4.

Bill Manguera, mi mejor creación.

En el transcurso de esa semana no la volví a ver, eso me resultó curioso, pero decidí concentrarme en Bill Manguera, mi alter ego. ¡Pobre Marcelo! Comentaba la gente de la escuela, no dejé de publicarle cosas en una semana, todas por supuesto, eran ofensivas. Luego de una semana me bloqueó, era lógico que lo hiciera, pero no entendí el por qué lo hizo tan tarde.

Cuando me bloqueó, empecé a acosarlo por mensajes a su teléfono celular, de ahí si no podría bloquearme jamás. Le enviaba un mensaje tras otro sin parar, para que no dejara de sonar su teléfono, le dejé mensajes en la madrugada, en la noche, en el día, le decía cosas como: “Te estoy observando” o “Te amo”, me gustaba sonar contradictorio para enredarlo, además, Bill a veces se comportaba como gay y otras lo insultaba, eso me resultaba genial.

Me quería enfocar en cosas así para hallar su estilo. Luego de dejarle ya muchos mensajes por esa semana, le empecé a enviar mensajes de texto a su novia Sara en el que usaba un lenguaje que solo un pedófilo o violador usaría, le mandé tantos mensajes amenazantes,

perturbadores y escalofriantes que me empezó a doler la mano y dejé de hacerlo, solo por esa noche. Fui a la casa de mi tío Felipe que vive a unas casas de la mía para que hiciera que mi teléfono fuera invisible o inrrastreable para el mundo. Él era experto en estos temas y me enseñó a usar varios métodos para esto, cuando le dije me miró mal, sabía que tramaba algo malo, pero no me preguntó nada, agarró mi teléfono y se lo llevó a un pequeño taller que tiene en su cochera, luego de un par de horas que esperé con mucho aburrimiento, salió y me lo arrojó encima, ahora nadie me podría rastrear.

-¿Qué tramas?-Preguntó antes de continuar con su trabajo.

-Es por motivos de seguridad, leí que nos espían los satélites y que se roban nuestra información.

-Nathaniel.-Me miró fijamente a los ojos y cuando dice mi nombre completo, procede a pegarme o darme un sermón, sobre el sentido de la vida y esas porquerías.-¿Crees que soy marica?

-¿Ah?

-Sé que no tramas nada bueno muchacho, pero si vas preso de nuevo, ni se te ocurra decir que yo toqué tu teléfono. Yo no hice nada, es más, tú ni me conoces.

-Pero hay fotos en la sala en que salgo contigo…

-Quémalas.

-¿En serio?

-¡Qué las quemes! ¿es que quieres morir un miércoles a las siete de la noche?-Me amenazó y exhalé. Debo quemarlas fuera de la casa o al viejo, le estallará la vena de la frente. Le prometí que la época de piromanía no se repetiría.

-Sí señor.

Luego fui a mi casa y empecé a mandarles mensajes de nuevo, me frustraba que no me respondieran, así que no me detuve hasta que el imbécil de Marcelo me dejó un mensaje: “¿No te cansas?”, me frustré aún más porque quería que explotara de

la rabia, le inventé apodos pervertidos a él y a su novia, les dije que los iba a violar repetidas veces, me autodenominaba como un dios y les decía que debían idolatrarme, que todas sus plegarias debían ser dirigidas al santísimo que era yo. Me reí bastante cuando les dije eso.

El lunes no fui a clases porque papá se cayó en un alcantarillado y me tocó acompañarlo al hospital, al principio me causó mucha gracia verlo metido en esas aguas verdes y espantosas, pero luego cuando vi que estaba herido, dejé de burlarme. Se recuperó pocas horas después y no tuvo contusiones de gravedad, al menos, pero sí se estropeó el traje que acababa de comprar y los zapatos de 200 dólares que pidió por internet (obligado por mi hermana, claro está), ya que él no compra nada más que cervezas o alcohol.

Al día siguiente fui a la escuela, llegué al salón de clases, pero no había nadie adentro y tampoco en los pasillos, escuché ruidos y aplausos, los usé para guiarme y estos me llevaron al auditorio. Allí estaban todos reunidos, desde los novatos de primer año hasta las mariposas del último, los llamo así porque hay unos siete que son homosexuales, son demasiados. Entré lentamente para no llamar la atención y luego me detuve porque vi que la gente le gritaba bastante a unas chicas que estaban bailando en coreografía “la música” que comenté anteriormente, todos se veían bastante emocionados al verlas bailar, me senté junto a los de mi clase pero solo porque no encontré a Joel.

Estaban celebrando el cumpleaños número 50 de la escuela de ahí todo el alboroto. Me aburrí bastante al ver tanta gente haciendo actos estúpidos, un chico que se llama David (buen candidato para acosar) pasó al frente para hacer un bochornoso acto de magia que acabó bastante mal, eso causó la burla de todos incluyendo la mía, ahí empecé a divertirme, también pasó una chica a cantar la única canción famosa de las Spice girls o la única que conozco, la verdad lo hizo bastante bien y me gustó, pasaron otros chicos en son de comedia que también me gustaron mucho, hicieron bromas ofensivas sobre los profesores y sobretodo del coordinador, sabían que los iban a castigar, pero al parecer no les importaba mucho la idea.

Fueron bastante graciosos. Después de ellos pasó Mía, me sorprendí al verla en frente porque no pensé que fuera del tipo de chicas que quiere llamar la atención haciendo un acto público. Hay que admitirlo, ella no tiene mucha empatía como para hacer este tipo de cosas, pero esa carencia de empatía, contrasta con tanta belleza… algo en mí se despertó y quise que me viera, no sé porqué, no entendía qué me sucedí en ese momento. Deseaba que me viera así sea un momento, pero lógicamente no lo hizo. Pensé muy pocas veces en ella en estos días, su imagen aparecía de repente en mi cabeza y me hacía sentir extraño. Se escaba de mi compresión, pero en ese momento, sí supe lo que sentí, una especie atracción muy fuerte que no podía controlar y tampoco podía dejar de mirarla.

Mía llevaba unos tres minutos de pie en frente de todos sin hacer nada, miraba muy seriamente a todos y la gente ya empezaba a irritarse, resonaban. ¿Qué estaba pensando? No sé si es que actúa por impulso o qué pasa por su cabeza, es imposible de saber qué podría pensar una chica como ella. Imagino que pensará en cosas como desear tener super poderes para así, poder incinerar a media humanidad, no parece gustarle nadie. O tal vez piense en sus teorías extrañas o en que soy despreciable porque cree que en toda agua lluvia me quiero bañar. No soy así, debo demostrarle lo contrario. Pensaba mil cosas en ese momento, pero de nuevo la miré allí, de pie, mirando fijamente hacia la nada e inhalé profundamente.

De repente, empezó a desvestirse y entré en pánico, no quería que la gente la viera desnuda, todos gritaban extasiados y los profesores corrían con gran prisa hacia la tarima. Por supuesto, para que se detuviera. Yo estaba boquiabierto, no quería que nadie la mirara y sentía un enojo enorme cuando, de repente, se escuchó música clásica y empezó a bailar. Al parecer, se estaba quitando la ropa para quedarse en un vestuario más cómodo que traía debajo, no iba a desnudarse y eso me alivió. Fue impresionante lo que hizo, lo que bailó era opera de eso estaba seguro, pero estaba tan impresionado que no presté atención a la música si no a sus movimientos, parecía muy profesional en lo que hacía, era bastante flexible e hizo movimientos muy peligrosos que hicieron sobresaltarse a muchos. Se movía de forma ágil, pero delicada, le prestaba seria atención a los detalles. Realmente lo hacía de una forma majestuosa.

La gente la aplaudió bastante al final y yo también lo hice. No podía esperar a buscarla en el descanso para hablar con ella sobre eso o sobre lo que fuera, ahora sí debía conocerla, ella era exactamente lo que yo estaba buscando.

En ese momento lo supe, no había vuelta atrás. Mía Therese, iba a ser mía.

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