Capítulo Ocho: Amigos de nuevo

Andrew Collins.

Después de lo que pasó, fui directo al baño, entré a la ducha y dejé caer el agua caliente por todo mi cuerpo relajando cada músculo. No puedo dejar de pensar en todo lo que ha pasado, la mirada de Rosse me desgarra por dentro, esos hermosos ojos color café, que desde el primer día despertaron tanta curiosidad en mí, me duele que me hayan mirado con tanta desaprobación por dejarme llevar por mis impulsos.

Cierro la regadera y me quedo un momento pensando en nada, solamente me quedo estático, paso mis manos por mi cabello escurriendo el agua excedente, agarro la toalla y me dispongo a salir del baño, agarro lo primero que encuentro en mi armario, una sudadera de color rojo y un short negro, tomo un caja de cigarrillos que tenía guardada y salgo por la ventana para subir al techo, tenia una escalera para poder subir, ya que siempre que necesitaba pensar subía al techo.

Al subir la noche estaba estrellada, así que me siento y enciendo un cig

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