Capítulo cinco: Ella...

Capitulo diecinueve.

Andrew Collins.

¿Saben esa sensación de un vacío? Esa sensación que los come por dentro y todo ese miedo que los invade por cada parte de su cuerpo, sientes que no puedes respirar, que perdiste una parte de ti que sabes que nunca recuperaras.

Que les puedo decir de cómo estoy. Mi padre me dijo que nos tomaremos unos días del trabajo por lo sucedido lo de mi madre. Estoy solo en la habitación de mis padres, caminando sin rumbo por toda la casa, perdido en mis pensamientos llegué a esta habitación, no sé  porque estoy aquí y el porque estoy sentado en la cama del lado de mi madre. La habitación de mis padres es grande y mi madre siempre tiene fotos familiares en las paredes.

Agarro una foto que mi madre tiene en su mesita de noche, al lado de su lamparita para leer. En la foto mamá me tiene entre sus brazos cuando era bebé, fui entregado a ella por una desconocida que le dijeron que me dejara en la casa de las personas que hoy son mis padres. En la foto está mi madre y padre cargándome con una sonrisa muy grande, más que todo mi madre, ella me tenía envuelto en una manta mirándome con una gran sonrisa.

 Saco la foto de su marco y veo la inscripción que tenía la foto atrás  “El milagro de Dios”

Resulta que mis padres no podían tener hijo, y cuando más querían tener un hijo, un día llegue yo en los brazos de una extraña y fui aceptado. Mis padres lucharon tanto por mi.

Mi padre apenas empezaba sus negocios y tenía deudas que pagar según lo que me contó cuando llegó la hora de contarme todo sobre mi adopcion, él siempre me ha dicho que no le gusta hablar de eso, solo me dice “eres mi hijo y siempre lo serás, así que no pienses en esas cosas” pero mi madre...Ella siempre me ayudaba en todo, tareas, problemas en la escuela cuando necesitaba adaptarme, siempre iba a mis cierres de proyectos todo los años, al escuchar un texto de una línea, ella me aplaudía como si hubiera dicho un discurso inspirador a miles de personas.

** 

Mañana del cierre de proyecto del sexto grado.

—¡Mami! ¡Mami! No me lo sé, estoy nervioso ¿Y si no puedo decirlo en frente de todos?¿Y si se burlan?—dije con ganas de llorar.

Mi madre se agacha para darme un abrazo y me escondo en sus brazos queriendo llorar y ella me abraza mas fuerte 

—Hey, hey— susurró tomando mi rostro con sus manos—Pero sí tú eres el más listo de todos ellos. Tú eres nuestro campeón y lo lograras, todos te aplaudirán, yo lo hare con todas las ganas, hijo de mi corazón.

—¿Síi? ¿Yo soy el más listo?

Ella pellizca mi nariz y eso me hace reír—Claro, eres mi hijo y tú dices que no hay nadie más listo en el mundo, que solo soy yo, y tú eres mi hijo, así que tú también lo eres—me giña el ojo y me entrega mi proyecto de un cohete espacial.

** 

Ese día saque un diez, todos me aplaudieron sin parar, más que todo mi madre, vi su hermosa sonrisa llena de vida y fui a darle un gran brazo.

 Suspiro profundo y seco una lágrima que corría por mi mejilla—Eres toda una guerrera, sé que sí.

 Me levanto de la cama y dejo la foto donde estaba, saco mi teléfono para ver el mensaje que llegó.

Grace: Todo estará bien, solo tienes que darle tiempo al tiempo.

Decido ignorarlo, Es la típica frase que no sirve para nada, el tiempo no cura nada, uno enfrenta los problemas y le dan un cierre, solo así se puede superar.

Bajo para ver sí como algo, estar en la casa me aburre y la verdad entre mas esté fuera de esta casa, es mejor, me detengo en seco en el medio de las escaleras y saco de nuevo mi teléfono para contestar la llamada entrante de mi papá.

—Dime, Papá ¿Como salió todo?

Escucho que suelta una respiración y se tarda unos segundos en responder, parece que habla con alguien , pero no le entiendo bien.

—Hijo, todo salió bien,  tu madre salió de la cirugía, le darán el alta en unas horas. Te llamo para decirte que prepares la habitacion, para que ella esté a gusto.

Cuando escucho las palabras de mi padre siento que me viene el alma de nuevo al cuerpo, ya puedo respirar bien, puedo estar más calmado, no por completo pero sí un poco, es cuando solo tenias pensamientos de perdidas y resulta que todo salió bien. 

—Que bueno, Papá. Todo está casi listo, me avisan cuando salgan para la casa.

 —Okay, luego nos vemos.

 Sigo con mi camino hacia la cocina a buscar un pedazo de pizza de la noche. Después de comer cinco pedazos de ese manjar italiano, me dispongo acomodar y cambiar las sabanas, y todo las cosas que mandó mi padre.

Se preguntaran ¿Con tanto dinero, por qué no tienen alguien que limpie la casa y haga lo que estoy haciendo?

Pues… Mis padres, nos enseñaron a mí hermano y a mí; que no todo se resuelve con dinero, no hay nada mejor que hacer un buen trabajo, y cosechar de los frutos que uno mismo hace, la verdad me gusta así, me gusta como hago las cosas, porque lo hago bien y pienso que sí alguien más limpia, no limpiará tan bien como lo hago; soy algo obsesivo con la limpieza y la higiene, pero nada grave.

Entro a la habitación de Pablo y le tiro una almohada a la cara, se quita los audífonos y me tira otra vez la almohada.

—¿Qué es lo que quieres?—dijo mi hermano con fastidio.

 —Ya viene mamá a nuestra casa, así que ayúdame a limpiar, sabes cómo es ella.

Una gran sonrisa se forma en sus labios mostrando esos dientes blancos y el mismo brillo en sus ojos que tiene nuestra madre.

—¡¿De verdad, todo salió bien?! ¡No lo puedo creer!

Volteo los ojos— Ya deja esa cara de tonto y ven a limpiar.

Él me mira mal y se pone ayudarme, en unos veite minutos ya estaba todo listo y decido irme a bañar.

Me doy una larga ducha, tenía que relajar mi cuerpo, todo esto de la compañía, las remodelaciones, el problema con Justin, lo que paso con mi mamá, todo eso me agotó, dejo que el agua recorra todo mi cuerpo, el agua cae en mi rostro y me quedo así por unos minutos para cerrar la llave, agarro mi toalla para así salir de la ducha y vestirme, me pongo unos vaqueros negros y una franela negra con un suéter azul por encima, decido estar descalzo ya me da fastidio ponerme los zapatos, me acuesto en el mueble y me pongo a ver mi f******k y todos esos memes que están saliendo ahorita, siempre inventan cosas tontas de verdad y es tontamente divertido verlos.

Escucho un claxón en la entrada, voy a revisar y efectivamente erala camioneta de mi padre.

 Dios que envidia de esa camioneta.

Salgo rápido y abro la puerta del copiloto donde vi a una señora tan valiente y fuerte, que no dejaría que una simple cirugía en el estomago la venciera.

Mi madre con esa sonrisa que la caracterizaba me mira—Hola,hijo ¿Comiste?

Se le notaba una sonrisa cansada, a lo mejor por todo el trajín en el hospital, tiene que recuperar sus fuerzas y no hacer ningún esfuerzo físico, ya que aun esta recién salida del hospital y de eso me encargare yo.

Le sonreí—Hola, mamá. Sí ya comí, y sí que te ves mal, eh—le dije en forma de juego.

Ella sonríe y se baja poco a poco del auto mientras se apoya de mi mano—En esos hospitales no tiene salón de belleza, mas bien es un milagro que este maquillada, más vale muerta que sencilla, nene—se ríe.

Ya en la habitación de mamá y de que ella por fin comiera algo que no sea gelatina, ni ninguna avena toda extraña que ni los perros se comerían que dan en el hospital. Estamos todos viendo una película, yo estoy en un pequeño mueble al lado de mi madre y Pablo  sentado en el piso con su teléfono y mi padre al lado de su esposa, la pelicula que veíamos era una película de gánsters y droga, se llamaba “Superfly”

—¡Ya corta tu cabello, pareces el gallo Claudio!—gritó mi mamá al televisor.

—¿Y si vendemos drogas?—pregunté. Todos me miran extrañados, me echo a reír y aclaro mi garganta—Cálmense, solo es juego, ya saben díganle no a las drogas.

La película ya estaba a punto de terminar, la verdad me aburrió, decido irme a mi cuarto y prender un cigarrillo.

Lo sé, lo sé… díganle NO a las drogas, el lunes lo dejo.

Pd: Yo no fumo hierva.

Estoy sentado junto a mi ventana que estaba abierta para dejar salir el humo, y me pongo a ver la vista del mar, ver los carros pasar de subida y de bajada, pero noto algo que me hace poner un poco tenso, miro ese carro, el de él…Justin… Viene conduciendo lento, no puedo ver adentro del auto, ya que tiene sus vidrios oscuros, le doy una calada a mi cigarrillo y veo que de repente  acelera, no le doy importancia y sigo con la mirada en el mar.

¿Y si me voy a nada un rato? 

Sería bueno para relajarme, así lo haré.

Cuando estoy a punto de tomar mis cosas para ir a la playa, me entra una llama y la contesto de una vez

—¿Que pasa Miranda? Fuiste al local ¿Verdad?

—Sí, ya estoy aquí y surgió un problema, será mejor que vengas.

Tontos.

—¿Qué? ¿Cual problema? ¿Es grave? 

—Brandon y el contratista están discutiendo, hay mucha tensión con gritos, tienes que venir ¡Ya!

Suspiro y me pongo a caminar de un lado a otro pensado en que debo hacer, no debería ir al trabajo, apenas llego mi mamá a la cas….gruño por la frustración.

 —Voy saliendo y no digas que voy.

Corto la llamada, subo a mi habitacion para ponerme los zapatos y salir apresurado de la casa, me monto en mi camioneta y arranco todo molesto.

—¡Estúpido, Brandon! Apenas vamos empezando y ya la presión le está afectando, ¿Será que tome una mala decisión con él?

Me detengo en una luz roja del semáforo y aprovecho para llamar a Miranda, que luego de unos cuantos tonos contesta.

—Sr Andrew. ¿Ya le falta poco por llegar? Es que lo necesitamos.

—Ya voy llegando, dile a Brandon que no diga más nada, yo me encargaré de todo.

Llamada finalizada.

No puedo creer que empezamos, y ya cometieron un error tan tonto como tirar una pared que no se tenía que tocar.

Estúpidos, de verdad.

Llego y me estaciono en frente de la entrada. Creo que me estacione donde no debía, pero no me importa, paso por la entrada donde están algunos empleados sentados, los miro serio y antes que pudiera hablar ellos se levantan, se disculpan y se van a su lugar a trabajar y sigo mi camino.

No debería estar aquí y menos en una forma tan informal, no me dio tiempo de cambiarme, solo de ponerme los zapatos de seguridad, porque sabía que me tendría que quedar.

Caminando al fondo puedo escuchar a hombres gritando y discutiendo, me voy acercando poco a poco sin ninguna expresión en mi rosto, para ocultar la ira que tengo por dentro porque yo no debería estar aquí.

—¡¿Que demonios pasa aquí?!—grité fuerte con molestia en mi voz para que se callaran— ¿Ninguno me va a responder?

—Los señores, están discutiendo porque la pared o los restos de esta pared, no era la que se tenía que tirar, sino mas bien la de su derecha, señor.

Me tomo el puente de la nariz y respiro lento, señalo a los dos señores que tengo en frente a quienes culpo por esto.

—Brandon, habla tú, y luego el Señor Malkon.

—Bien, el señor acá—señala al arquitecto—No captó ninguna de las instrucciones especificas que le di, incluso marqué con tinta la pared que el tiraría.

Miro al arquitecto quien bufa a la explicación de Brandon, levanto la mano para callar a Brando y le hago señas al señor Malkon que hable.

—Señor, le explico… Sí, yo tiré esa pared, pero el señor aquí a mi lado, me dijo que el marcaria las que no se tienen que tirar, y como vi que esta no estaba marcada yo seguí esa orden.

Brando quiere interrumpir pero lo freno de una sola vez—¿Alguien salió lastimado?

—No, afortunadamente nadie estaba cerca.

Miranda se me acerca y me muestra unos apuntes que ella tiene en su libreta, asiento y vuelvo a dirigirme a ellos.

—Bien, como nadie salió lastimado que es lo importante, que fue solo una pared de equivocación y levantarla no me cuadra, mejor adaptemos el esquema del club—Señalo a Brandon—Brandon, necesito que te vayas a tu casa y te tomes el día de hoy, ya mañana volverás a tomar el control, pero hoy me encargo yo—Él quiere protestar y sigo hablando—No es una petición, es una orden, así que vete a tu casa a dormir o a lo que hagas para calmarte.

Él se endereza un poco—feliz tarde.

Se retira del lugar y agarro un casco de seguridad, me quito el suéter y me quedo con la franela negra que tenía abajo, me acerco al lugar donde el Sr.Malkon tiene los planos, él hacia los cambios dibujando lo que haríamos, para ver que podemos agregar en esa zona, y no sea la pista de baile tan grande, discutimos en si poner unas mesas y sillas.

—¿Que tal sí ponemos otra barra?

Él arquitecto niega con la cabeza—No, Señor. No se vería bien con la atmosfera de las habita.

—Mira, sí colocamos la barra y reducimos la otra a la misma medida, dejará que todo siga simétrico y ponemos unas lámparas plateadas de techo a una medida de dos metros, y en la esquina ponemos una pequeña zona VIP, para los clientes de bajo presupuesto, y que puedan probar como es estar en su propia zona privada, eso les gustará y traerán más personas, es más... Así será, te vas a encargar de que todo encaje, eso es lo que quiero y por favor… Sin acontecimientos.

No soy de esos jefes que solo se quedan mirando el trabajo; yo soy de los que prefieren hacer sus cosas por si mismo, para asegurar que saldrá todo como yo quiero, pero como no tengo el conocimiento de arquitectura, solo hago lo que me dicen y trato de hacerlo de la mejor forma. Traigo y llevo cosas, ensuciándome un poco, también instalo algunas luces, dando señas con las manos a el encargado de sonido y luces para que me diga si quiere que suba o las baje más, me da un like con la mano dándome a entender que ese es el lugar, así que la fijo con el destornillador, cuando termino de bajar las escaleras Miranda me toca el hombro, me volteo de para ver que ella sostiene mi teléfono, me mira algo preocupada pero trata de disimular y cuando vi el nombre de quien me llamaba también me preocupe.

Papá...

—Dime, papá ¿todo está bien? ¿Como está mi mamá?

 Escucho una risa detrás de él—Te dije que no lo llamaras, se iba a preocupar sin razón—Mi padre también se ríe—Todo está bien, hijo. Llamé, porque me dijeron que paso algo en el nuevo club, y quería saber cómo va todo.

Suelto un poco de aire que no sabía que está reteniendo desde que conteste—Sí, ya todo está bien, ya me encargue.

Después de hablar un rato con mi padre, y que estuviera al tanto de lo que yo hice con Brandon, y los cambios él decidió colgar, guardo mi teléfono para ir caminando a la salida a tomar un poco de aire para decidir, sí irme o quedarme un poco más, pero nunca pensé que pasaría lo que sucedió.

Cruzando un pilar y teniendo la entrada enfrente de mí, alguien choca conmigo haciendo que resbale y caiga sobre mi espalda, pego la cabeza con el piso y suelto un pequeño sonido de dolor, pero nada grave…Cuando me levanto, veo a una chica en el piso tratando de levantarse, pero su mirada está en el piso, su cabello no me dejaba ver su rostro bien y solo escuchaba las quejas de ella.

—¡Agh! Mi cabeza—dijo en forma de queja—¡¿Que te pasa, estupido?! Fijate bien por donde caminas, ¿Tenias también que caminar rápido?—Se levantó emitiendo gruñidos—Eres un tarado— dijo acomodándose el cabello. 

Bufo algo molesto, ¿Quien se cree ella, para hablarme así a mí?

 Me quedo estático cuando por fin ella se levanta, y se termina de acomodar el cabello que cubría su rostro, no puedo moverme, no puedo ni respirar.

—Rosse…—susurré.

 Ella sacude sus vaqueros con las manos, y cuando me mira nuestros ojos se encontraron, fue como si ya todo lo que pasó; el choque, que estaba en mi trabajo, que tenía espectadores preguntando que sí estoy bien... Que todo se esfumara al ver esos hermosos ojos color café, llenos de ese no se qué, que tan solo de verlos, sientes que no quieres moverte por nada en el mundo para no ahuyentarlos y poder disfrutarlos al máximo, ver su cara perfilada, el color  blanco de su piel, su cabello castaño oscuro que cae perfectamente a sus costados, y su labios…esos labios que me encantaría besar.

Salgo de mi transe al sentír que Miranda me pasa por un costado, para ponerse enfrente mí.

Noto que Rosse también mira fijamente por un tiempo hasta que baja la mirada, estoy en total shock para no detener a Miranda regañando a la niña que me saca lo peor y lo mejor de mí.

—¡Te estoy hablando, niña! ¡¿Que haces aquí?!  Es propiedad privada,  además hiciste que se callera el dueño de lugar ¿No te da pena?—espetó Miranda.

Rosse me mira apenada, pero no sé... Hay algo en su mirada que no me encaja en algo.

Me tenía arto, así que alzé un poco la voz—¡Miranda, déjala! Ya deja de regañarla, él unico que le puede decir o regañarla soy yo, y no lo hago ¿O sí?

Miranda se calla por un momento y vuelve hablar—Pero... Señor, se pudo golpear fuerte su cabeza, podría haber tenido una lesión grave, deberíamos demandarla para que no se meta en lugares donde no debe.

La mirada de Rosse muestra tristeza y pareciera que quisiera llorar…¿Será por pena? ¿Ó por miedo?La verdad no lo sé, pero no me gusta esa mirada.

 Me sacudo mis vaqueros—No seas dramática, solo fue un pequeño golpe y ya no me duele. Deberíamos ver sí ella está bien por la caída—le dije a Miranda.

Rosse baja mirada y luego la levanta para mirarme—Estoy bien. Ya me voy, perdonenme—dijo tímidamente.

Ella pasa a un lado de mí y la tomo del brazo—Espera…¿Ya te vas?

Ella se suelta de mi agarre— Sí, y no me toques, ni siquiera sé quien eres.

 Y así como así va caminando a la salida, corro para alcanzarla—¡Niña oreo!

Ella se detiene en seco y se voltea—Disculpa, ¿Como me dijiste?.

Sonrío—Niña oreo.

Ella me mira extrañada—¿Ycomo sabes que a mi…

Ella se toca la cabeza, parece que le duele algo, corro para agarrarla pero ella se mantiene.

—¿Estás bien?—pregunté con preocupación. ella solo asiente y llega alguien a agarrarla.

La persona que estaba ayudando a Rosse, era una chica, su piel era blanca, sus ojos color avellana, su cabello estaba recogido en un moño desordenado, y su cuerpo… Bueno tenía un buen cuerpo, creo que eran amigas, así que la jala para la salida.

—Rosse, ¿Por qué entraste? ¿Estás bien? ¿Podrias dejar de ser tan curiosa en tu vida por una buena vez?—preguntó la chica—Justin nos espera afuera.

Me tenso al escuchar ese nombre y presiono mis manos en un puño, veo que ellas salen y las sigo, y efectivamente veo el carro de Justin en la salida, él está adentro y la chica de ojos avellana mete a Rosse en el asiento del copiloto.

 La amiga de Rose se me acerca—¡Aléjate de ella, No lo repetiré!—Ella se sube en el auto y se van.

Vuelvo a entrar y me siento a lado de Miranda.

—¿Que demonios pasó?— me preguntó Miranda.

 No puedo dejar de sonreír, ella está aquí, ella vino a mí… Pero… ¿Por qué? Ella no tenía ese brillo al mirarme como paso en la videollamada, fue solo una mirada de las siempre... de chicas que ven el físico y ya.

Miranda me agarra del hombro trayéndome a la realidad—Hey, ¿Que fue todo eso te dije?¿Por qué la defendiste? Ella hizo algo ilegal y tú eres tan… Recto.

Me levanto de golpe y corro a mi ranger y le grito a Miranda desde mi camioneta—¡Estás a cargo! Sí pasa algo grave me llamas, y sino lo resuelves.

Salgo del club para llegar a la carretera pisando el acelerador, y conduzco por el mismo camino que ellos se fueron.

—Me  importa madres sí Justin o esa chica me dijeran que me apartara. Rosse está aquí, y yo voy hablar con ella—saco mi teléfono con mientras conduzco con cuidado para no chocar... Lo que podría faltar sería es eso,mi madre saliendo del hospital y yo vaya entrando por un choque. Soy muy bueno condiciendo para no chocar, pero los otros conductores son unos tarados cuando conducen a lo loco por estar apresurados.

Voy al centro haber si ellos están y encontrarlos por fin,  paso por todas las tiendas y no veo el auto de Justin, decido ir por las orillas de la playas las más cercanas ya que por ser turistas quieren ver las playas, pero tampoco los encuentro.

Me detuve en una tienda para comprar algo de beber, tenia sed y me compre un refresco de uva. Lo irónico es que el refresco no quita la sed, solo la incrementa. Después de tomar mi refresco y de ir al baño saco mi teléfono para ver el mensaje que llegó, mi confusión es clara en rostro al ver que él mensaje era de Zack.

 Ahora que querrá este idiota.

Abro el chat, y nuestros mensajes solo eran discusiones e insultos.

Zack: Ven a tomar un trago. Yo invito y hacemos las pases ;) 

Yo: ¡Vete al diablo! Yo no voy a caer en tus trampas de niño.

Zack: No es juego… La verdad te tengo una propuesta, algo que nos beneficiará a los dos, económicamente claro… Un negocio que quiero hacer y necesito tu ayuda, un trago no te caería mal.

Yo: Púdrete Zack, jamás te tendría de socio. Cuida tu espalda, ya que cuando te metes con mi familia…tú sabes de que soy capaz.

Visto. 

Este idiota debe entender el mensaje que con el no quiero nada de nada, y si puedo arruinarlo lo hare…

¿Un trago?

Me echo a reir—Está mal de verdad, si cree que iré por que él me lo pida.

Llevo como tres horas o mas por fuera y ningún rastro de ellos, llamo a Miranda para que novedades tiene.

—Miranda, ¿Como va todo? ¿Surgió algo?—se escucha unos sonidos de martilleos y cosas arrastrándose.

—Todo está bien, ya están sacando los escombros de la pared para limpiar, van a poner yeso a en los pilares cerca de la barra para poder pintar la zona, y el maestro de obra dice que en tres días esto debe estar en la etapa final.

—Bien, ¿Ya llego la inmobiliaria con las nuevas mesas, sillones y todo lo que ordenamo?

Ella grita un poco por todo el ruido—¿Como dijo, Señor? No le entendí.

 Me río y hablo mas fuerte— dije que sí llevaron los muebles nuevos para el club.

 Miranda se calla por un momento y la espero—Yo le dejé un papelito en su escritorio diciendo le que llegarían mañana, ya que no pudieron salir antes porque surgió un inconveniente con ellos, pero mañana de llegan, me lo notificaron hace un momento.

—Okay, me iré a mi casa, así que dile a los demás que se retiren—retiro el teléfono de mi oreja para ver la hora y vuelvo hablar— ya son las seis, y no quiero que hagan un mal trabajo por falta de descanso.

—Okay, señor.

Llamada finalizada.

Decido rendirme en la búsqueda, porque no iré a la casa de Justin a preguntarle donde está ya que me botaría de su casa, esa se la dejaron sus padre a él, creo que estudiará aquí y sus padre se irán de la isla, según lo que mi padre me dijo, ya que aún mantiene su amistad la familia de mi ex amigo, los problemas entre Justin y mi persona son de nosotros, no tiene nada que ver con los demás y así se mantendrá.

Al llegar a mi casa me siento algo cansado, me voy a ver como esta mi mamá, pero ya están durmiendo, mi hermano creo que salió y la verdad no me importa mucho, así que me voy a mi habitacion, cuando entro miro un pequeño papel en mi cama con algo escrito:

“Encuentra tu lugar como yo encontré el mío, llena tu alma de fulgor y mi corazón de orgullo, hijo de mi corazón” 

Mi madre siempre me impulsaba a la música, pero a mi no me gustaba hasta ahora, ella nunca se rindió con eso, y mírenme ahora...En clases de piano tratando de encontrarme.

Empieso a tocar las teclas del piano y me dijo llevar con cada nota, cada acorde con las escalas y solo dejo llevar mis dedos por todas las teclas… No sé lo que toco, pero me gusta como suena, no me detengo, cierro mis ojos y me dejo llevar por la melodía.

Uno tiene que buscar la forma de encontrarse, ya sea por dibujos, poesía, música ó lo que más nos guste, sentir que formas parte de algo y no te quedas por fuera de nada, sentir como influyes en lo mas minimo y poder sentirte libre… ¿Acaso eso no es lo que todos queremos? ¿Liberdad?

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