Capitulo 2: Una rubia

***BENJAMIN***

Entro al club y lo primero que observo son los cuerpos, la cantidad era increíble para un espacio que a simple vista se veía bastante pequeño. Intento pasar desapercibido. Tengo bastante tiempo sin pisar un club, mis amigos me han invitado, instado a que vaya al nuevo club que abrió en Michigan. Mas hoy que he recibido una noticia acaba de arruinar mi felicidad; la del día, quizás la semana, bueno, para no ser estúpido, puedo decir que acaba de arruinar mi vida completa.

No soy muy asiduo a visitar los clubes de Michigan. Todo el mundo sabe que son una conglomeración de enfermedades, personas con problemas mentales, traumas de infancia y deseosos de que los demás abusen de ellos, de que posean sus cuerpos, tomando control del todo. El mundo de la dominación es algo a lo que no le tengo muchas ganas de pertenecer. No me llama a la atención. Aunque ver una mujer atada a una cruz, con los pechos dispuestos a ser chupados mientras ella se retuerce de placer es algo a lo que no le puedo decir que no sin probarlo.

Sin embargo, soy más de quedarme en lugares abiertos donde pueda fumarme un buen cigarro y tomarme una copa de vino tinto.

Niño rico, como dicen mis amigos.

Soy lo más recatado y simple del grupo de amigos que tengo. Lo admito, no soy de fiesta y cada vez que ellos me invitan buscó la manera de decirles que no y poner alguna excusa para no asistir a esos lugares de muy mala reputación.

No tomo decisiones impulsivas. Normalmente cálculo bien los pros y los contra antes de decidirme por algo, pero el día de hoy, después de mi madre darme aquella fatídica noticia; una información que cambiará mi vida por completo, entendí que no podía seguir siendo más el niño estúpido que vivía encerrado en su castillo de cristal.

Quiero vivir mi vida y desde hoy pretendo comenzar a hacerlo.

A mis veinticuatro años sigo siendo Virgen.

Un hombre virgen a los 24 años. Esa m****a no suena bien, ni siquiera en mi cabeza.

—¿Estás seguro de que este es el lugar correcto? —Le preguntó a Kenny, que me observa como si yo fuese un demonio de 3 cabezas.

—¿Como que si estoy seguro? —irritado, pregunta Kenny. — vengo aquí todos los viernes.

—Esto no responde a mi pregunta.

—Tranquilo, relájate, Benjamín. —Me dice él dando unas palmadas en mi espalda. —Todo va a salir bien, vas a disfrutar esto. Te juro que esto es lo que necesitas para olvidar toda la m****a que tu madre te ha dicho.

Observo los cuerpos sudorosos, las mesas con botellas de whisky barato y otras con whisky que costaban lo que un salario promedio era en la ciudad, las mujeres contoneando sus caderas, los hombres incitándolas, invitándoles a pegar sus cuerpos para rozar un poco sus nalgas y así conseguir algo de placer.

Soy virgen, pero no estúpido, jamás he estado con una mujer, pero sí me he masturbado.

Así que, con relación al placer, estoy bastante claro de lo que me gusta y lo que no, pero jamás he tenido la confianza de acostarme con una mujer sin pensar en los pormenores.

¿Qué tal que quede embarazada y arruine mi futuro?

¿Qué tal que sea una cazafortunas y finja un embarazo para yo casarme con ella?

Quizá leí demasiadas historias policíacas y de dramas para saber que tengo mi cabeza muy bien puesta con relación a las relaciones.

Mi madre siempre ha dicho que me esfuerzo demasiado por ser el hombre perfecto y no me permito disfrutar.

Pero ella misma es la que ha cagado mi vida atándome a una mujer que ni siquiera conozco.

Mis padres han pactado un compromiso para contraer matrimonio con la hija del socio mayoritario de la empresa.

¿En qué maldito siglo estamos cuando tengo que casarme con una mujer que ni siquiera conozco?

¿Desde cuando los padres siguen escogiendo las esposas adecuadas para sus hijos?

La ira vuelve a apoderarse de mi cuerpo y mis manos se aprietan fuerte.

—Deja de pensar en eso, olvida eso por hoy. — Me dice Daniel.

Daniel Drew es el hombre que más me conoce. Él sabe bastante bien cuando yo estoy a punto de perder los estribos. Crecimos juntos casa junto a casa. Conocemos todos los secretos uno del otro, y él es el único que sabe que jamás he estado con una mujer, por lo que él fue el de la gran idea de venir a un club del sexo puro y salvaje.

Lo que según ellos es algo bueno. Este club es conocido por aquellos amantes que no tienen un lugar en el cual sentirse libres y desalojarse de todos los prejuicios de la sociedad.

—Dan, ni lo sueñes, no estoy de ánimo. Te juro que solo vine para salir de casa de mi madre. —Le digo sentándome junto a él en el asiento de cuero.

Delante de nosotros hay una mesa redonda de cristal según dan, y que ni hemos escogido un lugar VIP.

Tenemos una excelente situación económica, nuestras familias a su manera, son los principales millonarios del país.

Mi familia se dedica a la construcción de viviendas para damnificados.

Al menos eso hacen cuando están deseosos de ayudar a la población más pobre.

Su otro negocio es bastante millonario.

Son productores de vino. Y cada jodida cosecha es mejor que la anterior. A veces creo que mi familia tiene un maldito pacto con el diablo y que al final de los días tendremos que entregar nuestras almas.

Quizás por eso mi afán por solo tomar vino y no whisky. Me he encontrado adicto a la uva tinta.

Exportan vinos a todo el mundo, millones y millones de dólares que recibimos cada seis meses, máximo un año.

EL negocio del vino es uno de los principales en este siglo.

—Deja de darle mente a esa m****a, al final vas a tener que casarte con la idiota esa.

—Deja de referirte a esta mujer tan despectivamente, ni siquiera sabes quién es.

—Ni tú tampoco. —Se ríe él, como si su chiste fuera el mejor de todo el mundo.

—Deja de ser tan marica. —Daniel le dice a Kenny. —¿No ves que está sufriendo?

—Sufrir es para nenazas, lo que hay que hacer es divertirse. Fóllate a cualquiera y veras como olvidas todo esto. —Se explica Kenny sonriendo y haciéndole señales a una rubia tetona para que nos trajera una botella de algo.

No me digno ni siquiera preguntar qué diablos ha pedido Kenny. Si lo conozco bien, estoy seguro de que ha pedido lo más caro que hay en el bar.

La familia de Kenny se dedica a la creación de coches eléctricos y están forrados en plata. Casi me atrevo a decir que mucho más que la mía.

Que no le tiene el más mínimo interés a desperdiciar dinero ni a pensar en el futuro.

—¿Por qué no te sueltas un poco? Quítate esa chaqueta tan estúpida, hace que parezcas un nerd.

Llevo una chaqueta marrón oscuro y un suéter sin cuello, mis vaqueros me quedan ajustados y los zapatos hacen juego con la correa y la chaqueta.

Que mas da, marica o no, pero me gusta vestir bien y sin tanta parafernalia.

—Estoy bien así. —Le digo, sirviéndome de lo que sea que esté sobre la mesa un trago y lo bebo de inmediato, sintiendo el calor, bajar por mi garganta.

—Demonios. —murmuro cuando veo que me he dado un trago de unas 4 Oz de tequila puro.

—¡A esto le llamo comenzar una buena noche! —Grita Kenny de forma eufórica.

Si alguien me pregunta, es muy probable que diga que ni se consume alguna clase de anfetaminas o algo que lo haga estar con la serotonina al tope.

—¿Es en serio?  ¿tequila? —Pregunto.

—Deja de hacer tan clasista, chico vino.

—No me jodas, Kenny. Hoy no estoy de humor.

—¿Por qué no te tomas otro trago a ver si bajas un poco a tu actitud? —Vuelve a servir en el vaso vacío y yo de un solo trago me tomo todo el líquido transparente.

Puede lucir como agua, pero demonios, por supuesto que no sabe agua.

—Dale despacio. —Me dice Daniel.

Pero ya es tarde.

Mi cabeza se siente ardiente y con un zumbido inexplicable. Parpadeo para ver si mis ojos se aclaran un poco.

La música es alta, tropical, un poco mejor de lo que en realidad me hubiera imaginado. Lentamente voy acoplándome al ambiente y en cuestión de unos treinta minutos ya estoy igual de cómodo que como si estuviera en el balcón de mi habitación.

—¡Trae otra! —Le gritó a la rubia. —¡Pero ya! —Estoy irreconocible, lo sé, pero es que no me aguanto la situación.

Esto me supera, ¿cómo diablos voy a casarme con alguien que ni siquiera he visto?

—Benja, ¿por qué no te vas al baño y te echas un poco de agua en el rostro?

Kenny regresa en ese momento y una pelinegra con el cabello por las nalgas, un vestido negro lo acompaña.

—Traigo compañera, muchachos. —Dice él con tono orgulloso.

—Lo siento, cariño, pero creo que puedes perderte ninguno de nosotros está interesado. —Dani habla por todos y yo lo secundo asintiendo con la cabeza. No pretendo acostarme con ninguna de las putas que puedan estar en este bar.

Por más buenas que estén, porque esta mujer con ese cuerpo curvilíneo, las tetas perfectas, vestido negro entallando por completo tu cuerpo y solo cubre parte de sus muslos, lo exacto para no dejar su sexo al descubierto.

—No sean tan maricas, puedo complacerlos a todos. —Dice ella y su voz me resulta molesta. —me encanta cuando varios…

—Ni se te ocurra. —Dice que Kenny mirando a Dani. —Estoy muy bien, lo que veo en tu rostro y no me gusta, amigo.

—Ya te lo he dicho, no estamos interesados. —Dani tiene la Mandíbula apretada y sus puños están Cerrados.

—Ella dice que da para los tres.

—Lo siento, Kenny, pero esta vez no voy a sumarme a tu maldita orgía.

Orgia.

La palabra se repite en mi cabeza y de inmediato me pongo duro como una piedra. Estos dos se han metido en una orgía juntos. ¿En donde estaba yo cuando eso sucedió?

Orgia, m****a, eso es otro nivel de confianza.

—¿Qué dices tú, niño bonito, me invitas un Cosmopolitan? —Pregunta ella acercándose a mí y sentándose a mi lado, su mano comienza a acariciar mi muslo y va subiendo despacio, hasta mi entrepierna.

—Él tampoco está interesado. —Dani coloca la mano en mi entrepierna y yo levanto las manos como si me estuvieran apuntando con una pistola.

—¡Woah! —Exclamo.

—Creo que tres para uno está más que bien. —Dice ella, sonriendo y sintiéndose satisfecha por mi reacción. Tiene la mano sobre mi erección y es obvio que estoy excitado.

La mujer está mirando a Dani, aunque tiene su mano sobre mi pene erecto. No comprendo para nada la mirada que le lanza hasta que Daniel se levanta de mi lado, toma el brazo de ella y comienza a alejarse de allí.

—¿Qué diablos ha sido eso? —Pregunta Kenny sentándose a mi lado y tomándose un trago del tequila Patrón.

—Ni idea, pero tranquilo, puedo buscarte otra. —Desde el sonriendo y volviendo a Palmar mi espalda.

Para mi amigo, todo se trata de una transacción sexual, un acuerdo, simplemente pagar para tener sexo, pero esto no es lo que busco. Por eso me he conservado tanto, no me interesa follarme a cualquier mujer en un club.

Busco más que eso.

Al menos eso buscaba hasta que mi madre ha decidido casarme con una mujer sin mi consentimiento.

—Voy al baño, regreso en un momento. —Le digo a Kenny intentando alejarme del desastre de hombre que es mi amigo.

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