lenta y sexy, lo que le hizo tener el mismo aspecto que un modelo de diseñador. Aunque sabía que esa sonrisa lejos de ser incitante se debía a que tenía la certeza de que me dejaría humillada ante los demás socios. Lo que Nathaniel Wentworth no sabía era que yo no mentía en cuanto a mis habilidades y había repasado el manual para el examen de BVC al menos dos veces, más que suficiente para aprenderlo casi de memoria.No tenía ninguna duda de que la corbata que llevaba puesta era exclusiva y costaba más de lo que yo jamás ganaría en un mes trabajando para