The love is not for everyone
The love is not for everyone
Por: Caroline Rebolledo Ospino
Prefacio

Prefacio

No sé si alguna vez te escribí algo o me tomé el tiempo necesario para hacerte saber lo mucho que llegué a amarte. Hoy en día miro atrás y no puedo evitar analizar todos mis errores, las muchas veces que te grité, te ignoré o que fui completamente egoísta, porque solo buscaba ser feliz contigo y no es precisamente esto lo que esté mal, pero me arrepiento de la forma en que busqué esta felicidad, me arrepiento de no haber sido sincero contigo y que la última vez… esa última vez que te vi con tu camisa rosa y tus jeans azules, tus ojos lloraban, sufrían y sabía que no podía hacer nada para remediarlo. El daño estaba hecho y no había vuelta atrás, lo peor es que no pude ni siquiera acariciar tus mejillas una vez más porque ellos no me lo permitían, pero aún así sé que entendiste lo que quise decir con mis ojos, sé que si sabías cuánto llegué a amarte o lo desesperado que llegué a estar por no poder estar a tu lado. No tienes idea de cuánto lamento todo, lo lamento, de verdad.

A veces, cierro los ojos y recuerdo la primera vez que te vi, y creí que era una broma porque no podía creer que un chico tan pequeño y tan adorable, tuviera la capacidad de estar en un puesto tan importante, pero no pasó ni un día cuándo me demostraste que sí eras capaz, eras mucho mejor que yo en todos los sentidos posibles y me percaté de esto de inmediato, pero no dije nada porque estaba ciego, encerrado en mis propios pensamientos egoístas y en mi falsa vida, que hasta tú conocías más yo. Sí, tu conocías quién yo era en verdad y muy tarde me di cuenta de eso, que esa noche mientras dormías en la casa de tu abuela, dibujé una estrella en tu frente y mentí cuando dije que lo hice por molestarte. Lo hice porque te observaba y por dios, cuánto moría por tocarte… pero no me atreví a hacerlo, así que te toqué de lejos con mi marcador y esto no fue suficiente porque en la mañana aquella cuando te llevé a playa y mis ojos no podían apartarse de ti, buscaba excusas tontas para poder acercarme o poder si quiera llegar a tocarte.

Aún late como loco mi corazón al recordar la noche en que te besé por primera vez. Recuerdo que me rogaste que lo hiciera y gracias a eso, fue que me atreví a hacerlo, ese tierno primer besó que marcó un antes y un después en mi vida, porque supe en ese momento que ya no podía volver atrás porque ya no me pertenecía a mí mismo, sino a ese chico que siempre estaba detrás de mí, ese que se colgaba a mi cuello como mono sin importarle donde estuviéramos o quién nos observaba, ese tierno niño que se sonrojaba al verme o hacía todo lo posible porque yo estuviera feliz. Recuerdo todos y cada uno de los besos que te di, recuerdo las miles de veces que aspiré el dulce aroma de tu cuello, las veces que acaricié tu espalda desnuda o besé tus pequeñas manos, que comparadas con las mías, me hacían ver como un gigante sacado de circo. Cómo extraño tus manos… como extraño tus labios. Recuerdo cuando los acariciaba y tu reías creyendo que me había obsesionado contigo. Tal vez si lo estaba, pero no era solo yo el que lo estaba. Por algo me perseguiste por tanto tiempo y yo fingiendo que odiaba que lo hicieras, me sentía feliz cada vez que aparecías sonriendo frente a mí, amaba como brillaban tus ojos cuando te invitaba a salir o simplemente cuando te miraba y acariciaba tu rostro y sentía que el tiempo se detenía, porque sí se detenía, sí lo hacía en esos instantes en que miraba el infinito en tus ojos… Mismos ojos miel que ahora ven a alguien más, que suspiran por otra persona, pero aun así, no puedo evitar recordarlos y ni con los años que han pasado, creo que pueda encontrar nunca a una persona que me mire como tú lo hacías… quisiera retroceder el tiempo para poder besarte así una vez más, con una sola me bastaría para poder continuar tranquilo, fingiendo que estoy bien, cuando mi realidad se aleja mucho de ello, pero sé que debo hacerlo así como tú lo hiciste y no puedo culparte por lo ocurrido, no podría hacerlo. Espero que así sea por casualidad o por cosas del destino, que mis ojos sean hoy, mañana o en veinte años, puedan verte una vez más y guardaría esa imagen por siempre en mi memoria.

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